Liah vaga por toda la ciudad mientras observa las distintas coordenadas con la posible ubicación del hombre que podría ayudarlo. Otra vez se pasa el pañuelo por el rostro y maldice, porque no soporta el abrumador calor que hace en ese territorio.Una segunda botella de agua lo reconforta, pero odia sentirse pegajoso y sudoroso. Su piel blanca se ha tornado muy roja, y sus rizos rubios lucen mojados.No lo soporta.«Necesito encontrar la puta piedra para regresar a mi continente lo antes posible. ¡Qué maldito calor!», piensa malhumorado.Un suspiro deja sus labios cuando llega a la universidad donde su amigo humano debería estar trabajando. Entonces se adentra allí con pasos nerviosos.Todavía se siente culpable por haberle suprimido los recuerdos de la alianza, puesto que sabe que se llevó una parte de él con ello, mas no tuvo opción. Debía ser imparcial en ese entonces; asimismo, debía darles seguridad a los miembros del consejo licántropo para que su hija pudiera vivir con su mate e
Sumido en sus pensamientos, Liah despolva los estantes enormes que se encuentran en el área de estudio de la biblioteca. Estar rodeado de las gigantes repisas de madera lo hace sentir en un laberinto oscuro y tenebroso, por lo que se inventa varias películas en su mente.Tras varias semanas de haber sido acogido por Wendy, no ha contactado a Tom. Se dice a sí mismo que está buscando el momento indicado; sin embargo, hay cierto temor de tener ese encuentro. Además, aunque lo niegue, desea extender su estadía en la biblioteca y descubrir más acerca de esa mujer tan peculiar e… interesante…—Ven a almorzar —comanda Wendy de repente, con ese porte autoritario que la caracteriza cuando se mete en el papel de jefa.Él ha pensado mucho en ella en esas semanas que tiene allí, y, mientras más la conoce, más misteriosa e intrigante le parece.—Gracias. Ya era hora de que te acordaras de que tu ratón de biblioteca necesita alimentarse —responde con diversión.Las cejas pobladas de la chica se ju
Wendy traga pesado mientras maquina una respuesta para el chico que la hace sentir acorralada con la intensidad con la que sus ojos verdes la escudriñan.¿Qué le dirá? Él jamás entendería, por más que ella quisiera explicarle. ¿Qué podría pensar si se entera de a qué dedica su tiempo libre? De seguro la creería loca. Al fin y al cabo, nadie podría entenderla nunca. Si no lo hizo Mateo ni quienes una vez fueron sus amigos, ¿lo hará un chico a quien apenas conoce?—Este... —Ella se relame los labios y suspira con profundidad—. No estaba en mis cinco sentidos ese día, así que actué sin pensar.—Ummm... —Liah entrecierra los ojos. Su semblante luce escéptico y acusador—. No lo sé, creo que ocultas algo. Puedes confiar en mí. ¡Quién sabe! Quizás hasta pueda servirte de ayuda.—No pasa nada. ¿Qué problemas podría tener alguien tan corriente como yo? Mejor vamos a comer, que estoy famélica. —Ella sale de la habitación con pasos apresurados.Liah corre detrás suyo y la intercepta antes de que
En la cima de una montaña, un parpadeo rojo alumbra en las penumbras que cubren todo el lugar. Un brillo destella en el cielo, y las plantas pequeñas empiezan a marchitarse.Mientras tanto, en la ciudad, llueve a torrentes. En esos días ha estado muy húmedo, y el calor ha enviado a varios al hospital.—No creo que puedas ir a casa con esta tormenta —le advierte Liah. Ella levanta la cabeza para encararlo y sonríe al verlo traer chocolate en una bandeja—. ¿Por qué te has quedado hasta tarde?Él pone la charola sobre el escritorio y se sienta en la silla que queda frente a este.—Solo estaba revisando...Ella no termina de hablar porque él se levanta en un movimiento rápido que la deja sorprendida cuando se pone a su lado y empieza a husmear en los papeles que ella observa.—Interesante... —comenta con una sonrisa irónica—. ¿Qué tan importante es este asunto para ti? —le pregunta, interesado.—No es nada especial...—Deja de mentirme —la interrumpe—. ¿Qué es lo que buscas?—¿Qué te suce
