En el territorio humano hay una extraña ola de calor. El rey de los Zollebs presiente que es debido a una poderosa piedra que pertenece a su continente. Regresar al territorio humano evoca recuerdos que mantuvo ocultos en lo más recóndito de su interior, los cuales no está dispuesto a enfrentar; sin embargo, los eventos se empeñan en revivirlos. En especial cuando conoce a Wendy, una humana bibliotecaria que lo ayudará con su misión, pero que también revolverá su pasado y… algo más. No obstante, el destino puede ser cruel y bromista. Atrapado entre el deber y el deseo, ¿podrá él completar su misión sin involucrar sus sentimientos? ¿O sucumbirá el rey de los zollebs a la fuerza de una pasión prohibida que crece sin control? *Secuela del libro Embarazada del alfa y El hijo del alfa y la híbrida
Leer másElla corre lejos del rubio, quien la sigue y la ataca con el agua que sale de su palma. Pronto él la alcanza, pero en lugar de arremeterle con las gotas frías, la carga por la cintura y flota con ella en el aire.Las risas desaparecen y sus miradas se conectan de manera especial. Ella oculta el rostro en el pecho firme, pero un susurro en el oído la hace respingar.—Mira a tu alrededor... —le dice él con voz suave.Wendy no puede evitar tiritar cuando un escalofrío le recorre el cuerpo, debido al aliento cálido de Liah que le roza la piel de la oreja.La mulata obedece a su pedido y sus ojos se abren, maravillados, cuando nota que están a una altura desde donde pueden apreciar la ciudad mojada. Las luces hacen que las gotas de lluvia luzcan coloridas y le dan una apariencia fantástica al escenario nocturno.—¡Qué hermoso! —exclama fascinada, con el corazón latiéndole muy rápido.—Me alegra que te guste. —Esta vez él le habla sobre el cuello, lo que provoca que todo el cuerpo de la mul
Las miradas cómplices entre Liah y Wendy se hacen recurrentes, sumadas al nerviosismo que muestran cuando están juntos. Esos días, la morena se la pasa en la casa con la excusa de que ha estado estresada en la biblioteca; sin embargo, su madre intuye que se debe a los celos que los coqueteos de Lulú con Liah le provocan.Y, aunque ha tratado de disimular que eso no la afecta, es muy obvia en su proceder cuando la criada aborda al rubio.—Este maldito calor nos va a derretir a todos —se queja Liah mientras observa lo nublado que está el cielo, lo que impide admirar la luna y las estrellas esa noche.—Ojalá llueva... —murmura ella mientras se abanica con las manos.—Creo que debemos entrar o nos sofocaremos. Por lo menos en el interior contamos con el aire acondicionado.—Esto es terrible, Liah. Ya ni tomar aire fresco se puede debido al calor exagerado que hace. Temo las repercusiones que estar encerrados nos pueda traer —comenta ella, preocupada.—Tienes razón. Cada vez el clima empeo
Varios días después...La tensión entre Liah y Wendy va menguando a medida que pasan tiempo juntos elaborando un plan para encontrar la piedra, aunque todavía no han limado las asperezas por completo.Aquella tarde, ellos dos y Tom se reúnen en la biblioteca para organizarse e incluso dividirse en diferentes regiones, en caso de ser necesario. El plan es ir a los lugares donde el calor azota con más fuerza, por lo que han hecho una lista de dichos sitios.Entretanto, discuten acerca de la información que Wendy descubrió y que pensó que Liah había robado, cuando en realidad pertenecía a los miembros del antiguo pacto que fue disuelto más de dos décadas atrás.—¿Por qué quieren quemar las carpetas? —cuestiona Wendy, decepcionada.—Porque ya no son necesarias —responde Liah, cortante.—No quiero deshacerme de ellas; son las pruebas de que ustedes existen y...—Exacto —la interrumpe Liah—. Entiendo que algunas personas consideren este asunto trivial, ya que, para un humano, sería difícil
Liah corta los panqueques que Debra le preparó mientras la criada le sirve el café. Entretanto, Tom, quien degusta huevos revueltos con tostadas, observa la manera poco disimulada con que la chica se come al rubio con la mirada.—Ya vete para la cocina, niña —la reprende la señora, porque le molesta su comportamiento con el chico, dado que le parece de mal gusto que la muchacha actúe sin reparos delante de todos.—Ya voy... —Ella se muerde el labio inferior al sentirse regañada—. ¿No quieres algo más, Liah? —pregunta con tono coqueto.—¿Y esa confianza? —le reclama su jefa.—No me molesta que me tutee, Debra, así que no te preocupes. Y ya no la reprendas más. Lulú es una chica muy servicial y me ha hecho sentir acogido —la defiende Liah.—Me imagino... —Debra hace una mueca de desagrado.En ese momento, la puerta de la sala se abre, lo que pone nervioso a Liah.«Es Wendy...», piensa asustado.La morena se dirige directo al comedor, donde sabe que deben estar sus padres desayunando. Un
