Algunos minutos después, sus platillos llegaron.
No estuvieron muy seguros de qué habían pedido, así que les tocó mirar la comida con caras de pocos amigos.
Intentaron disimular y actuar con amabilidad, sobre todo después de haber tenido sexo descaradamente en ese lugar público.
Estaba delicioso, por supuesto, el lugar merecía todo el reconocimiento del mundo, pero el problema fue que... terminaron como habían llegado: hambrientos.
La comida no fue suficiente y no tuvieron ganas de pedir más nada.
—Comienzo a sospechar que tengo una adicción a los carbohidratos —reconoció Chris.
Lily se rio.
—¿Crees que tengan papas fritas en el menú? —Lily preguntó.
Christopher se rio más fuerte y apenas pudo reconocerse cuando le dijo:
—Pagaré la cuenta y buscaremos una m*****a pizzería. —Lily le sonrió—. Nadie me separa de mis malditos carbohidratos —gruñó y se levantó para buscar a la camarera.
No quería esperar ni un solo minuto más.
Lily se rio y se acordó de la primera vez que había firmado el contrato de Revues y Craze.
Había dicho exactamente las mismas palabras y empezaba a creer que Christopher y ella se habían convertido en uno.
Si hasta pensaban igual.
—Antes de que nos marchemos, hay algo que quiero que leas y firmes —le dijo Chris al regresar.
Sabía que no tendría otra oportunidad así. Aunque la comida no había sido la mejor, la noche sería inolvidable.
Ella se tensó al saber que se trataba de la nueva cláusula.
Se imaginó muchas cosas terribles, pero sabía que estaba preparada para todas.
Lily tomó una copia del nuevo anexo de su contrato y leyó la nueva cláusula con el ceño apretado.
Le tensó tener a Christopher detrás de ella, apoyado en su silla, respirándole en la nuca.
Leyó las primeras líneas sin entender mucho. El corazón se le disparó con lo que leyó y tuvo que repasarlas para convencerse de que no estaba alucinando:
«Lilibeth López, en lo sucesivo, denominado cónyuge potencial 1 y, Christopher Rossi, en lo sucesivo, denominado cónyuge potencial 2, por medio del presente anexo de contrato acuerdan lo siguiente:
1- El cónyuge potencial 1 y el cónyuge potencial 2 contemplan contraer matrimonio en un futuro cercano y desean establecer sus respectivos derechos y responsabilidades con respecto a los ingresos y bienes de cada uno, y con respecto a los ingresos y bienes conyugales que se vayan a adquirir durante el matrimonio.
Todo ingreso y bien, adquirido antes y después del matrimonio, le pertenecen por derecho absoluto al cónyuge potencial 1.
2- Para tales efectos, el cónyuge potencial 1 y el cónyuge potencial 2 hicieron una revelación total y completa entre sí sobre todos sus activos y pasivos financieros, como se establece detalladamente en los soportes y estados financieros adjuntos a este contrato. Véase en anexos A y B.
3- A menos que se indique lo contrario, a continuación, el cónyuge potencial 1 y el cónyuge potencial 2 acuerdan formar una familia de un mínimo de tres miembros. Si el cónyuge 1 se niega a atravesar el proceso de gestación y parto, la adopción es una alternativa con la que el cónyuge 2 está a favor.
4- El cónyuge potencial 1 y el cónyuge potencial 2 contemplan contraer matrimonio en un futuro cercano y convivir...»
—Christopher... Dios mío... ¿qué es esto? —preguntó Lily, confundida por lo que estaba leyendo—. ¿Me estás...?
—Sí —le confirmó él con total seguridad y le ofreció una pluma para que firmara.
Lily la aceptó con el pulso tembloroso y, antes de que se preparara para tomar una decisión, Chris se arrodilló frente a ella.
—Dios mío —hipó Lily al verlo de rodillas y tuvo que levantarse de la silla para que su cuerpo asimilara todo lo que estaba ocurriendo—. Christopher, ¿estás seguro? —preguntó tocándose las mejillas con claras ansias.
Chris le dio una de sus sonrisas seductoras.
—Cuando compartimos la cama por primera vez... fue ahí cuando supe que tenía que casarme contigo. —Le miró con enamoramiento.
