Ella nunca podría decirle que no a su jefe, ¿o era al revés? Una asistente en guerra con su jefe, ¿quién será el primero en caer?
Leer másCuando tuvieron que regresar al pent-house de Christopher para continuar trabajando, lo hicieron todos en el mismo taxi. No tenían tiempo que perder.Marlene viajó al frente; Lily, su padre y Chris viajaron en la parte trasera.Aunque todos estaban más silenciosos que nunca después de todos los acontecimientos, Chris no pudo guardar lo que sentía y tuvo que desahogarse:—No me malinterpretes, pero me gustaría tenerte de madrastra.Marlene lo miró con horror.—Si piensas que podrás llamarme "mami", estás muy equivocado —respondió ella con tono frío—. Ese enamoramiento se terminó… —Intentó sonar convincente, pero era difícil aceptar la verdad.Era dolorosa. Aún.—¿Estás segura? —Chris insistió.Él no se convencía de eso.Marlene inhaló con calma y, con mucha sabiduría, la que había aprendido gracias a Lily y su padre, le dijo:—Tu padre y yo estamos en sintonías diferentes. —Chris la miró con el ceño fruncido. Lily sonrió porque lo entendió de inmediato—. Él está descubriendo cómo amar y
Existe algo de lo que siempre escuchamos hablar y que creemos entender cómo funciona, pero no tenemos idea de lo difícil que es hasta que nos toca.Y cuando nos toca, es cuando entendemos que la vida siempre nos tiene preparada una sorpresa, porque si no, sería demasiado fácil vivir.El perdón es fácil de predicar, pero no de aplicar y Marlene lo sabía. De pie, frente a ese hospital, lo tuvo en su garganta, imposibilitándole respirar. Quería entrar allí y perdonar al hombre que tanto daño le había causado, pero el rencor que él mismo le había enseñado a sentir, estaba presente también, como un arma de doble filo.Y el sentimiento era peor cuando recordaba que su padre estaba en ese mismo hospital, luchando por su vida. Su padre y Connor, los dos en el mismo hospital, separados, tal vez, por un par de pasillos. Que irónica le parecía la vida. Jamás pensó visitar a Connor en el hospital, porque le parecía que era un hombre indestructible.Pero allí estaba, saboreando las adversidades de
Cuando Chris y su familia se marcharon, dispuestos a terminar ese número que se lanzaba en pocos días, Connor se quedó solo en su cuarto, pensando en todo lo que acababa de suceder.Con incredulidad, se tocó el pecho, donde aún le quemaba un dolor que apenas era perceptible, y recapacitó en todo el daño que había causado en los últimos años.Supo que nunca iba a conseguir el perdón de todas esas personas a las que había herido, pero al menos sabía que sí tenía el perdón de su hijo y, tal vez, eso era todo lo que estaba bien en el mundo.Cuando pensó en su mujer, a quien amó como un loco, empezó a llorar otra vez.—Perdóname, Jazmín —dijo llorando, sintiendo como se sacaba un gran peso de encima—. Sé que lo hice mal y no quiero justificar mi actuar cruel, pero, demonios, te amaba tanto… —Lloró liberándose de ese amor que nunca le correspondió—. Nunca fui valiente, nunca fui un hombre para ti, el hombre que querías ni el que merecías… ahora lo sé, ahora que nuestro hijo se convirtió en
Christopher entró solo a reunirse con su padre. Lily y el señor “L” esperaron afuera, respetando su intimidad familiar.Aunque en el último tiempo, Christopher sentía que llevaba un león dentro, en ese momento se suavizó y no dejó que sus emociones doloridas y defraudadas guiaran ese reencuentro que, tal vez, se perfilaba como una reconciliación.No quería descartarlo, porque él, más que nadie en el mundo, deseaba y se decía a sí mismo que merecía una reconciliación con su padre. También creía que el alma de su madre podría descansar en paz, y él no anhelaba nada más que ella fuera feliz, aunque estuviera lejos o en otra galaxia.Era la primera vez que Christopher veía llorar a su padre. Y lo golpeó tan profundamente que sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo mantenerse inmune ni inquebrantable ante un momento de tanta vulnerabilidad.Las emociones dentro de ese cuarto eran inmensas. Connor estaba conmocionado al ver a su hijo allí, después de todo lo que le había hecho y lo mucho
