—Es inútil, Lucas. Jamás podremos tener un bebé. —Sonia sale del baño con la prueba de embarazo en la mano. Me la entrega, y veo que solo tiene una raya, lo que indica que no está embarazada.
—Cariño, no te desesperes. Pronto tendremos un bebé.
—Por Dios, Lucas, ya llevamos un año en este proceso y no logro embarazarme. —Se sienta en la cama y yo me siento a su lado, dándole un abrazo, pero ella me esquiva—. No quiero que me toques.
—Sonia, no te desquites conmigo por esta situación. Sabes que el doctor nos dijo que tener un bebé podría ser difícil para ti.
—¡Pues ya no lo quiero seguir intentando! —grita ella, lo que activa mis alarmas.
—¿Qué quieres decir?
—Que vamos a buscar otra manera de tener un bebé porque yo ya no quiero seguir intentando, ya me cansé.
—Sonia, se supone que esto debe ser un bebé de los dos, que crezca en tu vientre.
—Ahora hay muchas formas de tener un hijo sin necesidad de que yo quede embarazada y destroce mi cuerpo.
Lo de su cuerpo siempre fue un problema para Sonia, ya que ella es modelo. Cuando le propuse la idea de formar una familia, fue bastante difícil convencerla. Ella solo piensa en la idea de que su cuerpo se desfigure, por eso siempre intento que ella se sienta que siempre será hermosa ante mis ojos.
—Cariño, no te rindas todavía con lo del bebé.
—Pues sí, ya estás advertido, no seguiré intentando esto. Buscaremos un vientre. Ahora, si no es más, iré a ver algunos asuntos de la boda. Ya llevamos meses comprometidos y aún no hemos iniciado ningún preparativo, y quiero que sea la boda del año. —La veo más entusiasmada con la boda que con la idea de tener un hijo, sin embargo, intento entenderla—. ¿Ya imaginas las páginas de las revistas? “La gran boda del CEO de la tecnología, el magnate Lucas Mendoza, y la supermodelo Sonia Arcani”. ¡Sería lo máximo!
—Sí, supongo que sí.
—Bueno, amor, debo irme. —Sonia se acerca y deja un beso en mis labios para luego desaparecer por la puerta de la casa.
Llego a las oficinas, donde todos saludan cordialmente. No soy un jefe tirano, pero tampoco soy de esos jefes que dan confianza con mis trabajadores. Soy estricto y me gusta que todo esté perfecto. Tener este carácter y forma de ser ha hecho que logre grandes cosas y que esté en este lugar de mi vida a los 35 años.
—Señor, aquí está la documentación de las nuevas computadoras que están realizando.
—Gracias, Camila. —Ella es mi asistente y lleva conmigo 5 años. Es una chica bastante profesional y jamás ha intentado algo impropio conmigo, a comparación de las otras secretarias que han pasado por su puesto. Es hermosa, pero no es tanto mi tipo y, además, yo soy un hombre felizmente comprometido. Abro los archivos y siento cómo la rabia empieza a subir por todo mi rostro. Juro que mataré a estas personas.
—¡CAMILA! —grito colérico, y ella en cuestión de segundos aparece con su cara pálida, ya que sabe que algo malo ha pasado.
—¿Dígame, señor?
—¿Qué carajos es esto? Esto se encuentra incompleto. —Grito enojado, tirando ese informe deficiente.
—Señor, esto llegó directamente del área de laboratorio, lo envió el señor Gabriel.
—¿Gabriel? ¿Qué hace mi mejor amigo en esa área? ... Claro.
—Lo mataré.
Salgo de mi oficina furioso, bajo rápidamente a los laboratorios y no me equivoco. El muy descarado se encuentra coqueteando con una de las chicas que trabaja en esa área, Sandra.
—¡Gabriel! ¿Qué carajos haces molestando a mi personal? —Él me mira y luego le susurra algo a Sandra que no logro entender.
—Solo vine a saludar.
—¿Tú fuiste el que mandó esa porquería de informe?
—Quería molestarte. —Me pasa otro informe, y al parecer este es el correcto.
—Aquí no puedes venir a hacer esas estupideces. Esta es mi empresa y también tuya, ya que eres socio, así que compórtate.
—Joder, Lucas, pareces un viejito. ¿Acaso Sonia no te da placer? —Pues la verdad ya no hay tanta actividad entre nosotros, pero eso no quiere decir que sea por eso—. Oh no, tu silencio me lo confirma todo.
