130

James se rio masculino y lentamente la besó en la mejilla. Romina cerró los ojos al sentir sus labios tibios sobre su piel. Tuvo el impulso de besarlo en los labios, pero se arrepintió rápido.

—¿Y cuál es el problema? —Él fue directo. Ella no supo qué responderle—. Créame, si no tuviera que regresar a la clínica, la subiría a un avión con destino a Las Vegas, para hacerla mi esposa y luego la secuestraría para llevarla a alguna isla desierta donde nadie me la pueda quitar...  

—¡No puede hacer eso! —chilló ella, riéndose por las locuras del hombre—. ¡No es legal! —exclamó sorprendida.

James se carcajeó sarcástico y la cogió por el mentón con los dedos de forma posesiva.

—¿Quiere ponerme a prueba? ¿Quiere saber de lo que soy capaz? —preguntó desafiante, y con tono arrogante le dijo—: Puedo hacerlo legal si quiero...

Romina exclamó sorprendida, puesto que le fascinó lo posesivo que era y sintió que le entraba calor por todas partes.

—No se casaría conmigo —respondió ella, traviesa, sabiendo bien hasta dónde podía llevarlo.

Le guastaban los extremos.

—¿Por qué no? —insistió él.

Ella sonrió.

—Porque es abogado, supongo que un hombre sensato. —Romina quiso ofrecerle claridad, pero James se rio fuerte con tono ácido.

—Hombre sí —dijo él sobre su boca y se levantó frente a ella para mostrarle su erección. Romina abrió grandes ojos cuando lo tuvo frente a sus ojos—. Sensato no... —dijo y con atrevimiento le abrió la camisa sobre el pecho—. Usted es la culpable —refutó él y con las uñas le pellizcó un pezón—. Usted repele la sensatez.

Romina intentó mantener los pensamientos claros, pero los pellizcos la forzaban a caer en un oscuro precipicio.

—¿Mi culpa? —preguntó ella, haciéndose la ofendida—. Para su información, soy una mujer muy sensata.

Desde su posición, James sonrió emocionado y le pasó el glande empapado por los pezones inhiestos. La joven miró su juego tentador con la boca abierta y tragó duro cuando el deseo de probarlo fue mayor a todo lo racional que podía tener en sus pensamientos.

Con la punta del dedo se limpió sus líquidos transparentes y se lo chupó para saber cómo sabía.

James gruñó cuando la vio chupándose el dedo y, aunque deseó perderse en su garganta, esperó pacientemente a que ella lo tomara.

Todo a su tiempo.

Romy se tensó al tenerlo sobre sus senos. El embarazo le había dejado muchas estrías y a veces se avergonzaba de esas marcas que la acompañarían toda su vida, pero la mirada de Dubois la hizo sentir deseaba y perfecta.

Nadie la había mirado así antes.

Se relamió los labios antes de metérselo a la boca. Nunca sintió que fuera una obligación hacerlo, solo un deseo que la invadió por dentro.

Lo hizo suavemente, porque no quería lastimarlo ni mostrar torpeza. Sus líquidos se mezclaron con su saliva y pronto se lo llevó hasta el fondo de la garganta, porque necesitaba saber si podía metérselo todo a la boca.

Se rio sobre su glande inflamado cuando entendió que no tenía una boca tan grande, ni una garganta tan profunda.

James sonrió y la cogió por la nuca con los dedos. Lo hizo suave, porque no quería obligarla y jadeó excitado con cada lamida que Romina le dedicó.

Apretó los ojos cuando sus lamidas se tornaron más y más profundas y, por más que quiso soportarlo, tuvo que tomarla por la barbilla para detenerla.

Romina sonrió satisfecha al apreciar lo que su boca le había provocado y se levantó del sofá en cuanto él se lo pidió.

De pie uno frente al otro, se besaron con efusión.

—¿No cree que todo está ocurriendo muy rápido? —preguntó ella, solo porque no quería asustarlo—. Vamos como a doscientos kilómetros por hora y... —Gimió al sentir su boca en su barbilla y su otra mano sosteniéndola fuerte por la nuca.

James sonrió besándole el cuello cuando la escuchó gemir. 

Con habilidad y ya deseoso por sentirla otra vez, se sentó en el sofá, ocupando su lugar y la cogió por los muslos para montársela a horcajadas.