—No... —Ella sollozó.
Pero supo que era inevitable y, m****a, lo deseaba.
—Por mucho tiempo he sido un egoísta, un ególatra, un hombre cruel, pero es un hecho, Lilibeth, que me conviertes en un hombre mejor. —Los ojos se le llenaron de lágrimas, porque no iba a negar que su crecimiento con Lily lo enorgullecía—. Tu tomaste la peor versión de mí y conseguiste algo que nunca pensé que viviría... —le dijo y le mostró el hermoso anillo que alguna vez le había pertenecido a su madre—. Me enseñaste a amar, Lilibeth, aun cuando creí que no estaba hecho para algo tan maravilloso... revertiste el hechizo, pequeño demonio.
Lily sollozó al escucharlo y se arrojó a sus brazos, aun cuando el seguía arrodillado a sus pies.
Lo tomó con dulzura por la nuca y lo llenó de besos.
—Es hermoso —lloró ella cuando él le puso el anillo y besó su mano con deleite.
—Pensé en encontrar algo nuevo, algo que nos ayudara a romper el pasado, pero luego recordé nuestra primera noche juntos... —La miró con los ojos brillantes y se levantó para decirle lo que nunca había olvidado y que lo había cambiado todo dentro de él.
»Me dijiste que no estamos obligados a ser lo que nuestros padres fueron y que podemos forjar nuestros propios caminos. —Ella le sonrió gustosa al recordar esa primera noche juntos, con las emociones a flor de piel—. Amaba a mi madre, pero pasé toda mi vida guardándole rencor —reconoció Chris con los ojos llorosos—. Y sé que ella te habría amado también, porque, maldición, Lily, tienes una habilidad increíble para ganarte el corazón de todos.
—No sé si sea una habilidad —se rio ella, tratando de escucharse humilde.
Christopher la tomó por las mejillas y con enamoramiento la miró a los ojos y le dijo:
—Te amo, Lilibeth López. Eres mi primer y mi último te amo, porque en esta vida y en todas las otras, te amaré solo a ti —le aseguró con firmeza—. Hazme el maldito honor de ser mi esposa, por favor, calma mi angustia y déjame decirle al mundo que eres mía para siempre...
Ella sonrió emocionada y pensó muy bien en lo que le diría.
No quería arruinarlo. Era su noche especial.
—Siempre he sido tuya, Christopher Rossi —le respondió ella con los ojos llenos de lágrimas—. Siempre, ferviente y completamente tuya. —Firmó el contrato sin dudarlo más y, al terminar, miró a Christopher y le dijo—: Y yo también te amo, y en esta y en todas mis vidas, siempre te amaré.
Chris se rio aliviado al escuchar su respuesta y no vaciló en cogerla por la nuca para besarla apasionadamente.
Por supuesto que aseguró la copia del contrato dentro de su saco y tras pagar la cuenta, salieron de allí para buscar lo que tanto les urgía: carbohidratos.
A medianoche terminaron atrapados en un restaurante en Brooklyn, comiendo pollo y papas fritas, hablando sobre los hijos, la crianza y el amor.
Por ningún motivo querían cometer los mismos errores que habían cometido sus padres. Querían romper el círculo y liberarse de todas esas cargas que los atormentaban.
Juntos redactaron nuevas cláusulas para su contrato. Iban a criar a sus hijos bajo el amor, el respeto y la comprensión, algo de lo que Chris aprendía cada día.
Cuando terminaron, Lily cogió el contrato y lo guardó dentro del saco de Chris.
—Nunca lo pierdas —le dijo dulce—. Si alguna vez nos rompemos, úsalo para retenerme... contigo... —le dijo entristecida. Él le miró con lio—. Aunque nos rompamos mil veces, Christopher, por favor, nunca me dejes ir —le rogó con los ojos llorosos.
Christopher supo lo que eso significaba.
Asintió firme y la abrazó fuerte, conteniéndola con caricias que llenaron de bálsamo sus corazones.
