Es abrumadora la manera suave en que sus labios son atrapados y saboreados, no solo porque se siente delicioso al paladar y el cosquilleo es puro placer, sino también porque se percibe como un gesto apasionado y hambriento.Ella, con los ojos agrandados y el pulso acelerado, empieza a mover la boca a la par del rubio. Le parece fascinante que estas se acoplen tan bien.Una lamida a su labio inferior la hace respingar, pero se encuentra demasiado extasiada como para hacer algo diferente, más que corresponder con timidez a aquella invasión traviesa y sabrosa.Esperaba que él besara bien, pero jamás pensó que sería tan bueno.—Ummm... —se queja Liah, como si no quisiera ser despertado. Entonces rompe el contacto y se queda quieto, con la respiración calmada.—¿Qué? —Ella no puede creer que estuvo durmiendo todo el tiempo en que la besó—. Liah... —susurra bajito, pero él no responde.En definitiva, sí está dormido.Wendy siente la culpa recorrerla. Se acaba de aprovechar de él. ¿Cómo lo m
Wendy camina en medio del bosque, maravillada por la hermosura de aquel remoto lugar. Le encanta que es capaz de diferenciar el olor de la tierra, de la savia que les da los nutrientes a las plantas, de la clorofila que hermosea a las hojas, y hasta de la brisa fresca que le levanta el cabello oscuro.Entonces cae en cuenta...—¿Cómo es que tengo el olfato tan desarrollado de un momento a otro? —se pregunta, sorprendida.A medida que avanza, sus sentidos se agudizan y puede percibir hasta el movimiento de los insectos, sus sonidos, aromas y sensaciones. Nunca antes había tenido una experiencia similar, y no sabe si debe alegrarse o asustarse. ¿Acaso debería contarle aquello a Liah?Su interrogante es interrumpida por una avecilla que vuela a su alrededor como si la saludara. Entonces ella extiende la mano en su dirección. Para su sorpresa, el animalito se le coloca en el dedo índice y Wendy puede apreciar su belleza de cerca. Sus plumas son azul oscuro y brillantes, mientras que su cu
Liah se pasa un largo rato hablando con Vera en medio del bosque, mientras que Wendy debe conformarse con esperarlo en la cabaña y revisar los puntos geográficos donde enfocarán la búsqueda.Sus dedos se mueven inquietos sobre la pantalla táctil cuadrada, donde la mulata revisa los sitios a los que ellos se movilizarán.—¿Por qué se tardan tanto? ¿Qué estarán haciendo? —se pregunta mortificada—. Liah estaba tan deseoso en el río... —Wendy se muerde el labio inferior y no puede evitar sonrojarse.Rememora cuando él la besó con tanta hambre. También la imagen de la mirada lujuriosa de Liah, que brillaba de manera fiera, se repite en su mente para torturarla.Ella guarda la tableta y se pone de pie. Entonces camina en medio de la sala con nerviosismo.—De seguro se está quitando las ganas con ella. Después de todo, sus cuerpos están familiarizados de manera sexual. Esa mujer es muy hermosa y estoy segura de que debe estar seduciéndolo. —Wendy se detiene y se muerde la uña del dedo índice
Liah, quien está ceñido con vestimenta negra y de cuero, camina por las calles oscuras sin un atisbo de temor. En vez de mirar preocupado a los lados, debido a lo peligroso que luce aquel lugar, él se conduce con porte intimidante, como si fuera de él de quien se debiera huir.«Este lugar no cambia», piensa mientras hace una mueca despectiva.Los sollozos de una chica captan su atención, también las risas de unos tres hombres, si sus cálculos no son erróneos.—Demonios... —masculla con hastío. Pareciera una burla del destino, un juego macabro que evoca un recuerdo no deseado. Con pasos cautelosos, Liah camina en dirección a lo que parece ser un asalto, y se detiene cuando descubre una escena un poco similar a la que vivió en el pasado, con la diferencia de que la chica no ha sido ultrajada aún.—¡Vamos, perra! Demuestra que todas las mujeres como tú solo sirven para ser cogidas —se burla uno de los hombres que rodean a una joven mujer.Liah observa la escena a una distancia prudente,
