Maximiliano Neumann, es un hombre poderoso, un CEO implacable en los negocios y astuto en la vida diaria, ambos aspectos le dan siempre la carta ganadora, se ha esforzado cada día, cada hora, por mantener el éxito de sus empresas, pero todo eso está por cambiar porque ahora no quiere dinero, no quiere poder, él quiere venganza. Dispuesto a dejarlo todo, abandona la ciudad para embarcarse en un viaje que tiene como única finalidad, saldar una cuenta pendiente... Una deuda de sangre. Savannah Brown, es una hermosa joven que sueña con sacar adelante su rancho, es lo único que su padre le dejó, y es precisamente ese lugar el que está lleno de hermosos recuerdos, una infancia feliz, una vida maravillosa, hasta que perdió a tres de los seres más importantes en su vida. Lucha a diario por no derrumbarse y ser de apoyo para su tía, como única hija de los Brown, siente el firme compromiso de no rendirse. Conocer a aquel foráneo, que se presentó en su propiedad en busca de empleo, está por cambiarle la vida. Sin siquiera imaginarlo, le abrió las puertas a la Venganza, un hombre dispuesto a todo por verla sufrir y arrastrarse frente a él, pidiendo perdón.
Leer más—¿Irnos?... ¿A dónde?— le preguntó confundida, sintiéndose incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo. —Nos vamos a un departamento cercano. Una propiedad que usaba antes, cuando no quería volver a casa por algún motivo. — Pero... ¿Por qué nos vamos de la mansión? —preguntó Savannah—. No entiendo.Maximiliano suspiró. — Es para evitar enfrentamientos entre mi familia y tú —dijo Maximiliano—. Mi familia no entiende nuestra relación y creo que es mejor que tengamos nuestro propio espacio aparte.Savannah sacudió la cabeza.— No creo que eso sea necesario —dijo Savannah—. Puedo manejar cualquier situación que se presente, el primer encuentro si me afectó mucho, no esperaba esa bienvenida, Pero ya estoy muy consiente de.la situación, puedo manejarlo Max, no quiero que te alejes de tu familia por mi culpa. Maximiliano sonrió y acarició la mano de Savannah.— Lo sé, pero no quiero que tengas que pasar por eso —dijo Maximiliano—. Mi familia puede ser muy difícil de manejar. Y creo qu
Maximiliano llegó a casa con una bolsa de compras en la mano, sintiendo una mezcla de emociones que lo abrumaban. Siempre había amado regresar a casa, encontrarse con "Sus mujeres" que lo reciban con tanto amor, siempre dispuestas a llenarlo de cariño, Pero aquello había cambiado, "Sus mujeres" parecían demasiado enojadas con él, y las entendía, pero cuanta falta le hacía ese calor, por eso entendía a la perfección cuando Dylan decía que por más que viajará por el mundo y se enamorara siempre de un lugar nuevo, ninguna sensación era comparable con volver a casa. Dylan tenía razón... Allí estaba Violet, su madre, quien lo saludó con cariño, su rostro iluminado por una sonrisa, era su madre, al fin y al cabo podría estar muy enojada, Pero siempre tendría amor para él. — Hola, Max —dijo Violett, sus ojos brillando de alegría al verlo—. ¿Cómo estás, hijo mio?— lo abrazó y luego depositó un tierno beso en su frente. — Estoy bien, mamá —respondió Maximiliano, tratando de ocultar la
Max despidió a Jael, quien tenía asuntos que resolver en su área y algunos clientes que llamar, se dejó caer nuevamente en la silla y cerró losojos sintiéndo un insipiente dolor de cabeza que comenzaba a apodersrse de él...Dylan... su amado primo, su pequeño hermano, ese al que tanto había cuidado y con el cual había tenido tantos conflictos desde que conociera a la señorita Brown, su amor por Savannah lo había desbocado, si ya de por si era alegre y soñador, conocerla lo habia cambiado al punto de que poco le importaba cofrontar a su familia ó oponerse a él, a quien hasta entonces había respetado y admirado como un hermano mayor, pero todo eso se fue al traste... todo por culpa de los ojos y la sonrisa de Savannah. Cerró los ojos y recargó la cabeza en el espaldar de la silla y se permitió recordar.La familia se reunió en la mesa para cenar, con Maximiliano, Ivy, Maggi y Violett sentados en sus respectivos lugares. De repente, se escuchó el sonido de la puerta principal abriéndose
— ¿Te vas tan temprano, Max?— la voz de su madre lo sobresaltó, sacándolo de sus matutinos pensamientos. —Si, tengo asuntos que atender en la oficina, han sido muchos meses lejos y debo ponerme al día, no creo que vuleva para el almuerzo.—¿Y tu esposa?— preguntó con tono amargo. —No empecemos tan temprano, madre, suficiente tuve con la cena de ayer.—Debiste suponer que todo saldría mal, tesoro— le dijo con un suspiro— esta situación esta demasiado dificil para todos, y creéme cuándo te digo que se pondrá peor. Yo puedo luchar por controlarme, pero Maggi e Ivy no lo harán, sabes que esto es una bomba de tiempo y estallará muy pronto, todo terminará con Ivy lanzándose sobre ella para cobrar la perdida de su hermano.— Max suspiró.—Tendremos que mudarnos— Violett frunció el ceño.—¿A dónde?, acabas de llegar después de meses afuera hijo, no quiero que te vayas nuevamente.—Es la mejor solución, es lo que debo hacer si quiero que esto funcione.Ahora debo irme a la oficina, buen dia, m
Llegaron a la habitación de Savannah y al cerrar la puerta tras ellos, un gemido de dolor escapó de su boca y se cubrió con una mano. Maximiliano sintió la culpa golpearle, sin contenerse la abrazó, permitiendole esconder su rostro en el pecho. —¡Tu madre no parece nada feliz de que te casaras!— dijo con dolor mientras su labio inferior temblaba— Supuse que lo estaría... ¿No se supone que quería que consiguieras esposa?—Si, eso quería— cerró los ojos y le acarició el oscuro cabello— lo siento.—Yo también lo siento Max, solo quería caerles bien... pero es obvio que me desprecian por ser una mujer de rancho— dijo en un susurro, negándose a dejarse arrastrar por las lágrimas. Ella era fuerte, muy muy fuerte, aquello no la derrumbaría. — no entiendo su desprecio... sé que no soy una señorita de ciudad, pero soy la mujer que amas, eso debería bastar para que me acepten. —No te preocupes por ellas... ya se les pasará— ella se alejó.—Es que ese es el problema Max... ¿Qué se les pasará?.
