Después de años viviendo bajo la tutela de su hermano, Milena, con la ayuda de su madre, finalmente escapa hacia su antigua casa en la bulliciosa capital. La necesidad apremiante de encontrar trabajo la lleva a aceptar una propuesta inusual: reemplazar a su prima en la universidad. Mientras tanto, Blas, tras siete años, se reencuentra con su primer, pero bajo una confusión inesperada: haciéndose pasar por su prima en la universidad. Incapaz de resistir la oportunidad de estar cerca de Milena una vez más, Blas decide aprovechar la situación y chantajearla para cumplir sus más profundos deseos. Sin embargo, los sentimientos que él creía olvidados resurgen con una intensidad abrumadora. ¿Por qué Milena parece no recordar los preciosos momentos compartidos juntos? ¿Y por qué Blas, atormentado por la incertidumbre, no se atreve a confrontarla con estas preguntas? ¿Qué secretos ocultos llevaron a Milena a abandonar el único amor que alguna vez conoció? Esta es la historia de dos almas destinadas a enfrentar su pasado, sus miedos y sus verdaderos sentimientos mientras luchan por desentrañar los misterios que los separaron y encontrar la redención en el amor perdido.
Ler maisBlas observó el océano a través de la ventana, su mirada perdida en las olas mientras intentaba ordenar sus pensamientos. No recordaba en qué momento de la noche se había quedado dormido, pero el intenso dolor en su miembro y la hermosa mujer en la cama le confirmaban que lo sucedido no había sido un sueño. Sus recuerdos eran un torbellino de sensaciones: la calidez del cuerpo de Milena bajo el suyo, sus gemidos ahogados y el vaivén de sus cuerpos en la oscuridad.Desvió la vista hacia ella, aún profundamente dormida. La luz matutina resaltaba la suavidad de su piel, y, por un instante, Blas se permitió contemplarla. Le gustaba verla ahí, aunque no fuera su cama.Intentó poner sus pensamientos en orden, pero le resultaba difícil concentrarse. Echó un vistazo a su móvil y se sorprendió al ver innumerables llamadas y mensajes de Zane y Sally. Recordó que se había marchado sin avisar, por lo que era lógico que pensaran que simplemente había desaparecido. Comenzó a responder cuando notó q
La luz del sol iluminaba la habitación. Un cuerpo adormecido, mareado y adolorido, abrió ligeramente los ojos mientras giraba en la cama, tratando de tapar los rayos solares con las manos. Pero no era solo la luz lo que le impedía volver a conciliar su delicioso sueño; el sonido constante de unos dedos tecleando con eficacia y rapidez también interrumpen el silencio que deseaba.Tomó una de las grandes almohadas para cubrirse los oídos, pero ni siquiera eso ayudaba, pues el sonido de una repetida denegación de acceso colmaba su paciencia.Los fuertes rayos solares de la mañana quemaban su piel. Su enojo creció. Podía tolerar la luz, ya que era inevitable, pero el sonido sí podía ser silenciado. Sin embargo, seguía resonando con fuerza. Agarró las sábanas para cubrir su cuerpo, pero al hacerlo, notó que las cortinas estaban abiertas, dejando que la luz entrara c
Aquella habitación del lujoso hotel de la costa se sumergía en un ambiente cargado de pasión, tensión y nerviosismo. El suave murmullo del oleaje que chocaba contra la playa servía de telón de fondo para el encuentro que estaba por suceder. En medio de esa atmósfera, las miradas de Blas y Milena se cruzaban una y otra vez, mientras se besaban con intensidad.Las manos de Blas se movieron con delicadeza, recorriendo el cuerpo de Milena hasta terminar de deslizar el vestido que había quedado a medio camino, ahora abandonado en el suelo. La timidez la golpeó al sentirse semidesnuda. No era la primera vez que él la contemplaba en ropa interior, pero ella sabía que esa noche cruzaría una línea, una que lo cambiaría todo. Su cuerpo lo deseaba, y el pensamiento de lo que pronto ocurriría la perturbaba. A pesar de ello, había algo más: una mezcla de anhelo y vulnerabilidad que la mantenía inmóvil y expectante.A pesar de su evidente temor, Milena llevó sus manos hasta Blas. Con movimientos to
— Se los dije, Zane conocía las intenciones de Sally. Ya se intercambiaron de pareja — comentó Glenn con un toque de ironía. — Él era el más indicado para hacerlo, porque si yo hubiera sacado a Milena a bailar, no viviría para contarlo — agregó con una sonrisa torcida.— Con el historial que tienes con las mujeres, yo actuaría igual que Blas — señaló Tom, haciendo que Glenn frunciera el ceño.— Zane y Blas ocultan algo — intervino Yoshida, cambiando de tema con seriedad.— También lo creo — respondió Tom, observando a Blas. — Zane desvió la conversación 2 veces, y no fue porque Blas estuviera molesto —.— ¿En serio? No lo noté — dijo Glenn, despistado, mientras su mirada se dirigía hacia Blas y Milena. El ver a Blas junto a esa bella mujer lo hizo suspirar, atrapado en un recuerdo doloroso. — Por cierto, ¿se van a quedar esta noche en el hotel? — preguntó, intentando sonar despreocupado.— Hasta el domingo — contestó Tom. — Katherine llegará mañana; tuvo problemas en el trabajo y no p
