Luego de 6 años, Eva descendía del taxi del Aeropuerto Internacional en México, su corazón latía desenfrenado, sus manos sudaban y temblaban.
Su viaje fue repentino y no se lo contó a nadie.
Sabía que regresar a México no era fácil, pero su mejor amiga, Sara Benítez, la necesitaba, más bajo las terribles circunstancias que habían hecho que esta, le llamase.
Sara había sido su lugar seguro mientras estudiaron juntas la universidad, si había alguien que conocía a la perfección a Eva, esa era ella.
Esta vez Eva decidió regresar a México porque Sara estaba enferma.
Cuando entró en la sala del hospital, Sara estaba acostada en la cama, mucho más delgada que la última vez que se vieron. Al escuchar los pasos, Sara abrió los ojos.
- Eva, por fin has vuelto, ¡Te he extrañado mucho! – Dijo Sara con lágrimas en los ojos.
- ¿Qué está pasando? ¿Cuál es el diagnóstico del médico? - Eva se sintió muy desconsolada al ver el rostro demacrado de Sara.
- El diagnóstico inicial del médico fue leucemia, pero la buena noticia es que la progresión de la enfermedad está bajo control. – dijo Sara soltando un suspiro de tranquilidad.
“Está bajo control, pero ¿cómo tratarlo? ¿Qué tan grave es?” Eva no se atrevió a hacer estas preguntas porque temía recibir una respuesta no tan agradable.
Al ver lágrimas en los ojos de Eva, Sara rápidamente cambió de tema.
- Lamento mucho no haberme quedado en Boston contigo, haber escuchado a ese mentiroso de Marc y haber creado una empresa juntos. Y como resultado, ¿Qué obtuve? ¡Me traicionó cuando me enfermé! – dijo Sara con dolor evidentemente marcado en su mirada.
Hace tres años, Sara y Marc, como novios, fundaron una empresa de electrónica. Sara era inteligente y Marc entendía de tecnología, y sus carreras iban en ascenso; sin embargo, inesperadamente, una enfermedad expuso la verdadera naturaleza de su amado novio.
- Al principio todo iba bien, pero como se enteró de que yo estaba enferma, me quitó la tecnología, los desarrolladores de nuevos productos y estableció una nueva empresa. Para entonces, la industria diría que los productos de mi empresa eran plagiados y los fondos de la empresa se cortarían. – Dijo Sara mientras se sentaba en la cama, molesta y frustrada.
Al oír esto, Eva no se apresuró a decir nada. Sacó de su bolso el dinero que había preparado hacía tiempo y puso un grueso fajo de billetes en la mano de Sara.
- No es mucho dinero, úsalo para poder tratar tu enfermedad. Y no te preocupes por la empresa, yo te ayudaré a gestionarla, solo enfócate en recuperarte. – Dijo Eva abrazando a su amiga.
Sara miró tanto efectivo y exclamó.
- ¿No es mucho? – Dijo Sara sorprendida.
Cuando estaba en Boston, Demian temía que ella tuviera dificultades para estar sola, por lo que le depositaba dinero, mucho dinero. Después de seis años de acumulación, aquello era una cantidad bastante considerable.
Eva sonrió y continúo abrazando a su amiga.
- No queremos más hombres como Marc, tú solo necesitas que yo esté a tu lado y de ahora en adelante, eso haré. – Dijo Eva muy segura de aquella frase que mencionó.
Sara no lloró cuando supo de su enfermedad, ni lloró cuando supo que Marc había defraudado a la empresa con todo el dinero, pero ahora derramó lágrimas, muchas lágrimas.
Sabía cuánta presión tendría que soportar Eva cuando regresara esta vez. Eva no parece tener una relación cercana con su familia, y su hermano es la única persona más importante para ella.
Hacía 6 años atrás, Eva fue enviada a la fuerza a Boston. Eva no sabía qué hacer, pero ahora que estaba de regreso, tenía que afrontarlo todo. Pero la pregunta más crítica en este momento era… ¿Debería ir a casa?
Los pensamientos de Eva fueron interrumpidos cuando su móvil comenzó a sonar… Al sacarlo y ver el contacto.
- Demian… - Dijo en voz casi inaudible
Eva sintió que toda su valentía antes de subir al avión era falsa. En cuanto vio el nombre de Demian, empezó a ponerse nerviosa, por un momento dudo en contestar, pero al final, gano la razón y terminó aceptando la llamada.
- ¿Has vuelto? ¿Por qué no me lo dijiste? - La voz de Demian estaba teñida de sorpresa.
“¿Quiere que vuelva?”, pensó Eva.
- ¿Por qué no respondes? ¿Por qué vas al hospital? ¿Te sientes mal? – Pregunto Demian preocupado.
Al no escuchar la respuesta de Eva, Demian hizo varias preguntas más. Su amigo, un médico que trabajaba en el hospital, vio a Eva llegar, tan pronto como la vio, tomo una foto y se la envió a Demian, luego le preguntó por qué la chica no le había dicho que regresaba a México.
