En el territorio humano hay una extraña ola de calor. El rey de los Zollebs presiente que es debido a una poderosa piedra que pertenece a su continente. Regresar al territorio humano evoca recuerdos que mantuvo ocultos en lo más recóndito de su interior, los cuales no está dispuesto a enfrentar; sin embargo, los eventos se empeñan en revivirlos. En especial cuando conoce a Wendy, una humana bibliotecaria que lo ayudará con su misión, pero que también revolverá su pasado y… algo más. No obstante, el destino puede ser cruel y bromista. Atrapado entre el deber y el deseo, ¿podrá él completar su misión sin involucrar sus sentimientos? ¿O sucumbirá el rey de los zollebs a la fuerza de una pasión prohibida que crece sin control? *Secuela del libro Embarazada del alfa y El hijo del alfa y la híbrida
Leer másLiah se pasa un largo rato hablando con Vera en medio del bosque, mientras que Wendy debe conformarse con esperarlo en la cabaña y revisar los puntos geográficos donde enfocarán la búsqueda.Sus dedos se mueven inquietos sobre la pantalla táctil cuadrada, donde la mulata revisa los sitios a los que ellos se movilizarán.—¿Por qué se tardan tanto? ¿Qué estarán haciendo? —se pregunta mortificada—. Liah estaba tan deseoso en el río... —Wendy se muerde el labio inferior y no puede evitar sonrojarse.Rememora cuando él la besó con tanta hambre. También la imagen de la mirada lujuriosa de Liah, que brillaba de manera fiera, se repite en su mente para torturarla.Ella guarda la tableta y se pone de pie. Entonces camina en medio de la sala con nerviosismo.—De seguro se está quitando las ganas con ella. Después de todo, sus cuerpos están familiarizados de manera sexual. Esa mujer es muy hermosa y estoy segura de que debe estar seduciéndolo. —Wendy se detiene y se muerde la uña del dedo índice
Wendy camina en medio del bosque, maravillada por la hermosura de aquel remoto lugar. Le encanta que es capaz de diferenciar el olor de la tierra, de la savia que les da los nutrientes a las plantas, de la clorofila que hermosea a las hojas, y hasta de la brisa fresca que le levanta el cabello oscuro.Entonces cae en cuenta...—¿Cómo es que tengo el olfato tan desarrollado de un momento a otro? —se pregunta, sorprendida.A medida que avanza, sus sentidos se agudizan y puede percibir hasta el movimiento de los insectos, sus sonidos, aromas y sensaciones. Nunca antes había tenido una experiencia similar, y no sabe si debe alegrarse o asustarse. ¿Acaso debería contarle aquello a Liah?Su interrogante es interrumpida por una avecilla que vuela a su alrededor como si la saludara. Entonces ella extiende la mano en su dirección. Para su sorpresa, el animalito se le coloca en el dedo índice y Wendy puede apreciar su belleza de cerca. Sus plumas son azul oscuro y brillantes, mientras que su cu
Es abrumadora la manera suave en que sus labios son atrapados y saboreados, no solo porque se siente delicioso al paladar y el cosquilleo es puro placer, sino también porque se percibe como un gesto apasionado y hambriento.Ella, con los ojos agrandados y el pulso acelerado, empieza a mover la boca a la par del rubio. Le parece fascinante que estas se acoplen tan bien.Una lamida a su labio inferior la hace respingar, pero se encuentra demasiado extasiada como para hacer algo diferente, más que corresponder con timidez a aquella invasión traviesa y sabrosa.Esperaba que él besara bien, pero jamás pensó que sería tan bueno.—Ummm... —se queja Liah, como si no quisiera ser despertado. Entonces rompe el contacto y se queda quieto, con la respiración calmada.—¿Qué? —Ella no puede creer que estuvo durmiendo todo el tiempo en que la besó—. Liah... —susurra bajito, pero él no responde.En definitiva, sí está dormido.Wendy siente la culpa recorrerla. Se acaba de aprovechar de él. ¿Cómo lo m
Tras llegar a destino, toman un autobús que los conduce a un pueblo.—Debemos buscar un hotel donde pasar la noche, ya que no encontraremos un medio de transporte hasta la cabaña a esta hora —sugiere Liah mientras observa el cielo, donde el sol empieza a ponerse.Wendy se limita a asentir.La idea es levantarse temprano y tomar el primer transporte que los llevará a la zona rural. El pueblo es pequeño, por lo que cuentan con un único hotel sencillo donde la pareja puede refugiarse; sin embargo, solo les queda una habitación disponible.—¡No lo puedo creer! —exclama Wendy, nerviosa.—Corrimos con suerte, por lo menos encontramos un cuarto vacío —dice él, juguetón. Le divierte tanto verla ruborizada—. No sé por qué te preocupas, únicamente dormiremos en la misma habitación, nada más. No tienes que inquietarte, puesto que yo jamás te tocaría.Y esas son las palabras exactas para hacerla sentir miserable.—Oh... —musita, decepcionada y triste.Liah se enfoca en terminar el registro, no va