Esa noche, cuando regresaron a su pent-house, emocionados por su compromiso y con los corazones más hinchados de amor que nunca, encontraron que todo el lugar estaba en completo silencio.Lily especuló que su padre continuaba visitando a Romy. De seguro la celebración por su divorcio exitoso lo retenían en el hospital y ella no podía sentirse más feliz por él.Por ellos, como familia.—Tengo una sorpresa... —susurró Chris en su oreja en cuanto atravesaron el salón principal.Lily volteó divertida y con mueca simpática le preguntó:—¿Más sorpresas? —Se rio—. Dios mío, no quiero ni imaginar cuando sea mi cumpleaños —bromeó.Chris se sonrojó al escuchar aquello. Él planeaba arduamente un cumpleaños que la muchacha jamás fuese a olvidar, pero no le importaba quedar como un excesivo. Estaba enamorado y los libros de romance le decían que podía gritar su amor a los cuatro vientos.Y así sería.Chris tomó a Lily por los hombros y se acomodó gustoso detrás de ella. Con cuidado la guio por el
Un par de días después y sin dejar de trabajar arduamente en el nuevo número de Craze, el día del juicio llegó. Ni siquiera tuvieron tiempo de pensar en ello. Estaban tan agobiados con el trabajo, los fotógrafos y nuevos catálogos de venta que, apenas pudieron recordar a Vicky o Nora. La pareja sentía calma al saber que los abogados tenían todo bajo control. Para ese entonces, los medios ya especulaban y ardorosamente, sobre el compromiso entre Lily y Rossi.La entrada del edificio en el que vivían y la entrada del conglomerado de Revues estaban atestadas de reporteros todo el tiempo. El que consiguiera la exclusiva sobre su compromiso, se llevaría el premio dorado.Los titulares de los periódicos no cesaban con especulaciones sobre su matrimonio. Algunos incluso se atrevían a inventar reuniones a las que Lily jamás asistía. Esa mañana se prepararon para el juicio. Christopher pidió un traje especial para su suegro. Negro, elegante y hecho a la medida. Aunque el señor Lopez no qu
Antes de las nueve, dejaron el pent-house, pero por el subterráneo. La entrada del edificio estaba atestada de reporteros. Ahora no solo les importaba saber la verdad de su “compromiso secreto”, sino también tener sus declaraciones sobre el juicio.—¿Cómo saldremos de aquí? —Julián pensó en voz alta, preocupado por llegar al juicio—. Pidamos un taxi, pero...—Iremos en mi coche... —Rossi presionó la llave de contacto de su coche y las luces parpadearon desde la distancia.Todos se mostraron sorprendidos. —¿Tienes un coche? —Lily corrió apuradita detrás de él, tratando de seguirle el ritmo a sus grandes zancadas.Era un hombre imponente, de casi dos metros. Ella tenía que correr para poder alcanzarlo y mirarlo a la cara. Rossi los llevó hasta su coche. Un moderno Rolls Royce de carrocería negra brillante. Era perfecto. Todos se quedaron impresionados unos instantes, intentando procesar lo que estaba ocurriendo. —¿Tienes un Rolls? —Lily estaba impactada.—Un hombre con un Rolls Royc
Al principio fue un viaje difícil.Los reporteros descubrieron que dejaban el edificio en un coche que no tenían identificado y por más que se esforzaron en perseguirlo, Julián mostró sus habilidades cuando logró dejarlos atrás y desaparecer entre las avenidas.Para Lily, fueron los veinte minutos más calurosos de su vida.No podía negarse a los roces de Rossi, aun con su padre presente. Se sentía terriblemente descarada, pero estaba tan tensa que, las caricias húmedas de Chris solo la hicieron sentir aliviada.No iba a negarlo. Estaba preocupada y tensa. Su cuerpo estaba endurecido por todas las preocupaciones y los dedos de Chris se deslizaban tan gustosamente entre sus labios congestionados que, después de una noche sin poder dormir y una mañana de lágrimas silenciosas, logró relajarse y excitarse. —Eso es, cariño, relájate —susurró Christopher en su oreja y con su mano libre la acercó a su cuerpo para que su calor la ayudara a sentirse mejor.Lily cerró los ojos y saboreó cada
