La luz del sol iluminaba la habitación. Un cuerpo adormecido, mareado y adolorido, abrió ligeramente los ojos mientras giraba en la cama, tratando de tapar los rayos solares con las manos. Pero no era solo la luz lo que le impedía volver a conciliar su delicioso sueño; el sonido constante de unos dedos tecleando con eficacia y rapidez también interrumpen el silencio que deseaba.
Tomó una de las grandes almohadas para cubrirse los oídos, pero ni siquiera eso ayudaba, pues el sonido de una repetida denegación de acceso colmaba su paciencia.
Los fuertes rayos solares de la mañana quemaban su piel. Su enojo creció. Podía tolerar la luz, ya que era inevitable, pero el sonido sí podía ser silenciado. Sin embargo, seguía resonando con fuerza. Agarró las sábanas para cubrir su cuerpo, pero al hacerlo, notó que las cortinas estaban abiertas, dejando que la luz entrara c
Blas observó el océano a través de la ventana, su mirada perdida en las olas mientras intentaba ordenar sus pensamientos. No recordaba en qué momento de la noche se había quedado dormido, pero el intenso dolor en su miembro y la hermosa mujer en la cama le confirmaban que lo sucedido no había sido un sueño. Sus recuerdos eran un torbellino de sensaciones: la calidez del cuerpo de Milena bajo el suyo, sus gemidos ahogados y el vaivén de sus cuerpos en la oscuridad.Desvió la vista hacia ella, aún profundamente dormida. La luz matutina resaltaba la suavidad de su piel, y, por un instante, Blas se permitió contemplarla. Le gustaba verla ahí, aunque no fuera su cama.Intentó poner sus pensamientos en orden, pero le resultaba difícil concentrarse. Echó un vistazo a su móvil y se sorprendió al ver innumerables llamadas y mensajes de Zane y Sally. Recordó que se había marchado sin avisar, por lo que era lógico que pensaran que simplemente había desaparecido. Comenzó a responder cuando notó q
— ¡No te creo, Tom! — exclamó Katherine, quien había llegado hace unos minutos. — Me estás haciendo una broma, ¿cierto? —.— Te está diciendo la verdad — afirmó Yoshida.Katherine, quien es hermana de Tom, estaba sorprendida con lo que le contaban. ¿Blas llegando con una mujer? Parecía otra persona. Y cuando todos creían que se había marchado, respondió a los múltiples mensajes de Zane y Sally, confirmando que seguía en el hotel.Todos comprendieron de inmediato la razón detrás de la extraña desaparición de Blas junto a su acompañante.— ¿Quién es la chica? — volvió a preguntar Katherine, mirando a Zane con el ceño fruncido, prácticamente diciéndole: ¿por qué no le había hablado de la pareja de Blas?— ¿Por qué no le preguntas a él directamente? — señaló Tom, justo cuando Blas y Milena se acercaban.— ¡Hola, Blas! Te dignaste a aparecer — se burló Glenn.Milena no pudo evitar sonrojarse. Era evidente que todos sabían por qué habían desaparecido.Blas miró a Glenn con expresión seria.
Pensamos que la vida es injusta por separarnos de la persona que amamos. Hay obstáculos y recuerdos olvidados, y todo sucede por un motivo. Debemos esperar pacientemente el reencuentro. Cuando estás destinado a estar con alguien, nada en la vida podrá separarlos.En el amplio pasillo de una prestigiosa universidad, una tímida joven caminaba con nerviosismo. Sus ojos se movían rápidamente de un lado al otro, buscando un lugar seguro.— ¿Cómo me dejé convencer de esto? — murmuró Milena con voz temblorosa, mientras sus manos temblaban visiblemente. Reconociendo a estas alturas que la propuesta de su prima sería difícil de cumplir y buscaba con la mirada un lugar donde pudiera llamarla.— ¡Perfecto! ¡Ahí podré llamarla! — dijo con ánimo, dirigiéndose al tocador de mujeres. En su apresurado paso, no se percató de una persona hasta chocar con ella.— ¡Disculpe! — dijo rápidamente y continuó su camino.Dentro del tocador, se encerró en un pequeño cuarto de limpieza, sacó su móvil y marcó. Su
Asombro, temor y nerviosismo eran las emociones que invaden el cuerpo de Milena mientras observaba el rostro del hombre frente a ella. Nunca había imaginado que él llegaría a mirarla de esa manera, pero de alguna manera pudo intuir las intenciones de Blas. Cuando él la sujetó por los brazos, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y, al unir sus labios a los de ella, su cuerpo se paralizó automáticamente. Milena sintió la urgencia de empujarlo y salir corriendo por la puerta, pero su cuerpo no respondía.Blas separó sus labios de los de ella y contempló su rostro enrojecido y sus ojos bien abiertos. Él sonrió atrayéndola más hacia él. Milena salió de sus pensamientos nerviosos al sentir sus manos enredándose entre su cintura. Sin quitar su mirada de ella, Blas comenzó a caminar, y Milena, desconociendo lo que había detrás de ella, se dejó guiar, dando pequeños pasos lentos y torpes.Las pantorrillas de Milena hicieron contacto con algo acolchado y su atacante la arrojó salvajemente sobr
