Savannah se preparó para la cena, escogió el vestido morado, pensó que haría juego con sus ojos, sandalías de tacon bajo y se peinó en un sencillo pero bonito moño, dejando la mayor parte de su cabello suelto, un maquillaje ligero y sutil, no estaba acostumbrada a usarlo, en el rancho no lo necesitaba, pero quería dar una buena impresión a la familia de Max y mejorar el humor de él. Quizás, solo quizás estuviese estresado por su llegada a la ciudad y los muchisimos compromisos que debía enfrentar. Se miró al espejo...—Tu puedes hacerlo Savannah, eres una Brown— se susurró motivándose— es solo conocer a tu nueva familia política, todo saldrá muy bien — se regaló una amplia sonrisa— ¡Todo saldrá muy bien!—¿Estás lista?— preguntó Max atravesando su puerta y robándole el aliento. Estaba guapísimo con ese traje de etiqueta, y su reciente corte y afeitada no hacian más que resaltar una belleza elegante, una belleza diferente a la que había visto en el rancho, cuando la belleza esa más r
Llegaron a la habitación de Savannah y al cerrar la puerta tras ellos, un gemido de dolor escapó de su boca y se cubrió con una mano. Maximiliano sintió la culpa golpearle, sin contenerse la abrazó, permitiendole esconder su rostro en el pecho. —¡Tu madre no parece nada feliz de que te casaras!— dijo con dolor mientras su labio inferior temblaba— Supuse que lo estaría... ¿No se supone que quería que consiguieras esposa?—Si, eso quería— cerró los ojos y le acarició el oscuro cabello— lo siento.—Yo también lo siento Max, solo quería caerles bien... pero es obvio que me desprecian por ser una mujer de rancho— dijo en un susurro, negándose a dejarse arrastrar por las lágrimas. Ella era fuerte, muy muy fuerte, aquello no la derrumbaría. — no entiendo su desprecio... sé que no soy una señorita de ciudad, pero soy la mujer que amas, eso debería bastar para que me acepten. —No te preocupes por ellas... ya se les pasará— ella se alejó.—Es que ese es el problema Max... ¿Qué se les pasará?.
— ¿Te vas tan temprano, Max?— la voz de su madre lo sobresaltó, sacándolo de sus matutinos pensamientos. —Si, tengo asuntos que atender en la oficina, han sido muchos meses lejos y debo ponerme al día, no creo que vuleva para el almuerzo.—¿Y tu esposa?— preguntó con tono amargo. —No empecemos tan temprano, madre, suficiente tuve con la cena de ayer.—Debiste suponer que todo saldría mal, tesoro— le dijo con un suspiro— esta situación esta demasiado dificil para todos, y creéme cuándo te digo que se pondrá peor. Yo puedo luchar por controlarme, pero Maggi e Ivy no lo harán, sabes que esto es una bomba de tiempo y estallará muy pronto, todo terminará con Ivy lanzándose sobre ella para cobrar la perdida de su hermano.— Max suspiró.—Tendremos que mudarnos— Violett frunció el ceño.—¿A dónde?, acabas de llegar después de meses afuera hijo, no quiero que te vayas nuevamente.—Es la mejor solución, es lo que debo hacer si quiero que esto funcione.Ahora debo irme a la oficina, buen dia, m
Max despidió a Jael, quien tenía asuntos que resolver en su área y algunos clientes que llamar, se dejó caer nuevamente en la silla y cerró losojos sintiéndo un insipiente dolor de cabeza que comenzaba a apodersrse de él...Dylan... su amado primo, su pequeño hermano, ese al que tanto había cuidado y con el cual había tenido tantos conflictos desde que conociera a la señorita Brown, su amor por Savannah lo había desbocado, si ya de por si era alegre y soñador, conocerla lo habia cambiado al punto de que poco le importaba cofrontar a su familia ó oponerse a él, a quien hasta entonces había respetado y admirado como un hermano mayor, pero todo eso se fue al traste... todo por culpa de los ojos y la sonrisa de Savannah. Cerró los ojos y recargó la cabeza en el espaldar de la silla y se permitió recordar.La familia se reunió en la mesa para cenar, con Maximiliano, Ivy, Maggi y Violett sentados en sus respectivos lugares. De repente, se escuchó el sonido de la puerta principal abriéndose
