88

Un par de días después y sin dejar de trabajar arduamente en el nuevo número de Craze, el día del juicio llegó.

Ni siquiera tuvieron tiempo de pensar en ello. Estaban tan agobiados con el trabajo, los fotógrafos y nuevos catálogos de venta que, apenas pudieron recordar a Vicky o Nora.

La pareja sentía calma al saber que los abogados tenían todo bajo control.

Para ese entonces, los medios ya especulaban y ardorosamente, sobre el compromiso entre Lily y Rossi.

La entrada del edificio en el que vivían y la entrada del conglomerado de Revues estaban atestadas de reporteros todo el tiempo. El que consiguiera la exclusiva sobre su compromiso, se llevaría el premio dorado.

Los titulares de los periódicos no cesaban con especulaciones sobre su matrimonio. Algunos incluso se atrevían a inventar reuniones a las que Lily jamás asistía.  

Esa mañana se prepararon para el juicio. Christopher pidió un traje especial para su suegro. Negro, elegante y hecho a la medida. Aunque el señor Lopez no quería derrochar tanta elegancia, el señor Rossi insistió.

—Su exesposa estará allí —le dijo Christopher con clara malicia.

El señor López lo miró con grandes ojos.

—¿Qué está insinuando, señor R? —Julián le enarcó una ceja, siguiendo su juego.

La complicidad entre ellos crecía cada vez más y Lily era la más feliz de verlos crecer.

—¿Yo? —se rio Chris—. Nada. Soy una blanca paloma... por favor, no piense mal de mi...

En el cuarto de baño, Lily escupió el dentífrico al escuchar aquello y se rio fuerte.

Asomó su cabeza por la puerta y le dijo:

—Cariño, di la verdad.

Chris puso los ojos en blanco al verse descubierto y con mueca sarcástica respondió:

—La venganza... Que Nora sepa el macho que se perdió...

El señor López se rio y dejó que su yerno terminara de arreglarle la corbata.

Cuando terminó, Julián volteó y se miró al espejo. Se veía radiante, con un corte de cabello nuevo, la barba perfectamente perfilada y ese traje que gritaba: viejo sabroso recién separado.

—Que le duela —pensó en voz alta con una sonrisa maliciosa.

—¡Así se habla! —se rio Rossi y se fueron los dos abrazados a la sala, conversando sobre lo interesante que sería verse las caras después del divorcio.

A Lily le tocó quedarse sola en su habitación, sin poder ocultar sus muecas de sorpresa por la tan intensa relación de amistad entre su padre y su prometido. Por suerte, Sasha estuvo allí para ayudarla con su vestido de cuello alto y mangas ovaladas.

—Se ve preciosa, Lily —le dijo Sasha, estirándole el vestido con una pequeña alisadora—. Muy elegante.

—Gracias, Sasha —le correspondió Lily conforme se acomodó unos bonitos aretes con diamantes blancos.

Nunca se habría imaginado luciendo tanta elegancia, mucho menos para enfrentarse a su propia hermana.

No iba a negar que le resultaba una situación incómoda. Las cosas iban por tan mal camino que podía anticiparse a que Vicky y su madre jamás le dirigirían la palabra otra vez. 

Y no sabía si estaba lista para aceptarlo.

Perder a una madre... pero ganar paz mental.

—No esté triste, se ve preciosa —le aconsejó Sasha, pero Lily no se iluminó como siempre. Estaba abstraída en algo que a Sasha la preocupó—. ¿En qué piensa? —le preguntó cuando notó que estaba más callada que de costumbre.

Solía siempre derrochar felicidad y confianza, dos cosas que a Sasha le encantaban. La hacían sentir cómoda y segura, como si estuviera en casa, con su familia.

Cabizbaja, Lily tuvo que reconocer lo que tanto la compungía.

—Mi familia... —musitó dolida—... está rota...

Sasha abrió los ojos de golpe y se plantó a su lado, frente al espejo de cuerpo completo. Con dulzura puso su mano en su hombro y le dijo:

—No está rota. —Las dos se miraron a través del espejo—. Yo creo que está en proceso de sanación... —Le sonrió gustosa—. Romina, usted, su padre, el señor R... —le sonrió y con los ojos llorosos le dijo—: yo... —Las dos se miraron con intensidad—. Para mí, ustedes son mi familia, si me aceptan.

Lily apretó el ceño y fijó sus ojos en Sasha a través del reflejo del espejo. Supo con exactitud lo que estaba tratando de decirle y volteó emocionada, sintiéndose tonta por no haber visto la verdad con claridad.

Estaba allí, frente a sus ojos. Todo ese tiempo.

—Claro —dijo riéndose emocionada—. Cuánta razón tienes, Sasha. Cómo pude ser tan ciega. —Se dio un golpecito en la frente conforme se enfrentó a la realidad.

—Ciega nunca —la mujer sacudió la cabeza—. Una mujer valiente siempre lucha, no importa si el barco se está hundiendo...

Lily suspiró y con valentía admitió algo que, tal vez, no estaba lista para aceptar:

—No puedo seguir aferrándome a algo que ya no existe. —Los ojos se le llenaron de lágrimas—. Esa familia ya no existe. Y mientras más lucho, más duele, porque me estoy ahogando por mantener el barco a flote yo sola.

—¿Y si dejamos que se hunda? —le preguntó Sasha, comprendiendo muy bien lo que Lily estaba sintiendo—. Mi barco se hundió cuando dejé atrás Rusia... y no me ahogué.

Lily se rio aliviada.

Sasha le ofreció un apretado abrazo al que Lily correspondió gustosa.

Abrazada y apoyada en su hombro, Sasha le dijo:

—No se ahogará, podrá nadar y encontrar tierra firme. Siempre lo hace. —Le acarició las ondas castañas con los ojos cerrados y antes de que las lágrimas las ahogaran, le dijo—: y ya no lloremos o arruinaremos el maquillaje y, como dijo el señor R...

—La venganza —se rio Lily.

Sasha asintió y juntas terminaron de retocarse.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo