Antes de las nueve, dejaron el pent-house, pero por el subterráneo.
La entrada del edificio estaba atestada de reporteros. Ahora no solo les importaba saber la verdad de su “compromiso secreto”, sino también tener sus declaraciones sobre el juicio.
—¿Cómo saldremos de aquí? —Julián pensó en voz alta, preocupado por llegar al juicio—. Pidamos un taxi, pero...
—Iremos en mi coche... —Rossi presionó la llave de contacto de su coche y las luces parpadearon desde la distancia.
Todos se mostraron sorprendidos.
—¿Tienes un coche? —Lily corrió apuradita detrás de él, tratando de seguirle el ritmo a sus grandes zancadas.
Era un hombre imponente, de casi dos metros. Ella tenía que correr para poder alcanzarlo y mirarlo a la cara.
Rossi los llevó hasta su coche. Un moderno Rolls Royce de carrocería negra brillante. Era perfecto. Todos se quedaron impresionados unos instantes, intentando procesar lo que estaba ocurriendo.
—¿Tienes un Rolls? —Lily estaba impactada.
—Un hombre con un Rolls Royce es un hombre que se respeta —bromeó el señor L.
—¿Te gusta? —Rossi le preguntó a Lily de forma coqueta.
Ella se sonrojó.
—Ah, yo... —balbuceó colorada, acalorada.
No era una mujer superficial, pero por alguna estúpida razón, ese coche negro le humedecía las bragas.
—Por supuesto que le gusta —se rio su padre y en su propia cara—. Un Rolls Royce impresiona a cualquier chica, aunque no sea superficial como mi Lily.
—Papá... —Ella ni siquiera podía hablar con coherencia.
Christopher supo del poder misterioso que su coche estaba causando en su prometida y tuvo que atreverse a ir más lejos.
—¿Quiere conducirlo? —le preguntó Chris a su suegro.
Julián lo miró con consternación. Era como si le hubieran dicho que se acababa de ganar la lotería acumulada por tres siglos.
El premio mayor.
—¡Por supuesto! —exclamó feliz y cogió las llaves que Chris le ofrecía con una sonrisa traviesa.
Antes de montarse tras ese volante, fue un caballero y le abrió la puerta a Sasha para que se sentara a su lado.
—Señorita López —le habló Rossi a su prometida y le ofreció su mano para ayudarla a subir.
Tenía que ser un caballero también. No podía desteñir en comparación con su suegro.
Ella aceptó su mano, pero se interpuso en la puerta para que nadie los oyera hablar.
—Me resulta un poco sospechoso que tenga un Rolls Royce y no quiera conducirlo, señor Rossi —insinuó curiosa.
Rossi sonrió. Amaba lo hábil que era su pequeña demonio.
Dio un paso peligroso hacia ella. Cerró todo el espacio que los separaba. Se apretó contra ella con descaro, enterrándole la erección que tenía en su barriga.
—Mira, pequeña condenada... —La cogió por la barbilla—. Quiero llevarte atrás, donde nadie pueda vernos... porque te voy a manosear.
—¿Qué? —Ella estaba paralizada.
Christopher se rio sobre su boca tentadora.
—¿Quieres jugar con la palanca de cambios? —le preguntó travieso y cogió su mano para ponérsela sobre su polla endurecida.
—Me gusta acelerar —se rio Lily sobre su boca y se levantó en la punta de sus pies para besarlo.
Tuvieron que detenerse cuando Julián les tocó el claxon. Se estaban tardando demasiado.
Chris ayudó a Lily a subir en la parte de atrás del coche y se acomodó a su lado con una seductora sonrisa en los labios.
Le importaba una m****a el juicio. Él solo quería meterle mano por debajo del vestido a su pequeña demonio y ayudarla a llegar relajada.
Podía sentir lo tensa que se hallaba. De seguro le dolía reencontrarse con su hermana y su madre, pero él estaba dispuesto a que todo fuera llevadero y tranquilo.