Romina ni siquiera pudo refutar. Se vio atrapada sobre su cuerpo, con su polla endurecida punzándole para entrar; se aferró de su espalda desnuda con los ojos cerrados y saboreó cada beso con el corazón latiéndole fuerte dentro del pecho.

—Me gusta la adrenalina —confesó él y la miró a los ojos para hundirse lentamente en ella. Los dos gimieron al sentirse otra vez, pero James terminó riéndose excitado sobre su boca—. Ni siquiera voy a usar cinturón de seguridad con usted...

Romina sonrió al escuchar aquello, puesto que le hacía entender que iba a arriesgarse a todo con ella y no pudo negar que le embelesó.

Tal vez, ese juego de palabras podría haberle dicho algo: seguridad, ponerse un cinturón... pero estaba tan perdida en los brazos de James y su polla que bien la llenaba, que se olvidó por completo del maldito preservativo.

Ella se armó de valor y volvió a follárselo a su gusto y con gusto.

Él se estiró sobre el sofá sin poder dejar de mirarla a los ojos y disfrutó de sus balanceos seductores sobre su pelvis con los ojos oscurecidos.

Se rio masculino cuando la vio buscando con urgencia el orgasmo, con roces profundos y rápidos; le agarró el culo con las dos manos para apresurar esa búsqueda y le fascinó como coordinaron en cada roce y gemido.

Romina se sostuvo de su pecho, porque necesitaba sentirlo de otra forma y los movimientos de sus caderas cambiaron.

Seductores, lentos, ondeándose completa sobre él. Sus gemidos iban al compás de su sensualidad femenina. Perfectos.

James tuvo que aferrarse de su cintura para resistir un poco más. No podía terminar en su mejor momento, ni dejarla a medias.

Resistió por unos instantes que se le hicieron eternos y cuando Romina terminaba ese violento recorrido de placer, él se le unió.

Romina abrió los ojos cuando lo escuchó gemir más fuerte. Su coño aun palpitaba por los roces profundos y sus gemidos masculinos solo mejoraron el placer que aun la anublaba completa.

—No podemos arreglar nuestros problemas con sexo —musitó ella sobre su pecho, con el cabello revuelto por la cara y la camisa cayéndole sobre los hombros.

Él la abrazó cariñoso, aun prisionero de miles de sensaciones.

—Cariño, podemos arreglar muchas cosas con sexo —dijo él, sonriente y la tomó por el cuello para buscar su boca y besarla.

Romina se rio sobre su boca húmeda y no se negó a ni un solo beso suyo.

Las respiraciones aun trabajosas fueron calmándose poco a poco. Sus dedos masculinos acariciaron su piel desnuda por debajo de la camisa. Recorrió cada curva con deseo, anhelando grabarse su cuerpo para siempre.

—Hemos avanzado, ¿no crees? —preguntó él acariciándole el cabello hacia atrás y ella le miró inocente—. Ahora sé lo que quiere. Con esa información, puedo saber qué es lo que no quiere...

—Me alegra que haga su trabajo —bromeó ella.

James se carcajeó fuerte y la besó en la frente con los ojos cerrados.

—¿Quiere ir a cenar? —investigó—. Aun podemos pedir un taxi e ir con su familia, o puedo pedir una mesa en...

—No —refutó ella, pero en ese momento sí tuvo valor para enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones—. Lo que tiene para cenar me parece perfecto.

—¿Pan y queso? —preguntó él aguantándose una carcajada—. Por favor, merece más que pan y queso...

—Lo sé —dijo ella con seguridad y lo miró a los ojos con dulzura—. Pero ya tendremos tiempo de llenar su despensa —añadió,  confiando en que si habrían segundas y terceras citas; que no saldría corriendo asustado por sus impulsos—. ¿Quiere saber lo que puedo hacer con pan y queso? —preguntó coqueta y se levantó de su pecho con su sensualidad natural.

—Complázcame —musitó él.

A ella le encantó su respuesta y regresó a recostarse sobre su pecho para besarlo.

Solo un beso más antes de separarse.

James no pudo negar que el sexo era perfecto, pero más lo era ese momento. Era la recompensa, el trofeo que tanto anhelaba. Ella, sobre su piel desnuda; sus besos lentos y sus ojos oscuros.

Ella, completamente suya.

Lila Steph

Y así cerramos este maratón de día jueves. Lamento haberlas hecho sufrir tanto pero la tensión estaba poderosa jejeje Me alegra mucho leer sus comentarios y saber que están disfrutando la historia. Gracias por su apoyo.

| 99+
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo