En medio de un engaño y traición, Rashad, el rey de los imperios y el más poderoso del mundo, decide invadir a los reinos que lo traicionaron, por aliarse a sus enemigos. Nadie sabe que el país de Radin ha sido devastado injustamente, y su princesa Hadassa, ahora reducida a la nada, solo camina totalmente perdida con sus manos atadas observando la devastación de su pueblo alrededor. Las lágrimas frías no cesan, ella no sabe cuánto tiempo durará su martirio, pero sabe que, al llegar a las tierras de Babel, estará completamente perdida. No le queda más que levantar la mirada al cielo y pedir a su Dios que tenga un deceso rápido, antes de llegar al horror que le depara su destino… Porque nadie ha salido ileso después de enfrentar a Rashad, el rey más perverso de todos… y Hadassa no parece ser la excepción para él… hasta que cruza miradas con esa princesa de cabellos revueltos y mirada diferente, que lo hace replantearse cada uno de los mitos, formados a su alrededor...
Leer másAño 977 A.c. 20 años después de la restitución de Radin como Nación. Coronación… Hadassa observó a Malek con orgullo mientras le ajustaba los botones de su camisa y reprimía un poco los labios por la emoción. El momento había llegado, y ella no sabía cómo ordenar todas sus emociones, mientras sus manos temblaban evidentemente. —Tranquila, mamá… —Malek tomó sus manos en las suyas, y luego las besó dulcemente. —Solo… estoy emocionada y estremecida con lo que ha estado sucediendo en estos años a nuestro pueblo… parece increíble… —Malek llevó los dedos a su mejilla para quitar las lágrimas de su madre, y luego besó su frente. —Ha sido el creador quien nos ha posicionado en este momento de la historia, madre, y me siento muy privilegiado por haber esperado, y por ser el próximo rey de Radin… gracias por tu confianza. Hadassa asintió hacia él tomando sus manos, besándolas, y recordando al mismo tiempo, que hace 8 años, cuando Aarón tenía solo 20, había asumido desesperadamente el rei
Rashad.6 años después… —Manda una emboscada… y no dejes ni una sola vida, ni siquiera si piden negociar… —Nabu asintió mientras diez generales se levantaban de la mesa, y corrí la silla hacia atrás para pensar que, en esta nueva invasión, estábamos por obtener un buen botín.Los malditos habían entrado a la ciudad de Babel solo para inspeccionar el palacio, y así anunciar a su rey que era imposible un ataque de cualquier forma. Después de eso llegaron a donde Labán, en Asera, pensando que él se pondría de su parte, y cuando no vieron salida, quisieron negociar conmigo.Por supuesto, muy poca inteligencia.Kalá, ya era un pueblo destruido, y me encargaría que ni las almas vagaran por sus suelos desde que llegáramos a sus tierras que formarían ahora parte del imperio Babilónico.—¡Papá…! —un gritó hizo que alzara la cabeza y vi ese rostro rojo y muy enojado de Aarón, mientras sus ojos azueles se hicieron más profundos.Malek venía detrás de él de forma lenta y con el rostro serio, col
Rashad.7 meses después…Un grito ahogado hizo que me pusiera de pie mientras los ojos de ese sacerdote Elifaz me decían que no estaba pasando nada, pero estaba pasando todo.—Entraré… —dictaminé pasando por su lado mientras él me siguió.—Señor… no es necesario… Elisama y las parteras están con la señora Hadassa… esto es normal…Me giré de golpe totalmente furioso, y luego tomé sus vestiduras de forma arrebatada.—¿Normal? Ese niño la está matando… no lo permitiré…El hombre pasó un trago un poco forzado, y luego escuché otra voz molesta.—Este es el proceso de un nacimiento… es muy doloroso, yo estuve cuando nació el príncipe Aarón y fue mucho más doloroso para ella, porque fue su primera vez.Solté de golpe al jodido sacerdote, pensando que este era el mejor momento para descargar mi ira, y entendiendo al mismo tiempo, que estos hombres me estaban abriendo la posibilidad de quitármelos de encima en el mismo momento.Sobre todo, al maldito consejero que jamás me había parecido neces
Hadassa.Babel…Cuando estuve enfrente de aquel gran palacio, todas las imágenes vinieron a mi mente en secuencia, una tras otra.Estuve aquí descalza y llena de raspones en mis piernas, con el corazón roto ante la invasión de mi pueblo, y más cuando vi la cabeza de mi padre expuesta como un trofeo.Recordé cuando perdida entre estas paredes iba conociendo a cada personaje que se volvió parte de mi vida, y como cada día, el rey perverso cobraba forma en mi corazón desecho.Fue inevitable no pensar cuando quise acabar con mi vida y como veía la oportunidad de que él me asesinara en uno de sus arrebatos, como la curiosidad me llevó a levantarme cada día, para saber qué podía depararme la circunstancia, o si al menos podía tomar parte de mi venganza personal.Recordé como si fuese ayer el dolor de mis heridas, o las pocas ganas de seguir, como humillada pedía a Dios por mi deceso y como los temores se volvieron mi mayor fortaleza.Aarón hizo un sonido cuando estuvimos muy cerca junto con
