Laura, una asistente en una prestigiosa clínica de cirugía plástica, descubre que su jefe, el doctor Alejandro Montoya, está profundamente involucrado en negocios turbios con el crimen organizado. Con el corazón dividido entre el temor y la necesidad desesperada de dinero para salvar a su madre enferma, Laura se ve atrapada en una red de poder, corrupción y peligro. Poco a poco, Alejandro la seduce y ambos terminan envueltos en un vínculo en el que el amor y el riesgo se entrelazan peligrosamente. Sin embargo, la amenaza constante del despiadado capo Ramírez y la oscuridad de los secretos de Alejandro los lleva al límite, obligándolos a enfrentarse a sus peores miedos y a luchar por sus vidas. “Seducida por mi Jefe” es una historia de acción, suspenso y amor, donde los personajes desafían sus propias limitaciones y se atreven a cambiar el rumbo de sus destinos. Enfrentarán a un enemigo que parece invencible, pero encontrarán en la valentía y el amor el motor para seguir adelante. Descubre cómo Laura y Alejandro desafían a la oscuridad para finalmente alcanzar un nuevo amanecer, juntos.
Leer másEl sonido del despertador resonó en la habitación, haciendo que Laura se removiera bajo las mantas. Sus ojos se abrieron lentamente, luchando contra el cansancio acumulado de las noches sin dormir. Se levantó con dificultad, sintiendo el peso de las decisiones y los riesgos que había tomado. Sabía que el día de hoy no sería diferente: la tensión seguiría creciendo y el peligro siempre acechaba.Bajo la ducha, el agua caliente la ayudó a despejarse, pero no logró quitar la sensación de incertidumbre que la acompañaba desde la reunión con Ramírez. La noche anterior había sido un éxito, pero no había tiempo para celebrar. Cada prueba superada era un escalón más hacia algo mucho más grande, algo que todavía no podía ver con claridad, pero cuyo peso comenzaba a sentirse.Laura preparó un desayuno rápido, tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a su madre. Carmen necesitaba descansar, y Laura se aseguraba de que tuviera la mayor tranquilidad posible, a pesar de todo. De vez en cu
Laura despertó con una sensación extraña en el pecho, como si el aire estuviera cargado de electricidad y algo importante estuviera a punto de suceder. Se levantó lentamente, intentando que el ruido no despertara a su madre, y se dirigó al baño para prepararse. Se miró al espejo, viendo el reflejo de una mujer distinta a la que era hace unos meses. Había una nueva fortaleza en sus ojos, una determinación que antes no habría imaginado posible. Pero también había algo más, una sombra que revelaba el costo de todas sus decisiones.Tras vestirse, se preparó un café y se sentó en la pequeña mesa de la cocina. Mientras tomaba un sorbo, su teléfono vibró con un mensaje de Alejandro: "Hoy tendrás que reunirte de nuevo con Ramírez. Necesitamos asegurar su compromiso." El corazón de Laura dio un vuelco, aunque había esperado esto. El juego en el que se había visto atrapada seguía evolucionando, y Ramírez se estaba convirtiendo en una pieza clave.De camino a la clínica, Laura trató de calmar su
Laura llegó temprano a la clínica, con la determinación reflejada en cada uno de sus movimientos. Sabía que su próxima tarea sería una de las más difíciles: acercarse a Ramírez, ganarse su confianza y demostrarle que no era una amenaza. El plan que Alejandro había trazado dependía de su capacidad para mantener la calma y la cabeza fría, a pesar del peligro que representaba cada palabra, cada mirada intercambiada con ese hombre.El ambiente en la clínica era agitado, como siempre. Los pacientes esperaban con expresiones de ansiedad y esperanza, buscando en la clínica lo que el dinero podía comprarles: una versión idealizada de sí mismos. Laura intentó concentrarse en las tareas más simples, organizando expedientes y revisando la agenda del día, mientras su mente divagaba hacia la inminente reunión con Ramírez.Poco después del mediodía, Alejandro se acercó a su escritorio. Vestía con elegancia, pero había una tensión en su mirada que Laura no pudo ignorar.—Ramírez está en la sala de r
Laura se despertó temprano, el sol apenas empezaba a asomarse por el horizonte. El aire de la mañana era frío y se colaba por la ventana entreabierta, llenando la habitación con una frescura que le ayudó a despejar su mente. Había algo en el ambiente, una especie de calma tensa que la hacía sentirse expectante. Sabía que los eventos de los últimos días habían cambiado algo en su vida, algo fundamental. Alejandro ya no era solo su jefe, era algo más, una conexión que iba más allá de lo profesional. Y aunque esa idea la llenaba de una emoción intensa, también sabía que las implicaciones eran enormes.Se vistió con esmero, eligiendo un vestido azul marino sencillo pero elegante, algo que proyectara confianza. Mientras se peinaba frente al espejo, sus pensamientos iban y venían, recordando los momentos junto a Alejandro, las palabras que había dicho, la intensidad de sus besos. Una parte de ella quería rendirse por completo a lo que sentía, dejarse llevar sin cuestionamientos. Pero otra p
