Rashad.7 meses después…Un grito ahogado hizo que me pusiera de pie mientras los ojos de ese sacerdote Elifaz me decían que no estaba pasando nada, pero estaba pasando todo.—Entraré… —dictaminé pasando por su lado mientras él me siguió.—Señor… no es necesario… Elisama y las parteras están con la señora Hadassa… esto es normal…Me giré de golpe totalmente furioso, y luego tomé sus vestiduras de forma arrebatada.—¿Normal? Ese niño la está matando… no lo permitiré…El hombre pasó un trago un poco forzado, y luego escuché otra voz molesta.—Este es el proceso de un nacimiento… es muy doloroso, yo estuve cuando nació el príncipe Aarón y fue mucho más doloroso para ella, porque fue su primera vez.Solté de golpe al jodido sacerdote, pensando que este era el mejor momento para descargar mi ira, y entendiendo al mismo tiempo, que estos hombres me estaban abriendo la posibilidad de quitármelos de encima en el mismo momento.Sobre todo, al maldito consejero que jamás me había parecido neces
Rashad.6 años después… —Manda una emboscada… y no dejes ni una sola vida, ni siquiera si piden negociar… —Nabu asintió mientras diez generales se levantaban de la mesa, y corrí la silla hacia atrás para pensar que, en esta nueva invasión, estábamos por obtener un buen botín.Los malditos habían entrado a la ciudad de Babel solo para inspeccionar el palacio, y así anunciar a su rey que era imposible un ataque de cualquier forma. Después de eso llegaron a donde Labán, en Asera, pensando que él se pondría de su parte, y cuando no vieron salida, quisieron negociar conmigo.Por supuesto, muy poca inteligencia.Kalá, ya era un pueblo destruido, y me encargaría que ni las almas vagaran por sus suelos desde que llegáramos a sus tierras que formarían ahora parte del imperio Babilónico.—¡Papá…! —un gritó hizo que alzara la cabeza y vi ese rostro rojo y muy enojado de Aarón, mientras sus ojos azueles se hicieron más profundos.Malek venía detrás de él de forma lenta y con el rostro serio, col
Año 977 A.c. 20 años después de la restitución de Radin como Nación. Coronación… Hadassa observó a Malek con orgullo mientras le ajustaba los botones de su camisa y reprimía un poco los labios por la emoción. El momento había llegado, y ella no sabía cómo ordenar todas sus emociones, mientras sus manos temblaban evidentemente. —Tranquila, mamá… —Malek tomó sus manos en las suyas, y luego las besó dulcemente. —Solo… estoy emocionada y estremecida con lo que ha estado sucediendo en estos años a nuestro pueblo… parece increíble… —Malek llevó los dedos a su mejilla para quitar las lágrimas de su madre, y luego besó su frente. —Ha sido el creador quien nos ha posicionado en este momento de la historia, madre, y me siento muy privilegiado por haber esperado, y por ser el próximo rey de Radin… gracias por tu confianza. Hadassa asintió hacia él tomando sus manos, besándolas, y recordando al mismo tiempo, que hace 8 años, cuando Aarón tenía solo 20, había asumido desesperadamente el rei
Año 946 A.c.3 días después de la conquista.Hadassa.Devastación…Podía resumir mi condición y mi alrededor en esa palabra.Ahora mismo no sentía mis pies, y si llevaba la cuenta exacta, este era el tercer día en que caminaba mientras esas escenas horribles ya no estaban expuestas delante de mis ojos, pero pasaban por mi mente cada segundo.Quería llorar, en realidad era el deseo de mi cuerpo sediento y extremadamente cansado. Sin embargo, mis ojos estaban resecos y el aire en mi boca ya quemaba mi garganta.Un tirón de aquella cuerda a la que estaba atada junto con otras personas en una fila, hizo que mis pies perdieran el equilibrio. En dos pasos torpes no pude controlar mi cuerpo por más tiempo, y mis brazos recibieron el mayor impacto de la caída.Quizás en este moment
4 días antes de la conquista…Hadassa…El comienzo…—Pareces distraído… —dije en tono bajo colocándome al lado de mi padre, que estaba viendo hacia el horizonte con las manos puestas en el muro.Tenía días así, lo había detallado durante las comidas, y su silencio en esta instancia, me estaba preocupando ya.—No puedo ocultar nada a la persona más minuciosa que conozco.Sonreí, y luego obtuve una línea un poco más curva de su boca.—¿Qué ocurre? ¿Por qué hay presión en tus hombros? —él negó despegándose del muro, y luego se detuvo delante de mí tomando mis brazos.—Cuánto hubiese deseado que en lugar de tu hermano Caleb, tú ocuparas su posición
4 días después de la conquista.Hadassa.Confusión…Pude escuchar el sonido de un trago pasar por su garganta por la cercanía que tenía ese hombre para conmigo, y aunque me encontraba totalmente llena de miedo, levanté mi barbilla, retándolo con mi mirada.—La muerte… no es castigo para nadie… —su voz era extremadamente gruesa, he hice todo mi esfuerzo por no estremecerme, porque mentiría si dijera que su presencia no consternaba a cualquiera—. Serás mi esclava hasta el día de tu muerte…El hombre se apartó un pasó hacia atrás, y luego llevó su espada a mi barbilla para levantarla mientras sonreía. Pude sentí un poco de ardor en la parte que se clavaba en mi piel, pero no me moví, ni tampoco estremecí mi rostro.Nunca
Hadassa. Adaptación. —Es nuestra oportunidad... Ve al agua —escuché un susurro de parte de Séfora, que no esperó que yo girara hacia ella, porque inmediatamente se metió al agua de forma elaborada.Pude notar que todas supieron de la presencia de ese hombre, pero ninguna de ellas, hizo parecer que lo sabía.Quité mi pie rápidamente del agua y retrocedí unos pasos negándome a mostrarme como un objeto que debía ser elegido por él.Yo no quería ser elegida. Quería desaparecer de este lugar, y no volver a verle la cara a ninguna de estas personas.Me negué a girar de nuevo. No quería ver esos ojos azules ni la risa burlesca que parecía natural en su rostro.Si estas mujeres querían ganarse un lugar con el demonio, yo no iba a ser un obstáculo en lo absol
Hadassa. Encuentro… El sonido de las llamas consumirse, y una especie de olor perfumado, invadió el lugar y mis sentidos por completo en el momento. No quería quedarme estática, no quería observar a este hombre más de la cuenta, pero en este punto, no podía dejar de hacerlo. Él estaba descalzo y podía ver toda su anatomía y complexión. Solo tenía una especie de falda formada por cadenas de acero y un material grueso como de cuero, que rodeaba sus muslos y caderas, mientras su torso se encontraba tinturado por extrañas formas y dibujos que se extendían hasta sus brazos. Su cuerpo innegablemente era formidable, alto y grande. Pero cuando llegué a su rostro, pude detallar como algunas cicatrices débiles resaltaban su expresión malvada. No quería destacar nada que tuviera que ver con él, pero su apariencia era hermosa, quizás por eso lo tenían como a un dios, y tal vez por