El agua caliente cae sobre mi piel, aliviando el cansancio. Cojo mi mini jabón y me lavo el cabello, luego el cuerpo. Me empiezo a sentir mejor cuando escucho pasos en el vestidor. Cierro la llave de la ducha, mi corazón late un poco más rápido mientras me pregunto quién está cerca.—Casandra, ¿puedes pasarme mi toalla, por favor? —grito para que me la alcance. La veo deslizar la toalla por encima de la puerta de cristal de la regadera. La tomo y empiezo a secarme el cabello, envolviendo mi cuerpo en la toalla antes de abrir la puerta.Camino hacia el banco donde dejé mi mochila. De repente, siento una mano en la parte descubierta de mi espalda.—¡Ya basta, Casandra! ¿Qué estás tramando? —digo mientras tomo la mano, notando la textura inusual. Al mirar, me doy cuenta de que no es Casandra, sino la mano de un hombre. El suelto rápidamente y me doy la vuelta, mis ojos se agrandan al ver a Adrien el chico mas atractivo de la escuela—. ¿Qué diablos estás haciendo aquí?Él me observa, sorp
P.O.V. AdrienEstamos en nuestro entrenamiento de fútbol americano. El entrenador nos exige demasiado y más a mí porque estoy por graduarme. Quiere que me esfuerce para poder entrar al equipo de la universidad.Llevamos una hora entrenando y estoy ya algo cansado. Pero me ayuda a mantener mi figura. Además de que es buena forma de desquitar mi estrés que causa Eileen.Me acerco a dónde está mi botella de agua. Me quito el casco. Comienzo a tomarle y en eso, volteo a ver hacia donde está la pista de atletismo, veo a las chicas que se paran para verme y saludarme.Para seguirles el juego, me echo agua en la cabeza. En eso mis amigos se acercan a mí. Notan que estoy mirando a las chicas y ellos las saludan y yo también. En eso veo que también está Eileen ahí. Se detiene, pero solo mira un poco y sigue con su trote.—¡Ja, ja, ja ves, te lo digo, amigo, a ella es a la única que no podrás convencer porque mira a las demás que hasta se olvidan de todo! —Damián no deja su sarcasmo.—Cuánto ap
P.O.V. EileenTraigo a mi pequeño Tom, mi gato, que me regalaron mis padres hace un año. Él es mi más fiel amigo, siempre me ayuda a aliviar el estrés y la rabia.Pero esta vez, lo necesito más que nunca. Solo recordar lo que pasó hace unos momentos me revuelve el estómago. “¿Cómo pudo hacerme esto?”Me paseo por la habitación con Tom en mis brazos, escuchando su ronroneo reconfortante. Me gusta ese sonido; es lo único que calma mi mente agitada. Lo coloco en el suelo y me acerco al escritorio, buscando consuelo en mi diario.Abro el cuaderno y escribo con mano temblorosa:“Hoy ha sido el colmo, todo por culpa del imbécil de Adrien.Tuvo el descaro de entrar en las regaderas de las mujeres y empezar a tocarme. Me sentí como una de sus meretrices. Lo que más me desconcierta es que mi mente se bloqueó en ese momento. No entiendo lo que me ocurrió.Sentía temor, pero una oleada de adrenalina recorrió mi cuerpo. Cuando colocó su pierna entre las mías, no sé cómo describirlo: fue una exper
P.O.V. AdrienTomo mi llave y abro el cajón donde guardo mi diario. Lo coloco en el escritorio y me siento, con el corazón palpitando. Tomo un lápiz y abro una nueva hoja.“Otro día, otra vez lidiando con Eileen. Pero hoy se pasó de la raya. ¿Cómo se atreve a darme una cachetada? Odio la desobediencia. Si fuera otra mujer, la tendría aquí en mis rodillas, castigándola sin piedad. Pero no puedo hacer eso.Aparte de eso, no entiendo qué me pasó. Cuando estábamos en el baño, hubo un momento en que perdí el control. No sé qué me ocurrió. Tal vez era porque hacía días que no me liberaba de esta tensión.Esa sensación fue rara, casi eléctrica, cuando toqué su piel. Pero lo que realmente me descontroló fue cuando estuve tan cerca de su cuello. Ese aroma, tan dulce y delicado, su respiración irregular; todo eso hizo que mi cuerpo reaccionara de una manera inesperada. Y ni hablar de cuando, por error, metí mi pierna entre las suyas. Sentí cómo todo se intensificaba.”No entiendo qué me pasó. E
P.O.V. Eileen Al día siguiente llegamos a la escuela y veo a ese grupito de idiotas. Damián tiene el descaro de sonreír y hacerme una seña, obsena con el dedo. Sé bien de que se está riendo. Me voy rápidamente hacia mis clases. Escucho los tacones de Casandra detrás de mí. Muy apresuradamente. —Ey, no ves que traigo tacones y te vas corriendo —Me detiene al estar cercas de la clase de biología. —Pues no es mi culpa de que te guste usar esas armas en los pies. Sabes que te lastimas mucho con eso —digo y las dos entramos a la clase. —Lo qué pasó ayer si te hizo molestar mucho. Pero dime qué tienes planeado hacer. —Ella me mira. —Solo necesito que me ayudes con algo —Pongo una enorme sonrisa. —¿Qué tienes en mente? —Veo que ella duda en decirme. —Solo necesito que me digas con quién va a salir Adrien en estos días. —Ella me mira confundida. —Ja, ja, ja, no me digas que vas a ir a reclamarle ahí. —Pongo una cara seria ante semejantes idioteces, dice mi amiga. —Casandra, en vec