Inicio / Romántica / Un CEO Vengativo / Capítulo 2; ¿Cuánto dolor soporta un alma?
Capítulo 2; ¿Cuánto dolor soporta un alma?

No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...

Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años...

—Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho?

—Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana.

—¿Dónde lo tienen?

—Nos han dado la dirección de un hospital y... debemos ir a reconocer el cuerpo y trasladarlo...

—¡DEBO IR, DEBO IR CON MI HIJO!— gritó la desconsolada madre, mirándolo con súplica.

—No tía, yo me haré cargo.— sentenció firme.

—¡NO, MAX, ES MI HIJO, YO DEBO IR!

—He dicho que no— respondió en tono autoritario— las cosas se harán como digo, no es conveniente para ti que vayas tía, yo me encargaré de los trámites necesarios y traeré su cuerpo...

—¡TODO ES CULPA DE ELLA, TODO ES CULPA DE ELLA!—gritó Ivy— Si... si no se hubiese enamorado de esa mujer, él... nunca hubiese ido a ese pueblo, Dylan estaría vivo...—sollozó, y Max, abrazó de nuevo a su prima, incapaz de afirmar o negar lo que ella decía, para él, aquella mujer sin nombre y sin rostro, también era la culpable...

Decidió que para poder viajar lo más tranquilo posible, debía llamar al médico de la familia, para que pudiese suministrarles calmantes a las tres mujeres, solicitar personal médico mientras volvía, y... avisar a Jael, su mejor amigo... Él le brindaría el apoyo que necesitaba en aquel momento... una espalda amiga que le ayudará a sostener el enorme peso que sentía sobre sus hombros, porque sin miedo a equivocarse, pensaba que el peso del mundo entero estaba sobre él.

¿Cuánto dolor puede soportar un corazón?, no lo sabía, pero creía que aquello era una enorme cuota de dolor...

***********************************************************

—Siganme, por favor — les dijo el médico— debo advertirles que el cuerpo no está en las mejores condiciones, es por ello que sus múltiples heridas pueden generar mucha impresión.

—Max...—Jael, le colocó una mano en el hombro — ¿Estás seguro de que quieres hacer esto?, no es necesario, hermano, yo puedo hacer el reconocimiento...

—No— negó con los vidriosos ojos en su amigo— debo entrar, necesito verlo— entonces Jael asintió no muy convencido.

El médico los dirigió hasta llegar a una fría habitación, una enorme plancha con una sábana blanca cubriendo el cuerpo... Maximiliano, respiró varias veces intentando darse ánimos para lo que vería, aunque sabía que nada podría prepararlo para aquello...

En cuánto el médico retiró la sábana, presionó los labios con fuerza, mientras las contenidas lágrimas se deslizaron libre y abundantemente por sus mejillas... Sintió la mano de Jael presionando su hombro, brindándole apoyo.

—Max...

—Si, es él... es mi primo, doctor...— dijo con voz ahogada.

—Bien— el hombre volvió a cubrirlo, aunque la imágen del maltrecho, cortado e inflamado rostro de Dylan, jamás saldría de su cabeza.— debe firmar algunos documentos, y un par de trámites para que pueda llevarse el cuerpo...

***********************************************************

Fue un funeral emotivo, indudablemente Dylan Becker, era un hombre querido y respetado, fueron muchas las familias que llegaron para presentar sus respetos, y acompañarlos en el último adiós a su ser querido.

Maximiliano sintió un terrible dolor al no poder permitir que su tía viese el cuerpo de su hijo, de hacerlo, terminaría por perder la razón, le dolía no permitírselo, pero estaba seguro de que era lo mejor para ella, se había negado una y otra vez...

—¡POR FAVOR, MAX, ES MI HIJO, DÉJAME VERLE!—gritó una y otra vez.

—¿Es que acaso no lo entiendes tía?... él... sus heridas...

—¡No me importa, necesito verlo o mi corazón no entenderá que es él, jamás asumiré que se ha ido!

—Tia, por favor...

—Te lo ruego, Max... te lo suplico...— afortunadamente la preparación del cuerpo había sido impecable y el rostro de su primo, no estaba tan terrible como él le había visto... una buena reconstrucción y un buen maquillaje habían logrado hacer mucho, logrando así que su tía pudiese ver a Dylan y asegurarle a su corazón, a través de la vista, que su hijo se había marchado.

Tras el entierro volvieron a la mansión, que estaba sumergida en un aura lúgubre y oscura, era como si cada rincón de la casa lamentara la perdida de Dylan...

Jael, había decidido acompañar a Max al estudio de la mansión, en dónde se habían encerrado, Max se quitó la chaqueta, la corbata y abrió los primeros botones de la camisa, bajo la mirada de su preocupado amigo, se dirigió al bar.

—¿Quieres tomar algo?

—No, estoy bien— Max asintió, sirviéndose medio vaso de whisky, y sentándose frente a su amigo, con el vaso y la botella, para beber y rellenarlo.—¿Piensas embriagarte?

—No lo sé — respondió mirando la bebida en sus manos, recordando que su primo estaba ebrio cuando perdió la vida... soltó la botella y el vaso como si estos le hubiesen quemado, para luego recargarse en la silla y cubrir su rostro con ambas manos.

—Sé cuán fuerte está siendo esto, Max, pero debes ser fuerte, tu madre, tu tía e Ivy te necesitan, sabes lo frágiles que son...

—Lo sé y creeme que lo estoy intentando, pero... es demasiado dolor junto, es como si de nuevo perdiera a mi padre o al tío Edmud, o peor aún, como si los hubiese perdido a ambos el mismo día —suspiró mirando a su amigo— me llamó, Jael, me llamó muchas veces esa mañana y yo... no respondí, estaba más enfrascado en mi reunión... me necesitaba y yo le falle... no estuve para él.

—No podías saber lo que sucedería, así que deja de torturarte— le exhortó.

—Debí suponer que algo andaba mal, eran demasiadas llamadas...

—¡Basta Maximiliano, no eres adivino!, culparte no solucionará nada, estabas a una enorme distancia de él, no podrías haberlo ayudado.

—Pude al menos intentar calmarlo, hacer que se tranquilizara, Dylan... él siempre me escuchaba. Ahora, solo basta con que cierre los ojos para escuchar su voz una y otra vez, gritando, llorando, y sufriendo porque esa mujer le abandonó y... el último de los audios, escuchar ese accidente...—presionó los labios con fuerza— ¡Nunca superaré esto, nunca podré sobre ponerme!

—Saldrás adelante, amigo mío... no tengo dudas.

********************************************************

Seis meses y el dolor seguía intacto en su pecho, el luto parecía no abandonarlos, la madre parecía haber muerto en vida, Ivy solía llorar desconsolada en su habitación, Violett se abrazaba a él buscando una explicación y él... el dolor convergía con el odio y la ira...

Aquella mujer... la señorita Brown, como Dylan le había llamado, ella era la principal responsable del dolor que atravesaba su familia.

—¿Qué se supone que estás pensando hacer?— Jael, lo miró con preocupación.

—Tengo el recorrido del GPS del auto de Dylan, sé cuál es la casa, tengo su apellido...

—Max, ir a ver a esa mujer no cambiará nada. Deja que el tiempo cure las heridas o al menos mitigue el dolor...

—No— negó furioso—tu debes dirigir las empresas Jael, te firmaré un poder y estaremos en contacto, voy a hacer este viaje, tengo que hacerlo.

—¿Para qué?— preguntó frustrado— ¿Qué quieres lograr con conocerla?

—No voy solo a conocerla... voy a vengar la muerte de mi primo...— respondió decidido

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo