5. Anillo

La tienda de joyas resplandecía con un brillo casi fascinante. Mientras exploraba entre collares y pulseras, intentaba hallar una pieza que reflejara el remolino de emociones que me invadía. Jamás había pensado que sería tan difícil adquirir un anillo de compromiso falso. Sin embargo, me encontraba en el umbral de dar por concluido un episodio sin sentido en mi vida, impulsada por la angustia de no querer cargar más con el peso de tener que sufrir al lado de Trevon.

Derek se materializó a mi lado, como una silueta que se acentuaba con cada palabra que decía. Con una mirada profunda y misteriosa, sus ojoszafiro guardaban secretos que seguramente nunca llegaría a contar. Su voz, un suave susurro, me envolvió mientras señalaba un anillo con un diseño intrigante: —Este sería ideal. Atractivo, pero con un toque enigmático. Igual que tú.

Observé de reojo mientras cruzaba los brazos sobre mi pecho, mostrando una actitud defensiva. —No he venido a divertirme con acertijos, Derek. Necesito adquirir únicamente un anillo. ¿Hasta qué punto puede resultar complicado eso?

Se aproximó ligeramente, disminuyendo el tono de su voz como si estuviera hablando de un tema sensible. —Ah, pero con un compromiso puede abrirse un mundo completamente nuevo. Piensa en... un novio enigmático. Una existencia repleta de inesperadas sorpresas en medio de la oscuridad...

Su actitud bromista me molestó, sin embargo, de manera sorprendente, logró encontrar un lugar encantador dentro de mi enojo. —No quiero escuchar acerca de compromisos. Estoy harta de promesas que no se cumplen. Tu primo se esforzó en evidenciar que los anillos no tienen más valor que ser un simple trozo de metal.

Una enigmática sonrisa se dibujó en el rostro de Derek, haciendo que momentáneamente se desvaneciera la sensación de cansancio que me invadía.— Tal vez la dificultad radicó en no haber hallado la sortija apropiada. O no haber estado realmente enamorado.—Se detuvo, mirándome fijamente. —En ocasiones, lo más cautivador se encuentra oculto detrás de lo que aparenta ser superficial. ¿Y si en lo que aparenta ser mentira, existe un toque de magia?

—Derek, te escuche cogiéndote a una desconocida así que no tienes nada de romántico.

Eso le provocó una sonrisa de medialuna.

—Ademas...¿Quieres que crea que un anillo falso puede hacer algo especial?—le espeté, irritada. Sin embargo, la intensidad de su mirada me llevó a jadear en mi interior.

—Si eliges bien, hasta un anillo de plástico puede tener su propia historia. —dijo, como si supiera algo que seguramente también tuviese una muy mala experiencia. —Pero eso no quita las ganas de arriesgarse —me guiñaba uno de sus ojos.

—Pues se quedara en duda, arriesgarse ya no vale la pena al menos que sea necesario y ganes algo con eso— desafiándolo lo miraba de arriba a bajo.—Tal vez necesito a alguien que solo juegue mi juego y no haga nada mas.

—Me agradas—con lentitud se acercaba a mi levantándome la barbilla. Una sonrisa picara, unos ojos pecaminosos. Sus ojos azules brillaban con la intensidad del sol —¿Buscas a alguien que sepa jugar? Tienes suerte porque sere un buen jugador.—acariciaba con levedad mi mejilla— Hagamos un trato, mientras esto dure tu te comprometerás a mi y yo a ti. Seamos unos buenos actores, te prometo que te mostrare amor y si me dejas te hare ver las estrellas en nuestra cama— afirmó con una voz que se deslizaba entre susurros seductores y enigmáticos.

Me debatía entre la risa y la molestia. —No necesito otro juego, Derek, solo vengarme. Quiero quitarle todo por lo que luche. Estoy harta de esta situación. No obstante, algo en su personalidad me resultaba fascinante; la manera en que afrontaba la vida era prácticamente un espejo de mi rabia interna.—sonreia—he escuchado que tienes una manera un poco practica de eliminar a tu competencia y eso es lo que me interesa.

Sonrío levemente—asi es, pero solo te dire, déjate llevar un poco por nuestro juego. Tal vez se revele algo que nunca esperaste.

—Buen intento, pero solo quiero su cabeza, al igual que tu.

Su expresión alegre resplandeció en medio de la oscuridad que nos envolvía. —Tienes razon, no quiero su cabeza solo por tener contacto si no por algo más. A ti te fue infiel, conmigo se acostó con mi prometida hasta embarazarla, obligarla a abortar, y tras eso motivarla a suicidarse—su tono se torno lúgubre.—No quiero matarlo, seria muy sencillo, quiero que sufra en carne propia lo que viví, y si puedo hacerlo contigo de mi lado seria aun mejor.

Se alejaba acercándose a la dependiente la cual el le dio unas indicaciones sobre un anillo. En una caja de terciopelo me entregaba uno que mantenía un enorme diamante el cual me acerco a mi para observarlo.

Mientras contemplaba ese anillo resplandeciente, sentí el cosquilleo de la incertidumbre, la atracción por lo desconocido. Quizás, solo tal vez, lo que estaba buscando no era solo un anillo, sino una nueva forma de escribir mi propia historia.

—A veces, el destino trae a personas que te hacen tener un flechazo, mi pequeña gatita —con su mano izquierda sujetaba delicadamente mi mano izquierda mientras que con la derecha deslizaba el anilllo de compromiso en mis mano anular —las mejores cosas surgen de las situaciones más inesperadas. Todo depende de cuán dispuesta estés a sumergirte conmigo a la oscuridad.

Sus ojos azules comenzaron a enegreserse, no era una sugerencia era una afirmacion. Sus ojos parecian el espejo de una oscuridad inrecconosible para mi llenas de secretos.

—Derek, porque me dices eso.

—Yo oculto muchas sombras Eloise, pero te prometo que te protegere de cada una de ellas, solo debes confiar en mi y yo te tratare como la reina que mereces. Seme fiel, siempre fiel, y yo te hare triunfal en todo lo que deseas.

El parecia de los tipicos don juan, pero habia algo en el que estaba lleno de misterio, lo envolvia algo mas oscuro que ser un simple ceo de hoteleria. El parecio leer mi mente a lo que solo sonrio.

—No le temas a lo desconocido Eloise, te juro que disfrutaras cada momento que vivas conmigo. Pero antes debemos sellar nuesta union.

Era un compromiso falso, una simulación de sentimientos que nunca imaginé que desembocaría en esta situación actual. No obstante, en el momento en que él deslizó el anillo en mi dedo, experimenté una sensación eléctrica que se propagó por todo mi ser, como si aquel metal gélido hubiese avivado una llama intensa en lo más profundo de mí. Nos miramos profundamente a los ojos y, en ese preciso instante, todo el conocimiento que poseía sobre su persona se esfumó en el aire. Era el primo lejano de mi exesposo, alguien a quien apenas conocía de vista, y sin embargo, parecía que habíamos compartido incontables experiencias a lo largo de diferentes etapas de nuestras vidas.

—Estas lista para sellar nuestra union mi pequeña gatita.

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