Lucas Mendoza, un exitoso empresario comprometido con Sonia, Lucas siempre ha soñado con ser padre. Sin embargo, después de múltiples intentos fallidos, Sonia no logra quedar embarazada. Desesperado por cumplir su deseo de formar una familia, Lucas toma una decisión que cambiara sus vidas para siempre: recurrir a la gestación subrogada. Es entonces cuando aparece Daniela, una mujer muy fuerte y resiliente que ha enfrentado mas obstáculos de los que se puede contar. Atrapada en una encrucijada económica, Daniela se ve obligada a considerar una propuesta que nunca imagino recibir: “quiero que sea mi vientre de alquiler”
Leer másDANIELA MOLINAMe encontraba bastante sola, disimulando por la ciudad. No quería molestar a Claudia con mis cosas, tenía que volver a aprender a valerme por mí misma sin necesidad de tener a nadie a mi lado. —Vamos, Daniela, tú eres fuerte —al sentir una patadita de mi hija, un sentimiento de felicidad invadió mi alma. Al fin mi bebé se estaba haciendo presente—. Hola, querida hija, soy tu mami —coloco mis manos sobre mi vientre—. Siempre te protegeré. Hubiera sido lindo que Lucas presenciara este momento, pero optó por creerle a otras personas sin dejarme explicarle nada. Aunque bueno... yo tampoco debí actuar de esa manera. No debí asistir a ese hospital, jamás pensé que Lorenzo llegaría hasta ese punto. —Vamos a tener que buscar por ahora dónde nos podemos quedar. No vamos a molestar a nadie con nuestras cosas. Por ahora, solo somos tú y yo. —Pensé que también entraba yo. Esa voz... Cuando me giro, es Mariano con su sonrisa macabra. —¡No! —Intento correr, pero soy detenida po
LUCAS MENDOZAAl ver salir a Daniela de la oficina, me acerco a mi madre tomándola con suavidad del brazo. —Vete. —Hijo, reacciona. Esa mujer está haciendo contigo lo que quiere, y tú la dejas. —Ella no ha hecho nada, así que deja de meterla en problemas. —Es una mosca muerta, estoy segura de que ella también quiere estar con Lorenzo. —Ella no quiere nada con él, ella me ama a mí. Así que deja de sembrar la discordia entre nosotros, y más porque vamos a ser padres. —Hijo, pronto me darás la razón de lo que te estoy diciendo, pero por ahora debes solucionar ese problema que se ganaron. —Eso ya es asunto mío, no tuyo. Gabriel y yo vamos a ver cómo solucionamos todo. Esta es mi empresa y yo decido cómo tomar las riendas de esta. —Odio que me veas como un enemigo y no como tu madre —ahora se quiere hacer la víctima. ¿Acaso se le olvidó todo lo que ha hecho? —No te victimices, madre, no es necesario. Tú no eres una santa y sabes que has hecho cosas para dañar a Daniela, pero para
DANIELA MOLINA Lucas y yo bajamos la guardia, aunque el escándalo entre él y Gabriel continuó. Ya pasaron dos días y en las noticias aún hablan de ellos. Lo peor es que, a veces, inventan cosas, y la situación se está volviendo insostenible. Los socios llaman, algunos empresarios han terminado contratos y ambos parecen cada día más estresados. —¿Puedo pasar? —le digo entrando con un café para él—. Te traje café, sé que lo necesitas. —Gracias, cariño —toma mi mano y me sienta en sus piernas, mientras acaricia mi vientre como de costumbre—. Va creciendo —comenta con una sonrisa. —Lo sé, mi espalda lo nota todos los días. —¿Te duele la espalda? —pregunta preocupado. —Sí, pero es normal. Cariño, estoy cargando a una bebé, no es tan fácil. —Lo sé. La puerta se abre de golpe y, de inmediato, mi sonrisa se borra al ver a la persona parada frente a nosotros. —Lárgate de aquí —esa señora me tiene cansada. —¡No le hables así! Te prohíbo que trates de esa forma a mi pareja y madre de m
DANIELA MOLINAEsto tenía que ser una maldita broma. Peleó conmigo, hirió mis sentimientos y hoy aparece en las noticias con Gabriel en ropa interior, ambos tirados en una calle, aparentemente en estado de embriaguez.—Dani, trata de respirar, primero habla con él antes de estallar.—¡ES UN IRRESPONSABLE! —grito, pasándome la mano por la frente—. Es un maldito empresario, tiene un imperio y su imagen es importante en los negocios. ¿Qué van a pensar las personas con las que negocia?—Amiga, son cosas que pueden pasar.—¿Has quedado tirada de esa forma? —Ella se queda pensativa.—No, pero aún no sabemos qué ocurrió.—¡No importa!—Dani, estás alterada y así no piensas bien. ¿Por qué mejor no vas a la casa y hablas con él?—Está en la maldita comisaría.—Quizás ya salió. Sabes que pueden pagar una fianza y salir.Suelto el aire retenido.—Iré.—¿Quieres que vaya contigo?—Sí, porque soy capaz de matarlo.Nos subimos al auto de Claudia y manejamos hasta la casa. Sin embargo, me llevo la s
