Tres años después...El Palacio de Bellas Artes abría sus puertas para la primera presentación de Alana, aclamada y deseada por millones de personas y bailarinas que muchas de ellas eran alumnas de su academia. Los años la habían transformado en una mujer cada vez más fuerte, con sus sueños cumplidos, sueños que sin el apoyo de sus padres y de su amor, no hubiera logrado. Hoy puede decir que las cartas que su padre y su tío tomaron en el asunto, cuando ella estaba cegada e Izan perdido, valieron la pena.El murmullo del público emocionado llegaba hasta su camerino. No cualquiera logra una presentación antes de un año de haberse graduado, pero ella lo había conseguido, con su esfuerzo.Los minutos pasaban y Alana esperaba ansiosa la llegada de Izan. Lo necesitaba a su lado. Ariel, su pequeña, estaba con Alana sin entender por qué él no había llegado aún. Alana buscó su teléfono en el bolso, intentó llamarlo de nuevo, pero no hubo respuesta. Se puso de pie, ya no podía seguir posponiend
Dos años después...Han pasado dos años desde aquel mágico día en el escenario de Bellas Artes, y un año desde que Alana se convirtió en la esposa del CEO más importante del mundo automotriz. Cada día es una celebración del amor y la vida, lleno de risas y decisiones compartidas que Alana no cambiaría por nada. Ahora, la familia divide su tiempo entre su soñado castillo y el piso que compraron en Boston, viajando frecuentemente debido a las responsabilidades con las otras empresas. Aunque el castillo es su cálido hogar, donde se sienten verdaderamente en casa, rodeados de verdes praderas donde los caballos salvajes corren libremente. Un hermoso regalo de bodas de parte de su suegro. Ariel, con sus ocho años, corretea por los amplios pasillos, su risa llenando las antiguas paredes de piedra mientras se dirige al jardín. Alana, está sentada en el wáter y sus manos temblaban cuando dejó la prueba de embarazo en la baldosa. Habían intentado durante meses concebir, pero habían decidido de
El día tan esperado por fin llegó: hoy conocerian al nuevo integrante de la familia Ribeiro Gerber. Todos estaban reunidos en la sala de espera, excepto una persona que aún no había llegado.—Hijo, cálmate —le pidió Felipe a Izan, al verlo nervioso, caminando de un lado a otro como un león enjaulado.—¿Por qué no me llaman? No debí hacerte caso, padre —gruñó Izan, meciendo de sus cabello castaños con frustración.Sergio, al ver la tensión, rompió a reír y se levantó para intentar calmar a su sobrino.—Izan, tu padre nunca cometería un error con su segundo nieto. Octavio es el mejor doctor y Fabian tu tío.Izan rodó los ojos, claramente exasperado.—Ninguno de los dos es obstetra, ginecólogo o pediatra. No sé qué convenio tienen con ellos, pero creer que está bien que trate el parto de mi esposa es una locura. ¡Es mi esposa! —Los nervios lo traicionaron y su padre negó con la cabeza.—Es mi hija, no lo olvides.Izan soltó un suspiro profundo y bajó la mirada por un momento. Luego, sin
IZAN RIBEIRO Fabián me esperaba con un equipo médico, y su expresión era de pura preocupación. Al verlo, un dolor punzante me atravesó el pecho. Su bata médica estaba manchada de sangre, lo que aumentó mi angustia.—Te juro que si algo le pasó a Alana o a mi hijo… —lo agarré del cuello con desesperación.—¡Deja de hablar estupideces! —me espetó Fabián, zafándose de mi agarre—, vístete con eso y recógete esas greñas. Alana está débil, no tiene fuerzas y el bebé no sale. Necesito que la ayudes, solo tú puedes darle las fuerzas que necesita.El corazón se me quería salir del pecho. Ella puede, claro que puede, mi princesa es fuerte, muy fuerte. Me vestí rápidamente y entré a la sala de partos. Su rostro estaba pálido y sus lágrimas caían como cascadas al verme.—Izan... Duele, no puedo—sollozó. Octavio me saludó con la mirada mientras los demás médicos trabajaban frenéticamente alrededor de ella. Su vientre seguía abultado y su respiración era agitada. Me acerqué, besé su frente y aca
Tras haber renunciado a su primer amor de infancia, por un trágico accidente que lo dejó atado a una silla de ruedas, Izan se volvió un hombre frío y calculador. El más temido de toda Europa, ganándose el cruel apodo de CISNE NEGRO, un apodo que evoca su ferocidad.Construyó un imperio automotriz con una nueva marca a temprana edad. Su vida da un giro inesperado cuando resurge una cláusula oculta en el testamento de su padre cuando decide tomar el control de sus empresas en vida, desencadenando una serie de eventos que cambiarán su destino.El tío de Izan, empeñado en proteger a su hija, busca la ayuda con su mejor amigo y padre del magnate para impedir que su pequeña se case, su mejor amigo revela la cláusula. Sin embargo, el plan se complica, no contaba que la dejara a merced de su sobrino, que, para tener la herencia y control de las empresas, la cláusula impuesta dicta; que ambos deben convivir un año antes de que cualquiera pueda casarse y así heredar el control de las empresas.