Maximiliano llegó a casa con una bolsa de compras en la mano, sintiendo una mezcla de emociones que lo abrumaban. Siempre había amado regresar a casa, encontrarse con "Sus mujeres" que lo reciban con tanto amor, siempre dispuestas a llenarlo de cariño, Pero aquello había cambiado, "Sus mujeres" parecían demasiado enojadas con él, y las entendía, pero cuanta falta le hacía ese calor, por eso entendía a la perfección cuando Dylan decía que por más que viajará por el mundo y se enamorara siempre de un lugar nuevo, ninguna sensación era comparable con volver a casa. Dylan tenía razón... Allí estaba Violet, su madre, quien lo saludó con cariño, su rostro iluminado por una sonrisa, era su madre, al fin y al cabo podría estar muy enojada, Pero siempre tendría amor para él. — Hola, Max —dijo Violett, sus ojos brillando de alegría al verlo—. ¿Cómo estás, hijo mio?— lo abrazó y luego depositó un tierno beso en su frente. — Estoy bien, mamá —respondió Maximiliano, tratando de ocultar la
—¿Irnos?... ¿A dónde?— le preguntó confundida, sintiéndose incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo. —Nos vamos a un departamento cercano. Una propiedad que usaba antes, cuando no quería volver a casa por algún motivo. — Pero... ¿Por qué nos vamos de la mansión? —preguntó Savannah—. No entiendo.Maximiliano suspiró. — Es para evitar enfrentamientos entre mi familia y tú —dijo Maximiliano—. Mi familia no entiende nuestra relación y creo que es mejor que tengamos nuestro propio espacio aparte.Savannah sacudió la cabeza.— No creo que eso sea necesario —dijo Savannah—. Puedo manejar cualquier situación que se presente, el primer encuentro si me afectó mucho, no esperaba esa bienvenida, Pero ya estoy muy consiente de.la situación, puedo manejarlo Max, no quiero que te alejes de tu familia por mi culpa. Maximiliano sonrió y acarició la mano de Savannah.— Lo sé, pero no quiero que tengas que pasar por eso —dijo Maximiliano—. Mi familia puede ser muy difícil de manejar. Y creo qu
—¡Oh, hijo, al fin respondes el teléfono!— Maximiliano se detuvo, su cuerpo entero entró en rigor cuándo escuchó el desesperado llanto de su madre. Frunció el ceño, sin procesar qué podría llevarla a llorar de aquella manera. —Estaba en un reunión importante...¿Qué sucede, madre?— preguntó siguiendo su camino, entró a su oficina y cerró la puerta tras él. —¿Por qué lloras? —Hay noticias horribles, Max— gimoteó la mujer— ¡Tu primo... Dylan está muerto!— gimoteó la mujer echándose a llorar aún peor, Maximiliano Neumann, sintió que dejó de respirar, la noticia lo cubrió como un balde de agua extremadamente fría, el dolor presionó su pecho con fuerza, y no supo en qué momento dejó de respirar... —¿De qué diablos hablas, madre?— su voz fue temblorosa— ¡Eso no... no puede, no puede ser cierto! —¡Tu tía está destrozada!— gimoteó—¡Han llamado para informar de que Dylan tuvo un accidente mientras regresaba de ese maldit* pueblo!, ¡ESTÁ MUERTO, MAX!—sollozó. —¡Voy a la casa ahora mismo!— e
No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años...—Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho?—Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana. —¿Dónde lo tienen?—Nos han dado la dirección de un