Un hombre busca en los lugares donde el calor ha causado más estragos, junto a un grupo de científicos y estudiantes.Según su teoría, algún instrumento sobrenatural está provocando que el verano se haya tornado infernal, por lo que está casi seguro de que tiene relación con su investigación.—No hay nada, señor —le informa uno de los hombres que dirigen la búsqueda y, al cabo de unos segundos, todos los demás concuerdan con él.—¿Están seguros? —confirma incrédulo, pues no acepta que, otra vez, ha fallado.—No hay nada.Él se aprieta el cabello con frustración. Necesita encontrar ese instrumento que lo tiene obsesionado y que le garantizará un buen reconocimiento en el campo de la investigación científica. Además, la institución que lo patrocina ha invertido una gran suma de dinero. Sin embargo, más que la necesidad de explicarle a la corporación de investigación científica que la inversión no ha dado ningún fruto, su mayor preocupación radica en su deseo de tener el control de lo de
El joven de cabellera rubia observa al hombre de piel blanca y cabello oscuro con detenimiento. Escondido detrás de unos arbustos, detalla los cambios propios de la naturaleza humana y siente lástima por él.«Eso le pasará a Wendy», se lamenta en sus pensamientos.Le parece triste que los humanos tengan una vida tan corta y que sean como un soplo que pronto se desvanece.Le es deprimente la manera en que ellos pierden sus habilidades y su cuerpo se arruga hasta que se torna irreconocible, respirando sin otra ambición más que esperar a que la muerte los visite, de una manera tan despectiva y en tan pocos años.Lo que para un humano es toda una vida, para un zolleb es el principio de su juventud.«Somos tan diferentes...», se lamenta una vez más porque, de alguna manera que odia reconocer, le mortifica que Wendy terminará igual que todos ellos.Él nota que Tom deja de leer el libro que tiene en sus manos porque lo cierra, entonces se levanta de la banca y camina fuera del parque.—¡Tom!
En un salón clandestino, donde un grupo de personas se reúne para compartir sus teorías e investigaciones, una chica es confrontada por el líder.—No debería portarse tan mezquina con nosotros, señorita Donatello. Todos los que estamos aquí presentes le dimos la oportunidad de participar en una organización tan importante como la nuestra. Además, tiene un compromiso con la causa.Ella se muerde el labio inferior y asiente con duda.—Y siempre les estaré agradecida. No ponga en duda mi amor y entrega a la causa, porque es lo que le ha dado sentido a mi vida. Y es por esa misma pasión y peso de responsabilidad que quiero mantener esa información asegurada por un tiempo. Lo siento, pero no le voy a revelar dónde la escondí, como tampoco la volveré a traer hasta que me sienta segura de hacerlo.—¿Acaso duda de nosotros…, de mí? —la confronta, ofendido.—No me malinterprete, que nada tiene que ver con usted ni con uno de mis compañeros. Después de que fui asaltada, he tenido pánico y me sie
En la cima de una montaña, un parpadeo rojo alumbra en las penumbras que cubren todo el lugar. Un brillo destella en el cielo, y las plantas pequeñas empiezan a marchitarse.Mientras tanto, en la ciudad, llueve a torrentes. En esos días ha estado muy húmedo, y el calor ha enviado a varios al hospital.—No creo que puedas ir a casa con esta tormenta —le advierte Liah. Ella levanta la cabeza para encararlo y sonríe al verlo traer chocolate en una bandeja—. ¿Por qué te has quedado hasta tarde?Él pone la charola sobre el escritorio y se sienta en la silla que queda frente a este.—Solo estaba revisando...Ella no termina de hablar porque él se levanta en un movimiento rápido que la deja sorprendida cuando se pone a su lado y empieza a husmear en los papeles que ella observa.—Interesante... —comenta con una sonrisa irónica—. ¿Qué tan importante es este asunto para ti? —le pregunta, interesado.—No es nada especial...—Deja de mentirme —la interrumpe—. ¿Qué es lo que buscas?—¿Qué te suce
Wendy traga pesado mientras maquina una respuesta para el chico que la hace sentir acorralada con la intensidad con la que sus ojos verdes la escudriñan.¿Qué le dirá? Él jamás entendería, por más que ella quisiera explicarle. ¿Qué podría pensar si se entera de a qué dedica su tiempo libre? De seguro la creería loca. Al fin y al cabo, nadie podría entenderla nunca. Si no lo hizo Mateo ni quienes una vez fueron sus amigos, ¿lo hará un chico a quien apenas conoce?—Este... —Ella se relame los labios y suspira con profundidad—. No estaba en mis cinco sentidos ese día, así que actué sin pensar.—Ummm... —Liah entrecierra los ojos. Su semblante luce escéptico y acusador—. No lo sé, creo que ocultas algo. Puedes confiar en mí. ¡Quién sabe! Quizás hasta pueda servirte de ayuda.—No pasa nada. ¿Qué problemas podría tener alguien tan corriente como yo? Mejor vamos a comer, que estoy famélica. —Ella sale de la habitación con pasos apresurados.Liah corre detrás suyo y la intercepta antes de que