7. El es mi prometido

La tarde era gris y el viento soplaba con una rabia contenida cuando Derek y yo llegamos a la casa de Trevon. La incertidumbre se había instalado en lo más profundo de mi ser, como un pájaro inquieto revoloteando sin descanso. No estaba completamente segura de lo que nos aguardaba detrás de aquella puerta, pero en mi interior sabía que enfrentarnos a Trevon, con su astucia y determinación, nunca sería una tarea sencilla. Estaba totalmente enfurecida pues el se había llevado todos mis logros, mis méritos, y mi trabajo duro siendo apoyado solo por el dinero que me dio mi padre. Deseaba quitarle todo, hacerlo sufrir, quería que rogara por su perdon pero mas que nada que no pudiera levantarse con todo lo que me hizo. 

 

Derek,en medio de esta intensa tormenta emocional, mostraba una determinación inquebrantable. Su penetrante mirada se encontraba inmutablemente fija en la imponente puerta de madera maciza, como si poseyera la capacidad sobrenatural de traspasarla y descifrar meticulosamente los enigmáticos y siniestros designios urdidos por el astuto Trevon. Por un breve instante, experimenté una sensación de seguridad y resguardo, como si la inmensidad del mundo que nos rodeaba no tuviera la capacidad de perturbarnos en la unión que compartíamos en ese momento. Sin embargo, en el fondo de su ser, tenía plena conciencia de que esa situación efímera no perduraría en el tiempo. Tocaba la puerta pues ni siquiera me habian dado llave, pues segun el no la merecia.

Cuando Trevon abrió la puerta de su casa, su rostro se iluminó con una sonrisa burlona que revelaba su satisfacción por la travesura que estaba a punto de cometer. Sus penetrantes ojos azules buscaban los míos con una mirada llena de desprecio y desdén. — Mira a quién tenemos aquí, — exclamó con un tono de voz lleno de prepotencia y superioridad, dejando en claro su actitud altanera y despectiva hacia la persona que acababa de llegar. Cruzaba sus brazos sin dejar de mirarme de manera burlesca— mi primo incompetente que sabe Dios que hace para sobrevivir que está tratando de conquistar el corazón de mi esposa. ¿Qué te hace pensar que Eloise te pertenece?"

Mi estómago comenzó a revolverse intensamente, provocando una sensación de malestar que me invadió por completo. 

—  ¿Te pertenezco?— hablaba de manera burlesca—  eres un idiota y te recuerdo que tú me pediste el divorcio.

— Eso fue antes, ahora tu estas viviendo conmigo, mi querida Eloise, así que cállate y entra ahora mismo.

Trevon  nunca había sido especialmente hábil para disimular su egoísmo, y esa pregunta no solo resultaba provocativa, sino también profundamente desgarradora. En ese momento, experimenté una sensación de opresión en el ambiente, como si la atmósfera misma se cargara de una densidad inusual. — Agradece que no te mate ese día Trevon, debí hacerlo. Además, no te pertenezco— respondí con determinación, intentando mantener mi postura firme, quería arrastrarlo pues de solo verlo mi colera y mi odio comenzaban a vislumbrarse.

Derek, sin embargo, se encontraba en un estado de ánimo notablemente frío y distante en ese momento. Su profundo y perturbador silencio era gélido, y pude observar claramente cómo apretaba con fuerza su mandíbula, reflejando así la intensidad de sus emociones contenidas. — No tienes ningún derecho absoluto a dirigirte de esa manera hacia mi prometida—expresó con firmeza, su tono de voz tranquilo pero cargado de una clara advertencia. Era un aspecto de su personalidad que no había tenido la oportunidad de presenciar ya que no habíamos socializado, y debia admitir que me tomó por sorpresa.

Trevon soltó una risa burlona y despectiva, como si la situación absurda y ridícula que se presentaba ante él fuera parte de una comedia de enredos sin fin. —¿Prometida? Apenas es una mujer que ni siquiera tiene claridad sobre sus propios deseos y necesidades. Ademas es mi esposa ¿En serio piensas comerte mis sobras?

