Alessia Davis, una joven de 20 años, vive en una lujosa villa con su padre, Don Ricardo Davis, y su madrastra, Alana. Sin embargo, detrás de la fachada de lujo y comodidad, Alessia esconde un secreto que podría destruir su vida: está embarazada de Anthony, el hombre que ama, pero que no es aceptado por su padre debido a su origen humilde. Antes de que Alessia pueda revelar su secreto, su padre la obliga a casarse con Leonard Blackmond, el heredero del poderoso imperio de la familia Blackmond. Alessia se siente atrapada y desesperada, sabiendo que no puede casarse con un hombre que no ama y que no sabe que está embarazada de otro. Con la boda acercándose, Alessia se siente cada vez más desesperada y sola. Su única esperanza es encontrar una manera de escapar de su destino y seguir su propio camino, junto con Anthony y su hijo no-nato. Pero el pasado de Alessia está lleno de secretos y mentiras, y pronto descubrirá que su familia está ocultando un oscuro secreto que podría cambiar su vida para siempre. ¿Podrá Alessia encontrar la fuerza y el coraje para seguir su corazón y escapar de su destino? ¿O estará condenada a vivir una vida de mentiras y secreto, atrapada en una red de intrigas y poder?
Leer másCapítulo 101Un lazo inquebrantable.El aroma a desinfectante impregnaba cada rincón de la clínica. Un silencio denso flotaba en los pasillos, roto solo por el murmullo de las enfermeras y el pitido rítmico de los monitores. Leonard estaba sentado en una silla junto a la camailla de Alessia, sosteniendo su mano con suavidad.Ella dormía profundamente, su rostro aún pálido, pero con una paz serena después de la tormenta. Su cabello caía en suaves ondas sobre la almohada, y sus labios, aunque secos, aún tenían la curva delicada de una sonrisa.Leonard deslizó su pulgar por el dorso de su mano, sintiendo su calidez. Pero, a pesar de la tranquilidad aparente, su mente era un torbellino. Su hija había nacido antes de tiempo. Su pequeña Luna estaba luchando por sobrevivir.Un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada y vio a una enfermera de rostro amable asomarse.—Señor Blackmond, la bebé ya ha sido estabilizada y está en la unidad de cuidados intensivos neon
Capítulo 100Planes inesperados.La luna colgaba alta en el cielo nocturno, proyectando un resplandor pálido sobre la ciudad dormida. En el interior del viejo almacén, una lámpara de escritorio iluminaba con un tono opaco los documentos esparcidos sobre la mesa de madera. Fotografías, nombres, horarios. Cada detalle de la boda estaba frente a Camila, quien, con una vaso de whisky barato en la mano, recorría con la mirada cada uno de los datos que había conseguido.Melissa, de pie junto a la mesa, cruzó los brazos con evidente inquietud.—Aquí tienes todo lo que pediste —dijo con voz tensa, señalando la carpeta negra que acababa de dejar sobre la mesa—. Ubicación exacta, fecha y hora, proveedores, incluso el nombre del sacerdote que los casará.Camila tomó la carpeta y la abrió con una lentitud casi teatral. Sus dedos recorrieron las páginas con morosidad, deteniéndose en ciertos puntos clave.—Interesante… —murmuró con una sonrisa de satisfacción.Melissa se removió en su sitio.—Cami
Capítulo 99Noticias abrumadoras y sus consecuencias. La noticia del compromiso de Alessia y Leonard había transformado la mansión Blackmond en un día lleno de emoción. Desde temprano, decoradores, organizadores de eventos y diseñadores de vestidos iban y venían, trayendo bocetos, muestras de telas y propuestas para la gran ceremonia que tenía fecha aproximada para dentro de un mes.El sol de la tarde se filtraba por los ventanales del salón principal, donde una enorme mesa estaba cubierta con revistas de bodas, muestras de flores y telas en tonalidades marfil y rosa pálida. Lizzy, completamente sumergida en su nuevo papel de organizadora, hojeaba frenéticamente un catálogo de vestidos mientras tomaba notas en su libreta decorada con pegatinas.—¡Mami, tienes que ver esto! —exclamó, señalando una imagen de un vestido de encaje con una falda vaporosa—. Este es perfecto. ¡Parece de cuento de hadas!Alessia, que estaba sentada a su lado, tomó la revista con una sonrisa.—Es hermoso, Liz
Capítulo 98Un nuevo comienzo.El cielo estaba salpicado de estrellas, y la brisa cálida del océano traía consigo el aroma salino del agua y las dulces notas de flores tropicales.El camarote privado que habían preparado para Alessia y Leonard era un refugio de ensueño: una construcción elegante de madera y cristal, con una puerta corrediza que se abría hacia un balcón solo para los dos.Leonard observaba a Alessia desde la entrada del camarote. Ella estaba descalza, caminando lentamente por la proa del yate, dejando que la brisa fresca de la noche ondeara su cabello. Llevaba un vestido de lino turqueza, ligero que se adhería a su cuerpo con cada soplo de viento, y su cabello, suelto y salvaje, brillaba bajo la luz plateada de la luna.Él apretó los labios, conteniendo una sonrisa. Nunca había estado más seguro de algo en su vida.—¿Por qué me miras así? —preguntó Alessia sin voltearse, pero con una sonrisa que se delataba en su voz.Leonard caminó hasta ella, metiendo las manos en lo
