Savannah se percató de lo sensual que era aquel hombre... espalda ancha y brazos definidos que se dibujaban bajo su chaqueta, piernas aparentemente fuertes, pero si, su cuerpo era sexy, su rostro era impresionante... Tenía unos bellísimos ojos verdes, que brillaban como esmeraldas, pestañas oscuras y muy tupidas, cejas abundantes y del mismo color chocolate que su cabellera un poco larga y desordenada, con mechones cayendo rebeldemente sobre su frente acariciando suavemente las pestañas masculinas, aquella barba corta y marrón, no hacía más que acentuar su aspecto varonil e impresionante.
—¿Y bien?— volvió a preguntar. *************************************************************** "Tiene los ojos más bellos del mundo" Aquellas habían sido las palabras de Dylan y ahora entendía por qué... Aquella mujer tenía unos muy pocos comunes ojos color violeta, si, eran violetas, resultaban impresionantes de ver, nunca antes conoció a nadie con aquel color de ojos, por su mirada, parecía estarlo estudiando... "Es preciosa, Max, te prohíbo enamorarte de ella cuando la traiga" "Toda ella es preciosa, con los labios más tentadores que verás jamás" Las palabras de su primo, no paraba de llegar a él, a simple vista podía entender por qué Dylan, había perdido la cabeza por ella... porque tenía que ser ella, la mujer que su primo había amado... la misma maldit4 mujer que lo había llevado a la muerte. —¿Y bien?— le preguntó sacándolo de sus cavilaciones. —Lo siento, mi nombre es Maximiliano, mis amigos me llaman Max—sonrió ampliamente. —Bien, señor Maximiliano— le dijo, dejando en claro la barrera entre ellos— No le conozco, es un foráneo en mis tierras, ¿Qué desea?. —Busco a la dueña, a la señorita Brown.—se aventuró a decir, necesitaba confirmar que aquella era la mujer que buscaba. —¿Y para qué me busca?— la mujer frunció el ceño— Yo no le conozco. "Si, era ella" La mujer acababa de confirmarlo, ella era la señorita Brown, ella era el objeto de su venganza... —Lo sé, señorita Brown, verá... estuve en el pueblo, preguntando qué rancho podría necesitar empleados y... —No necesito empleados, estamos completos— le cortó de inmediato. Bien, él era bueno leyendo a las personas, aquella mujer era de carácter fuerte, acostumbrada a dar órdenes y a ser obedecida, una mujer de temple. —Oh, que pena...— aparentó tristeza— verá, sé que puedo ser útil, y realmente puedo trabajar sin paga— la mujer frunció el ceño— no necesito dinero, sino un lugar para quedarme. —Mi rancho no es hotel de paso.— dijo mostrándo incomodidad, Savannah no quería mostrarse hostil, pero aquel hombre despertaba alarmas en ella, un instinto de defensa al que por lo general, siempre obedecía. —Lo imagino, es por ello que pagaré mi estadía con trabajo— ella le miró con desconfianza. —Señor Maximiliano—sonrió con ironía— esas cuidadas manos me dicen que usted nunca ha trabajado en un rancho— señaló sus manos con el fuete que sostenía, y Max pensó en que era inteligente y observadora, a penas y había mirado a un lugar que no fuese su rostro y evidentemente ya le había detallado. —No mentiré, es cierto, nunca he trabajado en un rancho, solo me gusta viajar y conocer lugares nuevos, quiero escribir un libro sobre los lugares más impresionantes que conozca. —Este lugar no es tan impresionante— dijo burlona.— es un lugar hermoso, si, pero bastante común. —Quizás no a sus ojos, porque lo ve con cotidianidad, pero a ojos extraños es un lugar maravilloso. Retomando lo que decía, no tengo experiencia, pero sé montar a caballo, sé manejar motocicletas, autos, además soy muy fuerte... seguramente habrá algún trabajo que pueda hacer. —¿Cómo sé que no es un delincuente huyendo de la justicia?— preguntó suspicaz. —Puede buscar mi record criminal, le aseguro que no encontrará nada, lo cierto es que, soy un heredero huyendo de su madre— sonrió.— mi madre desea que siente cabeza y me case, sin embargo no estoy listo para renunciar a mi vida de viajes y descubrimientos, para volver a mi ciudad, casarme y hacerme cargo de la empresa familiar. Puedo darle el número de mi hermano, su nombre es Jael, puede hablar con él y confirmar los datos que quiera— Savannah, entrecerró los ojos. —Si no tiene nada que ocultar podría empezar por decirme cuál es su apellido, señor Maximiliano. —Neumann... Maximiliano Neumann, mi familia es alemana— dudaba de que supiera quién era, seguramente investigar sobre los CEOS del país no era su actividad favorita. —Bien, señor Neumann, no puedo confiar en un hombre que se aparece en mi puerta, pidiéndome trabajo, así como si nada... sin embargo, le daré el beneficio de la duda, me dará ese número, llamaré a su hermano, y confirmaré quien es usted. Si resulta ser quien