Tras la muerte de su madre, Eva fue abandonada en la casa y vivió con una niñera irresponsable hasta que Demian la llevó a casa y volvió a sentir calidez y felicidad. A partir de ese momento, Demian se convirtió en el hermano de Eva. En su ignorante juventud, inevitablemente se enamoró de su hermano. Solo pudo ocultar cuidadosamente este sentimiento prohibido porque Demian solo la trataba como a una hermana. Alejandro es amigo de Demian. Para Eva, es un playboy exitoso pero peligroso. Eva no quiere tener nada que ver con él, pero no esperaba tener una relación secreta con Alejandro. En un rincón oscuro de la fiesta, Alejandro apretó a Eva contra la pared y le besó el cuello. --Si no quieres que tu hermano te escuche, no gimas demasiado fuerte.
Ler maisLuego de recibir estupendas noticias, Eva se pudo sentir un poco más tranquila, la chica llevaba una pesada carga, ya que sabía que la familia de su amiga, dependían de ella y que no les había mencionado nada de su enfermedad, al menos no al grado en el que se encontraba.Las horas se le hacían eternas a Eva, se la pasaba pendiente de alguna noticia de los médicos o enfermeras, pero nada, no pasaba nada. Tanto que llevaba casi todo el día sin ver su móvil, el cual tenía ya varios mensajes y llamadas de Sergio Carrasco.Al caer la noche, Eva finalmente se cansó de esperar y tomó asiento en el sofá dentro de la habitación, cayendo en un profundo sueño.Solo pudo despertar cuando sintió que alguien le colocaba una manta, al abrir los ojos, grande fue su sorpresa cuando vio a Alejandro Mendoza, el cual la miraba de una manera un tanto extraña, no era lujuria, no era deseo, era algo más, pero antes de que ella pudiera dar con que era, una enfermera entro.- Señorita Díaz, señor Mendoza, so
Eva subió a la habitación donde su amiga debía estar, se sentía incómoda debido a la visita de Melissa. Sabía que la chica no le había hecho nada malo, pero el solo hecho de que le preguntara cosas de Demian, le dejaba claro que, en el tiempo que llevaban de novios, la chica no le había puesto la atención suficiente.Si Eva estuviera en el lugar de Melissa, daría brincos de alegría, no estaría pidiendo consejos a externos para organizarle algo tan fácil como su fiesta de cumpleaños.Era inevitable que Eva sintiera celos, ¿Cómo no iba a sentirlos? Melissa tenía todo a su favor, su familia apoyaba su relación, Demian la tenía como novia y la miraba como eso. Mientras que Eva era la hermanita, mientras que ella no podía acercarse a Demian sin antes levantar sospechas de querer algo más.Melissa estaba en el paraíso, pensaba: "¿Cómo demonios podía desaprovechar aquella suerte con la que contaba?".Un tanto molesta, daba vueltas en la habitación cuando entró una enfermera y le dijo:- Señ
Melissa se sintió un tanto decepcionada, ella había esperado lo mejor de aquella reunión. Ella creía que el hecho de ir con Eva, sería cuestión de externarle sus ideas y que ella gustosa, aceptaría ayudarla.Por un lado, entendía que no era ni el momento, ni el lugar, pero ella no tenía mucho tiempo que perder, ya que había estado muy nerviosa y había dejado pasar los días, la fiesta de cumpleaños de Demian sería el próximo viernes y era sábado, por lo que quiso presionar, pero no salió como imaginó.Por el otro, las palabras de Sofía Díaz se clavaron en su mente y ganaron más los celos, por lo que Melissa, sentada en un café, esperaba la llegada de Sofía, a quien ella creía, le debía una disculpa, ya que la chica se había dejado llevar por su sexto sentido, pero este le había fallado.- ¡Meli, querida! ¿Cómo estás?- ¡Hola, Sofí! ¡Perdón! – dijo la chica haciendo un puchero tratando de aguantar las lágrimas.- ¿Qué sucede, quería amiga? – preguntó Sofía, intuyendo lo que ocurría.- Ev
Tal como Melissa lo dijo, ella llegó al hospital y esperó a Eva en el café. Llevaba una libreta con apuntes, presupuestos e ideas que ella junto con Sofía habían elaborado.Melissa estaba empeñada en demostrarle a Sofía que, se estaba equivocando y que lo que tanto perjuraba decir sobre Eva y Demian solo era un malentendido, por lo que buscaba de modo desesperado de dar por concluido aquel tema.Así que ni lenta, ni perezosa, había considerado que el cumpleaños de Demian era el momento perfecto para que ella, pudiera demostrar que lo que decía eran puras injurias contra su cuñada.- ¡Hola, Eva! ¿Cómo estás? ¡Perdón por la premura! – dijo Melissa nerviosa, levantándose de su asiento.Melissa no lo decía abiertamente, pero ella deseaba que Eva la acogiera en la familia Monroy. Ella entendía lo especial que era para Demian y, aunque los padres de este eran generosos, ella sabía que, ante todo, la opinión más importante era la de Eva Díaz.- Melissa, la verdad es que no tengo mucho tiempo