Esto tiene que ser un mal sueño. Gabriel y yo en una estación de policía en ropa interior. Solo espero que esto no se divulgue en los medios. —Señor agente, ¿por lo menos nos pueden proporcionar algo para vestirnos? —pide Gabriel, intentando taparse. —Ahora sí siente pudor. —Nos pasa una sudadera a ambos. —Señor agente, le juro que no sé cómo terminamos allá. Lo último que me acuerdo es que estábamos en mi casa. —¿Consumieron alguna sustancia? —Gabriel, te voy a matar por haberme dado esa marihuana.—Señor, solo tomamos, pero no sabemos en qué momento quedamos afuera. El señor agente parece algo reacio frente a la versión que le estábamos dando Gabriel y yo. —Deben pagar una fianza para salir de aquí. —¡Genial!—Claro, ya mismo pagamos eso. —En ese momento, ambos nos miramos y caemos en cuenta de que no tenemos billetera.— ¡Mierda! No tenemos aquí dinero. —Oh, qué mal. Van a tener que quedarse aquí. —¿Nos podría prestar su teléfono? Tenemos derecho a una llamada. El señor,
La puerta se abre y corro a abrazar a una de las pocas personas que me acompañan y que considero como una familia. —Dani, ¿qué pasó? ¿Por qué estás así? —Clau… —El llanto no me permite hablar, siento como si tuviera la garganta completamente cerrada. Las manos me tiemblan y el llanto se hace cada vez más fuerte, inconsolable. —Dani, me estás asustando, tienes que calmarte. Niego con la cabeza varias veces y solo me aferro lo más que puedo a Claudia, como si ella fuera mi salvación, mi lugar seguro. —Tranquila, aquí estoy. Soy abrazada por casi una hora. En todo ese rato, Claudia no dijo nada, solo me sostuvo y acarició mi cabello mientras yo lloraba como una niña pequeña. Sentía mis ojos pesados, la nariz tapada y el cansancio me estaba ganando. —¿Quieres dormir un poco? Te veo cansada. Dejo que ella me recueste en el sillón. Me coloca una manta encima y, como me siento tan agotada mentalmente, me quedo dormida. Me despierto al escuchar unos gritos que provienen de la puer
DANIELA MOLINA Ninguno sabía qué había sucedido, pero Lucas estaba fuera de sí. Sus nudillos estaban completamente destrozados y su camisa llena de sangre. Su pelea fue con Lorenzo y ni Gabriel ni yo sabemos en qué estado se encuentra. —Lucas, por Dios, cálmate, estás asustando a Daniela —Lucas posa su mirada sobre mí, dándose cuenta de que Gabriel tiene toda la razón. —Daniela, es mejor que te vayas a casa, ve con Camila. —¿Qué? Está loco si piensa que lo voy a dejar aquí, y más estando en ese estado. —No me pienso ir hasta que me digas qué sucedió —hablo seria mientras cruzo mis brazos debajo de mi pecho. —Daniela, no te metas en esto, no es de tu incumbencia —está tan serio, tan seco, ni siquiera lo reconozco, pero no puedo lanzar algún juicio sin saber qué fue lo que ocurrió—. Solo vete. —Lucas, no es necesario que la trates así. —Entonces hazla entrar en razón y que se vaya a casa —Gabriel me mira como dándome a entender “vete, es lo mejor”. —Está bien, me iré a casa, per
Sonia aparece en la entrada de la sala de conferencias. Todas las cámaras se centran en ella y, con una sonrisa, comienza a caminar hasta donde estamos nosotros.—Se le vio muy pegada a tu amigo Lorenzo. ¿Quién diría? —No podía evitar sentir ciertos celos cuando Sonia menciona su cercanía, pero intento controlarme.—Tú no deberías estar aquí.—Si vas a hablar de mí, prefiero estar presente y que no termines diciendo sandeces.—Pero si tú corriste a dar entrevistas a todos los medios y ni siquiera te tomaste la tarea de decirme.—Eso no importa. —Ella se acerca a Daniela, como intentando intimidarla, pero esta no se deja. Da un paso hacia adelante mientras su mirada se vuelve completamente seria y alerta.—¡Vaya! Pasaste de ser la chica tímida con carita de "yo no rompo un plato" a aparentar ser una chica valiente que se ganó la lotería dándole un hijo a un millonario.—No hables de esa forma, que tú sabes perfectamente cómo terminaron las cosas así —dice Daniela con la voz cargada de
LUCAS MENDOZADespués del altercado con la señora que dice ser mi madre, me siento tan abrumado que camino hasta el bar y me tomo un trago de golpe, pero ese sentimiento de angustia no desaparece. Daniela está en peligro. Lo que me dijo mi madre me hizo dudar sobre si fue ella quien mandó a matar a Daniela. La única persona en mi mente ahora es Sonia.—Deberías dejar de tomar, todavía es temprano y debemos salir.—¡No pienso dejar que salga!—Tú no vas a salir, te quedarás aquí.La cara de Daniela cambia por completo. Me fulmina con la mirada mientras cruza los brazos sobre su pecho.—No me salgas con eso.—Daniela, entiende, es peligroso. - Ella niega con la cabeza.—No quiero estar encerrada, no puedes prohibirme salir.Dios, dame paciencia con esta mujer.—Solo intento cuidarte. -Su expresión se suaviza con mis palabras y se acerca a mí.—Estaré contigo, te juro que no me separaré de ti, pero no me dejes aquí encerrada.Ver sus preciosos ojos me hace caer rendido a sus pies. Su sola