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Capítulo 4; Un ángel vengador.

Savannah se percató de lo sensual que era aquel hombre... espalda ancha y brazos definidos que se dibujaban bajo su chaqueta, piernas aparentemente fuertes, pero si, su cuerpo era sexy, su rostro era impresionante... Tenía unos bellísimos ojos verdes, que brillaban como esmeraldas, pestañas oscuras y muy tupidas, cejas abundantes y del mismo color chocolate que su cabellera un poco larga y desordenada, con mechones cayendo rebeldemente sobre su frente acariciando suavemente las pestañas masculinas, aquella barba corta y marrón, no hacía más que acentuar su aspecto varonil e impresionante.

—¿Y bien?— volvió a preguntar.

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"Tiene los ojos más bellos del mundo"

Aquellas habían sido las palabras de Dylan y ahora entendía por qué... Aquella mujer tenía unos muy pocos comunes ojos color violeta, si, eran violetas, resultaban impresionantes de ver, nunca antes conoció a nadie con aquel color de ojos, por su mirada, parecía estarlo estudiando...

"Es preciosa, Max, te prohíbo enamorarte de ella cuando la traiga"

"Toda ella es preciosa, con los labios más tentadores que verás jamás"

Las palabras de su primo, no paraba de llegar a él, a simple vista podía entender por qué Dylan, había perdido la cabeza por ella... porque tenía que ser ella, la mujer que su primo había amado... la misma maldit4 mujer que lo había llevado a la muerte.

—¿Y bien?— le preguntó sacándolo de sus cavilaciones.

—Lo siento, mi nombre es Maximiliano, mis amigos me llaman Max—sonrió ampliamente.

—Bien, señor Maximiliano— le dijo, dejando en claro la barrera entre ellos— No le conozco, es un foráneo en mis tierras, ¿Qué desea?.

—Busco a la dueña, a la señorita Brown.—se aventuró a decir, necesitaba confirmar que aquella era la mujer que buscaba.

—¿Y para qué me busca?— la mujer frunció el ceño— Yo no le conozco.

"Si, era ella"

La mujer acababa de confirmarlo, ella era la señorita Brown, ella era el objeto de su venganza...

—Lo sé, señorita Brown, verá... estuve en el pueblo, preguntando qué rancho podría necesitar empleados y...

—No necesito empleados, estamos completos— le cortó de inmediato. Bien, él era bueno leyendo a las personas, aquella mujer era de carácter fuerte, acostumbrada a dar órdenes y a ser obedecida, una mujer de temple.

—Oh, que pena...— aparentó tristeza— verá, sé que puedo ser útil, y realmente puedo trabajar sin paga— la mujer frunció el ceño— no necesito dinero, sino un lugar para quedarme.

—Mi rancho no es hotel de paso.— dijo mostrándo incomodidad, Savannah no quería mostrarse hostil, pero aquel hombre despertaba alarmas en ella, un instinto de defensa al que por lo general, siempre obedecía.

—Lo imagino, es por ello que pagaré mi estadía con trabajo— ella le miró con desconfianza.

—Señor Maximiliano—sonrió con ironía— esas cuidadas manos me dicen que usted nunca ha trabajado en un rancho— señaló sus manos con el fuete que sostenía, y Max pensó en que era inteligente y observadora, a penas y había mirado a un lugar que no fuese su rostro y evidentemente ya le había detallado.

—No mentiré, es cierto, nunca he trabajado en un rancho, solo me gusta viajar y conocer lugares nuevos, quiero escribir un libro sobre los lugares más impresionantes que conozca.

—Este lugar no es tan impresionante— dijo burlona.— es un lugar hermoso, si, pero bastante común.

—Quizás no a sus ojos, porque lo ve con cotidianidad, pero a ojos extraños es un lugar maravilloso. Retomando lo que decía, no tengo experiencia, pero sé montar a caballo, sé manejar motocicletas, autos, además soy muy fuerte... seguramente habrá algún trabajo que pueda hacer.

—¿Cómo sé que no es un delincuente huyendo de la justicia?— preguntó suspicaz.

—Puede buscar mi record criminal, le aseguro que no encontrará nada, lo cierto es que, soy un heredero huyendo de su madre— sonrió.— mi madre desea que siente cabeza y me case, sin embargo no estoy listo para renunciar a mi vida de viajes y descubrimientos, para volver a mi ciudad, casarme y hacerme cargo de la empresa familiar. Puedo darle el número de mi hermano, su nombre es Jael, puede hablar con él y confirmar los datos que quiera— Savannah, entrecerró los ojos.

—Si no tiene nada que ocultar podría empezar por decirme cuál es su apellido, señor Maximiliano.

—Neumann... Maximiliano Neumann, mi familia es alemana— dudaba de que supiera quién era, seguramente investigar sobre los CEOS del país no era su actividad favorita.

