CAPITULO 3

LUCAS MENDOZA

Me encontraba bastante impactado al ver como las cosas de la pobre chica estaban tiradas en la calle, la habían sacado de su hogar ella tenía razón, debía pagar el arriendo o la sacarían. Ahora verla llorando por el cofre que le regalo su abuela me genera una sensación extraña en el cuerpo, no me esta gustando verla llorar se ve tan indefensa

-oye, tranquila. Se solucionará todo. ¿tienes algún lugar donde te puedas quedar? – esta se queda pensando por unos segundos, pero luego niega con la cabeza

-no tengo a nadie más que a mí, señor – era triste ver a una chica tan joven en esas condiciones. Me estaba debatiendo por dentro en irme y dejarla o ayudarla, ya que por mi culpa fue que termino perdiendo su casa y ahora esta convaleciente

-tengo un apartamento, este se encuentra solo. Te puedes quedar ahí el tiempo que desees para que  te recuperes pronto – la chica levanta su mirada incrédula ante lo que le estoy diciendo

-no puedo aceptar eso señor Mendoza

-dime Lucas – juro que estoy sorprendido por lo comprensivo que estoy con esta chica. Esta se levanta con cuidado y suelta un largo suspiro, se nota que esta cansada pareciera que en cualquier momento se fuera a desmayar – Señorita Daniela, se ve muy pálida y cansada, hazme caso ve y descansa en mi apartamento y ya luego decides que quieres. Solo deje ayudarla

-esta bien, pero solo será por esta noche. Ya mañana me ire

Llegamos al apartamento y su mirada de asombro me hace gracia, ¿acaso nunca había visto un lugar asi?

-me perderé en este lugar – dice ella mirando con curiosidad cada espacio del apartamento, es como si tuviera a una niña pequeña curioseando

-le aseguro que no. Además no estará sola – margarita aparece por la zona de la cocina regalándonos su hermosa sonrisa. Quise que margarita vinera para que estuviera pendiente de ella y de cualquier cosa que necesite

-buenas noches, señor Mendoza – la chica la mira con curiosidad y luego me mira a mi

-Margarita, ella es Daniela. Será una huésped por unos días en este apartamento y quiero que estes a su disposición

-¿Qué? un momento, yo no me pienso quedar mucho tiempo, además no necesito ayuda

-recuerda que estas incapacitada

-señorita Daniela, no se preocupe yo la ayudare en lo que necesite – Margarita le regala una hermosa sonrisa y por primera vez veo como la chica le dedica una calida sonrisa a ella

-gracias, señora Margarita

-solo Margarita

-bueno, entonces usted dígame Daniela o Dani – Daniela parecía ser buena chica, bastante sencilla y muy humilde, pero hay algo en su mirada que me hace sentir extraño, no se una sensación que jamas había sentido en mi cuerpo

Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido de mi celular, cuando veo quien es todo se me baja. Sonia me matara

-demen un momento – agarro todo el aire posible para llenarme de paciencia y contesto – hola cariño

-¿¡donde carajos estas!? – m*****a sea

-Sonia, no me hables de esa manera yo no soy un niño pequeño para que tengas esos tratos conmigo

-entonces responde donde carajos te has metido. ¿ya viste la hora? Deberías estar en casa. ¿Dime ahora mismo donde estas y con quien estas?

-te cuento cuando llegue a casa – esta no responde nada, ya que solo cuelga el teléfono como siempre lo suele hacer cuando quiere hacer sus pataletas de niña mimada. Me regreso y me doy cuenta que la chica me estaba observando

-¿todo bien? – pregunta esta

-si, ya debo irme, pero quedas como en tu casa – esta mira a su alrededor

-no es mi casa, pero gracias – me dedica una tierna sonrisa y yo como un estúpido me quedo embobado viéndola. Al darme cuenta de mi estado de trance carraspeo y vuelvo a recuperar la compostura

-descanse

-igualmente

Salgo del edificio tratando de recuperar mi compostura, hoy definitivamente fue un día bastante pesado y ahora no se que carajos le voy a decir a Sonia cuando llegue a la casa, de seguro me va a querer acribillar

Al llegar a casa esta se encuentra sentada en una silla con una copa de vino el la mano, su mirada parece que fuera a tirar fuego y su rostro se encuentra completamente serio

-hasta que te dignas a llegar

-Sonia, tuve un día de m****a hoy me pasaron muchas cosas y lo ultimo que quiero es discutir – esta se acerca y comienza a oler mi traje -¿Qué haces?

-¿¡porque hueles a mujer!? – definitivamente cuando Sonia quería molestar la vida lo hacia de maravilla - ¡responde maldito!

-¡no me trates de esa forma! ¡respétame! – esta al escuchar mi grito se queda callada – soy tu prometido y así como yo te respeto tu debes hacer lo mismo conmigo

-entonces responde!

-atropellé a una chica en la mañana, pensé que la había matado – esta parece no estar asustada por las cosas, al contrario se veía mas enojada

-¿y que? ¿Fuiste el salvador del día o que?

-Sonia, ¿Qué carajos te pasa? Me crees capaz de dejar a una mujer tirada en una calle y mas por culpa mia – esta rueda sus ojos y toma mas vino

-y dime ¿que hiciste con la chica?

