Laura Rabel, es una mujer madura y divorciada que se desempeña como profesora de arte en una de las universidades más prestigiosas del país. Su vida da un giro inesperado cuando conoce a Alejandro Altamiranda, un joven carismático que, a pesar de su juventud, queda cautivado por la belleza y la sabiduría de Laura desde el primer momento. A medida que pasan los días, un coqueteo sutil entre ellos se transforma en una conexión intensa y apasionada. Sin importar los prejuicios ni la diferencia de edad, Laura y Alejandro se convierten en amantes, disfrutando de momentos robados llenos de pasión y complicidad. Sin embargo, la pesadilla comienza cuando Valentina, la hija de Laura, decide presentarle a su prometido. Para su sorpresa, Laura descubre que se trata del mismo joven con el que ha mantenido una aventura durante meses. Desconcertada y abrumada, Laura considera la posibilidad de ocultar la verdad a su hija, pensando que tal vez las cosas se podrían resolver sin que Valentina se entere de la relación. Pero la situación se complica aún más cuando, para su sorpresa, Laura descubre que está embarazada de Alejandro. Atrapada entre el amor que siente por Alejandro y la responsabilidad de ser madre, Valentina, enfrenta un dilema desgarrador.
Leer másAlejandro fue a ver a Laura. Llegó hasta la habitación donde se encontraba hospitalizada y, al entrar, se encontró con un lugar que, lejos de parecer un hospital, parecía más bien un sitio abandonado por el gran deterioro que se evidenciaba en su interior y la miseria que se palpaba a simple vista. Entró en la habitación que le había indicado una de las enfermeras y, al ver a Laura acostada en aquella cama, muy desmejorada y desnutrida, se quedó impactado, sin poder asimilar que se trataba de la misma mujer de la que alguna vez había estado enamorado y con la que había vivido los momentos más emocionantes, haciéndolo perder hasta la cordura. Ella se encontraba despierta, con la mirada perdida, y no se había dado cuenta de su presencia. Alejandro caminó hacia la cama lentamente y, cuando estuvo frente a ella, le dijo: —Laura, soy yo, Alejandro. Ella lo miró con una expresión algo extrañada; a simple vista, no lo reconocía. Había comenzado a olvidar muchos episodios de su vida y le
La tensión en el consultorio era palpable, Valentina sentía temor, no estaba optimista y solo pensaba en lo peor. Ya la vida la había hecho pasar por mucho dolor, y sentía que esta vez podía tratarse de algo muy malo que venía a empañar la felicidad que había logrado alcanzar. Apretaba la mano de Manuel con fuerza, él era su único refugio en ese momento. El doctor ya tenía los resultados de los análisis en su poder y estaba preparado para darle la noticia a ambos. —Por favor, doctor, dígame, ¿qué es lo que tengo? ¿Por qué me han dado todos esos malestares? Termine con esta angustia que tengo por favor. —decía Valentina a punto de llorar. —Bueno, después de una evaluación exhaustiva, los resultados de los exámenes indican que usted está embarazada.Tanto Manuel como Valentina exclamaron al unísono, totalmente incrédulos:—¿Cómo?—Sí, así es. Van a tener un hijo.—No, eso no puede ser, doctor. Tiene que haber un error. Yo no puedo tener hijos; hace algunos años me hice unos exámenes
Valentina la miró con los ojos llenos de lágrimas. — ¿Qué más vas a decirme? ¿Acaso no ha sido suficiente con haberme destruido la vida como lo has hecho durante todos estos años? Y aun así, tienes el cinismo de decirme que hay algo más que debo saber. —Sí, aunque te cueste creerlo, yo me siento muy arrepentida por todo lo que te he hecho. Y no quiero que te vayas sin antes pedirte perdón. —¿Perdonarte? ¡Ja! Suena tan fácil decirlo. La verdad es que yo venía dispuesta a perdonarte, y no pensaba hacerlo por ti, sino por mí, para poder al fin liberarme de esta carga que he llevado todos estos años. Pero no contaba con que me iba a enterar de que ese hombre al que siempre vi como mi ídolo no es mi verdadero padre. —Por favor, Valentina, no me dejes así. Al menos déjame morir en paz. —Valentina la miró y le dijo: — Que te perdone Dios, porque yo no puedo. Enseguida se marchó, dejando a Laura llena de impotencia y dolor al saber que podía morir en cualquier momento sin el perdón de
Valentina seguía de pie frente a la enfermera, esperando a que ella le explicara cuál era la gravedad de Laura. —Entonces señora, dígame, ¿Qué tan grave es la enfermedad de Laura? — La señora Laura, está muy delicada, tiene una enfermedad terminal que la tiene físicamente inmóvil, y en cualquier momento puede perder sus facultades mentales, es por eso su urgencia en hablar con usted, antes de que ya no pueda hacerlo. Valentina se llevó las manos a la cara de la impresión, no podía creer como el destino le estaba haciendo pagar con la misma moneda a Laura, lo mismo que ella le había hecho a su padre. Además de todo el daño que también le había causado a ella ocultando su relación con Alejandro, a sabiendas de que ella se iba a casar con él. Pero en el fondo sentía pena por ella, porque de cualquier forma Laura, era su madre y si se encontraba en esas condiciones a punto de morir, ella debía perdonarla y liberarse de esa carga tan grande que llevaba sobre sus hombros. — Está bien,