Llegar sin previo aviso, solo preocupo a su hermana al verlo con sus ojos de angustia, Sergio la saluda y busca con la mirada a Felipe, su mejor amigo y, esposo de su hermana, solo él, es la solución. Pero, se consigue con una jovencita de cabello crespo que salta a sus brazos. —Tío, ¿qué haces aquí? ¿Mi tía y mis primos han venido contigo? Estoy muy aburrida— le hace pucheros y hala de su brazo para que tome asiento—, tío, estoy estudiando ruso, mi padre dice que cuando sea mayor viajaré a vivir con mi hermano. Sergio ríe al ver lo imperativa que es Maia, sonríe y Samantha que nota que nada está bien, con una mirada Maia comienza a hacer berrinches. Sergio, acaricia su cabello rizado sonriendo con melancolía al viajar al pasado. —Mami, pero… —Cariño, vine solo por trabajo, pronto verás a tus primos. Maia termina por levantarse y mira a su madre con súplica, Sergio al verla que desea quedarse interviene. —Sam, déjala, solo quiero hablar con Felipe. ¿Está en casa? —Maia c
El regreso a Boston no fue agradable, sentirse como era el foco de las miradas, cada una de ellas clavándose como agujas en su piel. Izan Ribeiro había regresado, ya no era aquel niño dulce, comprensivo, ahora era un hombre, un bloque de hielo que no mostraba ni un atisbo de felicidad.Le pide a Pavel que se detenga un momento antes de llegar a la empresa de su padre. No tiene idea de qué le aguarda en la oficina, pero se prepara mentalmente mientras peina su largo cabello castaño oscuro. Pavel le entrega unos guantes de cuero negro.—Señor, su madre estará muy feliz de verlo, no deja de llamar— comenta e Izan le pide con la mirada que continúe. —Mi madre, siempre está feliz de verme —responde con sarcasmo. —Es diferente, señor, no será a través de una pantalla. Izan guardó silencio, evitó por años ver a su madre. Pavel no comprende por qué un hijo no ha de querer ver a su madre. El que creció siendo un niño huérfano era su deseo más grande de tener una madre. Sin embargo, Izan sol
Alana contempló el vestido que su hermana buscó para ella, trató de sonreír, pero le resultaba imposible. Este día sería especial e importante, Jasiek pediría su mano. Divagaba en su mente buscando las palabras correctas para explicarle que viviría con su mejor amigo y ahora enemigo, solos bajo el mismo techo, delante de los ojos de él y de su padre. Sería un insulto, una deshonra; son muy apegados a sus costumbres.Melissa dejó el último accesorio encima de su cama. Fantaseaba con ser la mejor diseñadora de modas y aunque tratara de ocultar su buen gusto la delataba. Se sentó a su lado y colocó su mano encima de la suya, en señal de apoyo.—No debes preocuparte. Quien ama de verdad lucha, y si Jasiek te ama realmente, entenderá y luchará, porque nuestro padre no se lo puso fácil.—Me ama, lo sé, pero esto sobrepasa todas sus costumbres. Por Dios, Melissa, viviré con Izan, solo nosotros dos, ¿entiendes eso?Melissa rio y cubrió sus labios, sus mejillas se tornaron rojas y se levantó p