El sol comenzaba a despuntar sobre la mansión, pintando los muros de un cálido tono dorado. Aurore se despertó antes de lo esperado, sus pensamientos aún girando en torno a la cena de la noche anterior. Había algo en Alonso que la intrigaba, algo que no había notado antes: un deseo de conectar, más allá de las obligaciones que los rodeaban. Sin embargo, sabía que si quería hacer que este compromiso fuera más llevadero, tendría que mostrarse más auténtica, más abierta. No podía permitir que su futuro se definiera solo por la rigidez de las expectativas familiares.Decidida a hacer algo diferente, Aurore se vistió con ropa sencilla y bajó al piso principal en busca de la cocina. La mansión era enorme y laberíntica, pero logró llegar al lugar siguiendo el sonido de la actividad matutina. Al entrar, encontró a Elena, la encargada de la cocina, organizando los ingredientes para el desayuno. La mujer levantó la vista y la observó con sorpresa.—Buenos días, señorita Aurore. ¿Hay algo en lo
Leer más