Han transcurrido varios días desde que Vera se apareció en territorio humano. La tensión entre el rey de los zollebs y Wendy ha crecido de manera silenciosa, como si ambos guardaran sus pensamientos y sentimientos para sí mismos.Aquel día, Liah y Wendy se miran con complicidad cuando abordan un tren que los llevará a una región un poco apartada de donde ella vive. Tras media hora de haber empezado el viaje, ambos se encuentran sumidos en sus pensamientos.El rubio exhala un largo suspiro y saca un mapa de su mochila. Prefiere revisar los lugares donde buscarán a observar a la mulata de soslayo y preguntarse qué estará pensando, ya que, después de que ella intentase besarlo, la chica se ha mantenido distante y poco comunicativa con él.—¿Desea un café, joven? —inquiere una mujer rubia, vestida con un uniforme que lleva el logo de la estación. Es la tercera vez que una de las empleadas lo aborda con la misma sonrisa nerviosa y mirada coqueta.Wendy arruga el rostro, pero no dice nada y
Ella corre lejos del rubio, quien la sigue y la ataca con el agua que sale de su palma. Pronto él la alcanza, pero en lugar de arremeterle con las gotas frías, la carga por la cintura y flota con ella en el aire.Las risas desaparecen y sus miradas se conectan de manera especial. Ella oculta el rostro en el pecho firme, pero un susurro en el oído la hace respingar.—Mira a tu alrededor... —le dice él con voz suave.Wendy no puede evitar tiritar cuando un escalofrío le recorre el cuerpo, debido al aliento cálido de Liah que le roza la piel de la oreja.La mulata obedece a su pedido y sus ojos se abren, maravillados, cuando nota que están a una altura desde donde pueden apreciar la ciudad mojada. Las luces hacen que las gotas de lluvia luzcan coloridas y le dan una apariencia fantástica al escenario nocturno.—¡Qué hermoso! —exclama fascinada, con el corazón latiéndole muy rápido.—Me alegra que te guste. —Esta vez él le habla sobre el cuello, lo que provoca que todo el cuerpo de la mul
Las miradas cómplices entre Liah y Wendy se hacen recurrentes, sumadas al nerviosismo que muestran cuando están juntos. Esos días, la morena se la pasa en la casa con la excusa de que ha estado estresada en la biblioteca; sin embargo, su madre intuye que se debe a los celos que los coqueteos de Lulú con Liah le provocan.Y, aunque ha tratado de disimular que eso no la afecta, es muy obvia en su proceder cuando la criada aborda al rubio.—Este maldito calor nos va a derretir a todos —se queja Liah mientras observa lo nublado que está el cielo, lo que impide admirar la luna y las estrellas esa noche.—Ojalá llueva... —murmura ella mientras se abanica con las manos.—Creo que debemos entrar o nos sofocaremos. Por lo menos en el interior contamos con el aire acondicionado.—Esto es terrible, Liah. Ya ni tomar aire fresco se puede debido al calor exagerado que hace. Temo las repercusiones que estar encerrados nos pueda traer —comenta ella, preocupada.—Tienes razón. Cada vez el clima empeo
Varios días después...La tensión entre Liah y Wendy va menguando a medida que pasan tiempo juntos elaborando un plan para encontrar la piedra, aunque todavía no han limado las asperezas por completo.Aquella tarde, ellos dos y Tom se reúnen en la biblioteca para organizarse e incluso dividirse en diferentes regiones, en caso de ser necesario. El plan es ir a los lugares donde el calor azota con más fuerza, por lo que han hecho una lista de dichos sitios.Entretanto, discuten acerca de la información que Wendy descubrió y que pensó que Liah había robado, cuando en realidad pertenecía a los miembros del antiguo pacto que fue disuelto más de dos décadas atrás.—¿Por qué quieren quemar las carpetas? —cuestiona Wendy, decepcionada.—Porque ya no son necesarias —responde Liah, cortante.—No quiero deshacerme de ellas; son las pruebas de que ustedes existen y...—Exacto —la interrumpe Liah—. Entiendo que algunas personas consideren este asunto trivial, ya que, para un humano, sería difícil
Liah corta los panqueques que Debra le preparó mientras la criada le sirve el café. Entretanto, Tom, quien degusta huevos revueltos con tostadas, observa la manera poco disimulada con que la chica se come al rubio con la mirada.—Ya vete para la cocina, niña —la reprende la señora, porque le molesta su comportamiento con el chico, dado que le parece de mal gusto que la muchacha actúe sin reparos delante de todos.—Ya voy... —Ella se muerde el labio inferior al sentirse regañada—. ¿No quieres algo más, Liah? —pregunta con tono coqueto.—¿Y esa confianza? —le reclama su jefa.—No me molesta que me tutee, Debra, así que no te preocupes. Y ya no la reprendas más. Lulú es una chica muy servicial y me ha hecho sentir acogido —la defiende Liah.—Me imagino... —Debra hace una mueca de desagrado.En ese momento, la puerta de la sala se abre, lo que pone nervioso a Liah.«Es Wendy...», piensa asustado.La morena se dirige directo al comedor, donde sabe que deben estar sus padres desayunando. Un