Aquel hombre elogió a Eva por volverse cada vez más hermosa y esperaba que Demian, en algún momento, lo apoyara y le diera la oportunidad de convertirse en su cuñado, pero Demian se negó rotundamente.
- No soy yo… Es mi amiga la que está enferma… - Dijo Eva mientras soltaba un suspiro de preocupación.
- No salgas del hospital, iré y te llevaré a casa ahora mismo. – Dijo Demian saliendo inmediatamente de la oficina.
Después de colgar el teléfono, Eva vio cómo su amiga se quedaba dormida, después de ello salió y deambuló por la entrada del hospital con su pequeña maleta. Era inevitable que no atrajera la atención de las personas, Eva era una chica bella, pero conforme creía era evidente que estaba heredando la belleza de su madre.
A pesar de recién haber llegado, la gente podía ubicarla, era evidente que se trataba de Eva Díaz, hija primogénita del magnate Antonio Díaz, un hombre rico y conocido en la ciudad de México. Su padre adoptivo era Sebastián Monroy, presidente de un consorcio importante y muy conocido, el hombre adoraba a su hija.
No era un secreto que, antes de que Eva viajase al extranjero, algunos interesados o familias interesadas en acercarse a los Díaz o los Monroy, habían expresado su interés en unir sus familias mediante el matrimonio de Eva con alguno de los hijos de una que otra familia.
Eva estaba perdida en la idea de lo que venía y lo que debía hacer, su prioridad era su amiga, su compañía y la confianza que esta, le estaba depositando. No tuvo que esperar demasiado antes de que una elegante camioneta aparcara frente a ella.
El conductor bajó del auto, rápidamente subió las escaleras, se presentó ante Eva como el chofer y mano derecha de Demian Monroy, tomó la maleta de la bella joven y le indicó que lo siguiera. Una vez frente al auto, el chofer abrió la puerta y ella pudo ver en el asiento trasero, aquel atractivo hombre que le robaba el aliento y le quitaba el sueño.
Eva fingió estar tranquila, respiró hondo y recitó en silencio lo que en su corazón innumerables veces se decía: Esto es por Sara, no por ti…
Sin esperarlo, sin imaginarlo, Eva estaba a punto de subir al auto, pero Demian bajó e inmediatamente la abrazó. Eva trataba de ocultar el alboroto que llevaba por dentro, si antes de tomar el avión se engañaba con la idea de que el tiempo y la distancia habían logrado borrar los sentimientos hacia Demian.Ahora, estaba completamente convencida de que eso era una verdadera estupidez, ella no lo había podido olvidar. Ella simplemente no había podido enterrar los sentimientos hacia aquel hombre tan atractivo como solo la naturaleza lo había podido crear.- ¿Cómo estás, abeja? ¿Cómo te fue en el viaje? ¿Por qué no me avisaste que venías a México? – Demian comenzó a atiborrarla con preguntas mientras no soltaba el abrazo.- No quería causarte molestias… Debes tener mucho trabajo y, pues, no es bueno que dejes la oficina, así como así… - Dijo la chica basándose en la única idea que se le venía a la mente.- ¡Anda! Te esperan en casa, mamá y papá, han preparado una deliciosa cena como bienv
Eva fingía dormir, mientras lo hacía, su mente se perdía en los dolorosos recuerdos del pasado. Su mente viajaba al día donde todo se fue por la borda, ese maldito día en donde su relativamente tranquila vida cambio para siempre.Aquellos recuerdos le llegaban uno por uno, como ecos del pasado, ecos del día en que todo comenzó bien, pero acabo terriblemente mal.--- Eva Díaz, 6 años atrás ---La mañana estaba soleada, Eva recién se levantaba, eran las 6:00 am y ya el sol se colaba por las cortinas como si de un ladrón se tratase. Eva entró al baño, tomó un baño caliente, era sábado, en teoría no había escuela, pero hoy debía ir a prácticas en el laboratorio de ciencias.Hoy en específico, hoy, si quería salir huyendo, no tenía ánimos de quedarse en casa, la razón era extraña, pero válida, su media hermana, Sofía Díaz, había llegado a casa de los Monroy y venía a “visitar a Eva”.A Sofía, al igual que a su madre, no le agradaba la existencia de Eva, a pesar de que la chica formaba part
