No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años...—Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho?—Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana. —¿Dónde lo tienen?—Nos han dado la dirección de un
Savannah Brown, tan soñadora, como inteligente. Tan noble, como suspicaz, tan bondadosa, como autoritaria, tan amable, como mordaz... todo dependía de qué sentimiento lograrás despertar en ella ...Savannah Brown, observó como su capataz y dos ayudantes más, arreaban las cabezas de ganado para que abrevaran en la laguna, desde su montura supervisaba personalmente que todos los animales bebieran, acostumbrada desde muy temprano a las tareas del rancho, no era nada nuevo para ella estar presente en la faena diaria. Allí, apreciando la inmensidad verde de su propiedad frente a ella, no pudo evitar que la nostalgia la invadiera... En ocasiones estaba tan cansada de luchar, quisiera solo rendirse, pero si le daba oportunidad al dolor, terminaría apoderándose de ella. El rancho Brown, era la herencia que recibió cuando su padre murió. Albert Brown, había tenido una vida de lucha constante, batalló y reunió cada centavo libre para comprar aquellas tierras, quería darle a su adorada esposa
Savannah se percató de lo sensual que era aquel hombre... espalda ancha y brazos definidos que se dibujaban bajo su chaqueta, piernas aparentemente fuertes, pero si, su cuerpo era sexy, su rostro era impresionante... Tenía unos bellísimos ojos verdes, que brillaban como esmeraldas, pestañas oscuras y muy tupidas, cejas abundantes y del mismo color chocolate que su cabellera un poco larga y desordenada, con mechones cayendo rebeldemente sobre su frente acariciando suavemente las pestañas masculinas, aquella barba corta y marrón, no hacía más que acentuar su aspecto varonil e impresionante. —¿Y bien?— volvió a preguntar.***************************************************************"Tiene los ojos más bellos del mundo"Aquellas habían sido las palabras de Dylan y ahora entendía por qué... Aquella mujer tenía unos muy pocos comunes ojos color violeta, si, eran violetas, resultaban impresionantes de ver, nunca antes conoció a nadie con aquel color de ojos, por su mirada, parecía estarl
Savannah lo llevó a la parte lateral del rancho, dónde había una hilera de muchas puertas iguales, por lo que pudo apreciar aquellas eran las habitaciones del personal del rancho. —Como ya le he dicho, no es nada lujoso o muy cómodo, solo lo necesario para descansar. —No se preocupe, estaré bien de cualquier modo— le aseguró— Así que... todo el personal duerme fuera. —No todos, dentro solo las mujeres del servicio, la cocinera, mi madre, mi tía y yo.—explicó en tono neutro. —¿Es hija única?— preguntó buscando indagar, quizás hubiese otra señorita Brown, lo cual complicaría todo, y que de ser así tendría que investigar cuál de ellas había sido la mujer que Dylan había amado.—Lo soy—respondió sin atreverse a decir nada más.— llegaron frente a una de las habitaciones, era de las primeras— no todas están ocupadas, así que podrá usar esta— abrió la segunda puerta... Era un lugar muy, muy pequeño, una pequeña cama individual, una mesa de noche y un ropero, nada más... no había exagerad
Salieron de la casa grande encaminados directamente a los establos, cada uno sumergido en sus pensamientos. Savannah pensando en el misterioso hombre que caminaba junto a ella, había una pequeña parte de ella que la invitaba a mantenerse en alerta, como si tuviese que cuidarse de él, en ocasiones su mirada cambiaba mientras la observaba y aquello la hacia sentir incomoda. Por su parte, Maximiliano pensaba en lo engañosa que podía ser la belleza... aquella mujer tan hermosa por fuera, asi como tan mala por dentro, ella le había roto el corazón a su primo, ella había arrojado a Dylan a la muerte, ella había causado sufrimiento y tragedia en su familia, ella debía pagar por lo que había hecho.Llegaron a las caballerizas, donde se encontraron con un joven que tendría quizás poco más de unos veonte años, de mirada serena y rostro tranquilo, elevo su rostro hacia ellos y asintio.—Señora... ¿Ensillo a tormenta?, buenas tardes caballero. — le saludó.—Ángel, éste es el señor Neumann, se que
Aquella noche completamente agotado Maximiliano se dejó caer en el no muy cómodo colchón de su cama, después de tomar una rápida ducha decidió que era hora de descansar. Observando el techo, no podía dejar de pensar en aquella mujer... Savannah Brown, parecía tan enigmatica, como hermosa... Sin duda alguna era una mujer por la que cualquier hombre perdería la razón, así como había sucedido con su primo... Su belleza y carácter resaltaba en todo, pero qué impresionante resultaban esos singulares ojos, violetas... es que mientras más los veía, más hipnotizantes les resultban. —Por muy hermosa que sea, no puedes perder la cabeza, Maximiliano— se reprendió así mismo— debes mantener los pensamientos y el cuerpo frío, para poder efectuar tu plan de forma magistral... Savannah Brown debe pagar por lo que ha hecho. Tan bella como desgraciada, debía ser igual de infeliz que los había hecho a ellos.Matrimonio por amor... resultaba que la mujer quería matrimonio por amor. ¿Sería posible que se