—Ya cállate, no digas estupideces, ni hables de mi mujer.
—Claro, dime, ¿ya quedó embarazada o todavía no?
Miro hacia otro lado y niego con la cabeza.
—Sonia no lo quiere seguir intentando. Dice que ya está frustrada.
—¿Es eso o es que no quiere dañar su figura?
—Deja de hablar de mi futura esposa así.
—Por Dios, Lucas, no te hagas el estúpido. Tu mujer es bastante superficial, trabaja con su cuerpo. ¿Crees que está emocionada por tener un hijo?
—Ella y yo ya lo habíamos hablado y estaba de acuerdo.
—Tal vez te lo dijo solo para mantenerte contento con la idea.
—Dijo que buscáramos otras opciones, pero no sé qué más hacer. —Me siento en una de las muchas oficinas que tenemos en la empresa y nos sirvo un café.
—Creo que tengo una idea.
Me giro y lo observo con curiosidad. Ahora, ¿con qué estupidez me piensa salir?
—A ver, genio, te escucho.
—Alquilen un vientre.
—¿Qué? ¡Ahora sí se enloqueció!
—¡Estás loco! Yo no pienso dejar que otra mujer tenga a mi hijo —le grito enojado.
—Amigo, Sonia no lo quiere intentar más. Es la única opción que tienen - ¡Joder! Odiaba cuando Gabriel tiene la razón, pero no sé si quiera que otra mujer tenga a mi hijo.
—Lo pensaré.
—Piénsalo, hermano. Si quieres un hijo, es la mejor opción que tienes por ahora.
Estoy tan lleno de pensamientos respecto a la idea de ser padre y esa necesidad de formar una familia con Sonia que mi mente no deja de pensar en la idea de Gabriel. No lo quiero hacer, pero al ver que Sonia ya no lo quiere tener por su cuenta, me lleno de frustración y esa idea se vuelve más clara que nunca.
—Necesito tomar aire o me ahogaré en este lugar. —Salgo de mi oficina y tomo mi abrigo—. Camila, iré a comprar un café.
—Señor, si desea, puedo ir por él.
—Tranquila, de igual forma quiero ir a tomar aire. Si alguien me necesita, que se espere o luego yo lo llamaré.
—Claro, señor.
Cuando salgo, me doy cuenta de que está lloviendo fuerte, así que no me queda más opción que tomar mi carro y salir por mi café. Afortunadamente no queda muy lejos el lugar, pero yo quería caminar y despejarme. Mi teléfono suena y veo que es una llamada de Sonia, pero cuando vuelvo a levantar la vista, una mujer está cruzando la calle y no me da tiempo de frenar, lo que hace que atropelle a la mujer.
—¡Mierda! —Me bajo rápido del carro y ruego a Dios que la chica esté viva. Veo que está en el suelo, tocándose la frente que parece tener sangre.
—Lo que faltaba. —Un fresco regresa a mí cuando la escucho hablar.
—Dios mío, lo siento, yo...
—¿¡Qué carajos le pasa!? —grita ella, casi al borde de matarme—. ¡Casi me mata!
—Lo siento, está lloviendo muy fuerte y no la vi bien. —Ella intenta pararse, pero vuelve a sentarse, al parecer algo le está doliendo.
—No, no. —Toca su pierna y las lágrimas empiezan a rodar por su mejilla—. ¡Esto no me puede estar pasando! ¡No ahora!
—¿Le duele la pierna? - Ella asiente con la cabeza.
—Déjeme llevarla a un hospital.
—No puedo, no tengo seguro. —Ella sigue tocándose—. ¡ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO! ¡NO AHORA!
—Tranquila, yo pagaré todo.
—¡No entiende! No me puedo dar el lujo de irme a un maldito hospital. Necesito buscar un trabajo o me quedaré sin hogar.
—¿No tiene a nadie más?
Ella niega con la cabeza.
—No tengo a nadie y pronto me sacarán a patadas de la calle por no pagar el arriendo.
—Vamos a solucionar eso, pero primero deben revisarla. —Ella me mira y es inevitable no quedar hipnotizado con el color de sus ojos. Sin duda, parecen el color del cielo, y sus pestañas negras alargadas los hacen ver más brillantes—. ¿Cómo se llama?
—Daniela. ¿Y usted?
