No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...
Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años... —Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho? —Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana. —¿Dónde lo tienen? —Nos han dado la dirección de un hospital y... debemos ir a reconocer el cuerpo y trasladarlo... —¡DEBO IR, DEBO IR CON MI HIJO!— gritó la desconsolada madre, mirándolo con súplica. —No tía, yo me haré cargo.— sentenció firme. —¡NO, MAX, ES MI HIJO, YO DEBO IR! —He dicho que no— respondió en tono autoritario— las cosas se harán como digo, no es conveniente para ti que vayas tía, yo me encargaré de los trámites necesarios y traeré su cuerpo... —¡TODO ES CULPA DE ELLA, TODO ES CULPA DE ELLA!—gritó Ivy— Si... si no se hubiese enamorado de esa mujer, él... nunca hubiese ido a ese pueblo, Dylan estaría vivo...—sollozó, y Max, abrazó de nuevo a su prima, incapaz de afirmar o negar lo que ella decía, para él, aquella mujer sin nombre y sin rostro, también era la culpable... Decidió que para poder viajar lo más tranquilo posible, debía llamar al médico de la familia, para que pudiese suministrarles calmantes a las tres mujeres, solicitar personal médico mientras volvía, y... avisar a Jael, su mejor amigo... Él le brindaría el apoyo que necesitaba en aquel momento... una espalda amiga que le ayudará a sostener el enorme peso que sentía sobre sus hombros, porque sin miedo a equivocarse, pensaba que el peso del mundo entero estaba sobre él. ¿Cuánto dolor puede soportar un corazón?, no lo sabía, pero creía que aquello era una enorme cuota de dolor... *********************************************************** —Siganme, por favor — les dijo el médico— debo advertirles que el cuerpo no está en las mejores condiciones, es por ello que sus múltiples heridas pueden generar mucha impresión. —Max...—Jael, le colocó una mano en el hombro — ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?, no es necesario, hermano, yo puedo hacer el reconocimiento... —No— negó con los vidriosos ojos en su amigo— debo entrar, necesito verlo— entonces Jael asintió no muy convencido. El médico los dirigió hasta llegar a una fría habitación, una enorme plancha con una sábana blanca cubriendo el cuerpo... Maximiliano, respiró varias veces intentando darse ánimos para lo que vería, aunque sabía que nada podría prepararlo para aquello... En cuánto el médico retiró la sábana, presionó los labios con fuerza, mientras las contenidas lágrimas se deslizaron libre y abundantemente por sus mejillas... Sintió la mano de Jael presionando su hombro, brindándole apoyo. —Max... —Si, es él... es mi primo, doctor...— dijo con voz ahogada. —Bien— el hombre volvió a cubrirlo, aunque la imágen del maltrecho, cortado e inflamado rostro de Dylan, jamás saldría de su cabeza.— debe firmar algunos documentos, y un par de trámites para que pueda llevarse el cuerpo... *********************************************************** Fue un funeral emotivo, indudablemente Dylan Becker, era un hombre querido y respetado, fueron muchas las familias que llegaron para presentar sus respetos, y acompañarlos en el último adiós a su ser querido. Maximiliano sintió un terrible dolor al no poder permitir que su tía viese el cuerpo de su hijo, de hacerlo, terminaría por perder la razón, le dolía no permitírselo, pero estaba seguro de que era lo mejor para ella, se había negado una y otra vez... —¡POR FAVOR, MAX, ES MI HIJO, DÉJAME VERLE!—gritó una y otra vez. —¿Es que acaso no lo entiendes tía?... él... sus heridas... —¡No me importa, necesito verlo o mi corazón no entenderá que es él, jamás asumiré que se ha ido! —Tia, por favor... —Te lo ruego, Max... te lo suplico...— afortunadamente la preparación del cuerpo había sido impecable y el rostro de su primo, no estaba tan terrible como él le había visto... una buena reconstrucción y un buen maquillaje habían logrado hacer mucho, logrando así que su tía pudiese ver a Dylan y asegurarle a su corazón, a través de la vista, que su hijo se había marchado. Tras el entierro volvieron a la mansión, que estaba sumergida en un aura lúgubre y oscura, era como si cada rincón de la casa lamentara la perdida de Dylan... Jael, había decidido acompañar a Max al estudio de la mansión, en dónde se habían encerrado, Max se quitó la chaqueta, la corbata y abrió los primeros botones de la camisa, bajo la mirada de su preocupado amigo, se dirigió al bar. —¿Quieres tomar algo? —No, estoy bien— Max asintió, sirviéndose medio vaso de whisky, y sentándose frente a su amigo, con el vaso y la botella, para beber y rellenarlo.