Hadassa.
Declive…
El espacio no era normal, las presencias y el aura que desprendía la situación, tampoco lo era.
Todos y cada uno de los hombres, a expresión de Kalesha que era la única mujer presente aparte de mí, me observaron con precisión ante mi entrada. Tal vez fue porque no seguí la indicación de Henna, tal vez porque había irrumpido con su reunión importante, o, tal vez, porque su rey se puso de pie al instante de mi llegada, y me miraba con evidente furia.
Por un momento, sentí que en mí había un poder invisible, como si sé cierta forma, yo hubiese tambaleado la estabilidad de este reino por un momento.
Era una estupidez pensarlo, pero era lo único que podía sentir.
—Aparten la mirada… —la indicación del rey, instantáneamente fue seguida por sus súbditos, pero no por aquel hombre que estaba a su lado.
Solo pude notarlo cuando los ojos azules que estaba viendo en mi dirección,
Hadassa. Plan...—No sé cómo pudiste convencerme, pero será mejor que funcione, si no, ambas seremos castigadas severamente.Observé a Henna delante de mí, cuando se detuvo en la puerta de esta habitación, mientras varios hombres nos observaron detenidamente, quizás por la presencia repentina.—Estoy entrenándola... —ella se dirigió rápidamente a uno de ellos—. Nuestro amo me dejó esta tarea... Ahora, pidan que nos deje entrar... Díganle al amo que, la esclava solicita presentarse ante él... Que es algo importante...Sabía por qué ella estaba haciendo esto. No es solo porque quería ayudarme. Ella deseaba ser recompensaba si ese hombre veía este acto de buena manera, así que no había mucha dulzura de su parte.El guardia dudó por un minuto,
Hadassa. Revelación… Tomé un suspiro en cuanto salí de mi habitación por la mañana, pero rápidamente noté un revuelo que no era normal, en este lugar del palacio.Para llegar al pasillo dónde se encontraba la habitación de Rashad, debía caminar un poco, podía decir que era un sitio resguardado, y algo distante de todo el palacio, pero en el camino pude ver que los guardias estaban agitados y que algo no estaba bien.Me detuve por un momento, y luego, pensé que lo mejor era continuar con mi camino, ya que no podía fallar en el primer día.Cuando entré en el pasillo del hombre, noté la poca cantidad de guardias, y que los que estaban presentes, no eran los que acostumbraran a resguardar su habitación.Sin embargo, me adelanté, y asentí cuando llegué a uno d
Hadassa. El momento…Podía sentir el ardor en mis labios, podía sentir esa sensación que me estaba ahogando y ese tacto que estaba instalado ahora en mi brazo y cintura.Ese hombre me estaba quemando, y yo solo podía observar su mirada azul que parecía hipnotizarme por un momento.Ese martilleo constante en mi garganta y oídos me hizo parpadear, y luego pasé un trago cuando razoné sus palabras.Me había llamado por mi nombre. Rashad sabía perfectamente quien era yo, y cómo me llamaba. Lo supo todo el tiempo, así que este momento no había sido para nada algo inesperado para él.Traté de alejarme nuevamente, pero acto seguido, su palma reposó a mi lado izquierdo de la cara, mientras su cuerpo se pegó descaradamente al mío.La situación en la que me encontr&e
Hadassa. Impresión… Aquí estaba otra vez esa extraña sensación. Era como si de repente, todo lo que estaba arremolinado en mi estómago, se disipara, como si algo cálido y no pesado me envolviera. De cierta forma cuando ese hombre me miraba de la forma que lo estaba haciendo, me hacía perder las fuerzas hasta el punto de cometer errores como los que venían a continuación.Dejé caer la copa de mis manos. Porque por alguna extraña razón, mi cuerpo no coordinaba. Yo sentía literalmente como si esos ojos me pidieran algo. Como si en el fondo de ellos, estuviera un hombre que necesitaba de mí, y que estaba atrapado por este demonio.Mi respiración se agitó cuando el sonido de la copa hizo un estruendo en el suelo, y todo el líquido se vertió en mis pies.De forma obligada apart&eac
Hadassa.Luz…No…No puedes dejar que manipule tu mente, no puedes dejar que tomé lo único invisible que puedes ocultarle. Su mirada azul seguía en mí en cada paso que dábamos de vuelta al palacio, mientras la sensación de amargura hacía más pesado mi cuerpo.Alcé mi mirada a este cielo radiante, y luego pensé en Caleb.Dios… solo quería que mi hermano estuviera bien, él era mi única esperanza para levantar la honra de mi familia y para no sentirme tan sola en este mundo, pese a que él no estaba conmigo.Solo el pensamiento de que podía estar en cualquier lugar, luchando y buscando alguna forma de llegar a mí, era suficiente como para aliviar mi corazón perdido.—Señor… los invitados han llegado&he
Hadassa. ¿Qué?…Me quedé estática cuando este hombre mencionó a mi hermano.Esto no podía ser cierto. ¿Cómo?—Mi hermano… ¿Cómo sabe de él?—Caleb no sabe que estás con vida… no sabe que estás aquí… ni que… eres la sirviente de… Rashad…Negué varias veces.—¿Dónde está él? —pregunté dando un paso y apretando mi mano quemada—. Yo…—Tu hermano está bien… oculto. Ahora mismo no puedo decirte en dónde está, por su seguridad.Mi ceño se frunció de un momento a otro.—¿Cómo es que eres amigo de Rashad, y de mi hermano al mismo tiempo?Alhamar sonrió.—Ere
Hadassa. Encomienda…—Es hora… —Un guardia disipó el silencio que se estableció entre Séfora y yo, y después de una larga mirada de parte de ella, se giró y asintió hacia el hombre que estaba decidido a acompañarla hasta la puerta principal.Por si solos, mis pies comenzaron a caminar detrás de ellos, a la vez queriendo tomar a Séfora y preguntarle por todo lo que había pasado en esa habitación.¿Ritual? Ahora mismo mi piel se encogió solo de pensar que debía ser parte de algo como eso para llegar a mi objetivo.¿Qué tan lejos podía llegar este hombre con sus costumbres abominables? Ahora no sabía hasta dónde llegaría mi límite para este objetivo, pero necesitaba con urgencia aclarar mi mente, porque mi hermano
Hadassa. Deseo…Su mirada era divertida, y había un poco de burla en su sonrisa, pero mi rostro permaneció inexpresivo y solo me giré para continuar observando a las mujeres que desfilaban ante sus ojos.—No prometo descubrir el corazón de ninguna de ellas… eso es imposible —respondí sin mirarlo—. Solo puedo ver su exterior, y sería mejor si usted me indicara… que le gusta más, para que yo pueda…—En ese caso… yo mismo haría la tarea… —mis ojos se fueron a él con evidente molestia—. Trata de esforzarte, y ve sabiendo que es lo que me gusta y lo que no. Esta es tu obligación…Apreté mis dientes dentro de mi boca, y luego tomé un suspiro observando de nuevo las mujeres.—Parece que aquí también hay extranjeras… —