Al principio fue un viaje difícil.Los reporteros descubrieron que dejaban el edificio en un coche que no tenían identificado y por más que se esforzaron en perseguirlo, Julián mostró sus habilidades cuando logró dejarlos atrás y desaparecer entre las avenidas.Para Lily, fueron los veinte minutos más calurosos de su vida.No podía negarse a los roces de Rossi, aun con su padre presente. Se sentía terriblemente descarada, pero estaba tan tensa que, las caricias húmedas de Chris solo la hicieron sentir aliviada.No iba a negarlo. Estaba preocupada y tensa. Su cuerpo estaba endurecido por todas las preocupaciones y los dedos de Chris se deslizaban tan gustosamente entre sus labios congestionados que, después de una noche sin poder dormir y una mañana de lágrimas silenciosas, logró relajarse y excitarse. —Eso es, cariño, relájate —susurró Christopher en su oreja y con su mano libre la acercó a su cuerpo para que su calor la ayudara a sentirse mejor.Lily cerró los ojos y saboreó cada
A Vicky se le rompió el corazón cuando el hombre que la había criado y la había visto crecer, dijo lo que sentía:—Considero que le duele no poder conseguir las cosas por sus propios méritos, sino, que siempre ha usado su belleza u otras tácticas para conseguir lo que quiere.—¡Eres un desgraciado! —gritó Nora desde el fondo y se echó a llorar con desconsuelo.Por primera vez, a Julián no le afectó el llanto dramático de su exesposa. Fue allí cuando supo que se había desenamorado y desencantado.El hechizo había terminado.El juez puso orden y pudieron continuar tras algunos segundos de ruidos molestos.—Continúe, por favor —le pidió el juez al abogado.—Señor López. —El abogado lo miró con seriedad—. Háblenos de la dinámica entre hermanas. ¿Eran unidas, cercanas, amigas?—Solo Lily y Romy, pero siempre protegían a Victoria, incluso en la escuela, pero...Un incómodo silencio ocupó la sala. —Entonces las hermanas mayores si incluían a Victoria en la dinámica, pero... —El abogado quer
Ese era el último día de trabajo antes de que comenzaran las vacaciones navideñas.Lily tenía que terminar antes de las cinco, así que empacó todos los artículos, “El Libro”, las sesiones de fotografía pendientes de registro y las computadoras y las envió al pent-house en el que vivía con su prometido.Envió a July, porque era la única en la que confiaba y quien amaba a “Craze” con su vida. Siempre protegería el tesoro, costase lo que costase, en ese caso... El Libro.Si bien, tendrían dos semanas de descanso, en casa seguirían trabajando. Con pijamas navideños estampados, junto a la chimenea y muchas tazas de chocolate caliente y trozos de tarta, pero seguirían escribiendo, editando y preparando el número navideño.Christopher seguía encerrado en la sala de juntas, con su padre y Marlene. Discutían sobre la Semana de la moda de Alta Costura Primavera-Verano, la que se acercaba con fiereza.Los eventos eran tan rápidos y las exigencias de los organizadores tantas que, debían aclarar c
—No pienso agradecerle a una asistente que solo hace su trabajo. Le pago para eso.—Yo le pago y te exijo que le agradezcas. Ya no eres el editor en jefe y...—¡Soy el maldito dueño! —bramó Connor, fuera de sí.—Por favor, vamos a terminar, tengo un vuelo en la madrugada a París y quisiera poder llegar a tiempo —dijo Marlene, queriendo calmar los ánimos.Se estaban poniendo calientes, pero de muy mala forma.Christopher sonrió pacífico.—Por supuesto, padre, todos sabemos que eres el dueño. —Le sonrió Chris—. No necesitas gritar —le dijo—. Ser el dueño no te convierte en Dios. Puedes agradecer... No te vas a morir por decir “gracias”.Connor refunfuñó. Se levantó de su puesto y con mueca asqueada, dejó caer el sándwich que Lily le había preparado en el cesto de la basura.Lily se impresionó tanto que, se quedó boquiabierta. Recordaba algo similar en el inicio de su relación con Chris.Pudo entender entonces de donde Christopher había heredado tanto desdén y rabia.Sintió lástima por C
