Un maleficio trajo inmortalidad y poder a la manada Bloodmoon, pero el futuro Alpha, Seth Winchester, se encuentra atrapado en una red de mentiras y secretos familiares. Deseando proteger a su amada de una muerte segura, ideó un plan maestro: sacrificar a otra mujer en su lugar, intercambiándola por su fiel asistente, quien ha sido el blanco de la desgracia y el repudio por su oscuro pasado, Seth simula un amor verdadero, manipulando a su asistente para que acepte su destino fatal. Sin embargo, la verdad es que ella tiene conocimiento de sus engaños y, movida por una deuda de gratitud hacia él, se entrega al sacrificio. Mientras tanto, Amelia Hale, quien siempre ha sentido la carga de ser el símbolo de la mala suerte en su manada, se aferra a la ilusión de amor que Seth le ofrece. Aceptando con resignación su trágico destino, se prepara para el sacrificio. Pero en un giro inesperado, tras un resplandor cegador, no muere. En cambio, descubre secretos ocultos sobre su origen que cambiarán el rumbo de su vida y revelarán las verdaderas intenciones de Seth. Ahora él debe enfrentar las consecuencias de sus acciones y buscar a Amelia, no solo como su salvación sino también como la única esperanza para romper el pacto que los ata. En este juego de poder y amor, ambos se verán obligados a confrontar sus propios demonios y el verdadero significado del sacrificio.
Leer másEl eco de las botas de Tarvos se fue desvaneciendo poco a poco por el pasillo, arrastrando consigo el sonido de su marcha, pero no el peso de su presencia. Su hostilidad había impregnado el aire como una niebla espesa, dejando tras de sí un rastro de tensión que se aferraba a la piel como el frío de la mañana lluviosa. Mia cerró los ojos por un instante, conteniendo el temblor que amenazaba con recorrer sus manos. Cuando los abrió de nuevo, su mirada se encontró con el vacío que Tarvos había dejado atrás, un espacio ahora cargado de palabras no dichas y amenazas veladas. Al lado de ella, Deimos permanecía en silencio, con sus ojos fijos en el punto donde la figura de Tarvos se había desvanecido. Los músculos de su mandíbula se tensaron, revelando una ira contenida que no necesitaba palabras. Pasaron unos segundos, que se hicieron eternos antes de que se volviera hacia Mia, rompiendo el hechizo de aquel momento. —¿Estás bien? —Preguntó enarcando una ceja, con su voz más suave de lo h
—Amelia... —Pronunció su nombre como si escupiera veneno. La voz de Tarvos retumbó entre las paredes de piedra. —Cuando te vi, pensé… ¿Cómo es posible? Te creí comida por los cuervos. Te vi caer en el sacrificio. Ahora entiendo por qué todo este desastre, como siempre tú deshonrando nuestra existencia Ella no retrocedió. Aunque el odio de Tarvos era tangible, como un muro que golpeaba su pecho trancándole el oxígeno. Pero, aun así, Mia enderezó los hombros, poniendo la frente en alto. El traje blanco de reina de Velkan, todavía manchado de barro y ceniza, en ese momento pareció brillar en.—Subestimaste mi capacidad para sobrevivir. —Respondió Mia con altivez. Sus palabras no eran un susurro: era un desafío tallado en piedra. Tarvos cerró los puños. Ignoró a Deimos como si fuera un mueble más al avanzar, con sus botas marcando un compás de guerra.—¿Sobrevivir? —Repitió la palabra como si le quemara la lengua. —¿Y ahora te pavoneas aquí… vestida de reina? No te olvides de la porquer
Mia se quedó plantada frente a Deimos, respirando hondo. El aire olía a tierra mojada y esas verdades que ambos habían escondido durante el tiempo que llevaban de haberse encontrado. Por un instante, hasta el frío del castillo pareció cálido. Ni los deberes, ni las batallas pendientes, ni siquiera el estruendo de la tormenta de afuera importaban. Solo este rincón de paz robado al caos. Deimos cruzó los brazos, como siempre hacía cuando se sentía vulnerable, pero sus ojos dorados, con esa mirada que podía ser capaz de quemar si así lo quisieran, traicionaron su dureza habitual.—Mia... —Comenzó, raspando la voz. Se aclaró la garganta antes de seguir: —No era mi intención complicarte más la vida. Ya tienes bastantes complicaciones con las que lidiar por ahora.Ella soltó un suspiro que le tembló al salir.—¿Sabes cuántas noches me he quedado despierta pensando en la manada, en todas las cosas que me hizo Seth, en Ayla y en cada herido que no pude salvar? —Cuestionó acercándose un poco m
El silencio que siguió fue pesado, pero fue roto por la voz más suave de Liam.—Mia. —Musitó con cautela. —¿Y si la clave para contenerlo está en Seth? Él es el líder de Blood Moon, el centro de nuestra manada. Quizás su vínculo con nosotros pueda ayudarnos a estabilizarlo mientras tú trabajas en el altar.Mia lo observó con atención, mientras que sus palabras resonaban en su mente. Era arriesgado, pero tenía sentido. Blood Moon no era solo un lugar; era una conexión entre cada miembro de la manada, y Seth había sido su corazón durante bastante tiempo. Si podían usar esa conexión, quizás había una forma de salvarlo.—Deimos. —Bisbisó finalmente, volviéndose hacia él. —Reúne a los miembros más fuertes de la manada. Los necesito aquí, ahora. Liam, quiero que te encargues con Lukas de asegurar el castillo y que se mantenga defendido mientras trabajamos en esto. Nadie más debe entrar o salir. ¿Entendido?Ambos hombres asintieron, aunque la expresión de Deimos dejaba en claro que aún tenía