Eva se la había pasado en el hospital toda la noche, ella quería estar al pendiente de Sara, aunque siendo sincera, aún tenía varios asuntos inconclusos que no la dejaban tranquila.Entre ellos, las palabras de Alejandro, quien le había dicho que la enfermedad de Sara no era algo normal y que eso ya lo había visto antes.No sabía cómo tomar aquello o cómo reaccionar ante esas delicadas declaraciones.- Señorita Díaz, debería ir a casa a descansar… Si algo sucede, se le informará inmediatamente. – dijo una de las enfermeras que entró en la habitación donde estaba Eva esperando.- Es solo que no quiero irme, que tal sí despierta y no me ve, no, no quiero que ella se sienta sola o se preocupe. – dijo Eva con un poco de preocupación en la voz.- ¡Está bien! Pues entonces, debería tratar de ir a descansar, si usted se enferma, ¿quién cuidará de su amiga? Enferma, no le será de ayuda, además, el señor Mendoza dejó instrucciones muy claras, todos debemos estar al pendiente de su amiga. – dijo
- ¡Eres un maldito escuincle insolente! – dijo Maximiliano un tanto molesto.- Yo seré lo que seré, pero al menos no cargo en mi conciencia la vida de la mujer que me amaba. – dijo Alejandro tratando de lastimar el ego crecido de su padre.- ¡Ay, por Dios! Ya deja de repetir aquello, ¿Crees que me vas a lastimar con esa tonta idea tuya? ¡Ya madura, Alejandro! Y parte de madurar, te vas a ir a casa de las Scott y arreglarás las cosas, pondrán fecha de una boda y finalmente sentarás cabeza… De lo contrario, me vere en la penosa necesidad de rescindir de tus servicios.- ¡No te atreverías! – Dijo Alejandro en un tono retador.- ¡Claro que me atrevería! Tan es así, que si en un mes no solucionas esto, yo mismo seré quien vuelva a tomar la presidencia y todo lo que tu hayas firmado o autorizado, en el nivel que se encuentre, será cancelado y no será mi nombre el que quede manchado, será el tuyo, hijo. – dijo Maximiliano en un tono que no dejaba lugar a dudas de que era verdad.Luego de ell
Luego de un par de horas, Eva despertó de un largo sueño, porque si, ella no quiso moverse del hospital, prefirió quedarse a esperar cualquier noticia de su amiga.Alejandro aprovechó que la chica se había despertado para despedirse.- Eva, me tengo que retirar, tengo un compromiso en unos minutos, así que, cualquier cosa, avísame, estaré al pendiente de ustedes. – dijo mientras se levantaba y recogía su computadora.Eva reaccionó y recordó que su padre había dicho que tenía que ir a una cena. Ella no entendía bien las cosas relacionadas con el hombre frente a ella, así que solo se limitó a asentir con la cabeza.- No vemos, Eva Díaz.- Ve con cuidado y cualquier cosa, te estaré avisando… - dice Eva, apenada por su actitud ante aquel hombre.El hombre tomó su maletín y salió de la habitación, mientras que Eva se quedó dentro, pero sin saber qué más hacer. Desde hoy era una desempleada más, tenía ahorros, pero debía hablar con Sergio, ella no podría pagarlo, al menos no, cuando se acab
Luego de ver cómo Alejandro Mendoza salió hecho una furia en el camino, Eva sin más pidió un taxi de aplicación, esperó y en pocos minutos ya estaba en el hospital donde Sara permanecía internada.Mientras caminaba hacia la habitación, iba pensado en cómo decirle a su amiga que acababan de rescindirle el contrato, pero que no debía preocuparse, Alejandro había dicho que el contrato por el proyecto que había firmado con ella seguía en pie.Con ello en mente, ella podría concentrarse en cuidarla y, luego de que se repusiera, podría regresar a Boston, tal como era el plan.Al llegar a la habitación donde Sara permanecía, se llevó una terrible sorpresa. Su amiga no estaba, por un momento pensó que posiblemente estaba en terapia o algo así, pero comenzó a ponerse nerviosa cuando vio que todo parecía desordenado.Ella se giró para ir inmediatamente a pedir informes sobre su amiga. Cuando lo hizo, se topó con el pecho del caballero que estaba a punto de hablarle.- ¡Perdón! ¡Perdón! – dijo E
Eva, al ver cómo aquel hombre trataba de controlar su molestia, sintió que no podía retirarse, así que se levantó y le sirvió un vaso con agua.- Ten… Creo que lo necesitas… - dijo la chica acercándose al hombre que no miraba a ninguna parte.- Eva… ¡Gracias! Pero no necesitas ser cortes conmigo, ya te he dicho, he dado la orden para que se dé por concluido tu contrato, así que ahora te pido que te vayas… - dijo el hombre, levantándose de su silla y caminando hacia el ventanal que había en la oficina.- ¡Tú…! ¡Tú no puedes decidir si me quedo o me voy! – dijo Eva pensando en lo que su amiga le había platicado.Siendo sincera consigo misma, se sentía culpable por la forma tan infantil que la chica había adoptado con el hombre que tenía frente a ella. Si bien el hombre se había tomado algunas atribuciones, ella no podía dejar de sentir algo raro en su interior.- ¡VETE! ¿ACASO NO HE SIDO CLARO? ¿QUIERES QUE LLAME A SEGURIDAD? ¡DEMONIOS, EVA! ¡LARGOOO! – gritó el hombre evidentemente perd