Amelia sacó de su bolso la comida que había preparado para Seth y se la entregó, luego se preparó para irse. Sabía que Seth odiaba comer con otras personas, y Magnus y Tarvos siempre imponían ceremonias y protocolos en la mesa que podían hacer que hasta la comida más deliciosa se volviera desagradable. Comer con Seth era, de alguna manera, un privilegio de Lilly. Pero al ver la figura decidida de Amelia alejándose, Seth no pudo evitar fruncir el ceño.
—¿A dónde vas? ¿Por qué no te quedas? Como su esposa, aparte de en las reuniones familiares, nunca había comido a solas con él. No era de extrañar que su padre y los demás empezó a sospechar. Pero Amelia malinterpretó sus palabras.
—Hay cosas que hacer en casa, padre dijo que las ventanas necesitan limpieza. Si empiezo por la tarde, debería poder terminar antes de la noche. Los soldados pueden devolverme los utensilios. Amelia no comprendía el repentino cambio de actitud de Seth, pero como una Luna no reconocida, tenía demasiadas preocupaciones y no podía pensar en ello. Magnus y Tarvos siempre la sobrecargaban con tareas pesadas.
—¡Eres mi Luna! ¿Por qué vas a hacer cosas que deberían hacer los sirvientes? Seth se encolerizó aún más. Golpeó la mesa con fuerza, se levantó y gruñó. ¿Cómo se atrevían esos dos viejos a tratar a su esposa como si fuera una esclava? —¡Basta! No te ocuparás de eso nunca más. Yo me encargaré de que se resuelva. Quédate aquí, más tarde tenemos una reunión importante que necesitamos atender juntos.
Cuando entraron juntos en la sala de reuniones, Seth no soltó su mano ni un segundo, con cuidado le acomodó la silla. Los ancianos alrededor los observaban con miradas llenas de cariño, viendo al futuro Alpha y Luna de la manada.
—Ustedes realmente son una pareja destinada a estar juntos —comentó un anciano que aparentaba tener unos 30 años. Aunque tenía una apariencia juvenil, él era el más anciano de todos los consejeros y pronto dejaría la manada junto con otros mayores. Los demás comenzaron a comentar, algunos sinceramente, otros por cortesía, sobre lo armoniosa y llena de amor que parecía ser su relación. Pero solo Amelia sabía que todo eso era una ilusión, una burbuja que no resistiría el más ligero toque del exterior sin romperse.
Sin embargo, en la superficie, Amelia continuó fingiendo una sonrisa de felicidad, aceptando tímidamente los elogios de los ancianos. Se giró y se encontró con la mirada de Seth. Cuando él vio sus ojos claros y hermosos, no pudo evitar quedarse paralizado por un instante, como si su corazón hubiera dejado de latir por un segundo.
La reunión trataba sobre una celebración que se aproximaba, en conmemoración a un “Dios” que le había otorgado longevidad a toda la manada. Los ojos de Seth se llenaron de desdén al escuchar hablar de ese “Dios”, a quien él no toleraba en lo absoluto. "Qué hipócrita," pensó Seth en silencio, "un demonio malvado y codicioso, pero hace que la gente lo adore y lo reverencie como si fuera un dios. Algún día, le arrancaré la máscara a este falso dios". Para el pelinegro, su “bendición”, era la maldición más cruel que había podido existir. Sin embargo, Mia, como la luna de la manada líder, debía acompañarlo en la celebración, donde otra tanda de “ancianos” que físicamente parecían no sobrepasar los treinta años, que partirían hacia “El Reino Eterno”, y la gente de todo el pueblo y las manadas vecinas se reunirían para despedirlos. Seth, por su lado, creía firmemente que ese codicioso demonio no era tan benevolente como parecía; un día él podría revelar su verdadera cara y así demostrarles a todos lo equivocados que estaban.
Amelia permaneció en silencio mientras escuchaba la animada discusión sobre los detalles y preparativos para la celebración de “Ascenso”, pero de repente, una fuerte sensación de mareo la golpeó. Comenzó a sentir que le faltaba la respiración, su vista se nublaba cada vez más, volteó a ver a Seth, pero antes de poder decirle algo, se levantó corriendo rápidamente con dirección al baño más cercano para vomitar. Una premonición inquietante que anunciaba lo más esperado, dándole un vuelco a su corazón. Al salir del baño se encontró con la mirada preocupada de Seth quien la había esperado en el pasillo, una vez más, intentó decirle algo al pelinegro, pero su vista terminó de oscurecerse y se desplomó en sus brazos.
Minutos más tarde.
Amelia se encontraba acostada en un sofá dentro de alguna de las habitaciones de la casa de reuniones de la manada, con pesadez abrió sus ojos al volver en sí.
—¡Alfa Seth! ¡Venga rápido! ¡La Luna Amelia ha despertado! —Exclamó llamando alegremente el medico junto a Amelia.
Seth entró rápidamente y se arrodilló junto a ella tomando su mano.
