Aurore y Alonso, herederos de dos poderosas familias rivales, se ven obligados a unir sus vidas a través de un compromiso arreglado, con el fin de consolidar el poder de sus familias y garantizar la paz entre ellas. A pesar de la desconfianza inicial y la presión que recae sobre ambos, poco a poco empiezan a descubrir una conexión que los une, superando las barreras que los rodean y desafiando las expectativas impuestas. Sin embargo, una amenaza oculta emerge para desestabilizar su compromiso y la alianza entre sus familias. Un clan criminal conocido como el clan de los Lucas, que busca desmantelar la unión entre los Johnson y los López, se infiltra en sus vidas, tratando de manipular y sembrar dudas entre ellos. A medida que los ataques se intensifican, Aurore y Alonso deben enfrentar el peligro no solo para proteger su futuro, sino también para proteger a sus familias.
Leer másEl sol brillaba intensamente mientras Alonso y Aurore viajaban en el coche hacia la comunidad donde la familia López tenía un proyecto social en marcha. El evento de ese día consistía en una serie de actividades para niños y adolescentes, con el objetivo de acercarse a la comunidad y apoyar a las familias menos favorecidas de la zona. Alonso había decidido llevar a Aurore, esperando mostrarle un lado diferente de su vida, algo que no estuviera relacionado con las negociaciones o las expectativas familiares.Aurore miraba por la ventana del coche, observando el paisaje cambiar mientras se alejaban de la opulencia de la mansión y se adentraban en una zona más humilde. Había algo en la manera en que Alonso conducía, tranquilo y en silencio, que le transmitía cierta paz. Ella sabía que él tenía un propósito al traerla aquí, y estaba decidida a aprovechar la oportunidad para conocer más sobre Alonso y sus motivaciones.Cuando llegaron al lugar, Aurore se sorprendió al ver la cantidad de pe
El sol comenzaba a despuntar sobre la mansión, pintando los muros de un cálido tono dorado. Aurore se despertó antes de lo esperado, sus pensamientos aún girando en torno a la cena de la noche anterior. Había algo en Alonso que la intrigaba, algo que no había notado antes: un deseo de conectar, más allá de las obligaciones que los rodeaban. Sin embargo, sabía que si quería hacer que este compromiso fuera más llevadero, tendría que mostrarse más auténtica, más abierta. No podía permitir que su futuro se definiera solo por la rigidez de las expectativas familiares.Decidida a hacer algo diferente, Aurore se vistió con ropa sencilla y bajó al piso principal en busca de la cocina. La mansión era enorme y laberíntica, pero logró llegar al lugar siguiendo el sonido de la actividad matutina. Al entrar, encontró a Elena, la encargada de la cocina, organizando los ingredientes para el desayuno. La mujer levantó la vista y la observó con sorpresa.—Buenos días, señorita Aurore. ¿Hay algo en lo
La luz del sol se filtraba por la ventana, bañando la habitación de Aurore con un cálido resplandor matutino. Sentada frente a su escritorio, Aurore intentaba concentrarse en su proyecto de historia del arte. Frente a ella, una serie de fotografías y bocetos se apilaban, cada uno parte de su próxima exposición. Sin embargo, sus pensamientos se desviaban constantemente hacia el compromiso impuesto y la inevitable interacción que tendría con Alonso el fin de semana siguiente. Era como si una nube oscura hubiera empezado a proyectarse sobre su vida, haciéndola sentir atrapada en un destino que no había elegido.Dejó escapar un suspiro frustrado y se levantó de la silla, caminando hacia la ventana para tratar de despejar su mente. La vista del jardín, con sus flores coloridas y el aire fresco de la mañana, siempre había sido su refugio, un lugar donde podía encontrar consuelo. Pero hoy, ni siquiera el paisaje podía calmar la sensación de ansiedad que crecía en su interior. Pensar en Alons
La noche envolvía la ciudad de Nueva York, y las luces titilaban como estrellas dispersas en la vasta oscuridad de la urbe. En lo más alto de un edificio que dominaba el horizonte, una habitación, apartada del bullicio y del caos citadino, aguardaba. La sala de reuniones tenía paredes de madera oscura y sofás de cuero negro que reflejaban el lujo discreto de quienes se movían tras las sombras. La mesa larga y pulida al centro era el epicentro de la tensión contenida en aquel lugar. Las lámparas colgantes emitían una luz tenue, proyectando sombras alargadas que parecían bailar sobre las paredes, creando un ambiente aún más solemne y enigmático. Cada detalle de la decoración parecía calculado para transmitir poder y autoridad sin extravagancias innecesarias.Alrededor de la mesa, dos familias se miraban con rostros imperturbables. La Familia G. López y la Familia P. Johnson se habían reunido. No era la primera vez que sus caminos se cruzaban, pero sí la primera en la que compartían una