109 Caída libre

Pronto llegaron a la cabaña, estaba descuidada y apenas si se mantenía en pie. La madera podrida en varios tramos, y el techo a medio caer, le daba un aspecto ruinoso y peligroso.

Isabella se llevó la mano al pecho en cuanto la vio, sintiendo un temor indescifrable por la integridad de su hijo.

— ¡Oh, Dios mío! Mikel, ¿Cómo vamos a sacarlo de ahí?

— Primero debemos saber si está en la cabaña, aunque…

— Aunque, ¿qué?

— No lo sé, Elisa, mira cómo está, no creo que Astrid se atreviera a entrar ahí…

— Pero pudo pagarle a alguien, no creo que esté haciendo esto sola, además, tu padre está implicado.

— Sí, pero mi papá es un hombre mayor, tampoco se arriesgaría a entrar ahí, hay que buscar en los alrededores. ¿Recuerdas que hay un lago más abajo?

Ella asintió con la cabeza.

Ahí hay espacio para acampar, puede ser el lugar en donde lo tienen. Me parece más sensato hacer una revisión rápida, e ir hasta allá, no perdamos mucho tiempo aquí.

— Es lógico, demos, la vuelta a la cabaña, tú ve por e
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