Una intensa chispa de furia cruzó velozmente por el rostro de Derek, y en un fugaz instante, la atmósfera circundante experimentó un drástico cambio. En un movimiento sorprendentemente fluido y escalofriante, sacó rápidamente un arma de fuego de su elegante chaqueta y la apuntó amenazadoramente directamente hacia Trevon, quien quedó petrificado ante la situación. 

Mis grandes ojos se abrieron sin poder entender la situacion que estaba pasando, como si fuese una pelicula. El intenso terror me invadió por completo, dejándome completamente paralizado en ese instante. —No me tiembla la mano para acabar contigo.—expresó con una frialdad tan intensa que me dejó completamente helado y sin aliento. Su voz, firme y serena, no mostraba ni un ápice de vacilación; al contrario, resonaba en el ambiente con una claridad impactante, como si la complejidad ética que lo envolvía fuera simplemente un eco lejano en su conciencia.

—¡Derek, detente!  no puedo creer lo que estás haciendo!— grité con todas mis fuerzas, pero mis palabras se perdieron en el furioso rugido de la tormenta que nos rodeaba. Era tan inesperado pues no sabía que el tuviera un arma. —Derek, por favor, te pido que no hagas esto,  no puedes tomar una decisión tan precipitada.

El tiempo parecía detenerse por completo en aquel instante mágico y etéreo. La tensión era extremadamente palpable; podía claramente escuchar el latido acelerado de mi corazón resonando fuertemente en mis oídos. Trevon levantó lentamente las manos, confuso por la situación pero también ligeramente divertido, como si estuviera disfrutando plenamente del espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. —Mira cómo se pone esto. ¿Te empiezas  llevar a la inútil ya y me dejas en paz?

Un estruendo ensordecedor de emociones intensas y profundas, largamente contenidas, estalló de repente en lo más profundo de mi ser. Era como si de repente el aire a mi alrededor se hubiera transformado en una vorágine de llamas incandescentes,  me vi sumida en una profunda confusión, sin tener la más mínima idea de cuál sería la mejor forma de proceder ante semejante situación. —No soy ninguna de las cosas que dices. ¡Si quieres puedo golpearte de nuevo para que lo veas!—ladeaba levemente la cabeza levantando mi mano mostrando mi anillo de compromiso —el es mi prometido, lo amo así que lo que pase entre nosotros dos no es de tu incumbencia, Trevon.

Derek nunca apartó la mirada de Trevon,  pude percibir claramente la determinación reflejada en su rostro. Sin embargo, en su interior también se albergaba un sentimiento de melancolía, una angustia intensa que permanecía oculta bajo esa apariencia de indiferencia. —Espero que respetes a mi prometida Trevon, asi que cuidado con lo que dices sobre ella—susurró con voz firme y decidida.

La situación en la que nos encontrábamos era completamente insostenible y parecía no tener fin.  Se generaba un ambiente tenso y lleno de incertidumbre. Tenía que hacer algo.

—Por favor, baja el arma, Derek, —le supliqué con un tono de voz lleno de angustia y preocupación, sintiendo la desesperación crecer en mi interior. 

Tenía la certeza de que, si queria irme de su casa no podia darme el lujo de hacer mas revuelo, las circunstancias no podían ser de esa manera. —Esto no terminará bien para ninguno de nosotros.

Ambos hombres me observaron detenidamente, cada uno inmerso en su propio universo de pensamientos y emociones. En ese preciso momento, una revelación impactante se apoderó de mi ser: el amor y el odio, dos fuerzas aparentemente opuestas, podían coexistir y manifestarse de manera simultánea. Me percaté de que, en ocasiones, la senda de la venganza se presentaba ante mí con una atracción irresistible, superando con creces mis más profundas expectativas.

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