¡Oh, pero por favor! ¡Claro que Mikel comprendía a la perfección la insinuación de la hermosa chica Lennox!Por su puesto que una mujer de su linaje, cultura y clase social se daba el tupé de apartar a sombrerazos a los hombres que seguramente caían rendidos a sus pies como moscas, no sería fácil acercarse en plan de conquista a una mujer como ella.Sin embargo, a Mikel le encantaban los retos, ¡Mientras más difíciles, mejor!Nunca le gustaron las chicas fáciles, a menos que fueran para la diversión de un rato y nada más, pero alguien como Isabella no era para un rato, así que volviendo a sus turbios pensamientos tachó mentalmente la opción de haberla conocido en algún antro londinense en sus años mozos.No, definitivamente no era la aventura pasada de una noche de borrachera.Pero esos ojos… esos ojos seguían poniéndole los nervios de punta.—Lo noto pensativo — ella se aventuró a decir, no podía competir contra lo que fuera que lo mantuviera con la cabeza en otra parte.—Disculpe mi
El joven Lennox decidió que había sido suficiente del teatro por esa noche.La mirada acerada de James le indicó a Mikel que debe apartarse de su “Hermana”. El otro hombre comprendió el mensaje implícito, apartando elegantemente la mano de la espalda baja de Isabella y asintiendo sin perder la sonrisa fingida.—Ha sido todo un gusto, señorita Lennox, espero poder repetir esta hazaña en otra reunión social, por cierto, James, ¡Lo felicito por la magnífica velada!James asintió con gracia y empujó suavemente a Isabella, rodeándola por la cintura y girando junto con ella de forma exquisitamente fabulosa.—No sabía que bailabas tan bien.—No lo hacía. Ahora si lo hago, y… ¿Qué carajos fue todo eso? — ella preguntó molesta e intentando zafarse del agarre de James.—Eso fue ponerle límites al perro faldero de Mikel Wolf — afirmó con frialdad — concéntrate en la danza, mucha gente nos está mirando.—No te entiendo, ¿No se supone que el chiste era coquetearle a Mikel y metérmelo en un bolsill
Isabella pareció desplomarse en cámara lenta ante los ojos impactados de James.—¡Isabella! — él gritó y avanzó a todo correr hacia su falsa hermana, inclinándose sobre ella y levantándola a medias en su regazo mientras se cuestionaba lo duro que había sido con ella últimamente.—Isabella, por favor, vamos, ¡Despierta!«¡Maldición, he sido demasiado duro con ella! Esto es mi culpa, la he mantenido bajo mucho estrés» pensó para sus adentros intentando reanimarla, pero sin poder lograrlo.—Isabella, por favor, vamos, no estoy para bromas — dejó salir comenzando a preocuparse de veras — Vamos, Isabella ¡Dime algo!La mujer yacía pálida en el suelo cuando las fuertes manos de James la tomaron por los hombros para levantarla.—¡No! No la levantes, hay que ver sus signos vitales primero — Mikel apareció de la nada dando instrucciones. ¿De dónde había salido, acaso los estaba observando?Wolf había cumplido servicio militar, y tratar una eventualidad como esa era parte del entrenamiento.—Lev
Mikel subió al auto al lado de su padre, que le daba instrucciones al chofer para que avanzara. La fiesta había terminado en los buenos deseos para el venidero año nuevo; y los apretones de manos de rigor social solo para empatizar con los nuevos conocidos en la Compañía.—¿Qué te han parecido nuestros nuevos socios, hijo? — Emmett preguntó encendiendo un puro.—Creo que son obscenamente ricos — respondió con un deje de envidia en el fondo.—¿Noto algo de incomodidad con eso? — girándose a verlo.Mikel se revolvió en la silla y carraspeó la garganta.—Tal vez, solo un poco — admitió.Su padre dejó salir una risita burlona.—No está mal, no está mal. Esas son las cosas que nos sirven como incentivo, debes verte como ellos en el futuro, ¡Mentalizarte! Apuntar alto Mikel, ¡Muy bien! — palmeándole la espalda — Sin embargo, no es suficiente si solo se queda en el deseo de lograr llegar arriba, debes planear la estrategia adecuada, ¡Pensarla muy bien, hijo!, revisarla detalle a detalle y pu
