Selene jamás pensó que una joven como ella, la hija de una empleada doméstica, sin padre y sin futuro, podría ser merecedora del amor de Hermes Brixton, el hijo de en medio de los jefes de su madre. -Ten- Dijo Hermes, separando una Luna y un sol por la mitad, colocando en su cuello del collar con el dije del sol- Cada vez que lo veas, quiero que recuerdes cuanto te amo. ¿Qué más podía pedir? Lo que no esperaba era quedar embarazada a sus tan solo 17 años. — -Si yo fuera padre a esta edad, me moriría, sería la peor noticia de todas, como una piedra en mi camino.- dijo Hermes a su hermano mayor, sin saber que Selene estaba escuchando detrás de la puerta. Había sido muy bueno para ser cierto…
Leer másSelene se encerró en uno de los cubículos en el baño del restaurante. Desde allí pudo escuchar los aplausos y los gritos de los invitados, festejando el amor de la pareja. Se apoyó contra la puerta y se deslizó poco a poco contra el suelo, sintiendose por primera vez en 10 años, sin fuerzas para seguir soportando su vida de mentiras.Verlo otra vez a los ojos le hizo recordar cuanto le había dolido la traición y darse cuenta de que Hermes jamás la había amado y que solo había estado con ella porque era la ilusa hija de la empleada doméstica que estaba rendida a sus pies. Sintió que estaba a punto de llorar, pero se contuvo. No podía llorar, Dionisio no se podía dar cuenta, tenía una vida allí afuera y tenía que sostenerla a toda costa. Luego de contar hasta diez, volvió al salón y fue recibida por un sorpresivo abrazo del menor de los Brixton, Midas.-¡Sele!- chilló alégremente- -Hola Midas- sonrió, disfrutando el cálido abrazo- Tanto tiempo sin vernos. -Lo mismo digo- Sonrió solt
Selene llevó a su niño hasta el comedor. Sintió alivio al ver a su esposo allí, por lo menos podría seguir aparentando ser el matrimonio perfecto. Leónidas se sentó en su silla haciendo un puchero y cruzando los brazos con molestia. -¿Que ocurre campeón?- preguntó su padre. -Mamá no me deja jugar a los videojuegos. -Porque primero tienes que desayunar- indicó su madre. -¡Ya desayune!- protestó. -Comer golosinas no es desayunar Leónidas- protestó la mujer. -Selene, estamos de vacaciones, no es para tanto. Ve hijo, yo te autorizo, diviértete con los juegos. -¡Gracias pa!- chilló emocionado, corriendo fuera del comedor. La azabache se mordió con fuerza la lengua para no gritarle las mil y una a su esposo. En ese momento apareció un empleado del hotel con una carta pequeña, color blanco y con letras doradas, en el centro de una bandeja de plata.- Para el señor y la señora Brixton. La joven tomó la carta, pero antes de que pudiera leerla, su esposo se la quitó - Todo pasa por mis
Hermes esperó a estar a solas con su prometida en su cuarto. -¿Cómo es posible que mi hermano haya sabido de la boda? Se supone que él no estaba invitado.Su prometida se sentó frente al espejo para cepillar su largo cabello azabache sin inmutarse por la rabieta del hombre- Yo lo invité.- dijo sin titubear. -¿Que?- Se congeló en su lugar, observándola en shock desde el reflejo.- Habíamos quedado en que no íbamos a invitarlo. Lo hablamos, Hera…-Pero cariño- dijo deslizándose lentamente hacia su esposo.- Es tu hermano mayor…Además, es el dueño de todos los negocios de tu familia ¿No crees que deberías amigarte con él?- Ronroneó haciendo círculos en la piel bronceada de su esposo- Entiendo que hayan tenido problemas cuando eran tan solo unos niños, pero es momento de hacer las paces…¿No crees?- susurró a su oído. Hermes se soltó del agarre de su mujer y caminó hacia la puerta del baño. Necesitaba tomarse una buena ducha para despejar todos los pensamientos que tenía revoloteando en su
Eras las 12 en punto del mediodía cuando las puertas del salón de eventos del Hotel Luxury abrió sus puertas para dejar pasar a los invitados de Hermes y Hera. Los prometidos se pararon a un costado de la entrada para saludar uno por uno a sus invitados. El primero en llegar fue su padre. Hermes podía contar con los dedos de su mano la cantidad de veces que lo había visto en los últimos 10 años. Luego de revelarse contra él, y negarse a volver a su país y tomar el mando de su empresa, practicamente lo había desheredado. -Hijo…- exclamó el hombre. -Padre…- repitió en el mismo tono. -Tu madre estaría muy orgullosa de tí, de que finalmente estés casándote y formando una familia como es debido- exclamó. Para su padre, eso era decir que finalmente aceptaba una de sus decisiones, por lo que fue suficiente. Aunque no pudo evitar preguntarse, si su prometida hubiese sido Selene, lo hubiese felicitado de la misma forma. -Gracias padre- Estrecharon las manos y entró al event
