Varias décadas más tarde… (Actualidad)
La chica flota por los aires con acrobacias hábiles, tan grácil y libre como si de un ave se tratara. Sus ojos se tornan grises y muy cristalinos, y de sus manos empieza a fluir una simple brisa que se va transformando en viento, hasta que un tornado se instala alrededor de sus piernas. Las fuertes brisas empiezan a mover los árboles con gran ímpetu, y el cielo se nubla.
—¡Suficiente! —vocifera Liah desde la superficie de gramas plateadas.
Legna cierra los ojos. La fuerza del tornado va menguando hasta desaparecer, al mismo tiempo en que ella desciende despacio. Pronto las plantas de sus pies descalzos tocan el suelo de las gramas, que, pese a su apariencia puntiaguda, se sienten suaves como la tela de algodón.
—¿Cómo lo he hecho? —inquiere, emocionada y a la expectativa de su respuesta. Para ella es muy importante la opinión del rey de los zollebs, ya que siempre ha admirado su poder y habilidades.
Su abuelo, un hombre de tez tersa y joven, con el oro reflejado en las hebras rizadas, ojos verdes como el jade, cuyo tono heredó su madre, es el ser más temido en ambos territorios; asimismo, el más deseado por las féminas de aquel continente.
—Has mejorado bastante. Por lo menos ya has calmado tus impulsos; por supuesto, eso no significa que estés lista; sin embargo, regresarás al territorio de los licántropos y seguirás entrenando allí.
—¿Traerás a Ryan a este continente? —pregunta un poco triste, ya que extraña a su hermano y desea convivir con él como hace cuatro años; pero si Liah lo empieza a entrenar, entonces estarán separados otra vez. Aunque ellos se ven cada cierto tiempo, no es lo mismo que vivir en el mismo lugar que él y divertirse en el campo junto a sus amigos.
—No, esperaré a que cumpla los dieciséis años, tal como hice contigo.
Legna sonríe en respuesta.
—¿Te quedarás con nosotros en el verano? Estamos en tiempo de festivales.
—Sería divertido, pero tengo una misión. Iba a enviar a uno de mis guerreros; sin embargo, creo que debo ir yo mismo.
Legna lo mira intrigada.
—¿A dónde será la misión?
—En el territorio de los humanos... —Él se relame los labios con nerviosismo, ya que aquel lugar todavía le afecta—. Al parecer, uno de nuestros misioneros perdió una piedra importante, que es probable que un estúpido humano haya manipulado, porque hay alteración climática en el territorio de ellos. Debo ir e investigar qué diablos sucedió.
Legna suspira preocupada.
—¿Nosotros sentiremos las consecuencias también?
—No lo sé. Me preocupa más saber quién la tiene bajo su posesión y lo que esa piedra es capaz de hacer. Fue creada con poder zolleb para mantener el equilibrio de los volcanes en el territorio humano, así que, en manos equivocadas, sería caótica.
—¿Necesitas ayuda? Estoy lista para irme de misión, por lo que puedo acompañarte.
—No, tú regresarás con tus padres y seguirás entrenando. Por cierto, dado que eres híbrida, puede sucederte lo mismo que a tu madre —le dice en tono de advertencia.
—¿Qué le pasó a mi madre?
—Tuvo un lazo con un licántropo. A ti también te puede suceder, a Ryan y a Alexandra. Eso es un tema para analizar, ya que podría traerles problemas con el consejo de los licántropos. Sería como si empezaran una nueva especie y no creo que ellos estén listos para lidiar con eso.
Legna lo mira temerosa.
—No había pensado en ese asunto, pero tienes razón. No te preocupes, que yo no creo que pueda tener un mate. En caso de que suceda, es probable que me rechacen, ya que a los licántropos les suelen gustar las mujeres tranquilas.
Liah sonríe malicioso.
—No sabes lo intenso y abrumador que es tener un vínculo, ¿cierto? Naciste y te criaste entre licántropos puros y no lo entiendes. Cuando se crea ese lazo, a tu pareja no le importa tu carácter, desde ese momento ama todo de ti. Así que mejor mantente alejada de ellos hasta que encontremos una solución.
—¿Qué quieres decir? ¿Acaso pretendes que me mantenga encerrada?
—No es mala idea —bromea él divertido—. Tus padres tienen una cabaña en el campo, lo sabes. Creo que debes quedarte allí y entrenar duro hasta que yo termine mi misión. Evita el contacto con chicos y ni se te ocurra ir a festivales. Sabes lo que sucede en ese tipo de actividades.
