Tras ser engañada por su esposo, Eloise acaba en la cárcel por atacar a la amante embarazada de su marido. Tras salir de prisión, su principal anhelo es vengarse, lo cual incluye quitarle a su antiguo esposo Trevon todo lo que él le ha quitado. En el transcurso de esta tarea, tendrá a su disposición un aliado sorpresivo: El primo de su expareja, Derek Montenegro. Ella afirmaba que él era un CEO de hoteles común y corriente, con una presencia tan sombría que parecía reflejar el tono de su tatuaje. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, ella le hace una oferta irresistible, sin saber que estará pactando con el mismísimo demonio. Aunque parecen ser muy distintos, comparten una meta en común: terminar con la vida de Trevon de todas las formas posibles, sin recurrir al asesinato, ya que sería una alternativa demasiado sencilla. A medida que logran sus metas, descubren que ellos sienten una fuerte conexión que no puede ser negada. Eloise dudara si caer en las manos pecaminosas de Derek más cuando el secreto de él sea revelado como líder de una de las organizaciones criminales más poderosas de California. En el momento que Eloise descubra que Derek es el líder de la mafia, su vida comenzara a peligrar ¿Logrará Eloise obtener su venganza sin perder la vida en el proceso? ¿Será capaz de resistir la fuerte atracción magnética que Derek provoca en ella?
Leer másLanzaba los dados haciendo que mi pequeño gato en el tablero se moviera cayendo en la casilla donde tenia otra tarjeta para salir de la carta. Por otro lado, al lanzar sus dados Benjamín al mover su pieza habia caído en mi propiedad mas costosa. Al observar la expresión en su cara, no pude contener la risa, ya que si eso hubiera sido dinero de verdad, seguramente estaría en la calle, completamente arruinado. —Benjamín, creo que amas esa propiedad, no es normal que hayas caído más de tres veces en la misma. —bromeaba de forma sarcástica—. Si esto fuera una competencia con dinero de verdad, ya estarías en bancarrota. Necesitarías bastante tiempo para recuperarte por completo. Quizás te encontrarías en la calle con un cartel ofreciéndote en alquiler a cambio de comida.Con una sonrisa relajada y serena respondía—Hago lo que puedo, Eloise.Al oír su tono poco convincente, no pude evitar soltar una risa divertida, ya que parecía que no estaba siendo del todo sincero. —Claro, claro. A lo
Derek MontenegroEsa mañana estábamos en mi sala sintiendo la tensión palpable en el aire, a pesar de todo parecía un refugio en medio del caos que se había desatado. Era la calma antes de la tormenta. Eloise permanecía en la esquina, observaba con delicadeza la escena, donde Miguel y Benjamín se encontraban sentados frente a mí, y las sombras jugueteaban sobre sus rostros, creando un contraste con la seriedad del momento. Con ese vestido que de embarazada que había adquirido se veía tan bella que me daban ganas de llevármela, pero actualmente estaba concentrando en acabar con Santoro.—Vamos a sacar a Eloise en un aeropuerto privado —rompía el silencio con una voz tan filosa que ellos entendieron que era una petición donde podia rodar cabezas si no era cumplida. La mirada constante de Miguel reflejó cierta duda. —Lo siento, pero Derek, eso va a ser difícil. Por ahora, si seguimos en este juego, es mejor que mantengamos oculta a Eloise aquí, en tu casa. No podríamos sacarla al menos
Al despertar, me encontré en un sitio desconocido donde el ambiente era fresco y el olor a desinfectante impregnaba el aire. Me costaba distinguir la realidad de un sueño desvanecido, y antes de que pudiera orientarme, una figura se acercó. El doctor, con una sonrisa cálida, trataba de tranquilizarme ante mi desconcierto. Puso una lámpara frente a mis ojos y continuó observando.—¿Tienes conocimiento de cuál es tu nombre? —Sí, mi nombre es Eloise. —seguía la luz ligeramente confundida con mis ojos.—¿Sabes que día es? —Es viernes. —Estas lucida, eso es bueno. Eloise. Estoy aquí para revisar cómo te encuentras —tomaba mi pulso y tras de esto tocaba mi estomago lo cual me provoco un ligero dolor.—¿Dónde estoy? —logré preguntar, sintiéndome como si estuviera nadando en un mar de brumas. —Te encuentras en el hospital —contestó, con un tono de voz apacible y reconfortante. —Has sufrido un accidente, pero has contado con una gran dosis de fortuna. Aunque recibiste un golpe, no has s
Derek MontenegroSentía cómo la adrenalina recorría mis venas como un fuego gélido que congelaba cada uno de mis pensamientos. Una tormenta de rayos que invadía mi cabeza, mi cuerpo, no podia estar totalmente cuerdo en esos momentos, aunque quisiera. Una y otra vez, la imagen se reproducía en mi mente: Eloise, con un semblante tan pálido como la cera, que yacía desmayada entre mis brazos. Corrí con una intensidad desconocida, sintiendo cómo el aire quemaba mis pulmones, mientras cada zancada se convertía en una plegaria silenciosa. —¡Necesito un médico! ¡Un médico, por favor! — mi voz resonaba en los pasillos del hospital, un eco desesperado que se perdía en el bullicio. —¡Mi hijo, estoy esperando un hijo! ¡Eloise, por favor, despierta! Ante mis ojos se desplegaron las puertas de emergencia como una ilusión. Los doctores y las enfermeras se aproximaron, sus caras se volvían difusas frente a mis ojos llenos de temor. Eloise fue arrebatada de mis brazos, luego la pusieron en una camill