Aquella mañana fue la misma rutina de siempre: ejercitarse, desayunar, actualizar el sistema. Blas tecleaba rápido y revisaba los pendientes de su compañía “Prever” que él y su mentor fundaron años atrás. Su éxito fue gracias a un sistema de seguridad muy avanzado que habían desarrollado llamado Nullsystem. En poco tiempo extendieron su imperio complementándolo con tecnología sofisticada de todo tipo, creación de software, robótica y especialmente nanotecnología.A Blas no le agradaba la idea de ser profesor universitario; ya tenía muchas responsabilidades en su compañía; sin embargo, aceptó impartir clases por un buen amigo que lo había ayudado en el pasado. Calificar a más de 200 estudiantes era muy agotador, pero encontró la manera de hacerlo creando un sistema de calificación inmediata. Él se había negado a recibir el salario; sin embargo, su buen amigo le hacía llegar su pago puntual todos los meses.Esa mañana en particular se encontraba muy distraído. En varias ocasiones detuvo
Ese día Milena regresaba a casa de la universidad, sin saber qué hacer. Tina tenía tantas asignaciones atrasadas y horas antes un profesor la regañó al final de una clase.— No es justo, no sabía del trabajo — dijo Milena. — ¡Te cobraré más, cada vez que me regañen por ti, Tina! —, espetó con enojo.Estaba molesta con su prima y consigo misma. Si no se hubiera dejado convencer, Blas, no la hubiera reconocido, ya no estuviera asistiendo a la universidad por Tina y ahora su ingreso a facultad dependía ciegamente de excompañero del instituto.Para relajarse después de un pesado día de estudios, decidió darse un baño y después se recostó en su cama.— Hoy no lo vi — dijo Milena, recordando todo lo sucedido el día anterior y sonrojándose al pensar que esto volvería a pasar. Tocó sus labios y su cuello, evocando los besos de Blas y esas sensaciones que había experimentado por primera vez. Cerró los ojos, rememorando sus caricias en la piel de su cuerpo. — ¿Por qué me gustó tanto? — se pregu
El sábado por la mañana, Milena nuevamente despertó tarde. Se había quedado hasta altas horas de la noche pasando todos los trabajos que Blas le había dado, memorizando las fórmulas y las pruebas de esa semana. Se duchó rápidamente, buscó sus pantalones y el suéter que él le había conseguido, y salió corriendo de la casa sin desayunar nuevamente.Blas se encontraba impaciente dentro del autobús en el estacionamiento de la Universidad. Miraba la hora con ansiedad, faltando poco para partir, y Milena aún no aparecía. Todos los alumnos comenzaron a ubicarse en sus asientos, y Blas se sintió cada vez más preocupado. Decidió que le pediría su número de teléfono para poder comunicarse con ella la próxima vez y así inventar algo hasta que llegara. Faltando cinco minutos para la partida, informó al conductor que debían partir.Mientras el autobús comenzaba a moverse, Blas suspiró enojado. Le había advertido a Milena que debía estar antes de la hora de partida, pero ella no había llegado. Sin
Blas, al sentir las muñecas de Milena dejar de resistirse, las soltó, pero el gesto no fue de compasión. Apoyó las manos en el suelo a ambos lados de sus hombros y contempló su hermoso cuerpo con una mezcla de deseo y dominación. Su respiración acelerada revelaba su ansiedad, resultado de días de fantasías reprimidas por las veces que la vio en su oficina sin poder tocarla.Milena, con evidente pánico, observó los ojos de Blas recorriendo su cuerpo. Mordió sus labios, intentando controlar el temblor que los recuerdos de lo sucedido en la oficina, porque sabía que se iba a repetir esa terrible tortura. Se sentía segura con las prendas que llevaba puestas, pero eso no iba a detener a su excompañero del instituto. Blas, sin poder resistir más, se inclinó y la besó con una pasión que rayaba en lo agresivo. Milena se sintió atrapada y asustada, incapaz de luchar contra el control que él ejercía. Blas succionaba sus labios, introduciendo su lengua profundamente en su boca, mientras una de