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No le quedó de otra que aceptar sus exigencias y como una niña feliz con juguete nuevo, se fue hasta su escritorio e hizo la reserva de un salón en el restaurante que su jefe le había pedido.

No tenía idea de que se trataba la nueva cláusula, así que pasó el resto del día imaginándose alguna exigencia retorcida.

Terminaron de trabajar temprano y como alcanzaron el atardecer, aprovecharon de caminar a casa. No había lluvia ni nieve y sintieron libertad para recorrer la ciudad a pie.

Se detuvieron en una florería a comprar flores frescas para el salón principal y algunas esencias nuevas para su habitación.

Christopher nunca había hecho ese tipo de compras y no pudo negar que se sintió muy completo al verse envuelto en lo que significaba un “hogar”.

Cuando llegaron al pent-house, Julián, el padre de Lily, los estaba esperando con una champagne fría, hundida en una cubeta de hielos y copas elegantes para brindar.

Lily estuvo confundida. Realmente no sabía que celebraban, así que le siguió el juego y aceptó la copa con espumante oloroso.

—¿Y qué celebramos? —preguntó ella, con los ojos brillantes.

No tenía que negar que le entusiasmaba en demasía la felicidad de su padre.

—Oficialmente, querida hija, soy un hombre soltero —dijo Julián y con emoción alzó su copa para brindar.

Lily se quedó perpleja unos instantes y, al terminar de razonar lo que su padre le acababa de comunicar, soltó un chillido que espantó incluso a los hámsteres.

—¡Firmó! —gritó Lily y dio brinquitos de la felicidad.

Julián asintió con los ojos llenos de lágrimas.

Rossi los miró a los dos con el pecho hinchado de satisfacción.

—Eso fue rápido... —Pensó Chris en voz alta.

—¡Firmó! —gritó Julián.

Padre e hija se abrazaron fuerte y dieron brinquitos por la alegría.

—Oh, Dios, no lo puedo creer —se rio Lily por la felicidad.

Miró a Chris con agradecimiento. Él la estaba esperando y le guiñó un ojo.

Ese era su pequeño secreto.

—Tenemos que ir a decírselo a Romy —alentó su padre.

Lily le sonrió y, aunque su familia siempre había sido su prioridad, en ese momento tuvo que aceptar que el tormento de su padre se había terminado gracias a Christopher Rossi.

No podía hacerlo a un lado para priorizar a su familia, como siempre hacía, porque, en ese momento supo y con total convicción, que él también era su familia.

—Ve tú —le dijo Lily a su padre—. Tengo una cena con Christopher y...

—Lily, podemos cambiar la fecha —le respondió Chris.

—No —le refutó Lily con mucha calma. Su padre estuvo orgulloso de ella—. Quiero ir a cenar contigo y también quiero ver a Romy, pero esta noche te elijo a ti —le dijo ella con los ojos brillosos.

Rossi encontró tanta determinación en su mirada que, esa sonrisa de niño herido que ella adoraba apareció para hacerla sonreír.

—Está bien. —Él se rio nervioso.

Podía sentir la mirada intensa de su suegro.

—Iré a arreglarme —le dijo ella y antes de irse a su habitación, miró a su padre con alegría y le dijo—: felicidades, papito. Lo mereces. —Le besó ambas mejillas—. Envíale mis cariños a Romy. Dile que la amo.

Su padre asintió y la vio partir.

Tras eso, regresó su mirada a Christopher. Él estaba embelesado, repitiéndose aún: “te elijo a ti”.

Por dentro chillaba. Nunca lo habían elegido.

Su suegro le puso la mano en el hombro y le dio un fuerte agarrón.

—¿Todo bien? —le preguntó. Podía leer lo emocionado que se hallaba—. Usted también es familia, y la familia siempre es prioridad.

Christopher sonrió y suspiró para contenerse sus emociones. Se relamió los labios cuando recordó la nueva “cláusula de su contrato”.

—Señor López... —Empezó hablando firme, pero la voz se le rompió cuando supo a lo que se enfrentaba.

Nunca se había enfrentado a algo así. Era la decisión más difícil que había tomado nunca. El paso más valiente y, demonios, estaba listo.

Podía sentirlo.

—¿Pasa algo? —Julián le miró preocupado.

Christopher carraspeó e inhaló profundo para armarse de valor.

—Sí... —Chris estaba muy nervioso—. Esta noche voy a proponerle matrimonio a su hija —le confesó pálido.

Tenía la espalda tensa y los puños tiesos a cada lado de su cuerpo.

—¿Necesita mi aprobación? —le preguntó Julián.

Chris le miró preocupado. ¿Y si no le entregaba su aprobación?

—Yo... no sé...

—Hijo, no necesitas mi aprobación para pedir la mano de mi hija. Tienes mi corazón y eso es todo lo que precisas —le dijo Julián al saber lo que Chris estaba sintiendo—. ¿Está asustado? —le preguntó. Rossi negó—. Bien. No tiene por qué tener miedo. Si su amor es sincero, todo fluirá.

Le sonrió.

—Lo es —jadeó Chris todo nervioso—. Es sincero...

Julián sonrió y con calma le dijo:

—Será un honor tenerlo en la familia, Señor Rossi.

Chris le sonrió agradecido y, aunque no se lo esperaba en ese momento, el señor López rompió el espacio que los separaba y le ofreció un gran abrazo.

Cerró los ojos cuando lo sintió como el abrazo de un padre.

El abrazo que nunca le habían correspondido.  

Lila Steph

AMOOO que Rossi encuentre en su Lily todo eso que nunca tuvo, aunque "Spoiler", él si arreglará sus problemas familiares. Todo a su tiempo. Poco a poco, Lily y su familia han ido sanando su corazón *-* Ahora, amé que pidiera permiso antes de pedir la mano de Lily y que el Señor L fuera tan lindo y comprensivo. Amor, Caro

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