Astrid seguía sacando sus cuentas, pero no iba a demostrar sus celos. Hacía varios años que se había convencido de que esa era una táctica estúpida. Nadie logra nada con hacerse la celosa, en estos casos lo mejor era mantenerse en calma y actuar inteligentemente.Además, las aventuras de Mikel generalmente no duraban más de un par de semanas cuando mucho, y ella seguía siendo la esposa, la dueña y señora de buena parte de su patrimonio y la mujer a la que regresaba siempre para compartir sus logros y pedirle opiniones, la que compartía secretos profundos y oscuros y a la que no podía traicionar de verdad, ¡Porque le saldría muy caro!¿Qué más quería? Tampoco era como si ella no se diera sus “Canitas al aire” cada vez que se iba de vacaciones con sus amigas al Caribe o a las Islas Griegas.Tenía deliciosos recuerdos de Santorini, por cierto.Mikel dejó salir un largo suspiro cuando su cabeza tocó la almohada.Sus pensamientos volaron hasta el enorme y lujoso salón de la mansión Lennox
Emmett entró en la biblioteca, se zafó la corbata y la dejó caer a un lado en el sillón junto a él.Estaba algo cansado por la velada, pero no podía quejarse de la comida ni tampoco del trago, aunque apenas si lo había probado, pocas veces un anfitrión ofrecía una celebración a esa altura, y eso tomando en cuanta que se codeaba con la creme de la creme en la ciudad.Tenía la garganta seca. Por iniciativa propia nunca se pasaba de copas en público, no fuera a soltar la legua y a cantar como un canario alguno de sus execrables secretos, sabía que solo necesitaba estar borracho y tener una buena plática para comenzar a entonar "las mañanitas".Había servido un trago de whisky doble y en las rocas, en casa no importaba quién lo escuchara decir algunas cosas, todo el personal era de confianza además de tener rabo de paja, así que nadie osaría traicionarlo, porque seguro que más tardaban en abrir la boca, que Emmett en cortarles la lengua.Se sentó pensativo con el vaso entre las manos. Apu
—¿Ya se fue toda la gente? — Isabella preguntó tumbándose en el fino sillón de piel de una de las salitas de estar de la mansión.—Si, señorita, ya se fueron los últimos invitados — respondió Amada, el ama de llaves de la mansión.—¡Qué bueno, pensé que no acabaría jamás!—¡Qué! ¿Pensaste que sería fácil? Te advertí que no sería así, no sé de qué te quejas — era James, que acababa de entrar y caminaba directo al bar para servirse una copa.—No. Nunca pensé que sería fácil, pero estoy agotada, y ya quiero irme a la cama.—Amada, ¿Puedes dejarnos solos, por favor? Tengo asuntos que tratar con mi hermana.—Sí, señor, que tengan buenas noches, con permiso — la mujer salió de la salita, dejando a Isabella revolviéndose incómoda en el sillón.—¿La conversación no puede esperar hasta mañana? De verdad, quiero irme a dormir — haciendo amago de levantarse.—Prefiero acabar con este asunto de una vez, “hermanita” — cada vez que pronunciaba la palabra “hermanita” dejaba escapar ese toque de desa
—Los desmayos… — Ella se dijo más para sí misma que para James — No estoy muy segura de cómo comenzaron, pero la primera vez que recuerdo haberme desvanecido fue en prisión. Mikel amenazó con prohibir que viera a mi Mat.Isabella no pudo evitar que la voz se le quebrase al mencionar el nombre de su amado hijo — El niño me abrazaba en la salita de visitas, era la primera vez que lo veía desde que todo comenzó, había pasado semanas y él lo había traído después de que el abogado lo obligara. ¡Pero fue un cobarde, un cretino!, lo arrancó de mis manos y lo sacó a la fuerza, apenas si pude despedirme.La mujer se llevó el Cosmopolitan de nuevo a la boca y apuró todo el contenido de la copa.—Voy a necesitar que me prepares otro de estos — Le dijo entregándole la copa a James.El joven Lennox se dispuso a preparar otro trago y volvió a sentarse devolviéndole la copa llena.—Hay más, si quieres… — Intentó bromear para aligerar la tensión del momento que amenazaba con cortar el aire entre los d