—Bien, señor Neumann, no puedo confiar en un hombre que se aparece en mi puerta, pidiéndome trabajo, así como si nada... sin embargo, le daré el beneficio de la duda, me dará ese número, llamaré a su hermano, y confirmaré quien es usted. Si resulta ser quien dice, podríamos hablar de su estadía en el rancho Brown, como le he dicho ya, no necesito empleados, sin embargo ya que ha asegurado que es fuerte...

—Y aprendo rápido...

—Y aprende rápido—repitió— quizá pueda ayudarnos a levantar unas cercas que el ganado tiró abajo, y si resulta poder adaptarse a las necesidades del rancho, quizá pueda quedarse.

—Me parece justo—asintió muy serio, conteniendo una sonrisa de victoria, aquella mujer ni siquiera imaginaba que él se convertiría en la peor de sus pesadillas.

—Entremos por una taza de té, le advierto señor Neumann, que si intenta algo sucio, cualquier truco o estupidez, tengo la mejor puntería de la región—sonrió—y muchos hombres que correrán de inmediato a mis órdenes, así que si intenta algo... desagradable, se irá con al menos un par de balas en el cuerpo.

—Me parece justo— repitió, ahora si, sonriendo.

—Sigame.— le dijo, la mujer se giró para entrar a la casa, la sonrisa en el masculino rostro desapareció de inmediato en cuánto ella le dió la espalda, en un gesto que resultaba aterrador.

Era ella, la señorita Brown, la misma que había traído tanto sufrimiento a su familia, la mujer de la que juró vengarse a toda costa, y allí estaba... iniciando su oscura venganza...

"Veremos señorita Brown, que se siente beber una cucharada de tu propio chocolate"

Pensó, mientras la seguía, entrando al rancho.

Media hora después, estaban sentado uno frente al otro, en una mesa de apariencia rústica, en lo que parecía ser, una especie de recibidor... La señorita Brown, acababa de cortar la comunicación con Jael, quién evidentemente había confirmado todos los datos que él le había dado.

—¿Todo en orden?— le preguntó tranquilamente.

—Si, todo en orden, aparentemente está usted tan limpio como un ángel.

—Lejos estoy de ser un ángel — ”Un ángel vengador" pensó para si mismo— pero soy una persona honesta y honrada.

—Bien, discutamos un poco esto, señor Neumann, no es justo para mí, que trabaje usted sin percibir un salario.

—No lo necesito...

—Aunque así fuese, no es justo, mis trabajadores, comen aquí, tienen un lugar para descansar y también reciben un salario, sería injusto para mí que usted no trabaje bajo los mismos beneficios, sin embargo, debemos considerar que no tiene usted experiencia alguna, y que su trabajo y rendimiento no será igual que el resto de los trabajadores, en consecuencia no puede percibir el mismo salario que ellos, que conocen su trabajo y tienen tareas designadas.

—Estoy de acuerdo— asintió realmente sorprendido. ¿Qué clase de mujer era Savannah Brown?, realmente esperaba que ella hubiese estado feliz de tener un trabajador extra, sin tener que pagar por él. —aunque le he dicho que no lo necesito, y que solo busco inspiración en este lugar para mí libro, además de esconderme de mi madre casamentera, agradezco la bondad de darme un salario.

—No es bondad, es lo justo, usted trabajará, usted tendrá un pago, así de simple—sentenció— manejo mis negocios con justicia. Señor Neumann, los empleados comen en la cocina, todos a la misma hora, se les dan sus comidas y si desea algo más, no dude en pedirlo, ya le presentaré a la cocinera. Cada empleado tiene una habitación, todas están fuera de la casa principal, le advierto que no es un lugar grande o muy cómodo, es solo un espacio genérico para que descanse y duerma, nada de lujos o mayores comodidades.

—Cualquier lugar será perfecto.

—Bien, las actividades en el rancho, comienzan al alba, muy temprano, así que ya organizaremos como llevará a cabo sus primeras funciones. Si se le necesita para cualquier actividad, debe apoyar las mismas.

—Por supuesto.

—¿Algo más que quiera saber?

—¿Qué haré hoy?— preguntó con interés.

—Me gusta esa actitud—sonrió complacida— por hoy, relájese, acostumbrarse al lugar, le mostraré lo básico, los lugares del rancho, le presentaré al personal, y ya mañana podrá unirse a sus actividades diarias.

—Bien.— asintió tranquilamente.

—Ahora de pie, le mostraré cuál será su habitación para que pueda dejar allí sus cosas e instalarse.

—Muchas gracias.

"Estoy dentro de tu territorio, Señorita Brown... Estoy cerca de ti y vas a pagarme la enorme deuda que tienes conmigo, y con mi familia... voy a acabar contigo, Señorita Brown"

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