Isabella Lennox, una nueva identidad, una antigua venganza. Elisa, una mujer marcada por el pasado, escapa de la cárcel y, bajo una nueva identidad, se une a James en una peligrosa misión, vengarse de los Wolf, y de su verdugo Mikel Wolf, su exesposo. James, un hombre frío y calculador, desconfía de ella. ¿Será capaz esta mujer, con un pasado turbio, de encajar en su mundo y llevar a cabo su plan de venganza? A medida que ambos se adentran en un juego de seducción y traición, una atracción irresistible comienza a surgir entre ellos. Amor y venganza, una combinación explosiva. Mientras Isabella y James tejen una red de mentiras para acercarse a sus enemigos, su amor crece cada día más. Pero el pasado los acecha, y Astrid, dispuesta a todo para proteger su imperio, hará lo imposible por destruirlos. En un clímax lleno de acción y emoción, Isabella y James se enfrentarán a sus enemigos más feroces, descubriendo el verdadero significado del amor y la redención. ¿Podrán lograr su venganza sin perderse a sí mismos en el proceso? Si te gustan las historias apasionadas, de venganza y redención, no te puedes perder esta novela que te mantendrá al borde del asiento hasta la última página.
Leer másJames le dedicó una sonrisita burlona a la secretaria mientras las puertas del elevador se le cerraban justo en la cara.—¡Listo, James, ya estás aquí! Ahora debes hacer que esto valga la pena y encontrar algo que sea útil — se dijo a si mismo manteniendo la vista baja para eludir a la cámara.Arriba en presidencia, la hermosísima mujer vestida de rojo cruzaba la puerta de la oficina de Mikerl Wolf.—Siéntate Isabella, ¿Te apetece un café?—¿Tienes té? Creo que el tiempo en Londres me hizo amar el té — comentó de forma casi casual, aunque nada de lo que ella pudiera decir o hacer, era casual.Además, odiaba el té.—Llamaré a mi secretaria para que prepare uno.—Mikel, de verdad te estoy muy agradecida, te has portado como todo un caballero de brillante armadura, has sido mi héroe el día de hoy — Dijo zalamera para inflarle un poco el ego y mantenerse como la damisela que no quiebra un plato.—Nada de eso, Isabella, creo que un hombre siempre debe salir al rescate de una mujer en pelig
Mikel bajó del coche y fingió no haberse dado cuenta de quién era ella. Isabella, por su parte, aplicó la misma estrategia haciendo que se asomaba al cofre del vehículo para revisar algo.—Buenos días, señorita, ¿Tiene problemas con su auto? — Mikel preguntó impostando la voz de macho alfa que viene al rescate — ¿Necesita que la ayude?Isabella respondió manteniendo la mirada baja y también sus pechos para “mostrar un poco la mercancía”.—¡Oh! Gracias al cielo que usted se detuvo, ¿Tiene idea de lo difícil que es lograr que alguien te ayude hoy en día? Nadie quiere detenerse a prestar ayuda, es terrible, tengo una hora aquí — dijo en plan de necesidad extrema.Mikel sonrió y se acercó más a ella sin quitar la vista de su exuberante escote.—¿Isabella? — fingiendo sorpresa.—¿Mikel? — Ella hizo lo mismo — ¡Oh, Mikel! El cielo te ha enviado hacia mí, ¡Estoy segura! — dijo sacando la cabeza de debajo de la tapa del cofre y acercándose a él para abrazarlo con efusividad — Ah… disculpa, ta
James había tenido dos largos días para pensarlo muy bien, el comentario de Isabella había sido como una inyección fresca a su sistema, y necesitaba comprobar por sí solo si el viejo Emmett Wolf tenía algo en su oficina que pudiera usar en su contra, además, también necesitaba infiltrarse en su equipo de seguridad para conocer sus movimientos contra Lennox y Lennox.Había pasado los dos últimos días metido en el despacho maquinando una forma de hacerlo, y, mientras tanto, había podido observar a Isabella desde los ventanales hacia el jardín haciendo ejercicio matutino muy temprano y llorando en silencio por los rincones cuando pensaba que nadie la estaba viendo. Le preocupaba lo último, y no solo por sus planes, sino que ahora también comenzaba a surgir un interés más… personal en ella. No quería verla triste ni saber de nada que la lastimara, pero el tema de su hijo era demasiado para James, no sabría ni por dónde comenzar.Al fin dedujo una forma de lograr escabullirse en Wolf Compa
La nana se quedó helada, comprendiendo la insinuación de la señora de la casa y temiendo que involucrara al niño en semejante tontería.Astrid siempre buscaba la forma de amargarle la existencia al pobre pequeño, ella misma había tenido que limpiar sus lágrimas durante años por culpa de las injusticias a las que Astrid lo sometía constantemente, y lo peor era que el señor Mikel no lo notaba, era como si la mujer tuviera el poder de vendarle los ojos para que no se diera cuenta de lo cruel que podía ser con Mat.La nana apretó los puños e inspiró hondo, quería a Maty, lo había cuidado desde que nació, y le dolía que lo trataran como si fuera un estorbo.—A ver, mocoso. Cuéntale a tu mamá cómo estuvo eso de conocer a tu nueva amiga — le dijo encarando al pequeño.—Tú no eres mi mamá — Mat dijo, levantando la barbilla y mirándola a los ojos. La mirada azul profundo del niño le recordó a Astrid los ojos de Elisa.« ¡Maldita Elisa! Me dejó a su engendro para que me hiciera la vida un puré
