En el despiadado mundo de la mafia, Mateo Crown es una figura temida y respetada. Cuando el esposo de Harper Visconde ataca a su familia, Mateo lo asesina sin piedad, desatando una guerra entre los dos clanes. Para poner fin a la sangrienta enemistad, el suegro de Harper, aprovechando su poder sobre ella, propone un matrimonio, pues es para lo único que ahora le sirve. Ella, por su parte, le guarda un profundo rencor a su ahora prometido, porque fueron sus actos los que la llevaron a esa situación. En venganza, le dispara el día de su matrimonio, dejándolo anonadado al experimentar el dolor físico por primera vez. Ese dolor, intensificado por la furia, marca el inicio de una relación llena de giros peligrosos. Mientras ambos se sumergen en una espiral de atentados, una pasión incontrolable comienza a surgir entre ellos. Cada encuentro está cargado de tensión y deseo. ¿Podrán superar el odio y la venganza? ¿Seguirán su destino de destruirse mutuamente? ¿O tomarán ambos caminos?
Leer más—Hagamos esto sin llamar la atención de nadie— un sujeto de barba robusta le mostró la pistola bajo su chaqueta. Harper tomó su bolso de la silla cuando la empuñó para apuntar hacia ella. —No queremos armar alboroto en este lugar.—Claro que no queremos hacerlo— Mateo atrapó el cañón para posarse frente a Harper.—Te enseñaré a no…La bala rebotó en el piso cuándo Mateo logró redirigir el disparó. Los gritos de la gente se escucharon más fuertes. El mafioso asestó un cabezazo que rompió la nariz al sujeto que encañonó, mientras la mujer trató de ayudarlo con su pistola, logrando que Mateo, en una maniobra rápida le rompiera el brazo al tipo y lo empujara al suelo, para luego ponerle el cañón en la cara, frenando su intento.—Dile a tu jefe que si se vuelve a acercar a mi esposa, lo voy a cazar y no le será agradable tenerme a mí como enemigo— en menos de un minuto el arma se convirtió en más que piezas esparcidas por todo el piso. —Sí siguen vivos es porque deben llevar un mensaje, no
Estar con el enemigo a solo centímetros era un riesgo. Sentir la fragancia de su cabello y el aroma a jazmín que desprendía era incluso más peligroso. Mateo trataba de no verla. Harper de no inhalar tanto lo que llenaba ese lugar. Dos masoquistas que sabían cuánto los torturaba su cercanía, pero continuaban jugando a poder controlarlo. El mafioso giró el volante, en tanto esa presión en sus pantalones creció considerablemente. Observó la hora en su reloj, dándose cuenta de que tenía alrededor de cuarenta y ocho horas sin poder dormir. Se detuvo frente al semáforo y tecleó un mensaje para que Beagle se hiciera cargo de Horus y alimentara a Scar. Él llegaría a dormir y no podía descuidarlos. Por lo que este optó por dar la vuelta.Continuó el camino, viendo a Harper mover los dedos con impaciencia. Movía una de sus manos en su cuello y veía por la ventanilla en todo momento. —¿Qué te tiene nerviosa? —increpó. La pelirroja negó sin verlo aún, pues habían muchas cosas que la tenían co
Despertar un día sin tener que apresurarse era el sueño ideal para Harper. Hacer todo a su tiempo, sin contar con que podía continuar en la venta de las joyas que contaban con sus respectivos precios. Desayunó con su nana, mientras ella trataba de hacerla entrar en razón, pues le parecía que estaba siendo muy radical. A la inglesa no le pareció así. Si nadie pensaba en las repercusiones que tendrían sus acciones en otros, ¿por qué ella debía hacerlo? Esa determinación no se iría en ningún momento y la creyó aún más cuando deslizó el estuche con una joya de un diseño fascinante que maravilló al hombre ante ella. Un hombre de físico interesante, de mediana edad y con un experto en reconocer réplicas de piezas originales, la veía tratando de descifrar algo en ella. —Son piezas únicas —dijo el experto en joyas antiguas. —Datan de hace un siglo, o un poco más, no sabría saberlo a la ligera. Con los cortes y su diseño tan particular, su valía asciende al precio indicado por la señorit
Con la bata descolocada, el cabello alborotado y los labios hinchados, Harper tenía el pulso a nada de abrir sus venas. Ver seis pares de ojos sobre ella y tener a un mafioso de casi dos metros, excitado y sin ningún gramo de vergüenza no era fácil de ignorar. Mateo tenía cara de querer destrozar a cada uno de ellos, no era para menos, su entrepierna dolía cómo nunca. Tan agobiante que tuvo que tomar una gran cantidad de oxígeno, antes de mover un sólo dedo. —¿Tú y él estaban…? —¡Bingo! Descubriste lo que hace una pareja casada en el dormitorio —se levantó Mateo de su silla. Obed selló sus labios para no volver a obtener una respuesta similar. —¿Se puede saber qué los orilla a entrar de esa forma a mi recámara? —No sabíamos… —¿No sabían qué cosa? ¿Qué una propiedad donde mi mujer está, también está su marido? —la rodeó por la espalda. Harper quiso apartarse, pero sería muy evidente para los demás si lo hacía. —Sólo queremos hablar sobre un tema muy delicado —planteó Alaric. —D