En las últimas dos semanas, estuve colaborando estrechamente con Derek y su equipo de finanzas. En ese corto periodo, pude apreciar cambios sorprendentes. Colaboré con el jefe de finanzas, y debIA decir que disfruté mucho trabajar en equipo. Estar con Trevon significaba que me encargaba de todo, lo que resultaba en que acababa agotada por completo. Además, en estas dos semanas, los mensajes de Trevon se volvieron más persistentes, tanto que decidí bloquearlo. Me di cuenta de que su hotel se estaba deteriorando a un ritmo más acelerado de lo previsto, llegando incluso a encontrarse en una situación de quiebra. Aunque estaba esperando un bebé, tanto Benjamín como Derek me habían enseñado sobre el uso de las armas, además de ayudarme a superar el miedo y a sentirme más tranquila cuando las tenía cerca, algo que ya estaba empezando a dominar.El arma se había convertido en parte de mí, llegando a un punto en el que ya no tenía vacilaciones, simplemente disparaba sin pensarlo. A pesar d
—¿De verdad quieres ir a la casa de Derek? Insisto, quédate conmigo. —Tranquilo Alessandro, además tengo a su perrito siguiéndome. —mi mirada se dirigía hacia Miguel, quien simplemente esbozó una leve sonrisa. —Hola. Alessandro lo observaba detenidamente, pero guardó silencio. Inclinó la cabeza levemente mientras me envolvía en un cálido abrazo.—Eloise, por favor, mantente a salvo. —murmuró—No olvides que estoy presente para protegerte. Siempre seré parte de tu familia, mientras que a Derek apenas lo has conocido recientemente.—Alessandro, estoy bien. Soy una mujer fuerte, tranquilo.Después de la breve despedida, me acomodaba en el asiento trasero del automóvil, deleitándome con la vista nocturna de la ciudad californiana. A medida que nos desplazábamos, contemplaba cómo la urbe surgía a través del cristal. Miguel destacaba por su habilidad para entablar conversaciones, a diferencia de Benjamín. Siempre estaba dispuesto a hacer bromas, lo cual resultaba muy agradable, y su conv
—¿Estás esperando un bebé? Benjamín me miraba y luego miraba a Derek tragando en seco. Esa mañana el habia llegado mas temprano de lo habitual y fue recibido por esa noticia. Su mirada era plausible, se acercó a mi dándome un fuerte abrazo tras unos momentos.—Eso me llena de felicidad. —se alejo levemente acariciando mi mano. —Un bebé es el regalo más maravilloso que pueden recibir. —sonrió con una euforia que era latente. —Es necesario acabar con Santoro antes de que descubra que Eloise está esperando un bebé —dijo Derek con voz gélida.Lo notaba agitar su cabeza alejándose de mi—He intentado hacer mis propias investigaciones en el mercado negro sin la ayuda de Miguel para aligerarle la carga. Santoro al parecer esta camuflado entre una persona de la alta sociedad o una persona rica de California. He llegado a ciertas conclusiones y tengo en mente un par de posibles nombres.Sacaba una lista con fotografías de unos treinta hombres y cinco mujeres. —Aunque he rechazado a las mujer
—Eloise…—murmuro levemente por fin mirando la prueba de embarazo como si fuera una bomba. —¿Eso es lo que significa? —Si… —¿Es veridico? ¿Es cierto? —su voz temblaba.—Es positivo Derek… —Positivo…—guardaba su arma y acariciaba su cabello con fuerza como si estuviera analizando. —¡Es una noticia maravillosa! ¡Vamos a tener un bebé!Sin darme oportunidad de procesar algo, simplemente me agarró y me hizo dar vueltas con intensidad. Deje escapar un grito potente al no preverlo.—¡Derek bájame! —reía nerviosa.—¡Vamos a tener un bebé, Eloise! Estamos a punto de convertirnos en papás, tú y yo, —comenzó a reírse de manera descontrolada. —Esto no puede ser posible. ¡Imposible! No puede ser. Voy a tener un hijo con la mujer que amo.Mientras sostenía el examen en mi mano, él me acompañaba rápidamente hacia donde se encontraban sus parientes charlando en la mesa. La alegría era evidente en todos mientras intercambiaban divertidas historias sobre sus diferentes excursiones.—¡Voy a ser padre
Los rayos del sol matutino se colaban a través de la ventana, creando una escena bellísima que resultaba conmovedora de contemplar. —¡Otra vez no!Observaba de reojo a Derek mientras se levantaba apresuradamente para dirigirse al baño y vomitar. Después de la consulta médica de la semana pasada, era habitual que él se levantara con náuseas. Después de examinarlo, el médico no detectó ninguna anomalía, por lo que supuso que se trataba de un virus estomacal que aún debía ser eliminado por su organismo. A pesar de que le recetó medicación y le aconsejó que se mantuviera bien hidratado, continuaba experimentando episodios de vómito. —Derek…Al despertar, me cubría con la sábana y luego me dirigía al baño para acariciarle suavemente la espalda. Derek estaba inclinado sobre el inodoro, expulsando vómito, pude observar que tenía una leve sudoración fría.—Creo que sería conveniente que nos dirigiéramos al centro médico, Derek. Es inusual experimentar náuseas durante toda una semana sin tene