—Sí, muchos se emparejan. Pero si tengo un mate...
—Ni lo menciones —la interrumpe con tono firme.
—Mis hermanos y yo no podemos vivir encerrados para siempre, abuelo.
—No, estoy pensando en traerlos a vivir a este continente, pero para ello necesito la aprobación de tus padres. Tus hermanos pueden vivir en el territorio licántropo por ahora, pero antes de su conversión deben venir acá, como sucedió contigo. Mientras tanto, puedes regresar con tu familia, mas cuando regrese de mi misión, le plantearé este asunto a Riú y a Alexa.
Legna suspira triste porque el territorio licántropo siempre fue su hogar; no obstante, si tiene que despedirse de este para evitarles un problema a sus padres, está dispuesta a hacerlo; después de todo, ella también es una zolleb.
***
Riú y Alexa reciben a Legna conmocionados. Ella se aferra a los abrazos y mimos de sus padres; asimismo, llora emotiva al ver que Ryan se ha convertido en un jovencito muy apuesto y que la pequeña Alexandra ya es una niña grande.
—Los extrañé tanto —expresa con lágrimas en los ojos.
—Mi nena, ¡por fin estás en casa! —Riú le agarra el rostro con las dos manos y la observa con ojos cristalizados—. Te has convertido en una mujer muy hermosa y fuerte. Ahora tendré que preocuparme por no arrancarle las bolas a los lobos que te merodearán.
—Sobre eso, quiero a Legna lejos de los chicos. Ella necesita completar su entrenamiento, por eso es mejor que se mude a la cabaña —interviene Liah.
Alexa lo mira con el ceño fruncido y facciones que denotan desacuerdo.
—¿Por qué tiene que vivir allí sola? Es mejor que esté con nosotros en la casa —replica ella.
—Querida cría, ni que la cabaña estuviera muy lejos de la casa —Él entorna los ojos.
—Hoy que se quede aquí en la casa, mañana discutiremos el asunto de la cabaña —dice Riú para evitar una discusión entre Alexa y su padre.
—No hay nada qué discutir, Riú. Mi niña no estará sola en ese campo —refuta ella.
—Mamá, yo me sé cuidar sola —interviene Legna—. Además, estaré viniendo a la casa. Es que la cabaña es el lugar perfecto para continuar con mis entrenamientos.
Alexa la mira con recelo porque presiente que algo se traen Liah y Legna, mas asiente en acuerdo porque no quiere tensiones en ese momento en el que deberían estar celebrando.
Ellos almuerzan un gran festín que Riú y Alexa preparan. Esa tarde, Liah les informa acerca de su nueva misión, pero también sobre sus preocupaciones.
—Papá, hemos vivido aquí por más de veinte años y no hemos tenido ningún problema con el consejo. Tampoco he dado razones para que ellos nos teman —replica Alexa.
—Tengo un mal presentimiento, mi niña. Ahora tus crías están creciendo y pronto les llegará el celo. ¿Qué sucedería si tienen vínculo con un licántropo puro?
—Lo mismo que sucedió conmigo y con Riú, papá. Amarse y ser felices —contesta ella con tono obvio.
Liah suspira agobiado porque sabe que será difícil que Alexa entienda su preocupación.
«Será todo un desafío proponerle que sus crías se vayan a vivir a nuestro continente, así que mejor dejo ese asunto para cuando venga de mi misión», piensa, rendido, y decide cambiar el tema.
