Eileen Rossi y Adrien Giordano se conocieron en su adolescencia, un tiempo marcado por la hostilidad y el desprecio. Adrien, con su actitud de mujeriego y su arrogancia, se burlaba del aspecto de Eileen, mientras ella lo despreciaba por su superficialidad y falta de respeto. Eventualmente, sus caminos se separaron, y ambos siguieron vidas distintas. Diez años después, Eileen y Adrien se reencuentran como líderes de las empresas de sus familias, cada uno con su propio compromiso sentimental. El destino los cruza nuevamente a través de un proyecto común. Eileen, ahora una mujer segura y exitosa, despierta en Adrien una fascinación inesperada. Él sigue siendo encantador, con un aire de seductor impenitente. Pero la tensión entre ellos ha cambiado: ya no es solo hostilidad, sino una atracción innegable que amenaza con derrumbar las barreras que ambos han construido. ¿Serán capaces de ignorar lo que sienten y mantenerse fieles a sus promesas, o caerán en la tentación de explorar un nuevo comienzo?
Leer másP.O.V Eileen Siento que algo me da cosquillas en la nariz. En eso despierto. Pero no veo nada. Pongo ambas manos en mi rostro y siento a Tom acostado en mi cara. —Tom, pero ¿qué haces en mi cara? —le digo y lo quito. —Miau —me mira y se acuesta en la cama. —Si te estoy hablando a ti —le digo como si fuera una persona. Me levanto de mi cama. Me voy directo al baño y Tom se mete conmigo. Abro la puesta de la regadera y Tom entra. —Tom, no, es hora de tu baño —lo tomo en mis brazos y lo saco del baño. Abro la llave de la regadera y ajusto la temperatura del agua. Me quito el pijama y entro en la ducha. El agua tibia comienza a caer sobre mi piel. Me aplico champú en el cabello y luego uso una esponja con un poco de jabón con aroma a granada. Al terminar de bañarme, me pongo una camisa oscura sin mangas, unos jeans ajustados y tacones elegantes. Suelto mi cabello y me maquillo de manera natural. Le doy comida y agua a Tom, luego agarro mi bolso y me acerco a la puerta. Al
Escucho mi alarma sonar y la apago con un gesto automático. Me froto los ojos y, al apartar las manos, veo el techo de mi cuarto. Me asomo bajo las cobijas y confirmo que sigo desnudo. Los recuerdos de la noche anterior regresan a mi mente. Recuerdo cómo Citlali insistía en que me tocara para verla mejor, e incluso quería que gimiera. Tuve que fingir, aunque ella nunca lo sabrá. Si se enterara, probablemente se enojaría y me reprocharía que su cuerpo no me provoca lo suficiente. La verdad es que, a veces, sí me provoca, pero solo cuando tengo necesidad. Sé que no suena bien, pero este matrimonio es una cuestión de conveniencia, ya que mis padres tienen una buena relación con los suyos. La verdad es que no tengo intención de casarme realmente. Solo espero encontrar una forma de liberarme de este compromiso que siento como una soga al cuello. En fin, tengo que prepararme para la reunión de hoy. Un nuevo socio de Inglaterra se ha puesto en contacto con mi empresa para discutir un
P.O.V. Adrien Han pasado diez años desde que me fui. Mi padre hace unos años me entregó su empresa. La estuve manejando desde larga distancia. Pero ya era momento de regresar. Todos estos años en la universidad. Fue algo tranquilo y estresante. Me esforcé todo lo que pude y logré mi licenciatura en Mercadotecnia. Lo que necesito para manejar la empresa que ahora es mía. Aunque en Inglaterra no ha sido un solo estudio. Me la he pasado muy bien durante estos años. Conociendo a lindas francesas, son mujeres muy hermosas. Pero también por petición de mis padres y por negocios. Me presentaron a mi prometida. Pero no sé si estoy totalmente convencido de casarme. Mis padres me dijeron que a mis 28 años ya debería de sentar la cabeza. Pero con mi Citlali, no sé si esté convencido, pero todo por qué los negocios sigan bien. —Señor —escucho la voz de mi asistente. —¿Qué pasa, Joel? —le pregunté. Pero prosigo haciendo ejercicio en mi gimnasio que tengo en mi departamento. —Su nue
P.O.V. Eileen El tiempo ha pasado volando. Después de terminar la secundaria, me lancé directamente a la universidad y, con mucho esfuerzo, obtuve mi licenciatura en dirección y administración de empresas. Además, me sumergí en el mundo del modelaje, tomando clases para perfeccionar mi caminar en tacones y aprender todos los secretos de la pasarela. Todo ese aprendizaje ha dado frutos. A mis 24 años, mi padre me confió la dirección de la empresa familiar, y a los 26, sigo manejándola con éxito. Me mudé de la casa de mis padres y compré mi propio departamento, mientras Casandra, mi amiga, se dedica a la fotografía. Es increíblemente talentosa y captura imágenes magníficas. Hoy es un día especial, ya que se inaugura su nueva exposición. Me preparo con cuidado, eligiendo un vestido oscuro, ajustado y elegante, que llega justo por encima de la rodilla. El escote en V y los hombros descubiertos le dan un toque sofisticado. Me pongo unos pendientes delicados y me maquillo de manera