—¿Estás segura de que quieres irte sola? — James insistió, no quería perderla de vista en el estado en el que se encontraba.—Sí — respondió a secas y sin mirarlo a la cara.Ella se dio la vuelta y, sin siquiera despedirse, se dirigió hacia la calle en busca de un taxi.James la observó desaparecer con una extraña sensación de desasosiego en el estómago, nunca la había visto así, ni siquiera cuando Beatriz murió, ella había llorado mucho y se había desahogado, pero ahora simplemente se cerraba como una ostra sin mediar palabra y además quería desaparecer y buscar la soledad, y la soledad nunca es buena compañía.Inspiró hondo y subió al auto, no había nada más por hacer, salvo una cosa. Planear como diablos iba a entrar en el piso más alto de Wolf Company.En casa de los Wolf.Mikel detuvo el auto y Mat salió corriendo con las bolsas de las compras directo a su habitación, sacó todo el contenido y lo desparramó sobre la cama.—Nana, ¡Nana! ¿Puedes venir a ver las cosas que mi papá me
Isabella se echó a andar a paso largo y rápido, como queriendo escapar con rapidez del lugar. De pronto, el bullicio de la gente, las luces y los colores comenzaron a ejercer sobre ella un malestar más que evidente. Era como si todo el maldito edifico quisiera venirse encima con su peso aplastante sin haberla tocado, todavía, una sensación de claustrofobia recorrió su cuerpo, dificultándole respirar. James la observó en silencio, caminando junto a ella y manteniéndole el paso con dificultad. Hubo un momento en el que ella sintió que el aire le faltaba y necesitó abanicarse con la mano, pero no fue suficiente, trastabilló y estuvo a punto de irse al suelo, pero su firmeza era tal, que estaba convencida de que se necesitaría el doble de lo vivido en las últimas horas para obligarla a ceder.James la vio sonrojarse y también la vio tambalear, sintiendo una punzada en el estómago y algo de culpa. Levantó la mano para sujetarla, pero la mujer ya estaba recostándose contra el muro frente a
El almuerzo trascurrió relativamente tranquilo, a pesar de que James no dejaba de mirar a su alrededor con la sospecha de que el viejo Emmett estaba vigilándolos.Al fin supuso que si era así, tal vez sería mejor que pensara que ganaba terreno, y eso era una buena maniobra: dejar pensar al enemigo que llevaba la delantera.—Mikel, ¿Y cuál es la historia detrás de la fortuna, Wolf? — preguntó malintencionadamente y con una sonrisa socarrona en los labios, llevándose un jugoso trozo de carne a la boca.Isabella se tensó y lo pateó bajo la mesa. ¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Acaso quería poner sobre aviso a los Wolf?—Pues, la verdad es que mi padre no da muchas explicaciones al respecto, pero lo que siempre dice es que ha sido producto de arduo trabajo — respondió de forma más que calculada, por su puesto.A James no le quedó claro si Mikel conocía los oscuros y reprobables secretos de su padre, o si solo era una marioneta más en el juego de poderes de Emmett Wolf. Necesitaba aclararlo
—¿Sí, diga?—¿Jofrey?—¡Sí, señor Emmett! — contestó el otro al darse cuenta de quién le hablaba.Jofrey era uno de los perros falderos de Emmett Wolf, el mandadero, el tipo al que Emmett llamaba para hacer su trabajo sucio, su mejor sujeto, aunque no lo admitiera.—¿Me enviaste toda la investigación sobre los Lennox que te pedí? — preguntó de forma altanera mientras revisaba por quinta vez el material del folder.—¡Sí, señor! Por supuesto, todo lo que me pidió — aseguró con vehemencia, sabía que el viejo Wolf no era hombre de aceptar errores, ni de perdonarlos tampoco. Era peligroso.—Evidentemente, no está todo aquí — insistió lanzando el folder contra la pared.—Señor, le juro que se lo envié completo — dijo con exceso de cuidado.—Entonces no investigaste en profundidad, estoy seguro de que faltan datos.—Señor, le aseguro que levanté piedras para conseguir todo lo que está en el informe, los Lennox no son del tipo de gente que deje migas de pan para seguir, son una familia muy re
Mikel sonrió con un toque de seducción implícito que no supo disimular, buscando la mirada de Isabella que se mantenía inmóvil con una mano sobre el hombro del guardia de seguridad, y la otra en la mano de James, apretándola con tanta fuerza que sus nudillos blanquearon como un papel.James hubiera querido borrarle la estúpida sonrisa de la cara a Wolf, ¡Cómo era tan descarado de pavonearse con Isabella después de haber dejado su propio hijo en cualquier parte! «¡Es un idiota!», pensó, « Cómo me encantaría tumbarle todos los dientes! »Inspiró hondo y se obligó a sonreír a la fuerza, pero pensó para sus adentros que hacía más una mueca ridícula que otra cosa.Isabella asumió una postura insigne, levantando la barbilla como si no sucediera nada.« ¿Cómo carajos lo hace? », James observó la excelente actuación de Isabella digna de un Oscar.Eso solo tenía una respuesta. Mientras las motivaciones de James para vengarse eran unas, las de Isabella eran otras, ella era madre, y además de v