La brisa fresca levanta las hebras doradas mientras el aroma a frutas se cuela en sus fosas nasales, entonces el niño pequeño ríe y sus ojos verdes brillan satisfechos.¡Lo ha encontrado!El chiquillo da un salto; se sostiene del tronco de un árbol blanco y sin ramas, o eso parece, a menos que estas estén tan cerca de las nubes que él no pueda verlas.Ante un árbol como ese, ¿quién es él? Podría comprarse a un pequeño insecto o un pajarillo que solo busca un fruto, ese que le dará la victoria por encima de sus hermanos.Dado que ese árbol bloquea las habilidades zollebs, es casi imposible poder escalarlo, porque también su textura es resbaladiza y la altura una locura.Él no debería estar allí, pero decidió colarse para obtener la atención de su padre, quien solo lo engendró, pero nunca se ha molestado siquiera en visitarlo.El pequeño Liah escala hasta la cima, donde las nubes cubren cuatro ramas carentes de hojas, pero con un fruto redondo en la punta de cada una. Él se apresura a c
Liah observa a la mujer, que tiene entre sus brazos, y lo único que se le ocurre es llevarla a su tráiler, ya que es todo lo que posee en ese lugar y lo que considera ser su hogar temporal. Debido a que no confía en las autoridades de aquella ciudad ni siquiera contempla entregarla a ellos, puesto que está seguro de que, si la deja allí, estos podrían aprovecharse de la vulnerabilidad de la chica.Al día siguiente, Liah sale por un desayuno para dos y, al regresar, nota que la mujer está despertándose. Su cabello rojizo luce demacrado con la luz solar, al igual que la piel blanca cubierta de moretones. Cuando ella abre los ojos, él se queda embelesado con el tono ambarino que refleja tristeza y confusión. Mientras tanto, la mujer, de apariencia esquelética, lo observa sin disimulo, analizando cada detalle de él.De repente, ella se levanta de golpe al darse cuenta que está en una cama que no es la suya. Sin embargo, enseguida recuerda que la casa donde vivió ya no es su hogar, y no pu
Varias décadas más tarde… (Actualidad)La chica flota por los aires con acrobacias hábiles, tan grácil y libre como si de un ave se tratara. Sus ojos se tornan grises y muy cristalinos, y de sus manos empieza a fluir una simple brisa que se va transformando en viento, hasta que un tornado se instala alrededor de sus piernas. Las fuertes brisas empiezan a mover los árboles con gran ímpetu, y el cielo se nubla.—¡Suficiente! —vocifera Liah desde la superficie de gramas plateadas.Legna cierra los ojos. La fuerza del tornado va menguando hasta desaparecer, al mismo tiempo en que ella desciende despacio. Pronto las plantas de sus pies descalzos tocan el suelo de las gramas, que, pese a su apariencia puntiaguda, se sienten suaves como la tela de algodón.—¿Cómo lo he hecho? —inquiere, emocionada y a la expectativa de su respuesta. Para ella es muy importante la opinión del rey de los zollebs, ya que siempre ha admirado su poder y habilidades.Su abuelo, un hombre de tez tersa y joven, con
Continente de los humanos«El calor es abrumante, aunque ya la noche está avanzada», piensa Liah mientras usa su mano derecha para secarse las gotas saladas que le humedecen la frente.El olor a poder zolleb le da a entender que su intuición estuvo correcta al ir él mismo a aquella misión. Con los datos reflejados en un aparato electrónico, él busca la ubicación del hombre que una vez fue su aliado, pero a quien tuvo que liberar de la carga del acuerdo porque los humanos se convirtieron en seres poco confiables.Un suspiro deja sus labios.Él había evitado regresar al territorio humano después de lo acontecido veintitrés años atrás, cuando una guerra sin sentido terminó de separarlos por completo.De nuevo se seca el sudor de la frente y maldice por lo bajo el terrible calor que azota a aquel continente, y que lo hace sentir sucio e irritable.—Bueno, si no encuentro la maldita piedra, el territorio humano se irá al demonio. ¡Qué puto calor! —se queja mientras camina por las calles so