“Cazando al CEO” «Ese CEO es mío, yo lo vi primero» Erika Camel, lo tiene todo. Si alguien tuviera que describirla en una palabra, esa sería sin duda alguna “Despampanante”. Un rostro:Perfecto, Un cuerpo: Lujurioso y lleno de curvas listo para encender la pasión de cualquier hombre que la mire. Una mente: Absolutamente brillante, y acompañado de su perseverancia de acero, la convierten en una triunfadora innata... todo lo que se propone esa bendita mujer lo sobrecumple. Dos doctorados, uno en Administración de Empresas y otro en Finanzas; la convierten una de las más conocedoras del mercado en el que opera su compañía. Sus rivales en los negocios la llaman la “Perra Fría” Es la principal heredera de la familia Camel, Dueña de su propia compañía, tiene una familia cariñosa y un novio que la ama casi tanto como a su dinero. Su principal defecto: “Lo caprichosa”; este sale a relucir cuando el destino le pone en su camino a el camaleón de los negocios en New York. En una convención en Alemania conoce a Derek Meyer, CEO de una importante empresa Alemana con sede en New York ocasionando que el Perfecto y muy planeado mundo de Erika se ponga patas arriba. Su nuevo plan... Comenzar a trabajar con Derek, pero no desde su empresa, sino como asistente personal del CEO de la principal empresa de la competencia. ¿Para cuando se descubra su juego de seducción...ya la presa habrá caído en la trampa?
Leer másEPÍLOGO(Cinco Años Después)Fráncfort, Alemania.Érika CamelEl frío del invierno me hace abrazarme más el cuerpo, mientras espero paciente que Derek Mayer llegue hacia mi con un enorme ramo de flores que acaba de comprar del otro lado de la calle.Lleva la semana completa llenándome de regalos, y no es casualidad que estemos en esta helada ciudad justo hoy.Hoy es el día de nuestro quinto aniversario. Nuestras bodas de Madera, como metáfora de un árbol que crece y necesita de crear una base sólida para prosperar y crecer. Nuestra unión estaba en su mejor momento y se mostraba resistente con el tiempo.Nuestros dos hijos estaban junto a sus tío Dominico Mayer, y Julie Camel de Mayer, porque mi hermana después de tantos años por fin decidió cambiarse el apellido Peterson al de nuestro padre, y todo motivada porque deseaba que su primer hijo tuviera el nombre del hombre al que le debía prácticamente todo en la vida. Evidentemente papá y yo fuimos los más felices con su decisión,
Érika CanelEntré en la mansion de los Mayer y todo estaba en total quietud. Dominico fue el primero en aparecer por el living con un pantalón de pijama y una remera también negra. En las manos traía un vaso de cristal lleno de leche. Parecía un Niño pequeño on un bigote blanco sobre el labio superior.Julie se acercó a su flamante nuevo esposo sonriendo encantada y le besó con mucha dulzura la comisura de los labios.—Delicioso—susurro ella contra los labios de su esposo y rodé los ojos ante el hecho de tanta comolicodad. Aún no me podía creer que ese par de revoltosos inatrapables se hubieran casado antes que Derek y yo. Era totalmente increíble... en el sentido más literal de la palabra «increíble».—Hola Cuñada— me saludo Dominico Justo después de que acabo de comerse viva a su esposa. —Derek está en su habitación…. Se fue a dormir temprano, ya sabes…. Sueño embellecedor para estar «bien Alemán y bien matador» mañana en la boda.Julie se partió de risa y yo tuve que disimula
Érika y Camel Supuestamente debería estar en una despedida de solteras, «mi despedida de soltera», pero embarazada de tantos meses la idea no me resulta nada atractiva.Lo que es probable que ocurra es que caiga infartada si un stripper cachondo me muestra su miembro, o puede que me dé risa… no todos los días uno se topa con un semental vergón como con el que estoy a punto de casarme.No puedo beber tampoco, así que no tiene caso alejar a Julie de su flamante esposo, solo por pasar la noche nosotras dos como un par de monjigatas.—Vete a casa de tu esposo Jul— le dijo negociando con ella— Creo que yo hate exactamente lo mismo.—Érika Camel… es de muy mala suerte que el novio vea la novia… desde la noche antes hasta la ceremonia— me advierte Julie apuntándome con un dedo.—Y lo dice la mujer que consumo un matrimonio antes y después de la ceremonia… que para colmo fue a escondidas en Las Vegas— le recordé.—¡Touche!— admitió hiriéndose con una katana imaginaria a modo de harakiri.—Pe
Érika CamelMientras Julie hablaba sentada en mi cama frente a mi, menos daba crédito a lo que me trataba de contar. Tenía que tratarse de una broma .—¡Aún no te puedo creer Julie!¿¡Cómo así que te casaste en Las Vegas!? —pregunté con los ojos como platos y cada vez más sorprendida. —Pero cómo ocurrió, si cuando te marchaste esa tarde parecía que habías erradicado a Dominico Mayer de ti cerebro. No te dije nada sobre qué el también estaría en Las Vegas… pero no creí que las cosas llegarían a este nivel.—Solo ocurrió Erick… me lo pidió y no le pude resistir— se explica y aún no entiendo una mierd@. Para colmo lleva ese anillo de fantasía con un engarce que es más falso que judas. Y de la piedra ni hablar… ni siquiera es vidrio o una imitación aceptable. Es plástico y bastante feo. —¿!A este anillo fue a lo que no te pudiste resistir!?—chillo tomando su mano para analizar la «anti-joya», más bien debería decir la «basura» que lleva en su dedo anular.—No fue el anillo Ericka. El anill
