Isabella, una chica de 14 años, se encuentra atrapada en una encrucijada entre el deber familiar y sus propios sueños. Tras un matrimonio arreglado con Diego, un hombre que todos creen discapacitado, su vida da un giro inesperado.A medida que se aproxima su cumpleaños número 18, Bella descubre que Diego no es quien aparenta ser: detrás de la fachada se esconde un empresario exitoso con un carácter frío y enigmático.. A medida que se acerca el momento de cumplir los 18 años y enfrentarse a su destino, se verá obligada a tomar decisiones que cambiarán su vida para siempre. ¿Podrá Bella reconciliar su corazón con su realidad, o se verá condenada a vivir a la sombra de un matrimonio impuesto?
Leer másCuando Clara regresó a su escritorio, su mente estaba llena de pensamientos. La reprimenda de Diego había sido un golpe duro para su ego, pero también le había dado una nueva perspectiva. “Si quiero que Diego me vea como alguien especial, tengo que hacer algo más grande, algo que lo obligue a fijarse en mí.”Fue entonces cuando recordó algo que había notado esa misma mañana. Mientras caminaba hacia su escritorio, había pasado por un pasillo donde una lámpara colgante parecía estar ligeramente suelta. Uno de los tornillos que la sostenían estaba a punto de salirse, y la lámpara se balanceaba de manera peligrosa cada vez que alguien pasaba cerca.Clara sonrió para sí misma. “Esto podría ser mi oportunidad,” pensó. “Si hago que la lámpara caiga en el momento adecuado, puedo convertirme en la heroína de la situación. O mejor aún, puedo recibir el golpe por Diego y hacer que él me vea como alguien valiente y desinteresada.”El plan era arriesgado, pero Clara estaba d
Esa tarde, Clara confrontó a Valeria en el pasillo. “Sé que fuiste tú,” dijo, con los ojos llenos de ira. “Saboteaste mi proyecto.”Valeria la miró con una expresión de inocencia fingida. “¿De qué estás hablando, Clara? Si tu proyecto fue un desastre, tal vez deberías asumir la responsabilidad en lugar de culpar a los demás.”“No te hagas la tonta,” respondió Clara, dando un paso hacia ella. “Sé que tú y tus amiguitas están en mi contra. Pero te advierto, Valeria, no me subestimes. No tienes idea de lo que soy capaz de hacer.”Valeria sonrió, sin mostrar ni un rastro de miedo. “Oh, Clara, creo que eres tú quien no debería subestimar a las personas que trabajan aquí. No eres tan lista como crees.”El enfrentamiento atrajo la atención de varios empleados, que se detuvieron para observar. Clara, consciente de que todos la estaban mirando, decidió cambiar de táctica. “Solo quiero que sepas que no me rendiré,” dijo, con un tono más calmado pero lleno de determ
Aunque las palabras de Diego fueron un golpe para Clara, no la hicieron retroceder. Al contrario, su determinación se fortaleció. “Si quiere jugar duro, entonces jugaré más fuerte,” pensó. “Diego será mío, cueste lo que cueste.”Pero lo que Clara no sabía era que sus acciones habían desatado una tormenta en la empresa. Las mujeres que admiraban a Diego estaban decididas a protegerlo de ella, y Valeria lideraría la carga para poner a Clara en su lugar.Clara caminaba por los pasillos de la empresa con la cabeza en alto, como si ya fuera la reina indiscutible del lugar. Desde el incidente en el que Diego la había sostenido frente a todos, Clara había comenzado a construir una red de rumores que la colocaban en el centro de atención. No solo quería que las demás mujeres de la empresa la vieran como una amenaza, sino también que creyeran que ya tenía el favor de Diego. “Si piensan que Diego me admira, será más fácil tomar el control,” pensaba con una sonrisa maliciosa.
Clara había esperado este momento con ansias. Desde que llegó a la empresa, su único objetivo había sido conquistar a Diego. Sabía que no era la única mujer interesada en él; Diego, era un hombre que no pasaba desapercibido. Su porte majestuoso, su físico imponente y su aire de autoridad lo convertían en el centro de atención dondequiera que iba. Pero Clara estaba decidida a destacarse entre las demás. “Diego será mío,” pensaba con una sonrisa maliciosa. “No importa cuántas mujeres estén tras él, yo seré la que gane.”Isabella, por su parte, hacía todo lo posible por mantenerse alejada de la empresa. Enviaba su trabajo a través de terceros y evitaba cualquier contacto directo con Diego. No quería enfrentarlo, no quería revivir los recuerdos dolorosos que él evocaba. Pero su ausencia solo le daba a Clara más espacio para avanzar en su plan. Sin Isabella en el panorama, Clara sentía que el camino estaba despejado para convertirse en la mujer más importante en la vida de Diego.<
La mañana era fría, y el cielo gris parecía reflejar el ánimo de Isabella mientras caminaba hacia la entrada principal del edificio que albergaba la empresa de Diego. Su corazón latía con fuerza, no solo por la incomodidad de tener que enfrentar a su antiguo amante, sino también por la vergüenza que sentía al estar allí por Clara. Su hermana mayor, con su actitud arrogante y egocéntrica, era lo opuesto a lo que Isabella quería representar. “¿Cómo es posible que compartamos la misma sangre?”, pensó mientras esperaba en el lobby.Clara llegó tarde, como siempre, pero no parecía importarle. Caminó hacia Isabella con un aire de superioridad que hizo que todos los ojos en el lobby se posaran en ella. Su cabello perfectamente arreglado, su maquillaje impecable y su atuendo llamativo gritaban que quería ser el centro de atención. Clara caminaba como si ya fuera la dueña del edificio, como si Diego le perteneciera, como si todo el mundo estuviera allí para rendirle pleitesía.
