106 Confesiones dolorosas

Astrid cortó la llamada e Isabella dejó caer el móvil al suelo, imposibilitada de decir una sola palabra.

James la tomó por la cintura con cuidado y la llevó hasta el sillón para ayudarla a sentarse.

— James…

— Tranquila, amor, ¡Lo rescataremos!

— Lo tienen secuestrado, James, ¡Tienen a mi bebé!

— Isa…

— James, ¿Qué vamos a hacer?

Mientras esto sucedía, Mikel Wolf entraba dando gritos y puñetazos a los guardias de seguridad que le impedían entrar a las oficinas de presidencia.

— ¡Déjenme pasar! ¡Tengo que hablar con James! ¡Que me dejen pasar, les digo! — los gritos se escuchaban claramente desde la oficina de Isabella.

— ¿Es Mikel? ¡Pero qué diablos! ¿Cómo se atreve a presentarse aquí! — James bufó y se levantó para impedirle pasar a Ver a Isabella.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves? — James se le fue encima asestándole un puñetazo justo en la cara, muy cerca de donde Emmett le había partido el labio.

— ¡Ah! — Mikel chilló — ¡Basta, James, es grave lo que tengo que decirte!

— No de
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