—¿Cómo está? ¿Cuál es el diagnostico? —Preguntó Seth ansioso.
—Está embarazada… —Respondió el medico con una amplia sonrisa.
Seth volteó a verla a los ojos al tiempo que los suyos se humedecieron al instante.
Amelia bajó la mirada y acarició su abdomen, sintiendo una extraña sensación en su interior. Ahora, dentro de su cuerpo había una vida creciendo en silencio, y, de alguna morbosa manera, su propia existencia comenzaba a contar sus últimos días a medida que esta nueva vida crecía. Miró a Seth nuevamente. Debería estar extasiado, ¿Verdad?
Finalmente, iba a obtener al heredero que había estado esperando durante tanto tiempo, y además podría liberarse de ella, de una vez por todas. Si la suerte estaba de su lado, tal vez su hijo encontraría un camino que no requiriera el sacrificio de su futura amada. Pero, en cambio, Seth parecía preocupado, ¿Por qué? Amelia no lo entendía, estaba totalmente confundida porque sus lágrimas no parecían ser de alegría, sino más bien de frustración e impotencia.
Seth solamente apretó su mano con mucha más fuerza.
—Por favor, descansa muy bien. Cualquier cosa que desees puedes pedírmela. —Esta vez sus ojos desbordaban una culpa que era imposible de ocultar.
Llegó la noche del festival del pueblo, aunque más bien era de madrugada porque la celebración debe llevarse a cabo a las tres de la madrugada, el demonio Aamon era muy exigente y desde luego que nadie en el pueblo quería provocar su ira.Amelia se puso el atuendo tradicional de Luna y, junto con Seth, se dirigió a la plaza central del clan. Allí, algunos ancianos que parecían muy jóvenes, pero en realidad habían vivido durante mucho tiempo, se despedían de sus familias, listos para partir hacia el eterno lugar sin preocupaciones ni tristezas. Esta era una tradición del clan Bllod Moon, y cada anciano debía cumplirla. En unos pocos años, Tarvos también llegaría a su momento.Seth se subió a una plataforma elevada, donde pronunció unas palabras de bendición para los ancianos y anunció el embarazo de Amelia, informando que la manada tendría un nuevo heredero. Al escuchar esto, la multitud estalló en vítores, y todos comenzaron a cantar y bailar para celebrar la ocasión. De repente, una
En el callejón que daba al bosque, luego de que Seth y Lilly ya se habían ido, Amelia, escondida detrás de una roca, soltó un bufido desganado al tiempo que se secó las lágrimas con el dorso de sus manos, estaba tan absorta de sí misma que ni siquiera notó cuando comenzó a llorar. Se levantó de la roca con las piernas entumecidas, se sacudió el musgo que se le había pegado en sus rodillas, para luego prepararse para regresar a casa. Pero justo cuando salió de la sombra de la roca, bajo la luz de la luna, una voz joven sonó detrás de ella saliendo de la oscuridad del denso bosque.—No quiero ser entrometido… Pero, parece que tú eres la otra protagonista en esa conversación, ¿Cierto…? —Comentó un joven apuesto y musculoso que saltó desde un árbol con ramas frondosas.—¿Qué? ¿De qué hablas? Yo no… ¿Qué conversación? —Farfulló ella confundida por su repentina aparición, intentando ocultar los secretos de la manada, pero ella era pésima mintiendo y su torpe intento por hacerlo solo empeor
Seth llegó a la casa de Lilly y como de costumbre, entró por la puerta trasera para que nadie lo viera llamando a la puerta, al entrar fue directo a su habitación en la segunda planta de la casa y le sonrió al abrir la puerta y verla esperándolo en la cama con su sensual pijama puesta.—Allí estás… —Comentó Seth esbozando una amplia sonrisa.Lilly solo se cruzó de brazos y volteó su cara, soltando un bufido cargado de celos.—Oye, preciosa. No me digas que estás celosa de nuevo… —Comentó el pelinegro en tono divertido mientras se subía encima de ella.—Como no estarlo si últimamente pasas más tiempo con ella que conmigo. —Refutó la rubia frunciendo el ceño.—Cariño. Te aseguro que mi amor por ti jamás cesará. Eso tenlo por seguro… —Respondió Seth con firmeza. —¡Es más! Te prometo que nunca me enamoraré de Amelia.—Claro, por eso es que la proteges tanto ¿No? —Insistió ella fulminándolo con la mirada.—Si lo dices porque paso más tiempo con ella, lo hago porque es mi deber, está embara