dice, podríamos hablar de su estadía en el rancho Brown, como le he dicho ya, no necesito empleados, sin embargo ya que ha asegurado que es fuerte... —Y aprendo rápido... —Y aprende rápido—repitió— quizá pueda ayudarnos a levantar unas cercas que el ganado tiró abajo, y si resulta poder adaptarse a las necesidades del rancho, quizá pueda quedarse. —Me parece justo—asintió muy serio, conteniendo una sonrisa de victoria, aquella mujer ni siquiera imaginaba que él se convertiría en la peor de sus pesadillas. —Entremos por una taza de té, le advierto señor Neumann, que si intenta algo sucio, cualquier truco o estupidez, tengo la mejor puntería de la región—sonrió—y muchos hombres que correrán de inmediato a mis órdenes, así que si intenta algo... desagradable, se irá con al menos un par de balas en el cuerpo. —Me parece justo— repitió, ahora si, sonriendo. —Sigame.— le dijo, la mujer se giró para entrar a la casa, la sonrisa en el masculino rostro desapareció de inmediato en cuánto ella le dió la espalda, en un gesto que resultaba aterrador. Era ella, la señorita Brown, la misma que había traído tanto sufrimiento a su familia, la mujer de la que juró vengarse a toda costa, y allí estaba... iniciando su oscura venganza... "Veremos señorita Brown, que se siente beber una cucharada de tu propio chocolate" Pensó, mientras la seguía, entrando al rancho. Media hora después, estaban sentado uno frente al otro, en una mesa de apariencia rústica, en lo que parecía ser, una especie de recibidor... La señorita Brown, acababa de cortar la comunicación con Jael, quién evidentemente había confirmado todos los datos que él le había dado. —¿Todo en orden?— le preguntó tranquilamente. —Si, todo en orden, aparentemente está usted tan limpio como un ángel. —Lejos estoy de ser un ángel — ”Un ángel vengador" pensó para si mismo— pero soy una persona honesta y honrada. —Bien, discutamos un poco esto, señor Neumann, no es justo para mí, que trabaje usted sin percibir un salario. —No lo necesito... —Aunque así fuese, no es justo, mis trabajadores, comen aquí, tienen un lugar para descansar y también reciben un salario, sería injusto para mí que usted no trabaje bajo los mismos beneficios, sin embargo, debemos considerar que no tiene usted experiencia alguna, y que su trabajo y rendimiento no será igual que el resto de los trabajadores, en consecuencia no puede percibir el mismo salario que ellos, que conocen su trabajo y tienen tareas designadas. —Estoy de acuerdo— asintió realmente sorprendido. ¿Qué clase de mujer era Savannah Brown?, realmente esperaba que ella hubiese estado feliz de tener un trabajador extra, sin tener que pagar por él. —aunque le he dicho que no lo necesito, y que solo busco inspiración en este lugar para mí libro, además de esconderme de mi madre casamentera, agradezco la bondad de darme un salario. —No es bondad, es lo justo, usted trabajará, usted tendrá un pago, así de simple—sentenció— manejo mis negocios con justicia. Señor Neumann, los empleados comen en la cocina, todos a la misma hora, se les dan sus comidas y si desea algo más, no dude en pedirlo, ya le presentaré a la cocinera. Cada empleado tiene una habitación, todas están fuera de la casa principal, le advierto que no es un lugar grande o muy cómodo, es solo un espacio genérico para que descanse y duerma, nada de lujos o mayores comodidades. —Cualquier lugar será perfecto. —Bien, las actividades en el rancho, comienzan al alba, muy temprano, así que ya organizaremos como llevará a cabo sus primeras funciones. Si se le necesita para cualquier actividad, debe apoyar las mismas. —Por supuesto. —¿Algo más que quiera saber? —¿Qué haré hoy?— preguntó con interés. —Me gusta esa actitud—sonrió complacida— por hoy, relájese, acostumbrarse al lugar, le mostraré lo básico, los lugares del rancho, le presentaré al personal, y ya mañana podrá unirse a sus actividades diarias. —Bien.— asintió tranquilamente. —Ahora de pie, le mostraré cuál será su habitación para que pueda dejar allí sus cosas e instalarse. —Muchas gracias. "Estoy dentro de tu territorio, Señorita Brown... Estoy cerca de ti y vas a pagarme la enorme deuda que tienes conmigo, y con mi familia... voy a acabar contigo, Señorita Brown"Savannah lo llevó a la parte lateral del rancho, dónde había una hilera de muchas puertas iguales, por lo que pudo apreciar aquellas eran las habitaciones del personal del rancho. —Como ya le he dicho, no es nada lujoso o muy cómodo, solo lo necesario para descansar. —No se preocupe, estaré bien de cualquier modo— le aseguró— Así que... todo el personal duerme fuera. —No todos, dentro solo las mujeres del servicio, la cocinera, mi madre, mi tía y yo.—explicó en tono neutro. —¿Es hija única?— preguntó buscando indagar, quizás hubiese otra señorita Brown, lo cual complicaría todo, y que de ser así tendría que investigar cuál de ellas había sido la mujer que Dylan había amado.—Lo soy—respondió sin atreverse a decir nada más.— llegaron frente a una de las habitaciones, era de las primeras— no todas están ocupadas, así que podrá usar esta— abrió la segunda puerta... Era un lugar muy, muy pequeño, una pequeña cama individual, una mesa de noche y un ropero, nada más... no había exagerad