—¿Piensas embriagarte? —No lo sé — respondió mirando la bebida en sus manos, recordando que su primo estaba ebrio cuando perdió la vida... soltó la botella y el vaso como si estos le hubiesen quemado, para luego recargarse en la silla y cubrir su rostro con ambas manos. —Sé cuán fuerte está siendo esto, Max, pero debes ser fuerte, tu madre, tu tía e Ivy te necesitan, sabes lo frágiles que son... —Lo sé y creeme que lo estoy intentando, pero... es demasiado dolor junto, es como si de nuevo perdiera a mi padre o al tío Edmud, o peor aún, como si los hubiese perdido a ambos el mismo día —suspiró mirando a su amigo— me llamó, Jael, me llamó muchas veces esa mañana y yo... no respondí, estaba más enfrascado en mi reunión... me necesitaba y yo le falle... no estuve para él. —No podías saber lo que sucedería, así que deja de torturarte— le exhortó. —Debí suponer que algo andaba mal, eran demasiadas llamadas... —¡Basta Maximiliano, no eres adivino!, culparte no solucionará nada, estabas a una enorme distancia de él, no podrías haberlo ayudado. —Pude al menos intentar calmarlo, hacer que se tranquilizara, Dylan... él siempre me escuchaba. Ahora, solo basta con que cierre los ojos para escuchar su voz una y otra vez, gritando, llorando, y sufriendo porque esa mujer le abandonó y... el último de los audios, escuchar ese accidente...—presionó los labios con fuerza— ¡Nunca superaré esto, nunca podré sobre ponerme! —Saldrás adelante, amigo mío... no tengo dudas. ******************************************************** Seis meses y el dolor seguía intacto en su pecho, el luto parecía no abandonarlos, la madre parecía haber muerto en vida, Ivy solía llorar desconsolada en su habitación, Violett se abrazaba a él buscando una explicación y él... el dolor convergía con el odio y la ira... Aquella mujer... la señorita Brown, como Dylan le había llamado, ella era la principal responsable del dolor que atravesaba su familia. —¿Qué se supone que estás pensando hacer?— Jael, lo miró con preocupación. —Tengo el recorrido del GPS del auto de Dylan, sé cuál es la casa, tengo su apellido... —Max, ir a ver a esa mujer no cambiará nada. Deja que el tiempo cure las heridas o al menos mitigue el dolor... —No— negó furioso—tu debes dirigir las empresas Jael, te firmaré un poder y estaremos en contacto, voy a hacer este viaje, tengo que hacerlo. —¿Para qué?— preguntó frustrado— ¿Qué quieres lograr con conocerla? —No voy solo a conocerla... voy a vengar la muerte de mi primo...— respondió decididoSavannah Brown, tan soñadora, como inteligente. Tan noble, como suspicaz, tan bondadosa, como autoritaria, tan amable, como mordaz... todo dependía de qué sentimiento lograrás despertar en ella ...Savannah Brown, observó como su capataz y dos ayudantes más, arreaban las cabezas de ganado para que abrevaran en la laguna, desde su montura supervisaba personalmente que todos los animales bebieran, acostumbrada desde muy temprano a las tareas del rancho, no era nada nuevo para ella estar presente en la faena diaria. Allí, apreciando la inmensidad verde de su propiedad frente a ella, no pudo evitar que la nostalgia la invadiera... En ocasiones estaba tan cansada de luchar, quisiera solo rendirse, pero si le daba oportunidad al dolor, terminaría apoderándose de ella. El rancho Brown, era la herencia que recibió cuando su padre murió. Albert Brown, había tenido una vida de lucha constante, batalló y reunió cada centavo libre para comprar aquellas tierras, quería darle a su adorada esposa
Savannah se percató de lo sensual que era aquel hombre... espalda ancha y brazos definidos que se dibujaban bajo su chaqueta, piernas aparentemente fuertes, pero si, su cuerpo era sexy, su rostro era impresionante... Tenía unos bellísimos ojos verdes, que brillaban como esmeraldas, pestañas oscuras y muy tupidas, cejas abundantes y del mismo color chocolate que su cabellera un poco larga y desordenada, con mechones cayendo rebeldemente sobre su frente acariciando suavemente las pestañas masculinas, aquella barba corta y marrón, no hacía más que acentuar su aspecto varonil e impresionante. —¿Y bien?— volvió a preguntar.***************************************************************"Tiene los ojos más bellos del mundo"Aquellas habían sido las palabras de Dylan y ahora entendía por qué... Aquella mujer tenía unos muy pocos comunes ojos color violeta, si, eran violetas, resultaban impresionantes de ver, nunca antes conoció a nadie con aquel color de ojos, por su mirada, parecía estarl