A Vicky se le rompió el corazón cuando el hombre que la había criado y la había visto crecer, dijo lo que sentía:—Considero que le duele no poder conseguir las cosas por sus propios méritos, sino, que siempre ha usado su belleza u otras tácticas para conseguir lo que quiere.—¡Eres un desgraciado! —gritó Nora desde el fondo y se echó a llorar con desconsuelo.Por primera vez, a Julián no le afectó el llanto dramático de su exesposa. Fue allí cuando supo que se había desenamorado y desencantado.El hechizo había terminado.El juez puso orden y pudieron continuar tras algunos segundos de ruidos molestos.—Continúe, por favor —le pidió el juez al abogado.—Señor López. —El abogado lo miró con seriedad—. Háblenos de la dinámica entre hermanas. ¿Eran unidas, cercanas, amigas?—Solo Lily y Romy, pero siempre protegían a Victoria, incluso en la escuela, pero...Un incómodo silencio ocupó la sala. —Entonces las hermanas mayores si incluían a Victoria en la dinámica, pero... —El abogado quer
Ese era el último día de trabajo antes de que comenzaran las vacaciones navideñas.Lily tenía que terminar antes de las cinco, así que empacó todos los artículos, “El Libro”, las sesiones de fotografía pendientes de registro y las computadoras y las envió al pent-house en el que vivía con su prometido.Envió a July, porque era la única en la que confiaba y quien amaba a “Craze” con su vida. Siempre protegería el tesoro, costase lo que costase, en ese caso... El Libro.Si bien, tendrían dos semanas de descanso, en casa seguirían trabajando. Con pijamas navideños estampados, junto a la chimenea y muchas tazas de chocolate caliente y trozos de tarta, pero seguirían escribiendo, editando y preparando el número navideño.Christopher seguía encerrado en la sala de juntas, con su padre y Marlene. Discutían sobre la Semana de la moda de Alta Costura Primavera-Verano, la que se acercaba con fiereza.Los eventos eran tan rápidos y las exigencias de los organizadores tantas que, debían aclarar c
—No pienso agradecerle a una asistente que solo hace su trabajo. Le pago para eso.—Yo le pago y te exijo que le agradezcas. Ya no eres el editor en jefe y...—¡Soy el maldito dueño! —bramó Connor, fuera de sí.—Por favor, vamos a terminar, tengo un vuelo en la madrugada a París y quisiera poder llegar a tiempo —dijo Marlene, queriendo calmar los ánimos.Se estaban poniendo calientes, pero de muy mala forma.Christopher sonrió pacífico.—Por supuesto, padre, todos sabemos que eres el dueño. —Le sonrió Chris—. No necesitas gritar —le dijo—. Ser el dueño no te convierte en Dios. Puedes agradecer... No te vas a morir por decir “gracias”.Connor refunfuñó. Se levantó de su puesto y con mueca asqueada, dejó caer el sándwich que Lily le había preparado en el cesto de la basura.Lily se impresionó tanto que, se quedó boquiabierta. Recordaba algo similar en el inicio de su relación con Chris.Pudo entender entonces de donde Christopher había heredado tanto desdén y rabia.Sintió lástima por C
Chris y Lily acompañaron a Marlene hasta el aeropuerto a las tres de la madrugada.Cuando llegaron a su pent-house, encontraron al padre de la joven esperándolos nervioso en la sala, junto a la chimenea y la pareja de hámsteres.—Dios, estaba muy nervioso —les comunicó el señor López en cuanto los vio llegar.A Christopher le encantó saber que, por muy tarde que fuera, siempre habría alguien en casa esperándolos.—Papito, le dije que llegaríamos tarde —le dijo Lily para consolarlo y se acercó para abrazarlo.—Sí, pero estaba muy preocupado.El señor López se aproximó para saludar a Christopher.—Lamentamos la hora, pero teníamos que terminar todo antes de las vacaciones navideñas —le informó él.El señor López suspiró y los miró con orgullo. Se esforzaban tanto por cumplir con cada exigencia en su trabajo que, no podía sentirse más orgulloso de ellos.Eran la pareja perfecta. No solo románticamente, en lo laboral destacaban más cuando estaban juntos.—¿Y ya comieron? —les preguntó pre