Chris y Lily acompañaron a Marlene hasta el aeropuerto a las tres de la madrugada.Cuando llegaron a su pent-house, encontraron al padre de la joven esperándolos nervioso en la sala, junto a la chimenea y la pareja de hámsteres.—Dios, estaba muy nervioso —les comunicó el señor López en cuanto los vio llegar.A Christopher le encantó saber que, por muy tarde que fuera, siempre habría alguien en casa esperándolos.—Papito, le dije que llegaríamos tarde —le dijo Lily para consolarlo y se acercó para abrazarlo.—Sí, pero estaba muy preocupado.El señor López se aproximó para saludar a Christopher.—Lamentamos la hora, pero teníamos que terminar todo antes de las vacaciones navideñas —le informó él.El señor López suspiró y los miró con orgullo. Se esforzaban tanto por cumplir con cada exigencia en su trabajo que, no podía sentirse más orgulloso de ellos.Eran la pareja perfecta. No solo románticamente, en lo laboral destacaban más cuando estaban juntos.—¿Y ya comieron? —les preguntó pre
Para la tarde, todos se prepararon para el intercambio de regalos.Christopher se vistió elegante y esperó a que las hermanas López estuvieran listas.Si bien, el intercambio familiar solían realizarlo un par de días antes de la navidad, con una cena hogareña hasta la madrugada, Rossi había torcido un poco la tradición López para hacerla más a su estilo.Para esa ocasión especial, Rossi le pidió al conductor de Revues que los llevara hasta el hotel en el que se celebraría su fiesta privada.Lily nunca dudó de lo que estaba ocurriendo y, después de una noche de pesadillas, tuvo alivio al saber que Chris si había preparado algo especial.Pero todo cambió cuando llegaron al hotel y se encontraron con una fiesta infantil.Una fiesta navideña, pero infantil.La decoración era preciosa, no iban a negarlo. Un enorme árbol navideño al centro del salón atraía todas las miradas. El lugar estaba repleto de Santas, duendes y muchos obsequios, también mucha comida.Decenas de mesas bordeaban el sa
Christopher se plantó frente a Romina, con cariño tomó su barbilla y le dijo:—Sé qué crees que tu hijo murió ese día, pero no es así, él está aquí, con nosotros. Contigo. —Los ojos se le llenaron de lágrimas.—Christopher... —sollozó ella.Rossi pensó que sería fácil, pero pronto se vio enmarañado en todas esas conmociones punzantes que lo llevaron hasta las lágrimas.Julián se aferró de su hija cuando escuchó lo que el señor Rossi había hecho y con valentía se contuvo sus lágrimas. Tenía que ser fuerte para sostener a su hija.—Organicé esta fiesta para que vieras toda la vida que tu hijo entregó... —susurró Rossi frente a ella—. Tu acto de amor llenó de esperanza a todas estas familias y les dio una segunda oportunidad para ser feliz. —Le secó las mejillas humedecidas con cariño—. Y sé que tú perdiste tus esperanzas, y que un pedazo de tu corazón se fue con tu hijo... pero ahora todos sus fragmentos están aquí... y es momento de que los unas y entiendas que él vivirá para siempre...
Les fue difícil dormir esa noche.Les fue difícil sobreponerse a todas las emociones a las que se habían enfrentado durante la fiesta de intercambios.Dormir fue una hazaña que terminó uniéndolos en la sala.Lily y Romy se levantaron y se encontraron con Christopher sentado junto al árbol navideño con sus luces brillantes encendidas.Parecía encandilado, perdido en sus pensamientos.—¿Amor, estás bien? —Lily lo llamó preocupada.Chris sonrió al verlas y, si bien, quiso levantarse del piso para recibirlas, ellas no lo dejaron cuando se unieron a él.La alfombra se sentía cómoda y abrigada; la chimenea encendida ayudaba y el árbol navideño con sus luces tintineantes les recordó la magia de la navidad.—No podía dormir...—Nosotras tampoco —dijo Lily y se acunó entre sus piernas con dulzura.Romy cogió un par de cojines y se tumbó junto a ellos para mirar a los hámsteres dentro de su jaula de cristal.—Creo que comí demasiados dulces —se rio Romy, sobándose la barriga y con la punta de l