Savannah lo llevó a la parte lateral del rancho, dónde había una hilera de muchas puertas iguales, por lo que pudo apreciar aquellas eran las habitaciones del personal del rancho. —Como ya le he dicho, no es nada lujoso o muy cómodo, solo lo necesario para descansar. —No se preocupe, estaré bien de cualquier modo— le aseguró— Así que... todo el personal duerme fuera. —No todos, dentro solo las mujeres del servicio, la cocinera, mi madre, mi tía y yo.—explicó en tono neutro. —¿Es hija única?— preguntó buscando indagar, quizás hubiese otra señorita Brown, lo cual complicaría todo, y que de ser así tendría que investigar cuál de ellas había sido la mujer que Dylan había amado.—Lo soy—respondió sin atreverse a decir nada más.— llegaron frente a una de las habitaciones, era de las primeras— no todas están ocupadas, así que podrá usar esta— abrió la segunda puerta... Era un lugar muy, muy pequeño, una pequeña cama individual, una mesa de noche y un ropero, nada más... no había exagerad
Salieron de la casa grande encaminados directamente a los establos, cada uno sumergido en sus pensamientos. Savannah pensando en el misterioso hombre que caminaba junto a ella, había una pequeña parte de ella que la invitaba a mantenerse en alerta, como si tuviese que cuidarse de él, en ocasiones su mirada cambiaba mientras la observaba y aquello la hacia sentir incomoda. Por su parte, Maximiliano pensaba en lo engañosa que podía ser la belleza... aquella mujer tan hermosa por fuera, asi como tan mala por dentro, ella le había roto el corazón a su primo, ella había arrojado a Dylan a la muerte, ella había causado sufrimiento y tragedia en su familia, ella debía pagar por lo que había hecho.Llegaron a las caballerizas, donde se encontraron con un joven que tendría quizás poco más de unos veonte años, de mirada serena y rostro tranquilo, elevo su rostro hacia ellos y asintio.—Señora... ¿Ensillo a tormenta?, buenas tardes caballero. — le saludó.—Ángel, éste es el señor Neumann, se que
Aquella noche completamente agotado Maximiliano se dejó caer en el no muy cómodo colchón de su cama, después de tomar una rápida ducha decidió que era hora de descansar. Observando el techo, no podía dejar de pensar en aquella mujer... Savannah Brown, parecía tan enigmatica, como hermosa... Sin duda alguna era una mujer por la que cualquier hombre perdería la razón, así como había sucedido con su primo... Su belleza y carácter resaltaba en todo, pero qué impresionante resultaban esos singulares ojos, violetas... es que mientras más los veía, más hipnotizantes les resultban. —Por muy hermosa que sea, no puedes perder la cabeza, Maximiliano— se reprendió así mismo— debes mantener los pensamientos y el cuerpo frío, para poder efectuar tu plan de forma magistral... Savannah Brown debe pagar por lo que ha hecho. Tan bella como desgraciada, debía ser igual de infeliz que los había hecho a ellos.Matrimonio por amor... resultaba que la mujer quería matrimonio por amor. ¿Sería posible que se
—¡Oh, hijo, al fin respondes el teléfono!— Maximiliano se detuvo, su cuerpo entero entró en rigor cuándo escuchó el desesperado llanto de su madre. Frunció el ceño, sin procesar qué podría llevarla a llorar de aquella manera. —Estaba en un reunión importante...¿Qué sucede, madre?— preguntó siguiendo su camino, entró a su oficina y cerró la puerta tras él. —¿Por qué lloras? —Hay noticias horribles, Max— gimoteó la mujer— ¡Tu primo... Dylan está muerto!— gimoteó la mujer echándose a llorar aún peor, Maximiliano Neumann, sintió que dejó de respirar, la noticia lo cubrió como un balde de agua extremadamente fría, el dolor presionó su pecho con fuerza, y no supo en qué momento dejó de respirar... —¿De qué diablos hablas, madre?— su voz fue temblorosa— ¡Eso no... no puede, no puede ser cierto! —¡Tu tía está destrozada!— gimoteó—¡Han llamado para informar de que Dylan tuvo un accidente mientras regresaba de ese maldit* pueblo!, ¡ESTÁ MUERTO, MAX!—sollozó. —¡Voy a la casa ahora mismo!— e