El sonido de los pasos de Isabella resonaba en el pasillo de la universidad mientras sostenía sus libros contra el pecho. Su vida estaba marcada por un constante ir y venir entre la universidad, su trabajo como diseñadora y las exigencias de su familia. A pesar de su corta edad, apenas 18 años, llevaba una carga que parecía mucho mayor. Había dicho sobre estar casada para mantener a Daniel Mendoza lejos, pero sabía que él no le creía. “¿Cómo podría creerlo?”, pensaba. Era joven, y aunque su nombre comenzaba a resonar como una diseñadora prometedora, su vida personal era un caos.Daniel, por su parte, no era fácil de disuadir. Aunque Isabella había sido clara sobre mantener una relación estrictamente profesional, él no podía evitar sentirse intrigado por ella. Había algo en su mirada, en su forma de hablar, que lo hacía dudar de todo lo que decía. “¿Casada? No lo creo,” pensaba Daniel. “Es demasiado joven. Algo oculta.”Ese día, Isabella recibió una llamada de su padre. Al escuchar su
Isabella se despertó temprano, con la luz del amanecer, colándose por las cortinas de su habitación. Había pasado una noche inquieta, atormentada por pensamientos que no podía controlar. Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro de Diego y recordaba las palabras que le había dicho antes de irse: “Lo que pasó entre nosotros fue un error, Diego. No puede volver a ocurrir.”Esas palabras la habían perseguido desde entonces, no porque no estuviera de acuerdo, sino porque sabía que eran verdad. Había traicionado a su esposo, a su familia, y aunque nadie lo sabía, el peso de esa culpa la aplastaba cada día. Ahora, con el nuevo proyecto en la mansión Mendoza, tenía una nueva oportunidad de redimirse. Pero incluso ahí, los problemas la acechaban.Desde que conoció a Daniel, el hijo de Fernando Mendoza, había sentido su mirada fija en ella, su interés evidente. Él no lo había dicho directamente, pero no hacía falta. Isabella podía leer entre líneas, y sabía que Daniel la veía como algo más
Mientras continuaban la charla, apareció Daniel, el hijo de don Fernando y doña Margaret. Tenía una presencia carismática y una sonrisa que iluminaba el lugar.“Hola, ¿qué están discutiendo?” preguntó Daniel, acercándose a ellos.Isabella sintió un ligero rubor en sus mejillas. “Sí, estaba compartiendo algunas sugerencias sobre cómo darle un toque más personal a la casa, tu madre me preguntó” respondió, intentando mantener la calma.“Siempre he pensado que la decoración puede cambiar completamente la atmósfera de un lugar. ¿Tienes alguna idea para la sala de brillar?” preguntó Daniel, mostrando un genuino interés.“Podríamos optar por una paleta de colores cálidos y acogedores. Algo que invite a la conversación y a disfrutar del tiempo,” sugirió Isabella.“Eso suena perfecto. Siempre he querido que nuestra sala de billar sea un lugar donde todos se sientan unidos,” comentó Daniel, mirándola con atención.A medida que avanzaba la reunión, Isa
Después de la conversación con Valeria, Isabella sintió que había llegado el momento de tomar una decisión. Ya no podía seguir huyendo de sus sentimientos ni de la situación que había creado con Diego. Sabía que debía ser honesta con él, aunque eso significara romper su corazón.Decidió que quería hablar con Diego en un lugar apartado, donde pudieran tener una conversación sincera, lejos de las miradas curiosas del pueblo. “Es hora de enfrentar esto de una vez por todas,” pensóIsabella eligió un restaurante acogedor en las afueras de todo ojo, un lugar que había sido un refugio para ella en momentos difíciles. Cuando Diego llegó, la miró con curiosidad. “Hola, Isabella. ¿Qué pasa?” preguntó, sintiendo que la tensión en el aire era palpable.“Hola, Diego. Gracias por venir.” respondió ella, sintiendo que su corazón latía con fuerza. Se sentaron en una mesa apartada, y el ambiente se volvió sombrío.“¿De qué se trata?” preguntó Diego, frunciendo el ceño. I