Capítulo 10.
El mafioso dejó a la pelirroja sobre la camilla, dejando que se la llevaran, escuchando que una enfermera pedía datos para poder registrarla. Mientras él sólo pudo ver las manos rasgadas y el rostro magullado de la mujer que Beagle no vio antes de evitar arrollarla.

Aún podía ver en su mente el rostro aterrado que vio, antes de advertir a su conductor, pero fue muy tarde cuándo la encontró a punto de perder el conocimiento.

—¿Es usted algún familiar?

—Ella es…mi esposa —decirlo en voz alta le hizo probar algo extraño, pues cuándo lo escuchaba en su familia representaba peso. En cambio, en él, era referirse de esa manera a la mujer que dormía bajo el mismo techo que el tipo que atacó a su madre y su tía. La esposa del enemigo, ahora era la suya.

Se mantuvo en ese pasillo, con Beagle tratando de disculparse con él por lo sucedido. Nadie salía a decir nada, por lo que esa sensación diferente en su estómago era indescifrable. ¿Culpa? No, era algo más…

Observó el pasillo del lugar,
Nelsy Díaz

¿Lo han imaginado también?

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