Capítulo 8Demonio LoboSeth tragó saliva con brusquedad, bajó su cabeza, ruborizado por la vergüenza y se acercó a Mía, pero cuando estuvo a punto de levantarla, Lilly, de repente se lanzó a sus brazos, llorando desconsoladamente.—¡Mi amor, no sabes cuánto lo siento! —Farfulló entre sollozos ahogados.—Lilly, por favor… Cálmate. —Exigió con firmeza, sin apartar la vista de los ojos de su padre, quien lo miraba con desprecio.—¡Te juro que no quería causar todo esto! ¡Yo solo quería verte y hablar contigo porque te extraño muchísimo y ayer luego de echarte me sentí muy mal! ¡Por favor, perdóname! —Explicó la rubia apartándose un poco para mirarlo a los ojos.Seth al verla a los ojos, los cuales estaban inundados de lágrimas, de inmediato se convenció con su lamento, nunca la había visto así y no puedo evitar que su corazón se estrujara ante la imagen de su amada tan quebrantada, así que la envolvió con sus brazos, pegándole a su cuerpo con pesar.Mientras tanto, Magnus, furioso, cami
Talvez fue porque los gritos de Lilly durante el castigo de Seth fueron tan doloroso y exagerados, que Magnus y Tarvos aceptaron rápidamente su posición, Lilly fue convertida en Luna ante los ojos de todos los habitantes del pueblo, disfrutando de un trato repleto de lujos que Amelia nunca había recibido. Hasta hicieron una fiesta en su nombre, celebrando su nuevo título.Todos con excepción de Amelia asistieron a esa celebración, por órdenes de Magnus y Tarvos ella debía permanecer en la habitación del castillo, bajo llave sin derecho a salir. Pero Seth necesitaba hablar con ella. Podía imaginar la expresión de su esposa, débil y sumisa, en ese momento. Seguramente estaba tan destrozada que ni siquiera podía respirar. Abrió la puerta que la aprisionaba y bajó las escaleras de piedra para encontrarse con ella.—¿Qué haces aquí? —Preguntó Amelia a media voz a penas al verlo.—Quiero hablar contigo, necesito que sepas cuanto siento todo esto. —Respondió lastimero mientras caminaba hacia
Capítulo 10Demonio Lobo—¡Esto tiene que ser una maldita broma! —Farfulló Lilly cruzándose de brazos y poniendo los ojos en blanco, como si de una adolescente se tratase.Seth la miró enarcando una ceja extrañado, pero no le dijo nada más. La rubia se dio la vuelta y salió de la oficina para irse a la casa sin importar las labores que tenía por hacer allí.Estaba resentida por todo lo que estaba pasando, le parecía absurdo que Seth la menospreciara. Culpaba a Amelia, y la odiaba porque como ella aún no había dado a luz al hijo, lo que le impide convertirse en la verdadera Luna y la obliga a permanecer temporalmente por debajo de ella.Lilly era una mujer codiciosa, sedienta de dinero y poder, su fuerte deseo de riquezas, joyas y una vida cómoda era incontrolable. Tal vez sentía algo por Seth, pero eso no lo convertía en el centro de su universo, porque cualquier hombre con la misma riqueza y estatus que él era un objetivo, una presa de caza para ella.Al llegar al castillo, de inmedi
Lilly se puso inmediatamente el anillo que simbolizaba su estatus oficial como Luna y se dirigió a la oficina de Seth. Levantó la cabeza con orgullo y aceptó el saludo de los soldados que estaban frente a la oficina de Seth, sin prestar atención a los intentos de Liam por detenerla, y avanzó directamente.— Señorita Lilly, el Alfa está trabajando. Ha ordenado que nadie lo moleste...Pero Lilly, indiferente, empujó la puerta de la oficina. Frente a la mirada de reproche de Seth, Liam se disculpó con resignación, mientras Lilly se lanzaba coquetamente a los brazos de Seth.— Cuando Amelia muera, quiero que me hagas una gran boda, para que todas las manadas cercanas sepan que me he convertido en tu Luna. —Dijo Lilly, levantando la mano y mirando cómo el anillo de diamantes reflejaba hermosos destellos bajo la luz. Sin embargo, Seth de repente cambió su expresión.—¡¿A dónde vas?! ¡¿Se puede saber qué demonios pasa hoy contigo?! —Oyó el cuestionamiento de su amada a sus espaldas, pero la
Cuando Lilly descubrió que Seth se había marchado furioso por el incidente del anillo de compromiso, al principio pensó que había ido demasiado lejos y vivía con el temor de ser castigada. Para su sorpresa, Seth ordenó que Amelia se mudara a los cuartos de servicio. Sintiendo que tenía todo bajo control, Lilly comenzó a presumir de su nueva posición.Vestida con uno de los elegantes vestidos que originalmente pertenecían a Amelia y luciendo un brillante anillo de diamantes, Lilly cruzó intencionadamente su camino con Amelia.—¡Vaya, pero si no es la Luna más elegante y distinguida de Blood Moon! ¿Cómo es posible que estés viviendo en los cuartos de las sirvientas? Parece que finalmente has vuelto al lugar al que realmente perteneces —dijo con malicia.Aunque Amelia estaba embarazada y Lilly no se atrevía a dañarla físicamente, sí aprovechaba cada oportunidad para criticar a la criada de Alanys.Al pelinegro no le importaba que Amelia estuviera allí leyendo o que vagara por el castillo