DANIELA MOLINA-Señor Pedro, entiéndame, está muy difícil conseguir un empleo. Le suplico que me dé un tiempo. -Tienes hasta la noche para darme el pago; de lo contrario, te me vas. Definitivamente, mi vida es una mierda. Fui abandonada por mis padres cuando tenía 15 años. Llegué a un orfanato donde me maltrataron hasta casi matarme. Esta tortura duró hasta mis 18 años. Cuando me liberé de ese infierno, conocí a Mariano, un infeliz me maltrató psicológicamente durante casi tres años. Al final, cuando tuve el valor de dejarlo, me di cuenta de que siempre estuve sola y que yo era la única que podría valerme por mí misma. Ahora tengo 23 años y he tratado de mantenerme a flote todo este tiempo, pero parece que tengo una mala suerte que no me ha dejado prosperar en la vida. Tengo muchos sueños e ilusiones, pero poco a poco se han ido esfumando. He tenido que dormir en la calle, trabajé en bares donde los hombres aprovechaban para hacerme tocamientos. Afortunadamente, no pasó a más, pero
LUCAS MENDOZAMe encontraba bastante impactado al ver como las cosas de la pobre chica estaban tiradas en la calle, la habían sacado de su hogar ella tenía razón, debía pagar el arriendo o la sacarían. Ahora verla llorando por el cofre que le regalo su abuela me genera una sensación extraña en el cuerpo, no me esta gustando verla llorar se ve tan indefensa-oye, tranquila. Se solucionará todo. ¿tienes algún lugar donde te puedas quedar? – esta se queda pensando por unos segundos, pero luego niega con la cabeza-no tengo a nadie más que a mí, señor – era triste ver a una chica tan joven en esas condiciones. Me estaba debatiendo por dentro en irme y dejarla o ayudarla, ya que por mi culpa fue que termino perdiendo su casa y ahora esta convaleciente-tengo un apartamento, este se encuentra solo. Te puedes quedar ahí el tiempo que desees para que te recuperes pronto – la chica levanta su mirada incrédula ante lo que le estoy diciendo-no puedo aceptar eso señor Mendoza-dime Lucas – juro
DANIELA MOLINAEl señor Mendoza tiene que estar bromeando. ¿Yo, trabajando en su empresa? Para empezar, ni siquiera sé en qué trabaja, y además, no tengo estudios, solo el bachillerato. No sé cómo le podría ayudar. —Señor Mendoza, no creo ser la persona adecuada para trabajar en su empresa. —¿Por qué no? —Porque no tengo estudios, solo terminé el bachillerato. ¿Cómo podría aportar en su empresa? Además, ni siquiera sé qué hacen allí —le digo, mientras él me dedica una sonrisa. —Es una empresa creadora de tecnologías —son frikis—. Trabajamos con computadoras, sistemas tecnológicos, celulares inteligentes y aplicaciones. Nos enfocamos, sobre todo, en nuevas tecnologías más avanzadas que puedan ser útiles en el futuro. —Bueno, suena interesante, pero no sé nada de eso. —¿Sabes manejar una computadora? - Bueno, no tanto, pero puedo aprender. —Sé lo básico. —Por ahí podemos empezar. ¿Qué te parece si te pongo como asistente de dirección? --¿Ser su asistente? ¿O sea, trabajar dire
LUCAS MENDOZAEstas semanas han sido bastante estresantes para mí. Estoy buscando a la chica que tendrá a mi hijo, pero ninguna mujer me da tranquilidad. Además, Sonia ayuda muy poco ya que a todo le encuentra un "pero". Esto empieza a ser frustrante para mí, y además no deja de preguntarme cuándo pienso echar a Daniela del apartamento, aunque me sorprendió bastante la llamada de ella preguntando cuándo podía comenzar.—Sonia, hoy tenemos la cita con otra chica. —Lucas, hoy tengo campaña. Si quieres, ve tú y me cuentas. —¿Qué? —Se supone que debemos ir los dos, ya lo sabías. —Sí, pero tengo trabajo y no puedo cancelar esto.Tomo todo el aire posible, llenándome de paciencia, ya que ayer le pregunté si podía y me dijo que sí. Además, cancelé las reuniones que tenía en la mañana por ir a esa cita.—¿Sabes qué? Mejor ve a tu campaña, yo me voy a la empresa - Cuando estoy a punto de irme, Sonia me detiene.—¿No te piensas despedir bien?La miro y soy tan débil con ella que es inevitab