Liah se marcha del territorio de los licántropos, mientras que Legna se pasa varios días en la casa principal de sus padres. El día del festival, ella decide irse para la cabaña, obedeciendo el pedido de su abuelo
Continente de los humanos«El calor es abrumante, aunque ya la noche está avanzada», piensa Liah mientras usa su mano derecha para secarse las gotas saladas que le humedecen la frente.El olor a poder zolleb le da a entender que su intuición estuvo correcta al ir él mismo a aquella misión. Con los datos reflejados en un aparato electrónico, él busca la ubicación del hombre que una vez fue su aliado, pero a quien tuvo que liberar de la carga del acuerdo porque los humanos se convirtieron en seres poco confiables.Un suspiro deja sus labios.Él había evitado regresar al territorio humano después de lo acontecido veintitrés años atrás, cuando una guerra sin sentido terminó de separarlos por completo.De nuevo se seca el sudor de la frente y maldice por lo bajo el terrible calor que azota a aquel continente, y que lo hace sentir sucio e irritable.—Bueno, si no encuentro la maldita piedra, el territorio humano se irá al demonio. ¡Qué puto calor! —se queja mientras camina por las calles so
El chico rubio observa a la mujer de piel mulata con lástima. Ella tiene los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. No solo está el hecho de haber sido atacada por maleantes y engañada por su novio, sino también la manera tan humillante en que él la trató para justificar su falta.Liah puede percibir la decepción y el dolor por los que ella está atravesando, pero él no tiene ni idea de qué hacer, como tampoco es su problema.A varias calles de distancia del complejo, él la observa impotente e incómodo por la situación que lo está retrasando y que no sabe cómo manejar.—Oye, disculpa por interrumpir tu... ¿desahogo?, pero ya debo continuar con mi camino —la aborda con indiferencia.La chica, que se encuentra sentada y encorvada en una banca de hierro en un parque rodeado de árboles, levanta la mirada incrédula, juzgando al rubio sin ningún reparo.—¿Acaso piensas dejarme aquí sola? —le reclama.Liah maldice en sus adentros y se cruza de brazos con expresión de hastío.—No eres mi prob
Liah, quien está ceñido con vestimenta negra y de cuero, camina por las calles oscuras sin un atisbo de temor. En vez de mirar preocupado a los lados, debido a lo peligroso que luce aquel lugar, él se conduce con porte intimidante, como si fuera de él de quien se debiera huir.«Este lugar no cambia», piensa mientras hace una mueca despectiva.Los sollozos de una chica captan su atención, también las risas de unos tres hombres, si sus cálculos no son erróneos.—Demonios... —masculla con hastío. Pareciera una burla del destino, un juego macabro que evoca un recuerdo no deseado. Con pasos cautelosos, Liah camina en dirección a lo que parece ser un asalto, y se detiene cuando descubre una escena un poco similar a la que vivió en el pasado, con la diferencia de que la chica no ha sido ultrajada aún.—¡Vamos, perra! Demuestra que todas las mujeres como tú solo sirven para ser cogidas —se burla uno de los hombres que rodean a una joven mujer.Liah observa la escena a una distancia prudente,
La brisa fresca levanta las hebras doradas mientras el aroma a frutas se cuela en sus fosas nasales, entonces el niño pequeño ríe y sus ojos verdes brillan satisfechos.¡Lo ha encontrado!El chiquillo da un salto; se sostiene del tronco de un árbol blanco y sin ramas, o eso parece, a menos que estas estén tan cerca de las nubes que él no pueda verlas.Ante un árbol como ese, ¿quién es él? Podría comprarse a un pequeño insecto o un pajarillo que solo busca un fruto, ese que le dará la victoria por encima de sus hermanos.Dado que ese árbol bloquea las habilidades zollebs, es casi imposible poder escalarlo, porque también su textura es resbaladiza y la altura una locura.Él no debería estar allí, pero decidió colarse para obtener la atención de su padre, quien solo lo engendró, pero nunca se ha molestado siquiera en visitarlo.El pequeño Liah escala hasta la cima, donde las nubes cubren cuatro ramas carentes de hojas, pero con un fruto redondo en la punta de cada una. Él se apresura a c
Liah observa a la mujer, que tiene entre sus brazos, y lo único que se le ocurre es llevarla a su tráiler, ya que es todo lo que posee en ese lugar y lo que considera ser su hogar temporal. Debido a que no confía en las autoridades de aquella ciudad ni siquiera contempla entregarla a ellos, puesto que está seguro de que, si la deja allí, estos podrían aprovecharse de la vulnerabilidad de la chica.Al día siguiente, Liah sale por un desayuno para dos y, al regresar, nota que la mujer está despertándose. Su cabello rojizo luce demacrado con la luz solar, al igual que la piel blanca cubierta de moretones. Cuando ella abre los ojos, él se queda embelesado con el tono ambarino que refleja tristeza y confusión. Mientras tanto, la mujer, de apariencia esquelética, lo observa sin disimulo, analizando cada detalle de él.De repente, ella se levanta de golpe al darse cuenta que está en una cama que no es la suya. Sin embargo, enseguida recuerda que la casa donde vivió ya no es su hogar, y no pu