-¡Leonidas! ¡Apurate que vas a llegar tarde otra vez al colegio!- Gritó Selene desde la cocina. Su hijo de diez años corrió escaleras abajo, con su cabello castaño alborotado y aun con su pijama de superhéroes puesto. -¡Cariño! ¿Por qué no tienes puesto el uniforme? El niño comenzó a devorar su desayuno- Porque no quiero ir al colegio- dijo con la boca llena. -Otra vez con eso- exclamó agotada de los caprichos de su único hijo. -Yo me encargo Sele, el pequeño demonio va a tener que hacerme caso- exclamó Agatha mientras le acercaba una taza de café a su jefa. Desde que se había casado con Dionisio, su mejor amiga se había convertido en su ama de llaves y su confidente. -Te lo agradezco- suspiró cansada, tomando un sorbo del café amargo- Sino, voy a llegar tarde a la clase de pilates. -No te preocupes, para eso estoy- dijo guiñandole el ojo- ¡Vamos Leo! ¡A prepararse! —Clases de pilates a primera hora de la mañana, luego depilación, luego una hora en el gimnasio, luego peluquer
Selene subió al tercer piso de la mansión, aquel al que su madre le había prohibido subir desde que tenía memoria. -Señorita- exclamó el mayordomo- ¿A dónde va? Creo que se perdió.- Dijo con sarcasmo. -Buenos días señor- dijo amablemente- Necesito hablar con el Señor Dionisio. El hombre arqueó una ceja y sonrió como si le hubiesen contado una buena broma- Creo que está desvariando señorita, pero usted no tiene permitido el paso a esta área, me temo que no va a poder ser- Selene estuvo a punto de perder sus estribos cuando una voz interrumpió la tensión- -Hazte a un lado- ordenó el mayor de los Brixton, apareciendo en lo alto de la escalera. -Señor…- dijo el mayordomo, haciéndose a un lado con la cabeza baja- Lamento el escándalo, pero esta empleada estaba insistiendo en pasar a sus aposentos- -Ella puede ir a cualquier parte de esta casa sin pedir permiso- dijo con mirada asesina- ¿Me acompañas querida? Estaba a punto de tomar mi desayuno.- dijo suavemente-—-Vamos come… Sé qu
Dionisio entró al despacho de su padre. -Padre…- -Que sea rápido- exclamó sin levantar la mirada de la pila de papeles.-Vine a decirte que tenías razón.El hombre levantó la mirada con curiosidad.-Hermes debería ir a ese viaje. Es la única manera de que aprenda todo lo que necesita para el negocio. -¿Qué mosca te picó?- preguntó extrañado. Dionisio sonrió falsamente- Estuve pensando en nuestra última charla de padre a hijo y es cierto, es momento de sentar cabeza y buscar una buena esposa que me de hijos. -Me alegro de que finalmente me escuches hijo…-¿Tienes alguna en mente? ¿Debería buscarte una buena candidata? -No te preocupes por eso padre, ya tengo alguien en mente. -Me alegro de que hayas recapacitado finalmente. Que entiendas tu lugar. -Claro. Padre. — Selene se estaba colocando su uniforme cuando su madre entró al cuarto que ambas compartían- ¿Que haces? -Preparándome para trabajar--Nada de eso, debes hacer lo que te dije antes de que sea demasiado tarde. Selen
Dionisio caminó furioso con la bandeja de desayuno entre sus manos. ¡Les había dicho mil veces a esas malditas sirvientas que solo comía queso untable descremado! Esta no iba a dejar pasar otro error más. -¡Dioni!- gritó su hermano pequeño, Midas, corriendo hacia él con su molesta y radiante sonrisa en su rostro. El nombrado puso los ojos en blanco-¡¿Qué?!- gruñó.. -¿Quieres unirte con mis amigos a un partido de Rugby? Nos falta uno en nuestro equipo y… El hombre se burló de él- ¿Crees que no tengo nada mejor que hacer? -Pero es sábado…- exclamó decepcionado. -Escucha Midas…- dijo con una falsa voz dulce- ¿No crees que ya estás grande para andar haciendo pucheros? ¿No te da vergüenza? Eres un chico… no una niña. -Yo…- dijo bajando la mirada avergonzado. -Ya deberías empezar a pensar qué hacer con tu vida, ser un hombre y dejar de jugar con los idiotas de tus amigos, ahora muévete- dijo empujándolo hacia un lado.- Que tengo cosas más importantes que hacer que perder el tiempo c
Selene se encontraba en la cocina ayudando a su amiga con el desayuno de Dionisio- ¡No tonta! ¡Te dije que le gusta la tostada sin bordes!- exclamó Agatha quitándole el pan de las manos.-¿Cuál es la diferencia? Que caprichoso- exclamó frustrada. -Si llegara a escucharte…- dijo preocupada- Traeme el queso untable descremado de la heladera ¡Rápido! se nos hace tarde. Selene se movió hacia la heladera con cansancio, últimamente se sentía sin energías. Abrió la heladera y tomó la bandeja con el queso y sintió el olor entrar de golpe por sus fosas nasales. Su rostro se frunció en una expresión de asco, cuando quiso darse cuenta, estaba soltando la bandeja contra el suelo y corriendo hacia la pileta de la cocina vaciando todo su estómago. -¡Sele!- gritó su amiga que corrió preocupada.La azabache se tambaleó hacia atrás mareada, hubiese caído de no ser por el agarre de Ágatha que la ayudó a sentarse en una de las banquetas. -¿No estarás embarazada?- bromeó, pero cuando el rostro de la