Todos estos sentimientos están mal. Yo estoy mal en pensar y sentir esto. Además, no sé qué es lo que siento realmente. Nunca antes he tenido novio, así que cómo sé que es esto. Para mí que son solo las hormonas de la adolescencia. Pero no voy a caer. Cierro mi diario. Me levanto bruscamente de la cama y agarro una caja donde guardo todas mis cosas que no necesito y lo meto ahí. —Fue un error escribir un diario. —guardó la caja y regresó a la cama, acarició a Tom y ronroneó—. Siempre estarás conmigo, Tom. —Miau —responde y para mí eso es un sí. Cierro mis ojos. Sin pensarlo me quedo completamente dormida. Alguien toca la puerta muy fuerte que me despierta de inmediato. Me levanto como puedo y abro la puerta. —¿Qué pasa? —digo medio adormilada. —Hola, buenos días. Ja, ja, ja te desperté —la risa de mi amiga me despierta por completo. —Me asustaste. Pensé que había pasado algo —le digo mientras me froto los ojos. —Sí, claro, que pasó algo. Arreglarnos para irnos a la
P.O.V. Eileen No puedo creer que mis padres estén del lado de ese idiota. Iba a decirles que no pensaba bailar con alguien como él, porque sabía que solo buscaba humillarme. Y ahora veo que tenía razón. Salgo furiosa al jardín y me alejo sin rumbo hasta llegar a una fuente. Me siento en un pequeño banco, frustrada y furiosa, y tiro mi mochila al suelo. —Eileen, ¿qué pasó? —Escucho la voz tan familiar de mi amiga. No la volteo a ver. Escucho sus tacones, acercarse a mí, se sienta a mi lado—. ¡No me ignores! —Pues, ¿qué quieres que te diga? —Cruzo mis brazos en mi pecho. —¿Dime qué fue lo que pasó? —Veo que pone su mano en mi brazo. —De nuevo, malentendidos con Adrien. —Suelto un suspiro. —Para mí eso es más que malentendidos —no le puedo mentir a ella. —Solo te diré que esta vez fue algo muy embarazoso. Volteo mi rostro para que ella no vea mi enojo, frustración y lo más raro, tristeza. —¡No me digas que te entregaste a él! Volteó de inmediato a verla. Pongo mi ro
P.O.V. Adrien Abro mis ojos, la luz de la ventana me molesta demasiado. Muevo una de mis manos y siento una botella a mi lado. Comienzo a repasar los últimos dos días en mi mente. Los recuerdos empiezan a aflorar. Tras el incidente con Eileen, salí en busca de distracción, buscando perderme en el mundo con mujeres que no fueran un mero sueño. Y lo logré, me divertí de verdad. Recuerdo que llegué a casa casi en estado zombi. Al llegar a la cama, caí rendido al instante. Al día siguiente, me levanté temprano y me fui con mis amigos, celebrando sin parar hasta altas horas de la noche. Agustín me llevó de vuelta porque ya estaba bastante bebido. Ahora entiendo por qué las botellas están por ahí; no quería soltar ninguna. Dejo de recordar y arrastro mi cuerpo hacia la cama. Pongo mis pies en el frío suelo y me dirijo tambaleándome al baño. Abro la llave de la regadera para que salga agua fría y la toco con la mano. Me despojo de la ropa lo mejor que puedo y me meto en la ducha.
P.O.V. Eileen Estoy sentada frente a mi ventana. Pienso en lo que acaba de pasar. Me siento totalmente bloqueada. De tan solo pensar en lo que casi estuvo a punto de pasar. Me levanto y tomo mi diario. “No puede ser, estuve a punto de besarlo, estuve a punto de caer en las garras de ese mujeriego.” Pero claro que lo es, miré por mi ventana cómo se iba. Eileen, debes de mantenerte firme, no debes de caer ante las absurdas tentaciones de él. Piensa, él no es tu tipo. Él solo te va a ver como una presa a la cual tenerla en su casa y después decirle a medio mundo. Haré como si nada pasaba, que vea que no me interesa y que soy una mujer de la cual no caerá fácil.” Cierro mi diario y me levanto. Paso por enfrente de mi espejo. Noto que todavía traigo la camisa de Adrien, reaccionó rápido y sin pensarlo me la quitó. La tengo en mis manos, la miro atentamente, me la acerco a la nariz y me llega el olor de su colonia. Pero en eso reaccionó por lo que estoy haciendo. Tiro la camisa al p
P.O.V. Adrien Después de tres interminables horas atrapado en las regaderas, el conserje finalmente se despertó y me liberó. Salí corriendo con la esperanza de alcanzar a Lizbeth, pero ya había desaparecido. En su lugar, encontré una nota que decía simplemente: “Poco hombre”. Esa nota no hizo más que aumentar mi malestar. La verdad es que no pude dormir pensando en lo que me esperaba. Al llegar a la escuela, me recibió una tormenta de risas y burlas. Mi madre había tenido razón al decirme que no debía hacer más olas con Eileen. Decidí seguir su consejo y mantenerme alejado de esa niña para evitar más problemas. Ignoré a Eileen todo el día, decidido a evitar cualquier confrontación. No quiero complicaciones adicionales. Al regresar a casa, me sumerjo en los folletos de la universidad de Oxford. La idea de mudarme a otro lugar para asumir el control de la empresa de mi padre se siente cada vez más inminente. Miro el calendario y calculo los días que faltan. La fecha de mi part