Debía haber sabido que él nunca sería suyo. Dimitry Romanov líder de la mafia rusa estaba destinado a casarse con su hermana gemela, era a Natalya a quien amaba pero ella había muerto y ahora a Tarah le tocaba asumir aquel matrimonio inesperado con su peor enemigo. Su padre la había manipulado para hacerlo y pronto Tarah se vio enredada en el desgarrador deseo oculto que sentía hacia su esposo quien lo único que quería de ella era un heredero. Ilusamente había creído poder enamorar a Dimitry, estaba a punto de confesarle sus sentimientos y que llevaba en su vientre el hijo que tanto deseaba. Pero ese momento se desmoronó con la resurrección de su hermana. Ella había llegado para quitarle todo lo que Tarah le había robado y el corazón de ella se quebró al ver que solo había sido el reemplazo de Natalya, pues había encontrado a su marido en los brazos de ella. Entonces escapó con su bebé dejando solo los papeles del divorcio. Aunque aquel mafioso no iba a dejarla ir tan fácil.
Leer másSatarah abrió los ojos a la mañana siguiente esperando encontrar a Dimitry en la cama pero no estaba.Se incorporó dando un vistazo rápido por el lugar incómoda pensando en todo lo que había pasado en una noche. Había esperado que Dimitry estuviera ahí y dijera algo sarcástico para atacarlo como siempre pero su ausencia la inquietó muchísimo más que su presencia.Inevitablemente experimentó una emoción extraña dentro de su pecho y sintió calor en sus mejillas al darse cuenta que estaba desnuda.—Mierda, ¿Realmente me acosté con Dimitry? Ay no. ¿Cómo debería actuar ahora?Se levantó de la cama temblorosa arropando su cuerpo con la sábana mientras se dirigía hasta el baño donde había empezado todo.—Supongo que todo seguirá igual. Le dije a Dimitry que solo sería una vez..."Pero él insistió que ella tendría a su hijo."—No va a pasar —gruñó Tarah dejando la sábana en el cesto de ropa sucia antes de entrar en la ducha—. No volveré a cometer el mismo error dos veces.Ya había sufrido dema
"Estoy cediendo solo esta vez, una sola vez y será suficiente para aplacar esta necesidad."—No hay peros, eres mía ahora —la posesividad de Dimitry la hace estremecer enseguida.—D-dije solo por esta vez, p-ponte un condón, Dimitry.Él la miró de manera intensa con la mandíbula apretada.—Jamás usaré un puto condón contigo, Malyshka. Vas a darme un hijo. Sus caderas se movieron duramente y ella ahogó un gemido mordiendo su labio inferior tratando de ser racional pero Satarah solamente se había sentido así una vez en la vida y había sido por causa del padre de su hija.Por las noches cuando se excitaba todo lo que hacía era recordar aquella noche con él.Aunque ella no hubiera visto su cara sabía que él era sexy, lo poco que había visto de su cuerpo gracias a la carecia de luz le había gustado. Pero lo que realmente la había excitado era su toque atrevido, sus manos calientes, su boca que la hizo suya muchas veces antes de hundirse en ella.Dimitry no la había preparado con su boca p
—Lo excitada que estás es porque soy tu esposo falso, Malyshka? ¿O porque quieres que entierre mi pene dentro de ti al fin? ¿Me quieres dentro? —su voz enronquecida y masculina provocó un estremecimiento dentro de ella.—E-es solo la reacción natural de mi cuerpo, tengo mucho tiempo sin tener sexo. Es natural, no te creas demasiado —afirmó tratando de parecer segura de sí misma sin saber que había encendido la oscuridad de Dimitry.La mandíbula de él se tensó mientras que su pulgar barría el clítoris de Satarah con una maestría suprema. Ella por su parte inhaló profundamente intentando no mover las caderas en torno a sus dedos pero esa era una misión más difícil de lo que creía.—¿Cuántos? —gruñó él.—¿C-cuántos qué? —habló ella tratando de mantener la poca cordura que le quedaba porque realmente estaba tan caliente que seguramente sus neuronas se estaban friendo.—¿A cuántos malditos dejaste que te tocaran?—Eso no es tu problema, imbécil.Él la agarró bruscamente por el cuello acer
¿Que él no le había hecho daño?Satarah estuvo a punto de reírse en su cara pero se lo guardó para ella, eso era lo más sabio.Quizás no físicamente pero Dimitry la había lastimado con sus palabras más de una vez. Lo que ni siquiera ella entendía es cómo él tenía ese poder cuando ni siquiera sus padres la hacían sentir tan fuera de lugar.Los ojos de Dimitry se clavaron en ella analizándola intensamente provocando la incomodidad de Satarah.—Háblame —gruñó él tenso.A Dimitry no le gustaba que ella no reaccionara a sus burlas de la forma sarcástica que ella siempre lo hacía, realmente disfrutaba cada vez ella lo retaba, no quería que cambiara su forma de tratarlo pero sí que dejara de aventurarse a situaciones peligrosa. Jamás se había arrepentido en nada hasta que la llevó para presenciar esa tortura porque Satarah ahora no era la misma con él.Le enfurecía haber apagado esa vena rebelde suya, pero ver el miedo reglejado en sus ojos al mirarlo era lo peor.Tarah sabía que no debía fia