Julie PetersonSi alguien me pregunta alguna vez algún detalle de mi boda… sin duda diré que me dolía el trasero. Creo que eso era lo que más iba a recordar de toda esta locura.También podría rememorar el orgasmo anal que me proporcionó mi futuro esposo una hora antes, pero bueno eso no era algo que se le contara a todo tipo de público.Me vestí con un sencillo vestido blanco ejecutivo, y Dominico se metió en un jeans con camisa blanca y un saco negro casual. Si no nos deteníamos... era un hecho que terminaríamos casados. Abordamos un taxi en plena madrugada y nos dirigimos a la icónica capilla Graceland.¿Hay algo más típico en Las Vegas que casarse ? A la par que el juego, las bodas son el principal atractivo de Las Vegas. Cada año se celebran más de ciento veinte mil bodas, siendo el segundo lugar del mundo en el que más matrimonios se celebran por detrás de Estambul.Sabia a donde nos dirigíamos, ese lugar era famoso. La Capilla Graceland era la capilla más famosa de Las Veg
Dominico MayerSiempre supe que totalmente cuerdo quien dice cuerdo del todo, pues yo no estaba… o era que quizás la crianza que me había dando mi madre en cuanto a relaciones matrimoniales pues no había sido la mejor, porque aunque mi padre murió siendo yo muy Niño aún recuerdo que ella parecía odiarlo a él y a todo lo que su esposo representaba. Así siguió años después... los Mayer para ella no valíamos nada, y después de su muerte quedó aún más claro. Entoces no es muy difícil de entender que después de pedirle a Julie Peterson que nos casáramos… hasta yo mismo me espanté de la intensidad de mis sentimientos hacia esa mujer. No sé de donde demonio había salido esa loca idea de casarme pero me parecía ahora lo más lógico y lo más acertado. Ya ella había huido… y allí estábamos de nuevo. Ya había ido tras ella, así que me merecía el premio mayor y ya no me conformaría con menos. Siempre dije que no me casaría, y ahí estaba pidiendo matrimonio de la manera menos convencional posi
Julie Peterson El borracho afianzó su agarre sobre mí y traté inútilmente de clavarle mi codo sobre las costillas, pero él muy maldito estaba envuelto en grasa. Dominico seguía frente a su arma, y no parecía asustado.Otra vez avanzó otro pasó mientras medio bar gritaba y se alejaba de nosotros.«¿dónde estaba la seguridad del bar cuando uno la necesita?»Exactamente eso mismo pensé yo, pero nada. De la seguridad ni sus luces. El tipo comenzó a subir su agarre por mi abdomen buscando mis senos para toquetearlos y Dominico lanzó su última fría advertencia.—¡O la sueltas, o te muelo a golpes!— espetó furioso con la vista fija en las manos del tipo tocando mi abdomen. Me sentía asqueada de ser tocada por un desconocido contra mi voluntad. Dominico en un dos por tres se acercó un poco más, y tomó el arma del tipo, que no se esperaba que el joven que tenía en frente fuera tan osado « vale decir que yo tampoco me lo esperaba».El puño del Alemán se entregó en la boca del borracho hacién
Dominico MayerTotalmente frustrado, y odiando al mundo por mi mala suerte, salí de esa habitación. No me quedaría escondido bajo mi cama solo porque ella anduviera oronda, paseándose por todo el hotel, y el casino. Necesitaba salir de allí, poner distancia. Las Vegas era una ciudad enorme y llena de lugares a los que irse sin que tuviera que ver ese rostro de ángel malvado que se cargaba la muy inconsciente. Lleve mis dedos y presione el puente de mi nariz, aún me costaba creerme que ella estuviera allí… tan cerca y tan lejos. Me hacía El Fuerte, pero lo cierto era que la muy descarada había calado hondo en mi interior. Si esta situación continuaba así, me volvería loco tratando de manejar el deseo casi enfermizo que sentía por ella. La había hecho rabiar, algo había aprendido a conocerla, y al coquetearle a la recepcionista pude ver esa llama de ira encendiéndose en sus ojos. No era Justo que yo siguiera evocándola cuando ella me había dejado tirado a la primera «literalmente».
Narrador Omnisciente Si algo realmente odiaba Dominico Mayer en esta vida era que lo sorprendieran, y bueno recientemente también había descubierto que también sentía cierta aversión por cierta dama que por pura “casualidad” tenía en frente.El Alemán repaso de pie a cabeza a la "señorita" que había venido a representar a la reconocida empresa de tecnología de su cuñada, y luego como si nada fingió un olvido inmediato de la mujer que tenía Justo a su lado, y digo «fingió», porque uno no olvida en unas pocas semanas al amor de su vida por mucho que lo intente y por grande que haya sido la ofensa recibida. Julie Peterson se había encargado de instaurar su bandera en su cabeza, y luego de la única noche de pasión que compartieron, también en su piel.Julie se quedó totalmente boquiabierta, al percatarse de que si, que sin dudas él había reparado en ella con algo de desinterés, pero al otro instante había continuado coqueteando de lo lindo como si su presencia allí fuera absolutamen