Después del atardecer, Connor dejó que el juez determinara la fianza para que su propio hijo pudiera salir en libertad.Sí, sus métodos fueron cuestionados por sus abogados y consejeros, quienes le informaron que no era muy humano lo que estaba haciendo, pero actuó como siempre, como un pésimo padre, aun cuando las palabras amenazantes de Lilibeth seguían causándole malestar.Aun continuaba en el hospital, preguntándose una y otra vez cómo Lily había sido capaz de ver tan profundo en sus intenciones. Siempre había cuidado que su recelo con Christopher no fuera tan evidente, siempre se escudó en esa frase tonta que aborrecía: “lo hago para que aprenda a ser mejor”. Por supuesto que no hacía lo que hacía para beneficiarlo. Siempre buscó perjudicarlo, incluso cuando era niño.Ese niño asustado que siempre preguntaba por su “mami”, el que pedía que compraran un árbol para Navidad o que hornearan un pavo para Acción de Gracias. Nunca lo escuchó. Nunca consideró sus exigencias ni que fuera
James tomó un taxi para pasar brevemente por su departamento para recoger su ropa limpia y un poco de pastel de carne, antes de regresar al departamento que tenía frente a la clínica en la que Romina se recuperaba.Apenas llegó, los gemelos de su empleada lo rodearon con energía sin igual.—Fueron tres días exactos. ¿Por qué tardaste tanto?—¿Quieres jugar Fortnite?—¿Cómo está Romina?—¿Cuándo podremos visitarla?—Ella está bien y nunca. Nunca podrán visitarla. —Fue tajante, porque había descubierto que a los gemelos les encantaba—. Es mi novia, no de ustedes… y si le permiten visitas, seré el primero y el único en visitarla. D’accord? —Les habló en francés.Los gemelos se miraron cómplices y se rieron infantiles. Lo siguieron en cada una de sus pisadas por el departamento en el que vivían gracias a él, haciéndole preguntas que James se negaba a responder.Le ayudaron a empacar camisas y sudaderas; cuando llegaron a la ropa interior, se burlaron de él y lo toleró porque, en el fondo,
Lily tuvo que buscar unos minutos para hablar en privado con su padre. Fue un momento difícil y necesitó de su guía en ese momento de angustia. No sabía si lo que estaba haciendo era correcto, porque no quería que su ira y resentimiento guiaran sus pasos.—No puedo criticar el actuar de otro padre, porque somos libres de criar y educar a nuestros hijos como queramos, pero… —Su padre suspiró al pensar en Christopher—… ¿herirlos? Jamás —dijo firme—. Puedo herirte sin ser consiente que mis acciones puedan lastimarte, pero a conciencia… —Sacudió la cabeza de forma negativa—. Eso es imperdonable.Lily suspiró más complicada aun.—Pero no quiero que sea imperdonable. Quiero que ambos puedan perdonarse y que puedan empezar de cero… —Parecía muy frustrada.—Ay, mi niña, sé que tienes las mejores intenciones, pero eso no depende de ti —dijo su padre y se levantó para abrazarla y besarla en la sien—. No todos los corazones saben de perdón, y no todo el perdón será de corazón.Lily pudo sentir l
Lily y James regresaron a la comisaría en la que Christopher continuaba detenido, a la espera de que el juez dictaminara la fianza. Sin embargo, los abogados de Connor lo estaban haciendo difícil y aun no tenían información acerca de su libertad.En ese momento, Lily comprendió que el poder de Connor era mayor. Claro, era entendible; tenía más años de experiencia en esa industria sucia y corrompida y, aunque Christopher también tenía contactos valiosos, Connor le sacaba una gran ventaja.Por unos instantes, Lily quiso dejar salir su lado latino y armar un escándalo para que liberaran a su hombre, pero luego recordó que debía mantener la compostura o la pondrían a ella tras las rejas también y no podía descuidar Craze.No en ese momento de vulnerabilidad, porque eso era exactamente lo que Connor quería. Era el trabajo de Christopher el que estaba en juego y ella no iba a permitir que esos lobos hambrientos lo desmembraran por partes.Pidió volver a verlo, porque no aguantaba la ansieda
Lily estaba nerviosa y estaba sola, lo que lo hacía peor. Su padre se había marchado con Marlene y Christopher había subido a hablar con su propio padre. No le quedaba a nadie que fuera su cable a tierra para mantenerse cuerda.Intentó mantener la mente ocupada. Se esforzó fuertemente por concentrarse en ese número especial navideño. Revisó la entrevista con MissTrex, los nuevos anuncios pagados, que los favorecían en demasía, y buscó la carta del editor para leerla. Se sorprendió cuando llegó a ese espacio extraordinario de Christopher, el editor en jefe, y lo halló vacío. Christopher no había escrito ni una sola palabra.Buscó su agenda y revisó los pendientes de Christopher para ese día. Aunque era una de sus escritoras, también era su asistente y quería ser la mejor de todas, sin opacar a su padre, por supuesto.Chris tenía un par de reuniones con algunos inversionistas, sobre todo con las marcas de lujo que se peleaban por una página en Craze y una videoconferencia con el organiz