Satarah estaba tratando de poner sus pensamientos en orden antes de responderle.Quería deshacerse de ese nudo en la garganta.—La usaré cuando la necesite —murmuró con incomodidad—. Estoy por terminar mi tesis.Dimitry no le respondió nada pero no pudo evitar deslizar su mirada por el cuerpo pequeño de Satarah envuelto en aquella ridícula ropa que solía usar para dormir.—¿Ese pijama es de cuando tenías once años? Es verdaderamente ridículo —lo provocó él.Satarah miró su pijama de Sailor Moon y se mordió el labio inferior para no enviarlo al infierno. Aquel era su acto reflejo, sin embargo, después de la noche pasada y todo lo que había visto entendía que no podía bromear con Dimitry ni retarlo.Estaba asustada incluso de estar a su alrededor ahora pero había algo más, una curiosidad insana sobre él, era como si Dimitry estuviera ocultando algo que ella quería descubrir y eso no le gustaba nada.Sentía que se estaba exponiendo ante un peligro innecesario.—¿Puedo ir a ver a mi madre
ACTUALIDAD:Satarah entró al baño dejando el bolso sobre el lavabo.—¿Lo tienes?—Sí, pero ¿Por qué…?—Shh.Satarah se llevó el dedo índice a los labios provocando que Polina se callara abruptamente y la tomó de la muñeca llevándola al cubículo más alejado.—¿Qué carajos, Tarah? —preguntó mirándola con el ceño fruncido.—No hables tan alto.—Está bien, ahora sí me vas a decir ¿Qué está pasando?—¿Me puedes prestar tu móvil?—¿Qué le pasó al tuyo? —preguntó mientras sacaba el teléfono de su bolso.Tarah le contó el suceso del club mientras Polina la escuchaba atentamente sorprendida.—¡¿Fuiste al club y no me invitaste?!Ella entornó los ojos bufando por lo bajo.—¿No escuchaste la parte en la que me escapé y todo el caos que pasó después? El caso es que estuve pensándolo anoche y la única manera en la que Dimitry supo lo del dinero que le pedí a Gian fue porque intervino mi móvil.Polly la miró con sorpresa e incredulidad al mismo tiempo.—¿Por qué haría eso? ¿Crees que no confía en t
Si Dimitry había pensado que le estaba haciendo “un favor”, estaba muy equivocado.Ella contó cada billete que había ahorrado y maldijo a su enemigo llena de rabia.—No es suficiente. ¡Bastardo entrometido!¿Qué le importaba a él que estuviera trabajando ahí? No iba a pasarle nada, ella sabía defenderse.Ahora su padre ahora le había asignado un guardaespaldas para que la siguiera a todos lados.“—¡¿Cómo se te ocurre buscar trabajo en ese sitio de mala muerte?! ¡¿Sabes lo que pensarán los Romanov de esto Satarah?!“¿Qué eres un tacaño con tu hija mayor?” Pensó Satarah pero respondió otra cosa.—Solo es un trabajo, papá.—Ninguna hija mía va a trabajar ahí. ¡No harás lo que se te plazca! ¡Estás castigada, sin dinero!”“Como si alguna vez me dieras algo.”Satarah ni siquiera había protestado, ya se esperaba algo así.Al llegar a la escuela a la mañana siguiente ignoró a Dimitry todo lo que pudo pero notó que uno de los amigos de él, quien coqueteó con ella tenía la boca rota y un puñetaz
SEIS AÑOS ATRÁSTarah dejó escapar un suspiro al ver un grupo de idiotas a los que debía atender. Si ellos la veían ahí probablemente se lo contrarían todo a Dimitry ya que él esta su amigo.Rápidamente se quitó la goma del cabello y dejó que este cayera cubriendo su cara para no ser reconocida.Había pensado que en aquel supermercado lejano al centro de la ciudad donde vivían sería suficiente como para no ser vista por sus conocidos. Necesitaba reunir dinero suficiente para largarse de su casa cuando cumpliera los dieciocho y eso sería muy pronto. Sin embargo, si su padre se enteraba que estaba trabajando como cajera se infartaría y probablemente la castigaría.—Serían $25,87 —habló modificando su voz.Los amigos imbéciles de Dimitry la conocían muy bien no solo porque también eran cercanos a su gemela, sino también porque Satarah siempre era el blanco de las burlas de Dimitry.Ella se tensó al sentir una mano tomando un mechón de su pelo antes de que uno de los chicos hablara.—Boni
Tarah sintió su corazón pesado al ver que la tortura comenzaba.Dimitry estaba justo detrás de ella respirando en su nuca erizándole la piel. Pronto su mano apartó el cabello que caía sobre su hombro dejando su cuello expuesto, pero no la tocó. Se inclinó más cerca para que ella pudiera escucharlo a la perfección.—¿Ves tu creación? Las acciones tienen consecuencias en la Bratva, Satarah.Su voz enronquecida y oscura no fue lo único que la hizo estremecer en medio de sollozos, sino también el roce de los labios de Dimitry sobre la desnuda piel del lóbulo de su oreja.En ese momento las lágrimas de Tarah caían por su rostro ante el horror frente a ella.Sangre.Gritos.Había actuado de manera tan impulsiva que estaba arrepentida. No quería que nadie pagara por lo que había hecho. Estaba cegada ante la angustiosa necesidad de saber sobre su hija que ni siquiera había pensado en las consecuencias para los demás y estaba arrepentía. Pero su arrepentimiento no solucionaría nada.Necesitaba