En un salón clandestino, donde un grupo de personas se reúne para compartir sus teorías e investigaciones, una chica es confrontada por el líder.—No debería portarse tan mezquina con nosotros, señorita Donatello. Todos los que estamos aquí presentes le dimos la oportunidad de participar en una organización tan importante como la nuestra. Además, tiene un compromiso con la causa.Ella se muerde el labio inferior y asiente con duda.—Y siempre les estaré agradecida. No ponga en duda mi amor y entrega a la causa, porque es lo que le ha dado sentido a mi vida. Y es por esa misma pasión y peso de responsabilidad que quiero mantener esa información asegurada por un tiempo. Lo siento, pero no le voy a revelar dónde la escondí, como tampoco la volveré a traer hasta que me sienta segura de hacerlo.—¿Acaso duda de nosotros…, de mí? —la confronta, ofendido.—No me malinterprete, que nada tiene que ver con usted ni con uno de mis compañeros. Después de que fui asaltada, he tenido pánico y me sie
El joven de cabellera rubia observa al hombre de piel blanca y cabello oscuro con detenimiento. Escondido detrás de unos arbustos, detalla los cambios propios de la naturaleza humana y siente lástima por él.«Eso le pasará a Wendy», se lamenta en sus pensamientos.Le parece triste que los humanos tengan una vida tan corta y que sean como un soplo que pronto se desvanece.Le es deprimente la manera en que ellos pierden sus habilidades y su cuerpo se arruga hasta que se torna irreconocible, respirando sin otra ambición más que esperar a que la muerte los visite, de una manera tan despectiva y en tan pocos años.Lo que para un humano es toda una vida, para un zolleb es el principio de su juventud.«Somos tan diferentes...», se lamenta una vez más porque, de alguna manera que odia reconocer, le mortifica que Wendy terminará igual que todos ellos.Él nota que Tom deja de leer el libro que tiene en sus manos porque lo cierra, entonces se levanta de la banca y camina fuera del parque.—¡Tom!
Un hombre busca en los lugares donde el calor ha causado más estragos, junto a un grupo de científicos y estudiantes.Según su teoría, algún instrumento sobrenatural está provocando que el verano se haya tornado infernal, por lo que está casi seguro de que tiene relación con su investigación.—No hay nada, señor —le informa uno de los hombres que dirigen la búsqueda y, al cabo de unos segundos, todos los demás concuerdan con él.—¿Están seguros? —confirma incrédulo, pues no acepta que, otra vez, ha fallado.—No hay nada.Él se aprieta el cabello con frustración. Necesita encontrar ese instrumento que lo tiene obsesionado y que le garantizará un buen reconocimiento en el campo de la investigación científica. Además, la institución que lo patrocina ha invertido una gran suma de dinero. Sin embargo, más que la necesidad de explicarle a la corporación de investigación científica que la inversión no ha dado ningún fruto, su mayor preocupación radica en su deseo de tener el control de lo de
Liah corta los panqueques que Debra le preparó mientras la criada le sirve el café. Entretanto, Tom, quien degusta huevos revueltos con tostadas, observa la manera poco disimulada con que la chica se come al rubio con la mirada.—Ya vete para la cocina, niña —la reprende la señora, porque le molesta su comportamiento con el chico, dado que le parece de mal gusto que la muchacha actúe sin reparos delante de todos.—Ya voy... —Ella se muerde el labio inferior al sentirse regañada—. ¿No quieres algo más, Liah? —pregunta con tono coqueto.—¿Y esa confianza? —le reclama su jefa.—No me molesta que me tutee, Debra, así que no te preocupes. Y ya no la reprendas más. Lulú es una chica muy servicial y me ha hecho sentir acogido —la defiende Liah.—Me imagino... —Debra hace una mueca de desagrado.En ese momento, la puerta de la sala se abre, lo que pone nervioso a Liah.«Es Wendy...», piensa asustado.La morena se dirige directo al comedor, donde sabe que deben estar sus padres desayunando. Un