Savannah se preparó para la cena, escogió el vestido morado, pensó que haría juego con sus ojos, sandalías de tacon bajo y se peinó en un sencillo pero bonito moño, dejando la mayor parte de su cabello suelto, un maquillaje ligero y sutil, no estaba acostumbrada a usarlo, en el rancho no lo necesitaba, pero quería dar una buena impresión a la familia de Max y mejorar el humor de él. Quizás, solo quizás estuviese estresado por su llegada a la ciudad y los muchisimos compromisos que debía enfrentar. Se miró al espejo...—Tu puedes hacerlo Savannah, eres una Brown— se susurró motivándose— es solo conocer a tu nueva familia política, todo saldrá muy bien — se regaló una amplia sonrisa— ¡Todo saldrá muy bien!—¿Estás lista?— preguntó Max atravesando su puerta y robándole el aliento. Estaba guapísimo con ese traje de etiqueta, y su reciente corte y afeitada no hacian más que resaltar una belleza elegante, una belleza diferente a la que había visto en el rancho, cuando la belleza esa más r
La tía Maggi junto a Ivy, atravesaron el umbral de la puerta del estudio, ambas mujeres se veían feliz de verlo, lo abrazaron mientras le daban la bienvenida una y otra vez. Max, presionó con fuerza a Ivy, estrechándola fuertemente contra su pecho, la pequeña Ivy era más que su prima, era su pequeña hermana y despertaba en él una ternura que muy veces sentía hacia otro ser humano. —¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto a casa!— dijo Ivy abrazándolo con fuerza. —¡Espero que sigas tan feliz cuando les cuente todo lo que tengo que decir, así que será mejor que nos sentemos todos!— los labios de Violet estaban firmemente apretados en una linea recta, dejándo en evidencia que estaba molesta e inconforme.—¿A qué te refieres, sobrino?— preguntó la tía Maggi, desde la muerte de Dylan, ella parecía triste, apagada, como si hubiese perdido el brillo que la felicidad otorga, ahora, sus ojos aunque bonitos, carentes de alegría o emoción, una mirada vacía.—Siéntense y les pido que tengan pacienc
Maximiliano despidió a Jael despues de decirle;—Muchas gracias hermano. Gracias por haber ido hasta el rancho para mi boda y parallevar los documentos, auque sé que no estás de acuerdo con lo que estoy haciendo, agradezco tu incondicionalidad. —Aunque sinceramente no sé hasta donde puedo llegar con ésto Max, siento que te estas equivocando, peor aún siento que ambos terminarán sufriendo como nunca.—El sufrimiento ya es parte de mi, hermano— Jael suspiró con frustración y se marchó. Max hubiese querido ir directamente hasta la habitación, estaba agotado, lo único que quería era descansar. Se encontró con Martha quien le sonrió y le dio la bienvenida— Martha, te voy a encomendar una tarea a la que no puedes fallar. —Si, señor.—En cuanto mi madre, mi prima y mi tía lleguen, envialas a mi despacho, estaré revisado algunos documentos. No importa si llegan solas, o todas juntas, envialas a mi despacho de inmediato.—Claro que si, señor.Maximiliano se dirigió al despacho y suspirando s
Savannah miraba a su alrededor admirando todo a su paso mientras el auto se deslizaba por la entrada de gravilla. La imponente mansión que se alzaba ante ella era un espectáculo impresionante; sus grandes ventanales reflejaban el sol, y los jardines perfectamente cuidados parecían sacados de un cuento de hadas. Cada detalle de la casa emanaba lujo y sofisticación, algo que la dejaba sin palabras, nunca se imaginó que Max pudiese tener una vivienda así, aunque debió imaginarlo cuando él le dijo que era un importante heredero.—Es muy hermosa, Max —murmuró, girándose hacia él, esperando captar alguna señal de orgullo en su rostro. Pero él permaneció en silencio, con una expresión distante que la desconcertó.Quizás esté cansado por el viaje, pensó, tratando de calmar su curiosidad.Al entrar, fueron recibidos por Susana, una de las empleadas de la casa. La mujer, con una sonrisa amable, se acercó a ellos.—Bienvenido a casa, señor, es bueno verlo después de tanto tiempo.—Gracias Susana