En el salón estaba la bailarina que quería encontrar el amor por ese arte, tanto como lo tenía antes, pero Grettel sólo estaba ahí para indicar que había tardado más del tiempo requerido para cambiarse ese día, por lo que tenía que recuperarlo en la pista de baile. Como si tantos días siguiendo sus órdenes fuera poco, debía seguir. Calentó unos minutos, hasta que la rutina comenzó. Una pieza que debía seguir al pie de cada nota, con los altibajos que no podía perder, con la melodía que tenía que sentir y fluir con ella. Aunque no tenía idea de cómo hacer con todo en su cabeza y tanto para continuar. —Flexión —ordenó la instructora. La inglesa ejecutó un plié profundo, sintiendo cómo sus músculos se estiraban y preparaban para la rutina. La música llenaba el salón, y ella comenzó a moverse, perdiéndose en la danza. —Y ahora, grand battement —dijo Grettel con firmeza, mientras la rodeaba con ojo crítico. La bailarina lanzó una pierna al aire con fuerza y control, su pie apuntan
La inglesa caminó detrás de la mujer que no tenía intención de esperar a nada y su velocidad al caminar era la de alguien que sabía a dónde dirigirse. Grettel no esperó a ser invitada al apartamento, entrando directamente al lugar con una llave que sacó de su bolsillo. Un claro indicio de quién era el encargado de haberla enviado. Una chica de postura rígida caminaba detrás suyo, cómo si estuviera dispuesta a recibir una bala por su jefa. —Tienes cinco minutos para estar vestida, calientas durante diez minutos y me muestras lo que tienes — «Será un día largo y pesado», pensó Harper. —Muéstrame a los jueces. Harper no creyó que esa información la pudiera tener alguien más, pero al ver algunas fotos en un dispositivo al pasar a su lado se dio cuenta que ella sí. No era agradable trabajar con alguien de quién ni siquiera tuviera referencias malas. Estaba a ciegas con ella y eso le molestaba. Pero era disciplinada y en el tiempo que tenía cumplió con estar de regreso. Calentó dura
Harper actuó como si el mafioso no existiera, mirando al rottweiler en su lugar. No era tan bestial cómo se veía, pero tenerlo cerca tampoco le daba la tranquilidad que el mafioso sí. Mateo se rascaba la nuca a cada nada, dejando a la vista los dedos que la hicieron mover la lengua dentro de su boca. En tanto Mateo, movía los dedos para quitarse esa sensación que lo tenía con su grosor destilando perlas que recorrían su longitud. Esa maldit@ tela tan adherida a su piel debía ser fácil de quitar y si no, seguro podía romperla, tanto como podía romper a la pelirroja que movía sus dedos con delicadeza, como si esa mano no fuera la misma que se acomodaba su polla en la entrepierna. —¿Ya te funcionan las piernas o necesitas más atención inmediata? —cuestionó sin verla aún. —Me recuperé rápido, no fue la gran cosa— buscó el paquete de toallas para no darle importancia al asunto. —No sé qué estás acostumbrado a ver en las demás, pero no fue lo mismo que en mí. Créeme —añadió quitándose l
Con un suspiro de frustración, se centró nuevamente en su trabajo. Tenía pruebas pendientes con las que aún estaban pendientes, pero su mente necesitaba distracción y por ello se dijo que requería crear algo que superara sus propias expectativas. Cada componente del arma debía ser perfecto, tanto en función como en forma. La idea de un mecanismo de seguridad biométrico, que sólo respondiera al ADN del usuario, comenzó a tomar forma en su mente. Sería un avance revolucionario, añadiendo una capa de personalización y seguridad nunca antes vista. Eso quería, su mente trabajando en cosas productivas, no en tonterías sin sentido.Mientras avanzaba en el diseño, agregó una nota a un lado sobre la posibilidad de crear un sistema de balanceo automático que ajustara el peso del arma según las preferencias del usuario, entre otras como el visor holográfico y el tipo de balas que podía estudiar. Soltó el dispositivo cuándo la camioneta se aparcó frente a un portón de malla. Habían llegado a su
Por la mañana, Mateo, en lugar de ir a Aegis, se abocó a la empresa de Anthony, quién de buen humor no se veía. Aún cuándo escondía muy bien que estaba molesto, él lo conocía. —Úrsula se retiró cómo estaba previsto, pero logró convencer a dos para acompañarla, además de los que dedujimos,— señaló dejando los documentos firmados en manos de su asistente. —No me enoja que se retire, Vladimir dice que Carter y Grayson Bassett se unirán y Johan propuso invitar al tío del Mayor— Mateo detuvo sus ojos en él. —Haremos una prueba, no habrá cambio en nada. Mejor dime si tu propuesta a candidata ya entró del todo a su papel en esto. No hay que olvidar que representa una ganancia del 300%, así que para estos momentos la competidora debe estar en su entrenamiento. —No vivo con ella y no la vigilo, pero enviaré a Hermes para que revise si se encuentra haciendo su trabajo— indicó Mateo tomando el móvil. —Sí no es la inversión, ¿qué es lo que te tiene de ese modo? —La instalación del nuevo sistem