Un año después…Alejandro vivía devastado ya que Valentina había cumplido con su amenaza y había denunciado a Ámbar de asesinato. A raíz de los acontecimientos y las sospechas que tenía especialmente el abogado de la familia, quien además había sido un gran amigo de Gustavo, la policía comenzó a investigar todo lo relacionado con la muerte del padre de Alejandro. Tras un exhaustivo análisis de las pruebas encontradas después de tanto tiempo, llegaron a la conclusión de que había muerto por envenenamiento.Sin embargo, en ese entonces, Ámbar se encargó de pagar una fuerte suma de dinero al médico forense para que no hiciera público el informe de la autopsia, en el que se leía claramente que la muerte había sido provocada por una sustancia venenosa que habían suministrado en pequeñas dosis en su cuerpo, provocando que muriera lentamente y de esta forma no levantar sospechas. Por supuesto, todos los responsables y cómplices de Ámbar, terminaron tras las rejas. Además, como Ámbar se hab
En vista de todo lo que había pasado con el resultado de la prueba de ADN, Valentina y Alejandro, habían tomado la decisión de buscar a Ámbar y llevarla de regreso a la mansión, ella era la única que tenia la respuesta de lo que había pasado realmente con el hijo de Laura y Alejandro. Cuando llegaron a la habitación del hotel, estaba completamente ebria. Valentina a pesar de no estar de acuerdo en llevarla de nuevo a su casa, no le había quedado otra alternativa que tragarse su orgullo y acceder, Ámbar era la única que podía explicar lo que había sucedido con el niño.— Esto es temporal, esperemos que tu madre logre estar sobria y pueda decirnos qué fue lo que hizo con el verdadero hijo que tuviste con esa mujer. —dijo Valentina con desprecio. — Entiendo tu malestar Valentina, pero no te preocupes que a penas descubramos qué fue lo que pasó, yo me encargaré de llevarme a mi madre muy lejos de aquí. — Tras las rejas querrás decir, porque es el lugar en donde merece estar y de eso
Días después…Desde aquella visita de Laura, Valentina y Alejandro, habían tomado la decisión de usar su última carta, hacer una prueba de ADN con el fin de que Alejandro, pudiera reclamar la custodia legalmente. Aunque el pequeño había sido adoptado legalmente, la intención de ambos, era demostrar que era hijo biológico de Alejandro, por lo tanto también tenía derecho a la custodia del pequeño. Además, Valentina aún tenía en su poder la carta que había escrito Laura, cediendo todos los derechos del niño a ella y Alejandro. Aunque eso podía desatar que Laura, denunciara que la había escrito bajo amenaza de muerte, lo que implicaría que se abriera una investigación judicial a Ámbar. Después de varios días de espera, Valentina y Alejandro se encontraban en la sala del laboratorio, esperando los resultados de la prueba de ADN. Laura también estaba presente, acompañada de su abogado, ya que en vista de las circunstancias el juez había ordenado que ambas partes debían realizarse la p
Días después…Alejandro había sido dado de alta, ya estaba recuperado a pesar de que el médico había recomendado que debía cuidarse en casa y cumplir con una dieta estricta. No podía recibir disgustos y tenía que tratar en la medida de lo posible de vivir el día a día en paz. Valentina había ido a buscarlo a la clínica, recogía sus cosas mientras él la observaba con ternura. No podía creer que a pesar de todo lo que había pasado, ella continuara apoyándolo. — Gracias por venirme a buscar Valentina, la verdad es que después de lo que pasó pensé que yo no te importaba. — No te equivoques Alejandro, vine a buscarte porque aún eres mi marido y tenía que pagar la cuenta de la clínica, además el médico me dijo que debes guardar reposo porque tu condición es delicada. — Valentina por favor cariño, necesitamos hablar con más calma, espero que cuando lleguemos a casa podamos arreglar las cosas, somos una familia…— Ya basta Alejandro, quiero dejarte muy en claro que efectiv
Te declaro la guerra Mientras Valentina entraba a terapia intensiva a ver Alejandro, Laura permanecía en la sala de espera acompañada de Manuel, quien no perdió la oportunidad de acercarse a ella y así enterarse de lo que estaba pasando, en todos los años de amistad que tenía con Alejandro, jamás llegó a mencionarle nada en relación a Laura: — Bueno, Laura, ahora que estamos a solas, creo que es un buen momento para que me digas: ¿cómo es eso de que eres la madre de Valentina? No comprendo del todo esta situación. ¿Por qué no me lo dijiste durante la entrevista que te hice? — Es una historia muy larga y no sé cómo lo vayas a tomar. — Pero creo que tengo derecho a saberlo. Recuerda que no solo vas a trabajar para Alejandro, sino también para mí. Yo soy su socio y tengo la mitad de las acciones de la academia. — Caramba, no sabía que también eras dueño de la academia. Pensé que trabajabas para Alejandro. ¡Vaya sorpresa queme he llevado! — Pues ya ves que no es así. Es u