Al regresar, Milena encontró su comida servida. Después de comer, las conversaciones tomaron otro rumbo, pero lo que más la entristecía era Blas. Desde que habían regresado, él se había mantenido especialmente callado con ella, evitaba mirarla y parecía absorto en una larga conversación con Sally, quien le relataba los diferentes acontecimientos de su trabajo diario.En la mente de Blas, las palabras de Milena resonaban una y otra vez. "Realmente fue una mala idea traerla", pensaba con frustración. "Fue un error obligarla a reemplazar a Tina. Siempre me vio solo como un amigo." Se apartó emocionalmente y centró su atención en la doctora Sally Smith, tratando de distraerse.— Seguro ya sabes sobre la beca — dijo Zane a Milena, notando el evidente distanciamiento de Blas hacia ella.— ¿Cómo sabes sobre la beca? — preguntó Milena, intrigada.— Debes leer bien la documentación que te solicitan. Si tienes todo listo cuando te llamen, podrás aprovechar los beneficios desde el momento en que
Tom, siempre atento a los detalles, observaba detenidamente la imagen. Aunque las dos mujeres en la foto parecían casi idénticas, había algo en una de ellas que no le cuadraba. “No, esa no era la chica que estuvo en Prever”, pensó, mientras veía cómo Milena señalaba a su prima. Aun así, tenía sus dudas. Además, recordó cómo Blas había observado a uno de los alumnos aquel día, y si no se equivocaba, era precisamente ella. No tenía manera de comprobarlo, al menos no por ahora.Yoshida, el más reservado del grupo, apenas prestaba atención a la conversación entre Glenn y Tom. Nunca había visto a ninguna de las mujeres de la foto, no obstante desde que Milena mostró su móvil, había notado algo que los demás no.— Mencionaste que no estás trabajando, ¿cierto? — preguntó de pronto.— Sí, en estos momentos no estoy trabajando — respondió Milena, sorprendida por la pregunta y reconociendo al instante su voz; la había oído antes.Sally miró a Yoshida sorprendida al verlo preguntar, pues rara ve
Blas indicaba su nombre en la entrada del lujoso y espléndido lugar. Las miradas ajenas persistían sobre Milena, lo que lo incomodaba profundamente. Sin que ella se percatara, se acercó más a su lado.Los recuerdos de su pasado junto a Milena volvieron a su mente, y también la conversación pendiente. Se culpaba por haberle gritado el día anterior, pero ver a William junto a ella lo había enfurecido. Sin embargo, estaba seguro de que nada interrumpiría su charla. Además, había decidido hacer las cosas de manera diferente: iba a conquistarla de nuevo.Había tomado aquella decisión, porque volvía a reconocer que sus sentimientos eran mucho más fuertes que antes.Con una expresión risueña y lleno de determinación, Blas entró al gran salón de eventos junto a Milena. Al localizar a Zane, quien lo señalaba desde un extremo, notó a Sally levantarse de golpe, con una expresión de sorpresa al verlo acompañado. Blas inhaló profundo, observando cómo ella no ocultaba su asombro. Nadie esperaba ver
Milena estaba en una lujosa habitación de hotel, rodeada por la suave luz de las elegantes lámparas. Sentada en una butaca frente a la cama, observaba las bolsas de tiendas exclusivas cuidadosamente dispuestas. Entre ellas, destacaba el hermoso vestido verde esmeralda que colgaba del respaldo de una silla, esperando ser usado.Recordaba cada detalle de esa tarde junto a Blas: cómo la llevó de tienda en tienda, insistiendo en que probara cada artículo que él consideraba necesario para la ocasión. Todo era de la más alta calidad: el vestido, los zapatos, los accesorios, entre otras cosas más, incluso un perfume especial que él eligió para ella, con una fragancia suave y envolvente. Milena suspiró, recordando cómo trató de oponerse a cada compra, sintiendo que todo aquello iba más allá de lo que ella había imaginado.A pesar de sus discretas negativas, Blas solo sonreía, ignorando su incomodidad. Su seguridad al tomar decisiones por ella la dejaba sin argumentos, y él asumió sin dudar t
Después de un par de horas conduciendo, Blas llegó finalmente a la costa. Miró de reojo a Milena, dormida profundamente a su lado, y no pudo evitar sonreír. Sabía que, al despertar, ella se enojaría aún más, pero confiaba en que podría calmarla, como lo había hecho antes… con un beso.A pesar de su deseo por ella, sabía que no podía arriesgarse a lastimarla de nuevo. Pero se había acostumbrado a su cercanía, a esa sensación cálida y familiar que solo Milena le provocaba. Su confesión de alegría al verlo de nuevo había encendido en él una chispa de esperanza, algo que creía perdido hacía tiempo.Recordó su último encuentro, cuando ella, con una timidez encantadora, había correspondido a sus caricias. A veces temía que esos momentos no fueran más que ilusiones suyas, una mezcla de anhelo y nostalgia. Pero hacía unas horas, había aprovechado para besarla, un impulso que había contenido durante los días sin verla. Milena le había devuelto el beso, y esa certeza le dio algo de esperanza.