103 ¡Pobre de mi hijo!

Al día siguiente, Mikel decidió que le pediría el divorcio a su mujer. Ya no podía seguir a su lado después de haber descubierto todo el mal en el que lo había implicado.

No había pegado un ojo en toda la noche, y estaba cansado de vivir poniendo sus prioridades en el orden de las prioridades de Astrid.

Salió del despacho en donde había pasado la noche y subió a habitación a darse una ducha, iba practicando su pequeño discurso sobre la confianza, el amor y lo verdaderamente importante en la vida para decírselo antes de informarle su decisión, pero encontró la recámara vacía, su mujer ya no estaba.

Se arregló y le pidió a la criada que se encargara de Maty durante el día mientras él le hacía una pequeña visita a su padre para pedirle explicaciones sobre todo lo que Astrid le había declarado la noche anterior.

Mientras esto sucedía, Astrid se hacía cargo de uno de sus problemas. Vargas. Cuando Mikel llegó a Wolf Company, los empleados lo miraban con temor, y algunos cuchicheaban entre e
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