-la lleve al hospital y ahora se esta quedando en el apartamento que tengo – siento como esta estalla su copa contra el suelo

-¡LA METISTE A TU APARTAMENTO! – esta suelta un golpe en mi pecho, pero antes de que me de en la cara la detengo

-¡YA BASTA! AQUÍ LA DEJAMOS NO PIENSO SEGUIR TOLERANDO ESTO – tomo mi saco y cuando me dispongo a salir de la casa soy detenido por Sonia

-cariño, lo siento, no se que me paso. No te vayas – escucho como Sonia comienza a sollozar cosa que no soporto, no me gusta verla mal

-tranquila, aquí estoy – esta me abraza y yo hago lo mismo – discúlpame a mi que no te avise nada

-vamos a descansar. Además mañana tenemos un día largo

-has pensado lo del bebe? – la cara de Sonia se vuelve otra vez seria

-te dije que no lo seguiría intentando

-entonces tengamos un bebe por subrogación – esta se queda pensativa por unos minutos esta procesando todo

-¿tantos deseos tienes de ser padre? – pregunta esta

-pensé que tu también lo quieres - ¿Qué esta sucediendo? – Sonia, se supone que habíamos hablado del tema y te dije que mi mayor anhelo era ser padre y tu me dijiste que también querías ser madre

-si, lo se y también lo quiero, es solo que me da algo de miedo no ser buena madre – le sonrió y el abrazo fuerte

-cariño, serás una excelente madre – esta se separa de mi

-¿Cuándo empezamos a buscar ese vientre?

-mañana mismo, ya no quiero esperar más – la cara de Sonia no daba ninguna emoción, solo se limito a decir si y luego subió a la habitación sin decir nada más. ¿acaso Sonia no desea ser madre?

A la mañana siguiente, despierto, pero me doy cuenta de que Sonia no se encuentra a mi lado. Seguro debe estar haciendo ejercicio, como es habitual en ella. Me levanto y me doy una ducha con agua fría. Hoy debo ir a la oficina, pero primero debo pasar donde Daniela; quiero hacerle una propuesta y espero que no sea testaruda, porque esto le puede servir. 

Bajo a tomar el desayuno y me encuentro a mi prometida, con su ropa deportiva, tomando su batido de proteína. 

—Buenos días, cariño —me acerco a ella y le dejo un casto beso en los labios. 

—Hola, amor. Dormiste hasta tarde. 

—Sí, lo sé —le dedico una sonrisa. 

—¿Desayunamos? —Veo la hora y me doy cuenta de que ya es muy tarde; no podré desayunar con Sonia. 

—Cariño, me encantaría, pero voy tarde. —Sonia me mira de una manera extraña y luego la veo ponerse tensa. 

—¿Piensas ir donde ella? —Dios, que no sea lo que pienso. 

—¿Dónde quién? 

—¡Donde la chica que atropellaste! —Sabía que irías por allá. 

—Debo ir, necesito saber que todo está bien y luego parto a la oficina. —Sonia se para y camina hacia mí, con sus ojos encendidos en llamas. 

—Si me entero de que haces algo estúpido, te juro que me las pagarás. —Odiaba cuando hacía ese tipo de amenazas. 

—¡Deja de amenazarme! —Intento tomar aire para aguantar la rabia—. No sé qué carajos te está pasando, pero últimamente me tratas como un trapo viejo con el que puedes hacer y deshacer. Las cosas no son así, Sonia, y si no puedes respetarme como yo te respeto a ti, entonces esta relación jamás va a prosperar. 

Antes de que Sonia diga algo más, tomo mis cosas y me apresuro al ascensor. Ya no quería hablar con ella y, además, no quiero iniciar mi día con problemas en casa; bastante tengo con los problemas en la empresa. 

Llego al apartamento y me llevo la sorpresa de ver a Daniela cocinando y a Margarita tomando un café, sentada a su lado. 

—Se supone que te traje para que atendieras a la visita, no para que la visita te atienda a ti —ambas se ponen pálidas al verme parado en la entrada de la cocina, pero creo que la que está peor es Margarita, que suelta de golpe su café. 

—Señor, yo... 

—Ella no hizo nada —habla rápidamente Daniela—. Siempre he sido una chica muy independiente; no quería que nadie me atendiera. Y como Margarita había arreglado parte de la casa, quise tener una atención con ella por haberlo hecho. 

—Para eso le pago —respondo algo tajante. 

—Pues yo no le pago, así que quería agradecerle porque se ha portado muy bien conmigo. —Observo a Margarita, quien tiene la cabeza agachada. 

—Margarita, ¿nos puedes dejar solos? 

—Sí, claro, señor —sale prácticamente corriendo, dejándome con Daniela, quien, al verme así de serio, se cruza de brazos. 

En ese momento la observo mejor. Tiene puesta una pijama mía y, por alguna razón, eso la hace ver bastante atractiva. Su cabello está algo desordenado, pero no se ve del todo mal, y su rostro, sin una gota de maquillaje, hace que sus ojos almendrados llamen la atención de cualquiera. 

—Tomé una pijama suya, espero que no le moleste. 

—No te preocupes. ¿Cómo sigues? 

—Aún me duele, pero se me pasará. Ahora debo irme porque tengo que buscar empleo. —Esta mujer es terca. 

—Recuerda lo que te dijo el médico. —Ella suelta un bufido y puedo ver cómo hace un leve puchero, lo que la hace ver tierna. 

—No me puedo quedar así, quieta. Necesito conseguir trabajo; estoy a merced de su caridad. 

—Yo tuve la culpa; es lo mínimo que puedo hacer. Además, te tengo una propuesta. —Sus ojos se posan sobre los míos y parecen confundidos. 

—¿Qué propuesta? 

—Te ofrezco un trabajo en mi empresa, de esa forma podrás tener dinero y conseguir un lugar para vivir. ¿Qué dices, señorita Daniela?

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