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Capítulo 2 - ¿El peor error de mi vida?

Selene se encontraba en la cocina ayudando a su amiga con el desayuno de Dionisio- ¡No tonta! ¡Te dije que le gusta la tostada sin bordes!- exclamó Agatha quitándole el pan de las manos.

-¿Cuál es la diferencia? Que caprichoso- exclamó frustrada. 

-Si llegara a escucharte…- dijo preocupada- Traeme el queso untable descremado de la heladera ¡Rápido! se nos hace tarde. 

Selene se movió hacia la heladera con cansancio, últimamente se sentía sin energías. Abrió la heladera y tomó la bandeja con el queso y sintió el olor entrar de golpe por sus fosas nasales. Su rostro se frunció en una expresión de asco, cuando quiso darse cuenta, estaba soltando la bandeja contra el suelo y corriendo hacia la pileta de la cocina vaciando todo su estómago. 

-¡Sele!- gritó su amiga que corrió preocupada.

La azabache se tambaleó hacia atrás mareada, hubiese caído de no ser por el agarre de Ágatha que la ayudó a sentarse en una de las banquetas. 

-¿No estarás embarazada?- bromeó, pero cuando el rostro de la azabache palideció su sonrisa se borró. -Imposible… 

-Lo hicimos…- Admitió con sus mejillas enrojecidas- La otra noche… en el granero- susurró. 

Agatha se tapó la boca y corrió hacia la puerta, revisando que no hubiera gente indeseada escuchando- ¿No te cuidaste?- protestó- ¿Estás loca? ¡Es el hijo favorito de los jefes! 

-¡Lo sé!- sollozó nerviosa, cubriendo su rostro- Y-yo no sé… hace tanto que queríamos… no pudimos esperar.- dijo entrando en pánico. 

-Está bien tranquila cariño- susurró suavemente- No te preocupes, tú ve a descansar, dile a tu madre que comiste algo en mal estado mientras te consigo un test de embarazo ¿Está bien?. 

Selene asintió con la cabeza y confió en su amiga, realmente quería creer que no había cometido el peor error de su vida. 

El rostro furioso de su madre, las expresiones de desprecio de sus jefes y por sobre todo la mirada de decepción de Hermes, invadieron sus pensamientos. 

Como había prometido, Agatha compró en su descanso de media hora el test de embarazo - No dejes rastros ¿Si? hazlo a la noche, cuando tu madre esté durmiendo y mañana me avisas el resultado- dijo preocupada.

Selene la abrazó con fuerza- ¿Qué sería de mí sin tí? 

Eran las 12 en punto de la noche cuando escuchó los ronquidos de su madre. Salió a escondidas con el test en sus manos hacia el precario baño que compartía con todos los empleados. Nerviosa, siguió todas las indicaciones de la cajita. 

Pensó que todo sería más fácil si Hermes estuviera sosteniendo su mano en todo momento. Suspiró con tristeza y se sentó en el inodoro a esperar que pasaran los cinco minutos que indicaban las instrucciones. 

Fueron los 5 minutos más largos de su vida, su corazón latía con fuerza, las lágrimas amenazaban con estallar en sus ojos negros y su estómago aún seguía revuelto. Cuando finalmente llegó el momento, tomó el palito con su mano temblorosa mientras cerraba los ojos con fuerza. 

-Aquí vamos…- murmuró y abrió los ojos- M****a…

“Dos rayitas rojas = Positivo” Indicaba la cajita. 

-Positivo…- murmuró con los ojos llorosos- Oh por Dios- exclamó soltando el test y cubriendo su boca por la conmoción- Estoy embarazada. 

Sintió que su mundo se vino abajo. Siempre había soñado con ser madre, tener un niño o una niña a quien amar, proteger de todo, darle una buena vida, una que ella no había tenido y por supuesto darle un padre que lo amara. Pero ¿y si Hermes no lo aceptaba?

Asustada tiró el test a la basura y corrió hacia su cama cubriéndose del mundo con las sábanas. Quizás si dormía, mañana cuando despertara, todo hubiese sido un horrible sueño. 

— 

Pero no lo fue. 

-¡Selene!- gritó una voz ronca que parecía furiosa- ¿Qué significa esto? 

A su pesar, la joven abrió sus ojos aún pesados, sintiéndose entre dormida y despierta- ¿Que…?- murmuró cansada, tratando de enfocar las imágenes difusas frente a sus ojos. 

-¡Esto!- sacudió su madre contra su cara- ¡¿Es tuyo?! ¡Dime que no lo es!- aulló la mujer. 

Selene finalmente se despabilo al ver el test que había arrojado a la basura siendo sacudido contra su cara. No tuvo tiempo de mentir, porque su madre vio el terror en su rostro al ser descubierta. 

-Mamá…- sollozó liberando gruesas lágrimas- S-si… es mío- dijo asustada.

La mujer apretó con fuerza el test entre sus manos- ¿De quién es? ¡¿Quién es el padre?!

Selene abrió y cerró la boca como un pez y sintió que su garganta se cerraba de golpe. No podía ser cierto, estaba sucediendo, estaba arruinando la vida de todos. 

-¡Te pregunte de quién es! ¡Contesta!- ordenó. 

-¡De Hermes!- gritó cubriendo su rostro con sus manos. 

Luego de su grito, se hizo un silencio sepulcral en la habitación que la asustó aún más. Se descubrió el rostro y encontró a su madre mirando un punto fijo a lo lejos con una expresión de decepción- ¿Mami?- dijo con la voz temblorosa. 

La mujer se movió hacia su mesa de luz, vació el contenido sobre su cama y quitó un fondo falso de madera. Ante la mirada curiosa de Selene, sacó una gran cantidad de billetes viejos y se los tiró en su cara. 

-¿Que…?- preguntó extrañada, tomando los billetes. ¿Esto era para criar al bebe? 

-No te tardes mucho, cuanto más grande más dificil es- dijo dándole la espalda. 

-No entiendo… 

Su madre se giró furiosa hacia su hija, en su mirada pudo ver la decepción. Le había fallado, lo único que tenía que hacer era no relacionarse con los Brixton y eso mismo había hecho. Era una mala hija, merecía unos buenos golpes de castigo, cualquier cosa, pero la mirada de su madre era aún peor. Eran como mil agujas clavadas en su pobre corazón. 

-Vas a abortar a ese niño- ordenó- No tienes ni idea de lo grave que es todo esto ¿no? 

Selene la miró con horror y se abrazó a sí misma, como si protegiera a la pequeña semilla producto del amor.

-Si los patrones se enteran de que la hija de la empleada está embarazada de su  heredero, ten por sabido que nosotras vamos a terminar en la calle. 

-Mamá…- Sollozó asustada. 

-Ellos confiaron en mí todos estos años, Selene. Te dieron educación, te dieron ropa, ¿Y así les pagas? ¿Acostándote con su hijo?-  Gritó furiosa y levantó en alto su mano. 

Selene cerró los ojos con fuerza, esperando el golpe que sabía que se merecía, pero nunca llegó. 

-Espero que para el fin de la semana ese niño ya no sea un problema- sentenció su madre, saliendo de la habitación cerrando con fuerza la puerta. 

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