Sofía soltó un gritito e inmediatamente se llevó las manos a la boca, tratando de cubrirla para no ser escuchada por el personal de servicio. Al hacer aquello, dejo caer el libro al suelo, del cual salió una fotografía de Eva y Demian juntos.En aquella foto tanto Eva como Demian llevaban ropa de playa, el pecho de aquel hombre estaba descubierto, la abrazaba de manera tan íntima, Sofía dejo volar su imaginación.Una oleada de celos, coraje, ira y frustración, la invadieron, Eva estaba enamorada de Demian al igual que ella, su hermana le llevaba ventaja, bastaba con ver aquella foto.Pero una idea cruzo por su mente, algo era cierto de todo lo escrito ahí, entre ellos dos no podía haber nada, técnicamente eran…- ¡HERMANOS! - Grito la chica al continuar leyendo como era que la fantasía que vivía Eva no era tan fantasiosa como ella describía.Sofía se sentía evidentemente molesta, molesta, era poco, furiosa, era el término correcto. Ella ya tenía todo un plan de vida a lado de Demian,
En la cena, Eva no tenía apetito, a pesar de que toda la mesa estaba llena de sus comidas favoritas. Tenía que admitir que Melissa y Demian eran una pareja perfecta, ni siquiera pudo fingir una sonrisa cuando vio la forma en que Demian cuidaba a Melissa.- Eva ¿Volviste a México como viaje de graduación? ¿Regresarás a Boston para trabajar en el futuro? - Martina preguntó con gran interés.- ¡Quiero quedarme en México! – Dijo Eva con sinceridad.Martina la miró con sorpresa y luego miró a Demian.- No te había escuchado mencionarlo, ¿Por qué es tan repentino? – Dijo Martina un tanto sorprendida y sin ocultar aquello.Eva capturó con precisión este momento y los cambios de emociones en los rostros de todos, incluso el de Melissa.- ¿Puedo quedarme en México? - Preguntó en lugar de responder a la cuestión de Martina.Toda la mesa estaba en silencio, Eva sabía que aquí nadie esperaba realmente que ella regresara.- ¿Cómo está tu amiga? ¿Necesitas mi ayuda? – Preguntó Demian rompiendo el i
A la mañana siguiente, casi sin poder cerrar el ojo durante toda la noche y con el corazón roto, cuidadosamente, Eva salió apresuradamente de casa de sus padres, dejando avisado que iría a ver a su amiga al hospital.Luego de escuchar la conversación de ayer, tenía nulas ganas de permanecer ahí, aún tenía mucho que pensar, no era millonaria, pero bien tendría que pensar en un lugar donde permanecer, donde convertirlo de ahora en adelante, en su lugar seguro, en su hogar.Minutos después de tomar un taxi de aplicación, llego al hospital, solo para encontrar a una Sara completamente despierta y furiosa. Aunque Sara al verla quería lucir solemne y tranquila, era evidente que no lo estaba, la llamada que estaba atendiendo se lo demostraba.- ¿Cómo pudo hacer esto? - Dijo Sara enfadada - Ha copiado nuestro nuevo producto y está discutiendo inversión con la empresa Mendoza.La empresa Mendoza es una empresa con la que estaba hablando de cooperar antes de enfermarme, pero ahora él me la va a
Alejandro Mendoza era un economista seguro de sí mismo, ambicioso y con una gran habilidad para manipular las circunstancias a su favor y, aunque su fachada denota su extrema confianza. El hombre que parecía ser intocable e inalcanzable poseía una profunda humanidad detrás de aquella imagen de éxitoAlejandro y Demian eran amigos desde que estaban en pañales, pero aunque eran amigos, ambos eran completa y absolutamente diferentes.El hombre se había percatado de la presencia de Eva Díaz cuando miro por el amplio ventanal mientras estaba reunido con Mark Thomson, el hombre al verla, sonrió y por dentro se preguntó de la razón de su presencia, por lo que sin que Mark lo notara, el hombre había accedido a las cámaras de recepción.Mark Thompson se había presentado ante él, ofreciendo varios beneficios si Alejandro desistía de su acuerdo con Sara y se pasaba al “equipo ganador”. Incluso para Alejandro aquella acción se le hacía repudiable, pero no lo expresaba al instante.Una vez que Ale
- ¡Mamita hermosa! ¡Mamita! ¡No me dejes! – Sollozaba entre sueños la pequeña Eva.La pequeña niña estaba teniendo una pesadilla, desde que tenía uso de razón, Eva podía ver a su madre entre sueños, despertar a la niñera entre sollozos y lágrimas, era algo habitual en esa enorme y solitaria mansión.- ¡Maldita niña! ¡Cállate! ¡Déjame dormir!La madre de Eva había muerto de cáncer en la matriz, cuando la niña tenía tan solo dos años, la pequeña no contaba con recuerdos de su madre, a sus tiernos 6 años, solo tenía una foto de aquella bella mujer, la única pertenencia que le quedaba era esa vieja foto, aquella, era el único rastro de que su madre existió, eso y la propia Eva.El padre de Eva, Antonio Díaz, aquel hombre con el que la madre de la niña se había casado años atrás, jamás le había importado la existencia de su mujer. El matrimonio con Marina Carrasco había sido producto de una mala decisión, una noche de copas entre jóvenes que había salido mal.Aquello llevó a un matrimonio