—¡Estás loco si piensas que voy a dejar que esa mujer sea la que preste el vientre! —Menos mal que no hay nadie en la empresa, porque los gritos que está dando esta mujer asustan a cualquiera, pero a mí me desespera. —¿Qué tiene? Es joven y está en edad de procrear. Puede traer a nuestro bebé sano. —¡Trabaja para ti! ¿Acaso te gusta? —¿Gustarme? No, o bueno, no lo creo, pero sí es linda. —Cariño, sabes que yo te amo a ti. —Yo no te pregunté si la amabas. —No me gusta, solo la veo como un buen prospecto para ser el vientre subrogado. Igual ella ni siquiera lo sabe, quería esperar para consultarlo contigo y luego hacerle esa propuesta. De igual forma, necesita ese dinero. —¿Tanto sabes de ella? —Mierda. —Dijo cosas cuando pidió el empleo. Cariño... —Me acerco a ella y la rodeo con mis brazos—. Solo piénsalo, ella dará a luz a nuestro hijo y luego de eso la despido y le doy su dinero para que empiece una vida lejos, o donde ella quiera. —¿Me prometes que luego la despedirás? —S
Tenía mi cabeza hecha trizas; aún no puedo creer que acepté ser la madre subrogada del señor Mendoza. Es una locura, pero después de lo que pasó con Mariano, no tuve más remedio que aceptar. Tengo miedo de lo que me pueda pasar. Por unos instantes pensé en mi abuela, en cuando me regaló mi cajita de música con la bailarina. Ahora solo es un cofre hecho un desastre. Mañana tengo que ir a algún lugar donde la puedan arreglar.—Bueno, es mejor que duerma ya. Mañana será un día largo y al menos espero estar descansada.A la mañana siguiente me despierto con cero ganas. No descansé porque mi cabeza iba a cien y no dejaba de pensar en todo lo que me estoy jugando con esta locura que voy a hacer.—Maldito Mariano, solo espero que apenas te dé el jodido dinero, te largues de mi vida por completo —murmuro. Como todas las mañanas, lo primero que hago es bajar a tomar un poco de agua. Como sé que me encuentro sola, no me molesto en ponerme algo, ya que suelo dormir ligera de ropa.Cuando salgo d
Me encontraba en el sillón del enorme departamento del señor Mendoza. Todavía no podía creer en qué momento llegué al punto de tener un bebé para otras personas. Maldigo a Mariano por volver a aparecer en mi vida. De no ser por él, solo estaría trabajando para el señor Mendoza sin tener que hacer esto.Escuché un fuerte golpe proveniente de la entrada del departamento, lo que me llenó de pánico. Rápidamente tomé un jarrón que había cerca y caminé hasta la puerta. ¿Cómo es posible que en un lugar como este entren ladrones? Qué mala suerte tengo.-¡Mierda! – una voz masculina. – Me caí. Esa voz la conozco. Camino rápidamente hasta que veo al señor Mendoza tendido en el suelo.-Señor Mendoza, ¿qué hace aquí? – Él levanta la cabeza y, al ver sus ojos, me doy cuenta de que está borracho.-Me olvidé por completo de que estabas aquí. Lo siento mucho, yo... – hablaba pausado, en serio, está muy ebrio.-Creo que bebió de más, señor Mendoza.-Dime Lucas, ¿vas a darme un hijo? – Él sonríe, pero
Pasaron dos semanas completas y no supe casi nada de Lucas. Me sentía bastante preocupada, ya que ni siquiera fue a la oficina, algo muy poco habitual en él. Definitivamente, necesitaba hacer algo.—Margarita —dije, mientras ella organizaba parte de la sala—.—Sí, dígame, señorita Daniela.—¿Podría darme la dirección de la casa del señor Lucas? —Mi petición la sorprendió un poco.—Querida, no creo que sea buena idea que vaya.—Margarita, estoy preocupada por él. Lleva muchos días sin ir a la oficina, y teniendo en cuenta lo que pasó, sería bueno ir y cerciorarme de que está bien. —Ella pensó unos segundos, pero finalmente accedió a darme la dirección.—No se te ocurra decir que fui yo.—Tranquila, esto se va a la tumba conmigo. —Me dedicó una sonrisa, y le dejé un beso en la mejilla antes de dirigirme directamente a la casa de Lucas. Solo esperaba que estuviera bien.Al llegar, observé una mansión enorme; jamás había visto algo así. Estaba llena de flores y jardines grandes, un espaci