Capítulo 97Una noche maravillosa. La noche en la mansión Blackmond era apacible. Un viento ligero agitaba las cortinas de las ventanas, llevando consigo el aroma fresco del jardín.Después de acostar a Lizzy, Alessia y Leonard se dirigieron a su habitación, disfrutando del silencio cómplice que solo las parejas que han compartido batallas conocen.Leonard cerró la puerta con suavidad, observando a Alessia mientras se desabrochaba los botones de su vestido. Su mirada oscura brillaba con un calor contenido.—¿Cansada? —preguntó, acercándose para deslizar un mechón de su cabello detras de su oreja.—Agotada —respondió ella con una sonrisa suave, inclinando la cabeza hacia su mano—. Pero satisfecha. Hoy fue un buen día.Leonard deslizó sus manos por su cintura, atrayéndola con cuidado.—Los mejores días son los que terminan contigo en mis brazos.Ella soltó una risa baja, apoyando sus manos en su pecho.—¿Siempre tan encantador, señor Blackmond?—Solo cuando se trata de ti —susurró ante
Capítulo 96Una noche para celebrar. Alessia y Leonard terminaron de preparar el desayuno juntos, riendo por pequeños errores y disfrutando de la simplicidad del momento. Cuando todo estuvo listo, se sentaron en la mesa junto a la ventana, donde la luz del sol comenzaba a iluminar el jardín.—Este es el mejor desayuno que he comido en mucho tiempo —admitió Leonard, tomando un sorbo de café.—Eso es porque lo hicimos juntos —respondió Alessia, tomando un trozo de fruta y llevándoselo a la boca.Leonard la observa en silencio, grabando cada detalle en su memoria. En ese instante, no había guerra, ni traiciones, ni enemigos al acecho. Solo estaban ellos, compartiendo un desayuno, riendo, disfrutando de la paz que tanto necesitaban.Alessia se volteó para mirarlo, sus ojos brillando con una calidez especial.—¿Estás listo para volver a la oficina? —preguntó con una sonrisa traviesa.Leonard la sostuvo de la cintura, trazando círculos lentos con su pulgar sobre la tela de su camisa.—Si e
Capítulo 95Solos los dos.Clara se ajustó la chaqueta y respiró hondo antes de tocar la pantalla de su celular. Sus manos temblaban ligeramente, pero debía parecer calmada. No tenía margen de error. La llamada apenas sonó una vez antes de que la voz de Anthony inundara la línea. —¿Tienes algo para mí? —preguntó sin rodeos. Clara tragó saliva. —Sí —susurró—. Pero no puedo hablar mucho. Estoy en la mansión. Un silencio tenso se formó al otro lado. —Sigue. —Leonard está preparando un movimiento grande —continuó Clara, manteniendo la voz baja—. Quiere atacar tu red de distribución en la zona este de la ciudad. Está organizando reuniones con algunos aliados clave. —¿Cuándo? —En dos noches. Lo escuché hablar con un sujeto llamado Thomas. Parece que están esperando un cargamento importante de armas. Anthony rió suavemente. —Interesante. Y dime, Clara… ¿crees que Leonard sospecha de ti? El corazón de Clara dio un vuelco. —N-No —se apresuró a responder—. Me ha estado
Capítulo 94Golpe CerteroEl estudio de la Mansión Blackmond era un hervidero de actividad. La luz de varias pantallas de los ordenadores iluminaba el rostro de Leonard, cuya mirada oscura reflejaba una determinación inquebrantable. Sus manos descansaban sobre el escritorio de madera maciza, los nudillos blancos por la presión. Sus hombres estaban reunidos a su alredeq111dor, esperando órdenes. —No vamos a esperar más —declaró con voz firme, su tono helado como el acero—. Si Anthony quiso tocar lo que es mío, voy a destrozarlo desde la raíz. Thomas Garrett asintió, deslizando una tableta sobre la mesa. —Hemos rastreado sus movimientos. Tiene una operación clave en un puerto privado al sur de la ciudad. Mercancía ilegal, armas, dinero lavado… todo pasa por ahí antes de ser distribuido a sus aliados. Leonard tomó la tableta y observó las imágenes satelitales. Había un almacén de gran tamaño junto al muelle, con varios contenedores alineados en filas precisas. —Esto le costar
Capítulo 93En el ojo de la tormenta. El aroma a café recién hecho flotaba en el aire de la cocina de la mansión Blackmond. Nadia, con una taza de chocolate caliente en la mano, observaba a Alessia desde el umbral de la puerta. Ella se encontraba junto a la ventana, envuelta en una bata de satén, mirando la tormenta con el ceño fruncido. —No has dormido, ¿verdad? —preguntó Nadia, acercándose con pasos suaves. Alessia apartó la vista del cristal empañado y suspiró. —Leo tampoco —murmuró—. Está cada vez más tenso, más paranoico. No me gusta verlo así. Nadia le ofreció la taza de café. —No lo culpes, Alessia. Anthony está de regreso. Y cuando un hombre como él quiere algo, no se detiene hasta conseguirlo. Alessia tomó la taza de café que Nadia le ofrecía, con ambas manos, buscando algo de calidez en el líquido oscuro. —Lo sé… Pero no quiero que Leonard pierda el control. Lo conozco. Cuando lo empujan demasiado, deja de pensar con claridad y actúa solo con rabia. Lizzy be