Hadassa.Sorpresa…—Debe darles tiempo… creo que, no es fácil para ellos —levanté mi rostro hacia Elisama, mientras Aarón me movía las manitas dándome una de sus sonrisas.Negué varias veces al ver los rasgos exactos de su padre en él, y recé al mismo tiempo que su temperamento no fuese parecido. Había orado incesantemente desde que nació a mi Dios porque su persona fuera buena, amable, misericordiosa, y esperaba que mi hijo pudiera ser tal como el hombre perfecto que soñé siempre tener en un hijo.Había anochecido, y el silencio allá afuera solo me angustiaba un poco.—Por la mañana… este pergamino y sus copias serán leídos en cada rincón de Radin, Elisama.Ella soltó el aire, y luego asintió.—Estoy segura de que, con el tiempo, la entenderán un poco, majestad… a veces lo desconocido nos desconcierta, pero cuando llegamos a conocer un poco más, quizás, podamos entender el por qué otra persona amó a lo inimaginable…Me detuve mirándola largamente ante su manera de hablar, y luego mi
Hadassa. Nuevo comienzo…Sentí una la calidez en mi rostro, y me obligué a parpadear de forma lenta solo para ver como unos rayos entraban por el balcón de mi habitación, y bañaban el lugar.Mis ojos bajaron al ver el brazo de Rashad alrededor de mi cintura, y luego llevé mi cabeza hacia al lado de la cama, donde estaba el lecho especial para Aarón.Sonreí con naturalidad al ver que estaba plácidamente dormido, mientras que la respiración de Rashad calentaba mi cuello.No podía negar que me sentía feliz, porque a pesar de que esta calma podía ser momentánea, estaba segura de nunca me sentí como ahora.Rashad se había quedado en el palacio desde que llegó en la madrugada, y después de que hicimos el amor durante unas horas, salí a avisar a Elisama, que no viniera por la mañana.Me senté con cuidado en la cama quitando la sábana de mi cuerpo desnudo, y tomé una bata para arroparme. Fue inevitable detallar la respiración tranquila de Rashad mientras dormía, y solo me provocó detener el
Hadassa. Unión… —¿Cómo ha estado? —pregunté en susurro nada más vi el rostro de Elisama, que parecía estar calmando el llanto de mi bebé.—Impaciente… la leche que has dejado ha servido, pero creo que te quiere a ti…Me apresuré a sentarme para recibir a Aarón en mis brazos y pude ver que su carita estaba mojada por las lágrimas.Sentí como los calambres pincharon mis pechos, y lo único que quería en estos momentos era darle de comer a mi hijo hambriento. A pesar del cansancio extremo de mi cuerpo y la necesidad por tomar un baño caliente.—Trata de ofrecer ambos pechos para que sientas un descanso. Estás congestionada.Asentí hacia ella en medio de la habitación completamente sola, mientras Elisama se apresuró en bajarme las mangas de mi vestido para tener una mayor comodidad.Era de noche, y Elisama se sentó frente a mí muy paciente para esperar saber qué había pasado, y el motivo del por qué había llegado tan rápido.—No estuve en ninguna reunión… —solté el aire, y ella me mostró
Rashad.Enfermo…—Rashad… esto es estúpido… no hablas en serio, estos son negocios, y ambos somos muy bien lucrados cuando estamos dentro.—Sí, y lo seguiremos haciendo, pero no vas a tocar un ápice de los recursos de Radin, y ni siquiera mirarás a su reina, ni tú ni nadie Labán…—¿Has perdido el juicio…? —lo quedé mirando y tuve que dar un paso hacia él. Estaba seguro de que sus intereses no eran solo económicos, todo el mundo sabía perfectamente la posición de Hadassa, sabían que ella había sido mi esclava y el escándalo que se formó con mis decisiones. Todos parecían lobos hambrientos buscando en ella el por qué se mantuvo con vida en Babel, conociéndome como me conocían, ahora solo había una ansiedad mórbida en rebuscar en ella lo que yo había encontrado.Y nadie la tocaría. Primero debían matarme, junto con todo BabelNo iba a fiarme de nadie, mi error siempre fue haber mostrado mi debilidad por ella desde que la vi, y el que todos supieran que Hadassa tenía ese dominio en mí,
Rashad.Entrega…Podía sentir todo eso de lo que ella hablaba dentro de mi cuerpo, como si cada una de mis partículas quisiera estallar para poder gritar la euforia que me consumía. Su confesión había puesto en juego mi cordura y todos los planes que tenía para con Hadassa, y si todo este tiempo la había mantenido lejos porque necesitaba protegerla, ahora no podía cumplir mi promesa.Caminé rápidamente, y cuando vi que ella jadeaba por la rapidez, fue allí donde recordé que solo tenía menos de un mes de haber dado a luz a mi hijo.Me detuve por un momento y levanté su cuerpo para llegar a esta parte del palacio de Labán más rápido, donde sabía que no sería interrumpido.Hadassa se quejó más de una vez, y cuando estaba en el punto, en medio de dos paredes, solo la dejé caer, mientras todo su cuerpo se restregó en el mío lentamente mientras moría por su cercanía.Mi entrepierna estaba tan dura como una roca, pero cuando bajé a su pecho, y mi como su ropa comenzó a mojarse, algo dentro d