El sonido del despertador sacó a Laura del sueño profundo en el que se había sumido. La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas, tiñiendo la habitación con un tono dorado. Mientras se incorporaba y se desperezaba, se dio cuenta de que el día que tenía por delante sería uno de los más desafiantes hasta el momento. Alejandro había confiado en ella para ser parte fundamental de la nueva red de distribución, y eso no solo implicaba más responsabilidad, sino también mayor riesgo.Se levantó, se duchó rápidamente y se vistió con ropa que la hiciera sentir segura. Escogía prendas sencillas pero elegantes, algo que proyectara confianza. Sabía que la apariencia era importante en ese mundo, que cada pequeño detalle podía marcar la diferencia entre ser respetada o ser vista como una simple novata.Mientras preparaba el desayuno, su madre se acercó a la cocina, envuelta en una bata cómoda y con una sonrisa serena. Carmen había tenido otra buena noche, y eso hacía que el corazón de L
La mañana siguiente, Laura despertó sintiéndose extrañamente ligera. Había completado la entrega, y eso la había llenado de una sensación de logro que no experimentaba desde hace tiempo. Sabía que el camino que había elegido no era fácil ni seguro, pero algo dentro de ella disfrutaba de la adrenalina y del peligro. Sabía que, con cada paso que daba, se sumergía más y más en el mundo de Alejandro, un mundo donde las reglas eran diferentes, y donde ella había comenzado a encontrar su lugar.Laura se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, donde encontró a su madre sentada junto a la mesa, con una sonrisa débil pero sincera. Carmen había tenido una buena noche, y eso era evidente. Su rostro, aunque aún marcado por el cansancio, tenía un brillo que Laura no había visto en mucho tiempo.—Buenos días, mamá —dijo Laura, acercándose para darle un beso en la frente—. ¿Cómo te sientes hoy?Carmen asintió con una sonrisa.—Me siento mejor, Laura. Creo que los medicamentos están empezando a
La noche había caído sobre la ciudad, y con ella, una sensación de anticipación se extendía en el aire. Laura caminaba por los pasillos de la clínica, con el archivo que Alejandro le había entregado bien sujeto entre sus manos. Sabía que ese archivo representaba el siguiente paso en la dirección en la que había decidido avanzar. No se trataba simplemente de organizar contratos o revisar depósitos; ahora estaba inmersa en decisiones que tenían un impacto directo en personas y situaciones que no podía controlar.Al abrir la puerta de su despacho, dejó el archivo sobre el escritorio y se dejó caer en la silla. La luz tenue de la habitación iluminaba los papeles con un brillo amarillento, proyectando sombras alargadas. Laura abrió el archivo, sus ojos recorriendo las instrucciones y los nombres. Nombres de personas que no conocía, pero que de alguna manera serían parte de las operaciones que se llevarían a cabo en la sombra.Tomó una pluma y comenzó a tomar notas, organizando la informaci
Laura se preparó para ir a la casa de Alejandro, con la sensación de que algo importante estaba por suceder. Había elegido un vestido que era cómodo pero sofisticado, algo que reflejara su disposición a aceptar lo que fuera que la noche le ofreciera. El taxi la llevó por las avenidas iluminadas, y Laura se perdió en sus pensamientos mientras miraba la ciudad pasar por la ventanilla. Sabía que, al aceptar esta invitación, estaba tomando decisiones que la empujaban cada vez más lejos de la persona que alguna vez había sido. Pero esa persona también había sido alguien atrapada, alguien que necesitaba el tipo de libertad que solo Alejandro parecía ofrecerle.Cuando llegó, Alejandro la estaba esperando en la puerta, su figura imponente destacando bajo la tenue luz del porche. Sonrió al verla y la saludó con un suave "buenas noches" que se sintió más íntimo de lo habitual. Laura siguió a Alejandro dentro de la casa, y una vez más se encontró en la elegante sala de estar, donde una botella d
Laura despertó con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas gruesas del dormitorio de Alejandro. Aún estaba entrelazada con él, su respiración acompasada como si sus cuerpos hubieran sincronizado hasta los gestos más diminutos. Una sensación extraña de tranquilidad la invadía, pero debajo de esa calma también se escondía el eco de la incertidumbre. Sabía que se había sumergido en algo oscuro y peligroso, pero, al mismo tiempo, había algo magnético en la forma en que Alejandro la envolvía.Se movió lentamente para no despertarlo, tomando unos minutos para observarlo. Alejandro, con su aparente serenidad, parecía un hombre distinto cuando dormía. Era difícil imaginar que este mismo hombre tenía relaciones con individuos capaces de cosas terribles. Laura se levantó con cuidado, tomando el vestido que había quedado esparcido en el suelo la noche anterior y vistiéndose rápidamente. Necesitaba tiempo para aclarar su mente y pensar en lo que vendría después.Al entrar al pasi