Salieron de la casa grande encaminados directamente a los establos, cada uno sumergido en sus pensamientos. Savannah pensando en el misterioso hombre que caminaba junto a ella, había una pequeña parte de ella que la invitaba a mantenerse en alerta, como si tuviese que cuidarse de él, en ocasiones su mirada cambiaba mientras la observaba y aquello la hacia sentir incomoda. Por su parte, Maximiliano pensaba en lo engañosa que podía ser la belleza... aquella mujer tan hermosa por fuera, asi como tan mala por dentro, ella le había roto el corazón a su primo, ella había arrojado a Dylan a la muerte, ella había causado sufrimiento y tragedia en su familia, ella debía pagar por lo que había hecho.Llegaron a las caballerizas, donde se encontraron con un joven que tendría quizás poco más de unos veonte años, de mirada serena y rostro tranquilo, elevo su rostro hacia ellos y asintio.—Señora... ¿Ensillo a tormenta?, buenas tardes caballero. — le saludó.—Ángel, éste es el señor Neumann, se que
Aquella noche completamente agotado Maximiliano se dejó caer en el no muy cómodo colchón de su cama, después de tomar una rápida ducha decidió que era hora de descansar. Observando el techo, no podía dejar de pensar en aquella mujer... Savannah Brown, parecía tan enigmatica, como hermosa... Sin duda alguna era una mujer por la que cualquier hombre perdería la razón, así como había sucedido con su primo... Su belleza y carácter resaltaba en todo, pero qué impresionante resultaban esos singulares ojos, violetas... es que mientras más los veía, más hipnotizantes les resultban. —Por muy hermosa que sea, no puedes perder la cabeza, Maximiliano— se reprendió así mismo— debes mantener los pensamientos y el cuerpo frío, para poder efectuar tu plan de forma magistral... Savannah Brown debe pagar por lo que ha hecho. Tan bella como desgraciada, debía ser igual de infeliz que los había hecho a ellos.Matrimonio por amor... resultaba que la mujer quería matrimonio por amor. ¿Sería posible que se
—¡Oh, hijo, al fin respondes el teléfono!— Maximiliano se detuvo, su cuerpo entero entró en rigor cuándo escuchó el desesperado llanto de su madre. Frunció el ceño, sin procesar qué podría llevarla a llorar de aquella manera. —Estaba en un reunión importante...¿Qué sucede, madre?— preguntó siguiendo su camino, entró a su oficina y cerró la puerta tras él. —¿Por qué lloras? —Hay noticias horribles, Max— gimoteó la mujer— ¡Tu primo... Dylan está muerto!— gimoteó la mujer echándose a llorar aún peor, Maximiliano Neumann, sintió que dejó de respirar, la noticia lo cubrió como un balde de agua extremadamente fría, el dolor presionó su pecho con fuerza, y no supo en qué momento dejó de respirar... —¿De qué diablos hablas, madre?— su voz fue temblorosa— ¡Eso no... no puede, no puede ser cierto! —¡Tu tía está destrozada!— gimoteó—¡Han llamado para informar de que Dylan tuvo un accidente mientras regresaba de ese maldit* pueblo!, ¡ESTÁ MUERTO, MAX!—sollozó. —¡Voy a la casa ahora mismo!— e
No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años...—Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho?—Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana. —¿Dónde lo tienen?—Nos han dado la dirección de un
Savannah Brown, tan soñadora, como inteligente. Tan noble, como suspicaz, tan bondadosa, como autoritaria, tan amable, como mordaz... todo dependía de qué sentimiento lograrás despertar en ella ...Savannah Brown, observó como su capataz y dos ayudantes más, arreaban las cabezas de ganado para que abrevaran en la laguna, desde su montura supervisaba personalmente que todos los animales bebieran, acostumbrada desde muy temprano a las tareas del rancho, no era nada nuevo para ella estar presente en la faena diaria. Allí, apreciando la inmensidad verde de su propiedad frente a ella, no pudo evitar que la nostalgia la invadiera... En ocasiones estaba tan cansada de luchar, quisiera solo rendirse, pero si le daba oportunidad al dolor, terminaría apoderándose de ella. El rancho Brown, era la herencia que recibió cuando su padre murió. Albert Brown, había tenido una vida de lucha constante, batalló y reunió cada centavo libre para comprar aquellas tierras, quería darle a su adorada esposa