La alcoba que solía ser de Magnus seguía cargada de tensión, como si el aire mismo se resistiera a moverse. El débil resplandor de las antorchas hacía que las sombras bailaran alrededor del cuerpo de Seth, que yacía inerte en la cama que por generaciones fue de sus antepasados, y de su abuelo Magnus, cuyo legado ahora se sentía más pesado que nunca. Mia permanecía al lado de Seth, con sus manos todavía en contacto con las de él, mientras su mente trabajaba frenéticamente en posibles formas de salvarlo.Deimos regresó rápidamente, entrando en la habitación con un grupo de guardias de Blood Moon y Liam venía con ellos. El rostro del Beta de Seth estaba pálido, reflejando no solo el agotamiento acumulado, sino también el peso de las malas noticias que había escuchado en todo el castillo.—Mia. —Masculló nervioso, acercándose a ella con un tono que intentaba ser fuerte, pero que claramente estaba cargado de preocupación. —La onda de energía... está afectando a todos. Algunos soldados está
Lilly avanzaba con rapidez por los pasillos oscuros del castillo, con el peso del bolso lleno de joyas y riquezas colgado sobre su hombro. Su corazón latía desbocado, no solo por el temor a ser descubierta, sino también por la creciente urgencia de abandonar Blood Moon antes de que la situación empeorara aún más. La onda oscura que había envuelto el castillo momentos atrás había impregnado el aire con una sensación de malevolencia, y cada sombra parecía más amenazante que la anterior. Pero Lilly no se detendría. No podía permitirse dudar ahora.Mientras se dirigía hacia una salida lateral menos vigilada, su mente luchaba entre la avaricia y una tenue sombra de culpa. ¿Estoy haciendo lo correcto? Pensó, aunque el clamor de su ego ahogó rápidamente la duda. Sí. No tengo futuro aquí. Todo se está desmoronando, y no voy a quedarme para recoger los pedazos.El eco de sus pasos resonaba contra los muros de piedra, y de vez en cuando, se detenía al escuchar movimientos lejanos. Asegurándose
Deimos, que permanecía de pie cerca de la puerta, apretó los puños, claramente luchando por mantener la compostura, se encogió de hombros mientras ladeaba la cabeza intentando comprender las palabras de Mia.—¿Cómo se supone que hagamos eso? —Preguntó enarcando una ceja inquisitivamente. —Hasta donde sé, no tenemos los recursos para internarlo ahora. Además, el castillo está cerrado, el poder oscuro que se liberó del altar podría estar afectando todo y no existe la manera de salir de aquí sin exponernos.Mia respiró hondo mientras apretaba los ojos, intentando calmar la tormenta que rugía en su interior. Sabía que estaban en una situación crítica, pero no podía permitir que eso la paralizara.—Entonces encontraremos una manera. —Declaró ella con firmeza. Su voz estaba cargada de una resolución inquebrantable. —Ve por los curanderos que estén disponibles. Y avísale a Liam lo que le está sucediendo. Necesito saber si la onda de poder demoniaco afectó a más personas. —Exigió mientras ase
El fuego de las antorchas que alumbraban el santuario en las mazmorras del castillo parpadeaba tenuemente mientras Mia permanecía concentrada frente al altar, con ambas manos sobre este. Estaba dentro de un trance tan profundo que no podía ser consciente de lo que acontecía a su alrededor, sus ojos brillaban con un resplandor blanco cegador, mientras que su cuerpo desprendía ráfagas de luz blanca a la par de una especie de conjuro que brotaba de sus labios como un mantra ancestral.Su respiración era pausada, sus pies estaban levitando ligeramente. Las palabras de Alhena, su loba, resonaban en, guiándola y alentándola a través de los intrincados pasos necesarios para destruir los sellos grabados en el altar que mantenían atados a Aamon y Blood Moon.“Estamos muy cerca, Mia”. Susurró Alhena en su cabeza, con una mezcla de increíble de calma y urgencia. “Sé que estás agotada, puedo sentirlo, pero no pares, no ahora. Al destruir este altar acabaras con el vínculo demoniaco y liberarás a t
Capítulo 75Demonio LoboSeth cerró los ojos por un momento, intentando calmar el caos en su interior. El cuerpo de Magnus estaba allí, tan frágil ahora en comparación con la imponente figura que había sido en vida. Pero sus últimas palabras seguían resonando en su mente: "Blood Moon estará a salvo contigo. No olvides quién eres."Con un rugido bajo, Seth se levantó con dificultad, limpiándose el rostro con la mano. Aunque aún vestía únicamente sus boxers y estaba descalzo, su postura transmitía una autoridad renovada.—Deimos. —Dijo con un tono más firme, aunque la tristeza aún era palpable en su voz, —Quiero que los soldados aseguren todas las entradas al castillo. Nadie más entra sin que lo sepamos primero. Ninguna ventana o balcón debe estar desprotegido. Te dejaré a cargo.Deimos lo miró por un momento, evaluándolo, antes de asentir.—Lo haré. Pero tú necesitas descansar. Debes estar sano para seguir luchando, y no eres invulnerable, Seth. Recuerda eso.En ese momento, Seth comenz